viernes, 17 de noviembre de 2017

Arquitectura con conciencia sustentable

ANA KARINA VARGAS SALAZAR

ARQUITECTURA CON CONCIENCIA SUSTENTABLE

Abstract  

Este ensayo plantea el concepto de una arquitectura con conciencia y responsabilidad ética desde el punto de vista sustentable, donde no sólo los profesionistas relacionados con el tema somos co-responsables de la resolución de los problemas ambientales que hoy en día nos han afectado, este artículo quiere fortalecer la reflexión de que cualquier persona con el poder de tomar decisiones que intervengan con el proceso de construcción requiere orientarse hacia un modelo de ética ambiental. Es decir, necesitamos entender que para lograr una conciencia colectiva dentro de este tema, se requiere empezar desde las raíces, donde la educación es tema esencial para la formación de los nuevos profesionistas que vinculen directamente la preservación ecológica con el sustento ético. De forma que la percepción y aplicación de postulados socialmente responsables deseados, dependerá de los nuevos paradigmas de la educación que se logren.
Palabras clave (Key words):
Arquitectura responsable, ética ambiental, desarrollo sustentable y social, conciencia colectiva, criterios sustentables, sustentos éticos.

1. Introduccion.
Las consecuencias de nuestros actos irresponsables con el medio ambiente aún no se han hecho del todo presentes en nuestro planeta, pero no faltará poco para que las personas empiecen a notarlo. Por ello, a través de este ensayo se busca impulsar una consciencia colectiva sobre la necesidad de preservar un equilibrio (social, económico, productivo, etc.) que nos permita aplicar criterios sustentables en nuestra vida diaria, tomando en cuenta que esto no involucra solamente a los arquitectos que ejercemos parte de la responsabilidad de brindar construcciones más favorables y de menor impacto en su entorno; sino a cualquier ser humano que es partícipe del desarrollo de una ciudad y por ende, de una ciudadanía.  
La solución ante esta crisis no dependerá solamente de que las personas aprendan a mejorar el uso de los recursos naturales y a que los profesionistas relacionados al sector de la construcción consideren una arquitectura de menor impacto en el ecosistema; sino también de encontrar sustentos éticos que nos ayuden a aportar en el pensamiento social, marcando paradigmas en nuestro desarrollo educativo que fomenten la racionalidad ambiental como parte esencial de una relación sana y constructiva con la naturaleza, con el fin de lograr garantizarles a las nuevas generaciones un mejor futuro. 
Ante eso, la intención principal de este ensayo al crear una conciencia eventualmente colectiva nos lleva a dirigirnos a un proceso de compresión, donde la importancia de responsabilizarnos ante esta crisis ambiental se haga presente y el interés por la conservación de nuestro medio ambiente no quede solamente en palabras, sino en acciones. Abordando el problema desde la raíz podremos darnos cuenta que será aún más un tema de desarrollo social, ya que nuestros valores y nuestros derechos como ciudadanos empiezan al enaltecer nuestra dignidad humana desde el lugar al que pertenecemos.
2. Desarrollo
1. La falta de interés y de incentivos como problemática para lograr arquitectura sustentable.
Los arquitectos somos en parte los co-responsables de ofrecer una alternativa ante los graves problemas ambientales que han surgido en nuestro siglo.  Existen certificaciones que evalúan en el diseño, operación y mantenimiento de los edificios, pero el problema es que actualmente existe mucha resistencia en el tema, tal vez derivado de que se piensa que los costos son mayores en la implementación, comparado con un edificio convencional. 
A medida que nuestro planeta se vuelva más incómodo será más difícil abastecer a la población, pues si consideramos el aumento cada vez mayor del calentamiento global y claro, la sobre explotación de nuestros recursos, podemos darnos cuenta que es nuestra ignorancia sobre el tema la que nos puede llevar al desastre. Lo que debe estar claro es que un espacio habitable no debe estar peleado con el medio ambiente y quien lo habita tiene la tarea de continuar con esta responsabilidad, como se menciona en el texto Reflexiones sobre la arquitectura sustentable en México: “La industria de la construcción absorbe el 50% de todos los recursos mundiales, lo que la convierte en la actividad menos sostenible del planeta. Sin embargo, la vida cotidiana moderna gira alrededor de una gran variedad de construcciones. Vivimos en casas, viajamos por carreteras, trabajamos en oficinas y nos relacionamos en cafeterías y bares. [...] Es evidente que algo debe cambiar, y los arquitectos, como diseñadores de edificios, tienen un importante papel que desempeñar en ese cambio.” (Edwards, 2004: 1).
Por lo que no basta con reformular el modo de construir en la arquitectura, es necesario reconstruir las bases de la formación académica para crear profesionistas que ya traigan consigo un criterio propio tanto ecológico como ético que pueda aplicar en su vida diaria como arquitecto y como habitante.
