jueves, 4 de julio de 2013

Maíz transgénico: una amenaza envuelta en hojas para tamal



  Maíz transgénico: una amenaza envuelta en hojas para tamal

En 2009 el gobierno mexicano otorgó 24 permisos a varias empresas multinacionales para experimentar con maíz transgénico en 24 localidades de los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas. Hoy en día existen 14 solicitudes más (Turrent, Cortés, Espinosa, Mejía y Serratos, 2010). El problema es que no se han realizado las investigaciones necesarias por parte del gobierno ni las multinacionales para esclarecer los riesgos del cultivo de maíz transgénico. El propósito del presente ensayo es difundir los argumentos que llevan a la conclusión de que en México no debe permitirse la siembra ni la comercialización de maíz transgénico mientras no existan las regulaciones necesarias para evitar daños irreparables en nuestra nación y el resto del mundo. Además, de un análisis ético del problema mediante argumentos basados en diferentes teorías. La introducción del maíz transgénico resulta perjudicial para la población mexicana en general, ya que no solo afecta nuestra salud estrepitosamente, sino que también atenta contra nuestra dignidad humana. La dignidad es el principio fundamental de la justicia, que “predispone a respetar la personalidad del hombre y a facilitarle cuanto se le debe como individuo responsable de su propio destino” (Gil, 1999, p. 153). Como consumidores y seres racionales tenemos derecho a contar con información certera tanto acerca de los beneficios como de las posibles repercusiones negativas de los productos disponibles para nuestro consumo en el mercado y con base en esto decidir si aún queremos adquirirlos. A continuación se presentan una serie de problemas que podrían llegar a desencadenarse si no exigimos que se frene el uso de transgénicos.



La autorización para la introducción y la siembra de maíz transgénico en México representa una amenaza que pone en peligro la salud colectiva de la nación. No solo afecta a quienes lo consumen, sino también a quienes trabajan la tierra donde es sembrado y a las personas que habitan cerca de los plantíos. La industria tecnológica, principalmente de Monsanto, se ha negado a hacer pública la información vital que demuestra los problemas de salud humana y animal por el consumo de maíz transgénico (Greenpeace). Se limpian las manos dando resultados obtenidos de investigaciones que únicamente miden las repercusiones a corto plazo. Sin embargo, ya se han realizado diversos estudios por organizaciones no gubernamentales para dilucidar dichas realidades. Uno de ellos realizado precisamente en las instalaciones de Monsanto en Missouri, EUA por de Vendômois, Roullier, Cellier y Séralini (2009) reveló diferentes efectos toxicológicos producidos por la ingesta de maíz transgénico. El estudio se realizó en ratas, a las cuales se alimentó durante 90 días con tres especies diferentes de maíz genéticamente modificado, que son las más comercializadas a nivel mundial (NK 603, MON 810 y MON 863). Al cabo de los 90 días, los análisis revelaron claramente que existían efectos toxicológicos. Principalmente fallas en los riñones e hígados, órganos encargados de la desintoxicación (Ross, Pawlina, 2009, p. 626, 697), de las ratas en cuestión. El maíz NK 603, también conocido como “Roundup Ready”, fue diseñado para tolerar el herbicida de amplio espectro de Monsanto, glicolato. Por lo tanto, contiene residuos de dicho compuesto. Asimismo, las especies MON 810 y MON 863 tienen el propósito de reemplazar al insecticida Bacillus thuringiensis; por lo que de igual manera, contienen residuos (Santamarta, 2004). Estos restantes de herbicidas e insecticidas son los que generan el daño tisular a largo plazo en órganos como hígado y riñón. De acuerdo con el enfoque utilitarista presentado por Jeremy Bentham “cuando tengamos que elegir entre diferentes acciones […], debemos elegir aquella que tenga las mejores consecuencias globales para todos los afectados” (Rachels, 2011, p. 151). En el caso del maíz transgénico, para la empresa Monsanto la autorización para la introducción de sus productos en México representa ganancias o consecuencias monetarias positivas, pero para los mexicanos representa un grave peligro de salud nacional. Si bien es cierto que parece beneficiar a la mayoría por su bajo costo de producción, la realidad es otra. Desde mi punto de vista, los posibles efectos toxicológicos de la ingesta de maíz transgénico representan una consecuencia mayor que la remuneración económica de una minoría, en este caso, Monsanto, por lo que debería prohibirse su siembra no solo en México sino en todo el mundo hasta que no se realicen las investigaciones y adecuaciones necesarias para que no represente un riesgo a la salud.



