miércoles, 27 de noviembre de 2019

La Ética en el Diseño Sustentable Jacqueline Alvarez

Jacqueline Álvarez Camarasa
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La Ética en el Diseño Sustentable
Eco-friendly, green, zero-waste … son palabras que atiborran y condicionan al consumidor del siglo XXI. ¿Pero qué significa que un producto sea realmente sustentable? ¿A caso se obtienen más ventas simplemente por poner etiquetas color verde o empaques de cartón? ¿Habrá ética profesional detrás de estas máscaras o es sólo moda? La tesis de este ensayo explicará la importancia de la ética en el diseño, como clave para la elaboración de productos sustentables. 
El objetivo es determinar la importancia de la ética en todas las etapas de la vida de un producto, desde que es ideado por un diseñador, hasta que pasa a manos del usuario. Los pasos por los que se llevará a cabo el ensayo serán: definir conceptos clave, analizar las categorías éticas indispensables en cada etapa y delimitar quienes pueden hacer cambios significativos para alcanzar la ética en la sustentabilidad y cómo se puede lograr.
La trascendencia de este tema nos concierne a todos, porque somos consumidores y diseñadores de un mundo donde el agotamiento de recursos, la contaminación y el consumismo colectivo incrementan a pasos agigantados, comprometiendo así la calidad de vida y bienestar de las presentes y futuras generaciones. Es indispensable analizar esta cuestión desde un punto de vista ético, porque sólo así podremos indagar y proponer cambios alcanzables que sumen al bienestar social y la dignidad humana.

Palabras claves:Ética, Sustentabilidad, Diseño Sustentable, Conciencia Social, Bienestar, Utilitarismo, Consumo ético.




Desarrollo
Al abordar esta problemática, la pregunta común es ¿en quién recae la responsabilidad ética que implica la sustentabilidad, en el consumidor o en el diseñador? Para descifrarlo, comencemos por definir conceptos clave que aclararán el panorama. 
La ética, es la ciencia filosófica y crítica a través de la cual, de manera autónoma, desarrollamos las mejores razones ante un problema moral. Es por esto que ésta marcará la pauta central del ensayo. Por otro lado, el diseño industrial se define como, “una actividad profesional ocupada en satisfacer necesidades por medio de objetos; es un factor que transforma y conserva la cultura a través de la materialidad.” (Encino, 2014). Es decir, que al ser un oficio que propone soluciones a problemas que impactan en el desarrollo colectivo, debe ser regulado por la ética. Ahora bien, el concepto que falta añadir es el desarrollo sostenible, que busca “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”. (Bartlett,1969).
 Actualmente la vida útil de un celular es de dos años. Después, es frecuente que empiece a dar problemas y que su reparación puede costar hasta un 40% de lo que valdría comprar uno nuevo. “Si no existiera la obsolescencia programada, un teléfono móvil tendría una vida útil de 12 a 15 años” (El País, 2018). Dicho esto, podemos observar que la problemática es clara: existe una falta de conciencia ética en el diseño, que se practica con el fin de satisfacer necesidades sociales presentes, comprometiendo así, el futuro y la calidad de vida de las siguientes generaciones. Tristemente, éste es sólo un ejemplo de millones de productos que se fabrican con obsolescencia programada, alimentando así el poder de las empresas y la ambición de los diseñadores de la industria. 
El hecho de que no se realice un diseño sustentable puede traer consigo efectos como: reducción del costo de producción, productos más baratos y como consecuencia, placer a los consumidores porque con precios menores, pueden aprovechar mejor su poder adquisitivo. Y desde el punto de vista del diseñador, puede conllevar procesos más cómodos de diseño, porque no involucraría una rigurosa selección para utilizar los materiales más óptimos y menos contaminantes. Pero por otro lado, también traerá efectos negativos como: el daño al medio ambiente, al usar materiales nocivos para el ecosistema, la reducción de la vida útil de los productos y el agotamiento de recursos, que pueden ser acciones totalmente irreversibles. ¿Pero cómo definimos si el diseño sustentable es lo más favorable para la mayor cantidad de personas? En su artículo sobre la ética del consumo, Ortiz Millán menciona que, cuando compramos algo, entramos en una cadena no meramente comercial, sino en una red de relaciones morales que se dan en el proceso que va de la elaboración del producto a la venta del mismo. Una buena o mala compra no se basa sólo en conseguir un producto o un servicio de calidad a un buen precio; es necesario que, con nuestro consumo, no dañemos a otros ni al medio ambiente, y que no contribuyamos con situaciones de injusticia social o de violaciones a los derechos humanos. (Ortiz, 2008)El consumo implica mucho más que una inversión con un valor económico, refleja en realidad nuestros valores morales y éticos, es por esto que somos responsables de investigar y decidir conscientemente cómo queremos incidir en esta red de “relaciones morales”.
