lunes, 30 de abril de 2012

Ensayo final : La ética del cambio climático , por Maria Jose Ruiz Cisneros

La ética del cambio climático

María José Ruiz Cisneros
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La ética del cambio climático

¿Alguna vez te has cuestionado acerca del mundo en el que vivirán tus hijos y nietos?, ¿Haz logrado entender que  es responsabilidad de cada quien estar consientes de que lo que hagas hoy repercute en el mañana? Una problemática social actual que merece de suma atención es el problema ambiental. Es responsabilidad de nosotros como individuos que formamos parte de una sociedad cuidar el lugar donde habitamos para de esta manera poder brindarles a aquellos que vienen después un mundo limpio y puro.

El propósito de este ensayo es informar al lector acerca de los notorios y negativos cambios que ha sufrido el planeta tierra en los últimos años por causa de nuestras acciones. Así mismo, es importante crear una  relación estrecha con el hecho de que el deterioro del medio ambiente es hoy en dia un fuerte problema ético ante el cual es necesario actuar con prontitud. Este se considera un ensayo ético debido a que dentro del mismo es necesario juzgar sobre los actos humanos, para de esta manera determinar si son buenos o malos, justos o injustos.

Las causas del cambio climático son primordialmente generadas por nosotros los humanos. El problema ético radica en nuestra carencia de preocupación por el proteccionismo ambiental y la falta de conciencia con la cual no sólo vivimos si no también actuamos. Estamos desacostumbrados a pensar en todas y cada una de las consecuencias que el daño al planeta   traerá a la humanidad en su conjunto.


Individualismo afectando al medio ambiente

Amitai Etzioni acepta un individualismo entendido como autonomía personal y libertad de decisión (Etzioni, 2007).  Sin embargo, si analizamos al individualismo desde el punto de vista en donde los intereses del mismo son los únicos que importan, nos encontramos ante un conflicto de magnitud ya que  es también lógico pensar que el individuo y la comunidad en la que éste vive se necesitan mutuamente.

El individualismo es enfatizar en la importancia crucial del ser humano y los intereses individuales ante lo social, es decir, “Primero son los individuos y después la sociedad”. (Pérez, 2002, pág. 20)  

Así también, el individualismo tampoco reconoce la responsabilidad para con otros individuos autónomos que aun no existen, refiriéndonos a las futuras generaciones. Es de aquí de donde viene la problemática ambiental,  del no pensar en el qué sucederá si hacemos o no esto y/o aquello. Desafortunadamente somos seres reacios al pensar en que el sujeto y el objeto social no son cuestiones individuales si no colectivas.


Diacronía social como factor constitutivo del problema ambiental

El problema ambiental es un gran reto que necesita de variadas y prontas soluciones. En los últimos años la superficie terrestre se transformó entre un 30 y 50%,  lo que ocasionó el cambio de los suelos y la quema de hidrocarburos. (Nañez, 2003, pág. 25). La temperatura media de la superficie terrestre subió más de 0,6oC y no obstante aun se estima que aumentará de nuevo entre 1,4oC y 5,8oC para el año 2100 lo cual es preocupante. (COP, 2007).

Uno de los grandes y muy frecuentes problemas en la cuestión ambiental es que como seres humanos no logramos darnos cuenta que la sociedad vive a través de las generaciones, convirtiéndonos en seres incapaces de pensar en las repercusiones de nuestras acciones lo cual nos impide actuar a conciencia y lo que se convierte en un fuerte problema ético.

La forma en que día tras día contaminamos el medio ambiente por medio del uso del automóvil, de pesticidas, de tirar basura en las calles, entre otras acciones poco favorables y beneficiosas,  han perjudicado irreversiblemente al planeta en el que vivirán nuestros hijos y nietos.