Guggenheim (2005 en Enciso, 2012) demostró en su investigación realizada en Argentina que el glifosato, utilizado también como herbicida en las líneas “Roundup Ready” incrementa los niveles de ácido retinoico. Este mismo juega un papel fundamental en el desarrollo de las extremidades, el sistema nervioso central, el cráneo y la cara; por lo tanto, un incremento en los niveles normales durante la vida adulta podría producir malformaciones y cáncer (Sadler, 2009, p. 69, 139, 316). En Argentina, en regiones cercanas a donde se realiza el cultivo de productos transgénicos, se ha presentado un incremento en los índices de cáncer, malformaciones y abortos. Este incremento coincide con el inicio de los plantíos de transgénicos, en 1996. “Los estudios indican que ahora hay 100 por ciento más de leucemias y 400 por ciento más de malformaciones” (Guggenheim, 2005 en Enciso, 2012). Según Carol Gilligan y su teoría de la ética del cuidado, es necesario equilibrar los intereses propios y los de los demás para alcanzar la madurez moral (Hernández, 2006, p. 85). Por consiguiente, de acuerdo a su clasificación ética, tanto las autoridades que permitieron la introducción de la siembra de maíz transgénico como los directivos de las transnacionales que lo distribuyen, se encuentran en un nivel moral inferior. Podrían incluso considerarse dentro de la primera etapa, que se caracteriza por el egocentrismo. Es decir, la meta del individuo es satisfacer sus necesidades personales. (Hernández, 2006, p. 83). En este caso, la remuneración económica de las transnacionales. La etapa anterior es equivalente a la teoría del egoísmo ético, cuya idea principal es que “cada quien debe buscar exclusivamente su propio interés” (Rachels, 2011, p. 130). El problema de aceptar dicha manera de pensar es que se aprueban acciones malas, como la siembra de maíz transgénico, solo porque benefician a unos cuantos. Los principios del egoísmo ético y el egocentrismo son inadmisiblemente arbitrarios. Nuevamente, no se puede poner en riesgo la salud de un país completo por la ambición de una facción. Los intereses, incluida la salud, del resto de la ciudadanía son tan importantes como los de estas compañías. Por consiguiente, su manera de actuar puede considerarse moralmente incorrecta.

Por si fuera poco, Liza Covantes, coordinadora del Programa de Ingeniería Genética de Greeenpeace (Machado, 1999), explicó que la venta y cultivo de maíz transgénico ha sido prohibido en diversos países de la Unión Europea porque genera una resistencia a ciertos antibióticos, principalmente a la ampicilina, al ser consumido por humanos y animales. La ampicilina es un bactericida de amplio espectro utilizado en el tratamiento de infecciones del aparato genitourinario, respiratorio, gastrointestinal y meningitis (Catálogo de Medicamentos Genéricos Intercambiables para farmacias y público en general, 2007). El principal riesgo de dicha resistencia es que las bacterias que inicialmente eran tratadas con ampicilina se vuelven más complejas e irreconocibles, lo que lleva a la administración de dosis más elevadas o a un cambio por un antibiótico más agresivo. Los antibióticos agresivos generan a su vez, problemas gastrointestinales tales como úlceras (Secretaria Distrital de Salud). En caso de que el paciente no responda a dichos antibióticos, la enfermedad avanza y puede causar incluso la muerte. Estos son solo algunos de los efectos causados por la siembra de maíz transgénico que han sido estudiados, se puede imaginar que hay muchos más por descubrir. No es posible que por el beneficio de unos cuantos, y digo unos cuantos debido a que Monsanto posee el monopolio en biotecnología, con 80 por ciento del mercado de plantas transgénicas (Santamarta, 2004), se sacrifique la salud de miles de personas y animales. Conforme a la teoría kantiana de la moral debemos tratar a las personas “siempre como un fin y nunca solamente como un medio” (Rachels, 2011, p. 211). Al permitir la siembra de maíz transgénico se utiliza a los consumidores como medio para obtener bienes monetarios sin importar las posibles repercusiones negativas. México posee de por sí, un grave riesgo en el incremento del número de patógenos farmacorresistentes por el uso indiscriminado de antibióticos, si sumamos que el maíz y los demás productos que lo contienen se agregan a este problema, llegará el punto en que los antibióticos disponibles sean inútiles para tratar enfermedades comunes tales como la gripe. (Solórzano y Miranda, 1998). Lo anterior representa evidentemente un problema económico, médico y social para el país. Además, atenta contra la dignidad humana “que nos hace valiosos sobre cualquier precio” y por lo tanto, incomparables con las retribuciones económicas que obtienen las transnacionales distribuidoras de maíz transgénico (Rachels, 2011, p.209).