Los arquitectos no podemos llegar a imponer un nuevo criterio de diseño que sea sustentable, solamente la sociedad es quien tiene el poder de exigirlo. Dicha problemática nos invita a reconsiderar la postura Aristotélica que nos habla de una razón prudencial, donde el beneficio no está siendo equitativo ya que al pensar más en nuestras comodidades físicas estamos afectando los beneficios del bienestar global, que en este caso es obviamente el medio ambiente. La idea entonces es encontrar ese justo medio donde podamos habitar de manera cómoda y sin un mayor impacto en nuestro propio beneficio (llámese incremento en costos o disminución en nuestros lujos) y a la vez podamos preservar de forma digna el medio ambiente con nuestro estilo de vida. En otras palabras, la solución propuesta es mantener nuestra calidad de vida pero con consciencia y actos responsables, para los arquitectos construir en base a la reglamentación de edificaciones ecológicas, y para los habitantes tener los cuidados necesarios como no emitir C02 como principal fuente de contaminación y causa del calentamiento global.
Estos graves problemas presentados anteriormente derivan de la falta de interés ambiental, y por lo tanto competen en un gran porcentaje a la dignidad y desarrollo humano, porque se pone en duda el grado en que las personas nos estamos comportando de manera realmente humana ante esta irresponsabilidad social. 
2. Arquitectura responsable a través de la educación.
Es necesario hacer cambios en la educación, orientándola a bases más sustentables, donde la formación de los nuevos arquitectos impacte más en el desarrollo moral al crear una conciencia individual sobre nuestros actos y sus consecuencias ante el cuidado de nuestro planeta para el beneficio integral de las personas, es decir, formar profesionistas que tengan como base beneficiar al mayor número de personas para poder beneficiarse uno mismo. Ante eso, la propuesta es evolucionar de un modelo tradicional hacia un proceso integrado donde se fomente el trabajo en equipo y la comunicación, lo que incluye el desarrollo social de forma igualitaria, equitativa y libre de exclusiones y discriminación; tal como Kant planteaba en su meta moral: buena voluntad. Cada persona es por sí mismo valioso y el respeto al ser humano debe ser visto como un fin y no como medio. 
No basta con enfocarnos en el proceso metodológico del modelo, sino que es necesario comprender los cambios de paradigmas, donde la educación será tema esencial para formar el ‘nuevo arquitecto’ que compartirá conocimientos y habilidades, complementado de una conciencia colectiva en la que el criterio ético tendrá fuerza: “Esto implica que el proceso integrado no va a ocurrir simplemente porque sentamos a arquitectos e ingenieros en la misma mesa con el objetivo de trabajar juntos – incluso entregándoles métodos y herramientas para asistir este trabajo – sino que es necesario que sucedan cambios más profundos. Uno de estos cambios debe ocurrir en la educación. (Trebilcock, 2009, pág. 11) del libro Proceso de Diseño Integrado: nuevos paradigmas en la arquitectura sustentable.
Esta perspectiva se relaciona en gran parte al desarrollo social y sostenible, ya que se rige por implementar sustentos que propicien el crecimiento académico, de liderazgo, de formación, de comunicación y de interés y cuidado por el medio ambiente, poniendo en primer lugar como responsables a las instituciones, capaces de fomentar la reflexión y garantizar un nuevo nivel sociocultural en los próximos profesionistas.
3. Sociedad sustentable.
El concepto de una sociedad sustentable parte desde la idea de creer en el crecimiento social, económico y ecológico que permitirá reforzar los planes de desarrollo en los cuales las condiciones de desigualdad en los ingresos y distribución de los recursos se eliminará y con ello, se luchará contra la pobreza, tal como lo indica López Bernal en su libro La sustentabilidad urbana: “Una sociedad sustentable representa un alto grado de utopía presente y futura; Pero si la sociedad logra transformar, entre un 10% o un 20%, los presentes estados de insustentabilidad de la sociedad, será un logro importante en la construcción de estados más equitativos y eficientes.”
El desarrollo de este concepto exige estipular la importancia y prioridad de acciones que mejoren las relaciones entre las situaciones humanas, los principios de sustentabilidad urbana y los valores que puedan facilitar la comprensión de las normas de interacción, contribuyendo de esta forma a brindar a las sociedades la facultad de formular decisiones prudentes y efectivas para su futuro. Evidentemente, la postura Aristotélica se relaciona directamente con el tema, al profundizar sobre la regla del término medio en la que se busca un equilibrio: elegir entre el exceso y el defecto, en eso consiste la facultad de ser virtuoso con el fin de encontrar la mejor felicidad, donde en este caso el impacto de qué tanto podamos satisfacer las necesidades actuales de nuestras generaciones deberá equilibrarse el modo en el que no comprometamos el futuro para las siguientes generaciones. 
“Las ciudades son el escenario perfecto para construir respuestas en torno a la sustentabilidad, como imperativo ético y al desarrollo sustentable como utopía colectiva de la humanidad.” (López, 2007, pág. 10)
4. Responsabilidad colectiva y sus alcances.
Al movilizar la responsabilidad colectiva podemos ser capaces de hacer frente al conjunto de graves problemas y desafíos a los que se enfrenta la humanidad actualmente, apostando por la cooperación y la defensa del interés general. 
