Que digan que estoy dormido, y que me traigan aquí

QUE DIGAN QUE ESTOY DORMIDO, Y QUE ME TRAIGAN AQUÍ

Cinco letras y un acento son los caracteres que dan potencia al nombre por el cual llamamos a nuestro hogar, a nuestras costumbres y tradiciones, simplemente al país al que pertenecemos y por el cual luchamos día con día, país al cual llamamos México. Al hablar de nuestra tierra, no podemos reducirnos únicamente a sus cinco letras y a su significado etimológico, el cuál es “Ombligo de la Luna”, derivado de la lengua Náhuatl, puesto que no sería más que una simple descripción superficial y a un país no se conoce exclusivamente por el título que posee, sino por todas aquellas características tanto tangibles como intangibles que le dan la vida.

México es como un cofre lleno de tesoros, dentro de los cuales se encuentra la pesca, el petróleo, la minería, su abundante agricultura, el concurrido turismo, parte de las mejores playas del mundo, nuestras pirámides, los pueblos mágicos, la calidez de los mexicanos, nuestra música, la variedad de platillos exquisitos y originales, el colorido de nuestros bosques y montañas, entre un sinfín de atributos y regalos que nuestro país nos ofrece.

El hecho de ser mexicano, no implica el que debamos portar un sombrero, un sarape o reboso, beber exclusivamente el buen tequila que el agave nos concede, que el gusto por la música sea por sobre todos los géneros la ranchera, que sean el huarache o la bota el zapato que nos permite estar en movimiento, que el futbol sea el deporte que todos los domingos une a las familias y que sea la cerveza la bebida que acompaña el delicioso sabor de un buen gol, estas particularidades quizás no pertenezcan a todos los mexicanos físicamente, más sin embargo son aquellas características con las cuales definimos a un mexicano hecho y derecho, son los atributos que inconscientemente relacionamos con nuestro país.

A pesar de que al mirar a nuestro alrededor, no veamos a nadie portando un sombrero, ni protegiéndose del frío con un sarape, sabemos que dentro de cada uno de nosotros, vive el auténtico mexicano, puesto que todas las características y tesoros de nuestro auténtico país, son un legado extraordinario que forma parte de nosotros, de nuestra historia, de nuestros antepasados, simplemente de nuestra vida entera.