El consumo de maíz y soja transgénicos ha caído radicalmente en diversos países de la Unión Europea, en Francia su comercialización incluso fue vetada. Esto debido al rechazo de los productos transgénicos por parte de los consumidores, fabricantes y comercializadores de alimentos (Santamarta, 2004; Greenpeace, 2008). Es imperativo que los consumidores mexicanos nos opongamos a la siembra de maíz transgénico en nuestro país. Debido a que el consumo de transgénicos tiene consecuencias sumamente graves en cuestiones de salud y además, atenta contra nuestra dignidad humana. Generan resistencia a antibióticos, daños tisulares y promueven la aparición de cáncer y malformaciones a largo plazo. Toda esta información se ha ocultado a los consumidores, por lo que se les trata meramente como un medio para obtener beneficios, en este caso, ganancias monetarias. Como seres racionales, debemos siempre ser tratados como un fin. Se puede concluir que la introducción de maíz transgénico es un acto inmoral. Debido a que tras analizarla a través de las teorías kantiana, utilitarista y del cuidado se llega al mismo desenlace, es un hecho inaceptable. Trae más consecuencias negativas que positivas a la población mexicana, por lo que su siembra es un acto egocéntrico por parte de las empresas que lo comercializan. Es obligación del Estado verificar que se cumplan los derechos humanos, incluyendo los de tercera generación que se relacionan con las nuevas tecnologías como la modificación genética realizada a los productos transgénicos. Empero, al no cumplirse esto, está en nuestras manos evitar estos problemas. Debemos exigir que se respeten nuestros derechos y oponernos a la siembra de maíz transgénico en nuestro país hasta que se realicen las investigaciones y las adecuaciones necesarias para que dicho producto no represente un riesgo para nuestra salud. No debemos otorgar nuestra salud al beneficio de unas cuantas empresas multinacionales que solo buscan la remuneración económica sin escrúpulos.

Referencias



Catálogo de Medicamentos Genéricos Intercambiables para farmacias y público en general, Ampicilina. (2007). Reporte del Catálogo de Medicamentos Genéricos Intercambiables para farmacias y público en general. Recuperado de http://www.facmed.unam.mx/bmnd/gi_2k8/prods/PRODS/Ampicilina.htm



Enciso, S. (7 de mayo de 2012). Aumentan los casos de cáncer en zonas cercanas a cultivos transgénicos: estudio. La Jornada. Recuperado de http://0- site.securities.com.millenium.itesm.mx/doc.html?pc=MX&sv=CORP&doc_id=359 642137&auto=1&query=ma%C3%ADz%3Atransg%C3%A9nico%3A&db=es_1y_ d&hlc=es&range=365&sort_by=Date



Gil, R. (1999). Valores Humanos y Desarrollo Personal. Madrid: Escuela Española.



Greenpeace, Mentiras y verdades sobre el maíz transgénico. Artículo de Greenpeace México. Recuperado de http://www.greenpeace.org/mexico/es/Campanas/Agricultura--sustentable--y- transgenicos/Transgenicos-ni-maiz/Mitos-y-verdades-del-maiz-transgenico/



Hernández, A. (2006). Ética actual y profesional. México: Thomson.



Machado, O. (2 de julio de 1999). Censuran importar maíz transgénico. Reforma. Recuperado de http://0- search.proquest.com.millenium.itesm.mx/docview/310268626/13770022D7736848 BED/17?accountid=11643



Rachels, J. (2011). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica.



Ross y Pawlina. (2009). Histología: Texto y Atlas color con Biología Celular y Molecular (5ª ed.). Buenos Aires: Médica Panamericana.



Sadler,T.W. (2009). Langman embriología médica (10ª ed.). Buenos Aires: Médica Panamericana.



Santamarta, J. (2004). Los Transgénicos en el Mundo. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Recuperado de http://www.rlc.fao.org/proyectoiniciativa/cursos/Curso%202004/doc3.pdf



Secretaria Distrital de Salud, Riesgos de la autoprescripción. (s. f.). Artículo de la Línea de Medicamentos Seguros. Recuperado de http://www.saludcapital.gov.co/_lineamientos/Page2335.htm

Solórzano y Miranda. (1998). Resistencia de bacterias respiratorias y entéricas a antibióticos. Salud Pública, 40. Recuperado de http://www.scielosp.org/scielo.php?pid=s0036- 36341998000600008&script=sci_arttext



Suárez, E. (2012). Maíz transgénico: una amenaza envuelta en hojas para tamal. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guadalajara.



de Vendômois, Roullier, Cellier y Séralini. (2009). A Comparison of the Effects of Three GM Corn Varieties on Mammalian Health. International Journal of Biological Sciences. Recuperado de http://www.biolsci.org/v05p0706.htm



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