 Por lo que se manifiesta la necesidad de transformar nuestro sistema socioeconómico y educativo en un sistema de una sociedad global que replantee las relaciones de humanos entre sí y con el medio ambiente, defendiendo su interés general y exigiendo su cooperación, donde se estimule el bienestar imparcial (postura utilitarista que propone una razón calculadora al basarse en que el principio de la moralidad es la mayor felicidad para el mayor número de personas) y dicha felicidad en la sociedad (máximo placer para el mayor número de personas se identifica como un acto desinteresado e individualista. Como menciona Rachels en Introducción a la filosofía moral: “La idea básica es que los intereses de todos son igualmente importantes; desde un punto de vista moral, no hay personas privilegiadas. Por tanto, cada uno de nosotros debe reconocer que el bienestar de otras personas es tan importante como el nuestro.”
Dicha transformación por un presente y futuro sostenible exige de todos los actores sociales romper con la indiferencia hacia un ambiente considerado insensible a nuestras “pequeñas” acciones; la ignorancia de la propia responsabilidad; la búsqueda de soluciones que perjudiquen a otros; los desequilibrios no son sostenibles. 
Entre muchas más razones, es por esto que se propone reformular nuestro desarrollo como como habitantes al exigirnos una participación ciudadana que estimule el interés global por un beneficio global, tanto en la labor académica de los educadores como en el seno de las familias jóvenes, además de las normalizaciones que el gobierno podría exigir como obligaciones ante el medio ambiente, una responsabilidad tal como lo menciona Vilches, A en su artículo La sostenibilidad como revolución cultural, tecno científica y política: “Es imprescindible una implicación generalizada de la ciudadanía que aún no se está dando suficientemente; ha de seguir creciendo la exigencia y puesta en marcha de medidas urgentes y efectivas (…) los retos a los que nos enfrentamos exigirán la más amplia participación ciudadana para forzar los cambios necesarios. Por ello, la labor primordial hoy de los educadores es vincular la enseñanza de su campo específico con la promoción permanente de un activismo ciudadano fundamentado para el logro de la transición a la Sostenibilidad. Esa es nuestra grave e inexcusable responsabilidad… y nuestro reto más urgente y apasionante.” (Vilches, A., Pérez, G., Toscano, J.C. y Macías, O., 2017)
El reconocimiento mundial de la existencia de una aguda crisis ambiental, no sólo ha sido un preocupante llamado de alerta ante la pérdida de recursos y la contaminación, sino que también ha conducido al reconocimiento de una crisis de nuestra misma “civilización”. Donde más allá de una crisis ambiental, existen crisis sociales donde partes de nuestra sociedad son ignoradas y excluidas, Esto se relaciona con la postura Kantiana al resaltar la dignidad humana de las personas, pues Kant argumentaba que “cada persona es feliz a su manera, ser persona es por sí mismo un ser valioso y por ende las personas no tienen precio, tienen dignidad”, ya que al tocar problemas sociales como la marginación y segregación, son temas donde la arquitectura es responsable y requiere integrar a estas zonas marginadas dentro de su plan de sostenibilidad y justicia social. 
La solución de esta crisis no depende solamente de la recuperación o el mejor uso de los recursos naturales, o en la expansión de un invento tecnológico que logre minimizar el desastre, sino que tiene que buscarse en el sustento del pensamiento social y económico, en los nuevos paradigmas de las ciencias y de la educación y en la percepción y aplicación de los postulados éticos y educativos del desarrollo que queremos. 
Por ello, se propone dar un impulso particular a las ciencias, desde bases éticas y visiones creativas, de manera que se fortalezcan sus logros, aportando su sustento a los requerimientos de la construcción de la racionalidad ambiental, a la relación sana y constructiva con la naturaleza, a la identificación de las necesidades de nuestro propio desarrollo científico, construyendo una amplia plataforma de conocimientos integradores que nos permitan comprender, ampliar y profundizar nuestro potencial hacia el futuro.
“Las propuestas para el diseño y puesta en marcha de un desarrollo sustentable (…) las luchas por mayor justicia social y por una verdadera participación de todos los seres humanos en los procesos del desarrollo, son puertas abiertas para ingresar a una nueva etapa de búsqueda de la paz con la naturaleza, de la finalización de una guerra que nunca debimos declarar, y del establecimiento de postulados éticos y educativos para lograr un equilibrio dinámico y de armonía real entre la sociedad y la naturaleza.” (Trellez, E. pág. 224)
3. Conclusiones
La sociedad con conciencia ética y sustentable tiene un reto fundamental en este terreno, pero en su camino debemos ser nosotros los arquitectos quien la acompañemos en los procesos educativos, en la acción constructiva de esta nueva transformación. Sus aportes deben apoyar nuestro pensamiento y nuestras acciones con elementos clave, con consideraciones sobre los nuevos valores en la necesaria integración de los seres humanos con la naturaleza.
Ante eso, es primordial contar con sustentos éticos que fortalezcan las propuestas de diseño para una sociedad sostenible, tanto para los profesionistas que estamos relacionados muy de cerca con el impacto arquitectónico en el medio ambiente como para las demás personas que pueden llegar a aportar su granito de arena al aumentar esta consciencia colectiva. 
No podemos garantizar que en un futuro el planeta no haya resentido aún más la mano del hombre sobre la naturaleza, pero podríamos garantizar una evolución en la forma de pensar y de formarse entre los seres humanos.  