La ética en el diseño sustentable implica dos interlocutores principales: Los diseñadores/empresas y los consumidores. Ambos juegan un rol indispensable en el desarrollo y solución de esta problemática. Y las empresas, a pesar de que cada vez más de ellas aseguran que tanto sus productos, como la producción de los mismos, son amigables con el medio ambiente, lo cuestionable es ¿qué tanto representan prácticas verdaderamente éticas y sustentables o simplemente las usan como ganchos de venta? 
No obstante, obliguémonos a ver el otro lado de la moneda. Vivimos en una sociedad donde los consumidores tienen el control. Como bien afirma Dafna Nudelman (2018), “los sectores productivos están cada vez más atentos a lo que sus clientes buscan, y en esta era tenemos múltiples formas de manifestar qué es lo que queremos. La principal y más importante, eligiendo responsablemente lo que consumimos.”En otras palabras, los consumidores tenemos en nuestras manos la capacidad de poner en práctica la “ética del consumo”. Cortina (1999) menciona que, “una ética del consumo que intente responder a la pregunta "qué se debería consumir, para qué se debería consumir y quién debería decidir lo que se consume" en sociedades que se precian de afirmar que toda persona es igual en valor, debería tener en cuenta las dos grandes dimensiones de la moral, es decir, que el consumo debe ser justo y propiciar a las personas una vida buena. Esto nos lleva a la teoría Kantiana que reconoce el valor intrínseco de las personas, llamado: dignidad humana. Kant afirma que “ser persona es por sí mismo valioso, y la meta de la moral consiste en querer serlo por encima de cualquier otra meta: en querer tener una buena voluntad.” (Cortina, 1996). Por lo tanto, es imprescindible reconocer y valorar la dignidad de todas las personas por igual, para orientar nuestro consumo a la justicia y a la calidad de vida, en lugar de la cantidad de productos.
Por lo tanto, si los consumidores actuáramos de forma autónoma, no dejándonos llevar por nuestros deseos, sino por lo que creemos que es correcto y todos los demás deberían hacer; y a la vez, reconociéramos nuestro valor intrínseco y el de las generaciones futuras, la perspectiva de consumo cambiaría radicalmente. Kant sostieneque«la voluntad es, en todas las acciones, una ley de sí misma», caracteriza tan sólo el principio de no obrar según ninguna otra máxima que la que pueda ser objeto de sí misma, como ley universal.(Kant, 2003)De esta manera, nuestra propia razón es la que nos da leyes sobre cómo comportarnos para ser personas auténticas. (Cortina, 1996) y llegar a realizarnos colectivamente como humanidad. Estoy convencida de que si reconocieramos nuestra dignidad, la de los que nos rodean y la de las futuras generaciones por igual y en su totalidad, automáticamente buscaríamos medios para frenar el consumismo y los desperdicios para asegurarles un futuro de bienestar a los que vendrán. Y también pienso que la voluntad que gozamos, regida por la libertad, otorga autonomía a cada uno de nosotros para tomar desiciones que apoyen al consumo ético. 
A partir de esto, prosigamos con las formulaciones del imperativo categórico, para determinar que el diseño sustentable puede ser una ley moral, porque cumple con el principio de la universalidad de Kant, la cual dice que todos los seres humanos deberían cumplirla. Asimismo, respeta y promociona a seres que no valen por otra cosa, sino que son valiosos en sí mismos (absolutamente valiosos). Como ya lo están haciendo algunas asociaciones como Greenpeace México, que con su campaña #MéxicoSinPlástico denunciarón la presencia de desechos plásticos en el Área Natural Protegida de la Riviera Maya, condicionando así la sustentabilidad en el diseño de los empaques de productos como botellas, envolturas, contenedores, tampones, cepillos de dientes, entre muchos otros. (GreenPeace, 2019) Para la protección de las personas y de los demás seres vivos que conviven en el ecosistema.