Desafortunadamente, el nivel del mar ha incrementado significativamente,  esperándose  que aumente 18 cm más para el año 2030, 44 cm para el año 2070 y aproximadamente 65 cm para el 2100. La tasa incremental es aprox. de 3 a 6 veces más rápida que la de los últimos cien años y aun así no logramos entender que esto nos puede llevar a la extinción de la especie humana. (Nañez, 2003, pág. 26)

Es hoy en día normal que nos olvidemos del hecho de que la sociedad es un sujeto diacrónico. Para una más amplia comprensión, es necesario entender el significado de esta palabra. “Diacrónico” se dice de los fenómenos que ocurren a lo largo del tiempo, a oposición de lo sincrónico (Diccionario de la Real Academia Española, 1992). El tiempo futuro es también un factor de interpretación de la realidad ya que la sociedad actúa también en el futuro por medio de todas las acciones de efecto diferido a largo plazo. Es por eso que la diacronía se considera como un asunto fundamental en el moderno discurso sociológico. El asunto que descubre directamente la diacronía social como factor constitutivo es el estudio de los problemas ambientales.
(Pérez, 2002, pág. 18)
 
Dentro del libro Diez temas de sociología se resalta también el objeto conocido como “mestizo diacrónico”, que es el yo inclusivo proyectado en el tiempo hacia las futuras generaciones que resulta en un “nosotros –siempre”, en donde el  objeto y meta para la que trabajo y para la que procuro felicidad es el  yo que hay en los que vienen después: mis hijos y los hijos de los demás. (Pérez, 2002, pág. 21). Este objeto nos muestra que es posible la existencia de una mayor preocupación por los que vienen al mundo después de nosotros. En base a este concepto, podemos crear una conciencia duradera, en donde eliminemos poco a poco el problema ético y un tanto egoísta al solo pensar en nuestro propio bienestar. Si comenzamos por aceptar que nuestro bien es también el bien de los nuestros, la situación ecológica tendría fuertes posibilidades de mejorar.
 
Es necesario tener un reconocimiento de la realidad social y ser capaces de profundizar en la esencia de las cosas y en los hechos que existen ya detrás. No es justo pensar únicamente en el yo y en el ahora, dejando “a la deriva” a las futuras generaciones.

Utilitarismo ofrece posibilidades de mejora

La postura utilitarista juega un papel importante dentro del desarrollo del cuidado ambiental. Es necesario preguntarnos ¿qué acciones son correctas?, ¿qué cosas son buenas? , para de esta manera entender la estrecha relación entre ambas cuestiones.

Dentro de esta teoría creada por Jeremy Benthman y Stuart Mill durante el siglo XVIII y XIX, se definió como acciones correctas aquellas que producen el mayor bien. El bien tiene el significado de felicidad, en donde las acciones se juzgan como correctas o como incorrectas según sus consecuencias. (Rachels, 2007, pág.167)

Sabemos que tirar basura en las calles, no utilizar la bicicleta prefiriendo el uso constante del automóvil, desperdiciar el agua, el uso frecuente de pesticidas, etc. son acciones que no traen consecuencias positivas al medio ambiente y por ende a los que habitamos en el. Estas acciones según el utilitarismo, son acciones incorrectas debido a que no producen el mayor balance posible de felicidad sobre la infelicidad.

El utilitarismo podría ser prometedor para una mejora. Esto se logra comprender en base a una sencilla reflexión acerca de que un ser humano que cuenta con ideas utilitaristas no perjudicaría tan fácilmente al medio ambiente, ya que sería un ser capaz de evaluar las consecuencias  de sus actos como por ejemplo el uso de la bicicleta, contribuir a la reforestación, etc., en donde lo importante es la cantidad de felicidad o de infelicidad que se crea para el y los demás, siendo el resto irrelevante.