4. Referencias 
Referencias básicas:
1.- Dueñas Del Río, A. (Dic 2013) Reflexiones sobre la Arquitectura sustentable en México. Revista Legado de Arquitectura y Diseño, núm. 14, 2013, pp. 77-91, Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=477947373007

2.- López Bernal, O. (enero 2007) La sustentabilidad urbana. Revista Bitácora Urbano Territorial, vol. 1, núm. 8, 2007, pp. 8-14, Universidad Nacional de Colombia, Colombia. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=74800801

3.- Trebilcock, M. (Dic 2009) Proceso de Diseño Integrado: nuevos paradigmas en la arquitectura sustentable. Arquiteturarevista, vol. 5, núm. 2, 2009, pp. 65-75, Universidade do Vale do Rio dos Sinos, Brasil. Extraído de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193614470001

4.- Trellez, E. (2009) Ética, vida, sustentabilidad,Tipos Futura S.A. de C.V.,2002, México. [artículo en línea]. OEI. ISBN ISBN 968-7913-21-5

5.-Vilches, A., Pérez, G., Toscano, J.C. y Macías, O. (2017). La sostenibilidad o sustentabilidad como revolución cultural, tecnocientífica y política. [artículo en línea]. OEI. ISBN 978-84-7666-213-7 [Fecha de consulta: dd/mm/aa].  http://www.oei.es/decada/accion.php?accion=000


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