También protege a seres que son fines en sí mismos por tener valor absoluto y que, por lo tanto, no deben ser tratados como simples medios. Precisamente el desarrollo sostenible pretende ser un modelo de desarrollo que permita, de manera simultánea, satisfacer las necesidades de calidad de vida de la población de todo el planeta y conservar el medio ambiente (o incluso mejorarlo). (Raufflet,  2017). Es por esto, que la sustentabilidad nos permite proteger nuestro entorno, a nosotros mismos y aumentar nuestro bienestar y felicidad.
Volteando la moneda de cara a los diseñadores, nos damos cuenta que también existe una postura ética interesante relacionada con la categoría ética del utilitarismo clásico de Bentham y Mill. La cuál puede resumirse en tres proposiciones: primera, las acciones se juzgan como correctas o incorrectas solamente en virtud de sus consecuencias. No importa nada más. Segunda, al evaluar las consecuencias, lo único que importa es la cantidad de felicidad o de infelicidad que se crea. Todo lo demás es irrelevante. Tercera, la felicidad de cada persona cuenta por igual (Rachels, 2006). En concreto, buscar la mayor utilidad/felicidad, para el mayor número de personas sin importar nada más. Lo cual en ocasiones puede pasar por encima valores fundamentales de grupos de minorías o realizarse a través de medios dubitativos. 
Ejemplificando, un diseñador o una empresa que se concentra en generar grandes beneficios para la comunidad al ofrecer un producto/servicio a bajo costo, genera una gran utilidad para sus clientes. Pero a su vez, puede estar explotando irresponsablemente los recursos naturales. Éste era el caso de IKEA, la gigantesca compañía de mobiliario en más de 30 países, incluyendo Estados Unidos, China e India. Hasta hace unos meses, IKEA decidió volverse una empresa circular de modo que cada producto que fabrica esté diseñado para ser reutilizado, reparado, mejorado y reciclado para 2030. “No vemos que como compañía podamos responder a esta situación hacia delante, si no respondemos a la cuestión de la escasez de recursos, lo que significa que tenemos que ser súper inteligentes respecto de los materiales que usamos", dice Cook, jefa de sustentabilidad del Ingka Group. (La Nación, 2019). Éste es un claro ejemplo cómo IKEA avanzó en utilitarismo, porque anteriormente brindaba felicidad a un gran número de usuarios que recibían muebles accesibles y de calidad, pero a su vez brindaba infelicidad a un número de personas que se veían afectadas por la explotación en masa de los recursos naturales. Pero a partir de que decidieron convertir la empresa en circular, IKEA brindará a través de una solución asequible, mayor felicidad para el mayor número de personas. Ojalá muchas más empresas se comprometieran a dar un giro como tal, en sus sectores. Pienso que es imprescindible analizar las consecuencias de las acciones que tomamos antes de diseñar un producto o dirigir una empresa para poder determinar que éstas incluyan felicidad para el mayor número de seres cuyos intereses se ven afectados por lo que hacemos.
Por último, pero no menos importante, la categoría ética del hedonismo también se puede analizar en esta problemática. En varias ocasiones, los diseñadores, dejando del lado la ética en la planeación y ejecución de un producto/servicio, caen en la tendencia a “la manipulación comercial que beneficia oscuros intereses, la falsedad e hipocresía de modelos estéticos que incitan a otorgar ganancias a comerciantes que sin conductas sociales responsables y generan miseria.” (Álvarez, 2013).  Es decir, es responsabilidad del diseñador desarrollar un pensamiento sistémico, dejar de lado su “ego” y buscar mejorar la calidad de vida de los consumidores. Por ejemplo, diseñar para optimizar la forma en que se apila el producto, para eficientar y reducir la contaminación.
Y los consumidores, buscando saciar sus necesidades sociales y de reconocimiento con productos, como indica Maslow, en su Pirámide de Motivaciones en el 3er y 4to nivel, dejándose llevar así, por el consumismo y elhedonismo. Que es una corriente ética que basa el nivel de felicidad en la búsqueda del placer momentáneo para lograr la sensación propia del mismo. Esto resulta en un sentimiento de vacío a largo plazo y una insatisfacción constante que necesita ser llenada con más y más productos. 