Justicia e igualdad para el yo y los demás 

La justicia en sentido ético se percibe también como una capacidad del ser humano para juzgar en cada momento lo que es justo y lo que no. (Martínez, 2002, pág. 159)

Así mismo dentro de su teoría, John Rawls  definió el sentido de justicia como la capacidad que tenemos para juzgar cosas como justas, apoyar esos juicios en razones, actuar de acuerdo con ellos y desear que otros actúen de la misma manera.  Este proceso se da dentro de una sociedad la cual el mismo Rawls define como una asociación más o menos autosuficiente de personas que en sus relaciones reconocen ciertas reglas de conducta como obligatorias y que en su mayoría están de acuerdo con ellas. (Rawls, 1971, pág.18)

Como personas racionales, iguales y libres no debería de ser mucho pedir el entender  que lo que hagamos ahora repercutirá en el futuro, obligándonos a ser personas  que piensen en los demás, en una sociedad como conjunto y no como un solo individuo,  apoyándose siempre en la pregunta de si lo que hago es justo o no para mi y para los demás.

La igualdad entre los miembros de una sociedad se encuentra estrechamente ligada al concepto de justicia. En el libro V de la Ética a Nicómaco, Aristóteles distingue la justicia como una virtud genérica, definiendo tres tipos de justicia los cuales ligó estrechamente con la noción de igualdad:

“Lo injusto implica desigualdad, así también lo justo implica igualdad” (Aristóteles, 1131a).

Esto mismo nos permite reflexionar que no únicamente es injusto que no pensemos en aquellos seres humanos que habitarán el planeta cuando quizás nosotros ya no estemos presentes, si no es también una fuerte cuestión de desigualdad heredarles un planeta que pronto podría ser inhabitable. Todos tenemos los mismos derechos de disfrutar un día soleado y de un día lluvioso, de la playa y de la selva, y esto por que todos somos iguales. Una reflexión tomando en cuenta estos dos importantes conceptos dentro del tema ambiental  nos debería de permitir darnos cuenta de que todos merecemos vivir en las mejores condiciones, aun los que no se encuentran todavía presentes.

Para finalizar, es importante entender la magnitud del problema ético al que nos estamos enfrentando. Si continuáramos por no hacer nada al respecto sin ser capaces de ver las consecuencias de nuestros actos a largo plazo, el daño podría ser ya irreversible. Esto último implicaría encontrarnos en la terrible situación en donde ya sea demasiado tarde. Es necesario entender que el problema ambiental constituye a un factor diacrónico, el cual necesita ser detenido a la  brevedad. 

Es importante dejar a un lado el individualismo para preocuparnos por la sociedad como conjunto. Saber que la justicia y la igualdad son valores fundamentales que vienen de la mano nos rectifica el hecho de que todos somos merecedores de vivir en un mundo de calidad.

Lograr una reflexión personal y constante acerca de nuestras acciones nos permitirá ser capaces de determinar si nuestras acciones son buenas o malas dependiendo de que tan beneficiosas sean para nosotros y para los demás.

Considero que si logramos actuar en base a esto previamente mencionado, definitivamente existe el poder de tener una mejor calidad de vida para nosotros y para los que aun están por llegar.









Bibliografía


Aristóteles y Martínez C., J. (2001). Ética a Nicómaco. España: Alianza Editorial.
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP). Cámara de Diputados LX Legislatura [En línea]. Recuperado el 27 de febrero del 2012 de http://www.diputados.gob.mx/cedia/sia/spe/SPE-CI-A-24-07.pdf
Cortina, A y Martínez N, E. (2002). 10 palabras clave en ética. Navarra, España: Verbo divino.

Etzioni., A. (2007). La dimensión moral. Hacia una nueva economía. Madrid, España: Palabra.

Ñañez M., E.(2003). Cambio climático y océanos, desafío para el siglo XXI. Colombia: Fundación Universitaria Manuela Beltrán. Recuperado de http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=30400305

Pérez A., J. (2002). Diez Temas de Sociología. Madrid, España: EIUNSA.

Rawls, J., (1971). Teoría de la Justicia.  México: Fondo de Cultura Económica

Real Academia Española (1992). Diccionario de la lengua española (21 ra Ed.) Madrid, España: Espasa-Calpe

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