Tanto como consumidores o diseñadores, el consumo, la ética en la sustentabilidad nos incumbe a todos. Debemos comprometernos a colaborar con acciones concretas como: priorizar la utilización de materias primas locales, re-usar los empaques, rechazar los empaques de un solo uso como las bolsas, donar lo que ya no necesitemos, entre muchas más acciones que con autonomía y fuerza de voluntad se pueden convertir en hábitos transformadores.
Conclusiones
En la actualidad, el diseño sustentable es un tema sumamente discutido y de gran importancia para la sociedad. Tan es así, que ha causado incertidumbre para los diseñadores y confusión en los consumidores. A pesar de que el diseño industrial, la ética y la sustentabilidad son conceptos que han estado presentes a lo largo de la historia, es preciso mencionar que, al ser una sociedad evolutiva y cambiante, las necesidades respecto a aquellos conceptos han ido cambiando y necesitamos replantear soluciones prácticas y alcanzables que refuercen y protejan la dignidad humana.
Con el análisis del comportamiento de los distintos actores que intervienen en la problemática, desde las teorías y criterios éticos como el utilitarismo, la teoría Kantiana y el Hedonismo, se pueden llegar a acciones que engloben las mejores razones para empezar a dar pasos que aporten a la dignidad, felicidad y bienestar social colectivo.
Para concluir, la relevancia de la tesis de este ensayo nos reitera que la ética en el diseño, como clave para la elaboración de productos sustentables es indispensable en la década que vivimos. Si no aplicamos la ética en el diseño, las consecuencias sociales y ambientales serán fatales. El reto consiste en hacer conciencia sobre las condiciones precarias del medio ambiente y comprometernos éticamente para hacer que nuestros diseños y consumos, realmente sumen a la humanidad.
Referencias básicas:
Cortina, A. (1999).  Ética del consumo.  El país | Opinión. Recuperado de: 
http://www.elpais.es/articulo.html?xref=19990121elpepiopi_3&type=Tes&anchor=elpepiopi&d_date=19990121
Cortina, A. (1996). La vida moral y la reflexión ética. Santillana, Madrid: Tecnos 
Kant, I. (2003). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Ciudad de México, México.  Editorial Porrúa (Original de 1785).
Ortíz, G. (2008). La ética del consumo. ¿Es usted un consumidor solidario? Recuperado de: https://www.academia.edu/3729360/%C3%89tica_del_consumo
Raufflet, E. (2017). Responsabilidad ética y sostenibilidad empresarial. Ciudad de México, México. Editorial Pearson.
Rachels, J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica.

Referencias complementarias:
Álvarez, R. (2013). Diseño cómplice o diseño ético. Recuperado de: https://foroalfa.org/articulos/diseno-complice-o-diseno-etico
Bartlett, A. (1969). Aritmética, Población y Energía. Disponible en: http://www.albartlett.org/presentations/arithmetic_population_energy_transcript_spanish.html
Encino, A. (2014). El diseñador industrial y la producción de mobiliario: una perspectiva desde la sustentabilidad. Entre ciencias: diálogos en la Sociedad del Conocimiento, vol. 2, núm. 5, pp. 263-275. 2019, septiembre 15, De Redalyc Base de datos. Recuperado de:  https://www.redalyc.org/pdf/4576/457645127005.pdf
Greenpeace. (2019). Greenpeace denuncia contaminación plástica en santuario protegido de la Riviera Maya. Recuperado de: https://www.greenpeace.org/mexico/noticia/3646/greenpeace-denuncia-contaminacion-plastica-en-santuario-protegido-de-la-riviera-maya/
Nudelman, D. (2018). Diseño sustentable: La huella de los objetos. Recuperado de: https://medium.com/dafnu-notas/huella-objetos-eb5084bb16aa
Peters, A. (2019). El novedoso plan de Ikea para reinventarse como compañía. Recuperado de:  https://www.lanacion.com.ar/economia/muebles-con-proposito-el-plan-de-ikea-para-reinventarse-como-una-compania-circular-nid2236704
Rubio, I. (2018). Un móvil podría durar 12 años si no se acortara su vida intencionadamente. El país. Disponible en: https://elpais.com/tecnologia/2018/11/09/actualidad/1541771036_210342.html 

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