Son los que “viven” y “no viven”;
los votos seguros del populismo de partidos políticos; los “culpables” de que
el país no progrese; los que a ojos de muchos viven en la miseria porque así lo
deciden; los que mendigan la caridad de aquellos privilegiados. Son los seres
humanos nacidos en México que no conciben el ser ciudadanos.
Es la comunidad conformada en un
principio por alrededor de 300 familias mazahua -y ahora casi tres veces más de distinto origen- que ya no enseñan el dialecto a
sus hijos y los bautizan con nombres mestizos; los que en su mayoría han
acomodado láminas irreparables, lonas o ladrillos sobrepuestos para tratar de
protegerse de los contratiempos climáticos; aquellos que no cuentan con los
servicios básicos como el drenaje y se ven azotados por ráfagas de tierra y
polvo a falta de pavimento.
Se le denomina Prolongación
Rehilete y está conectada por Avenida Guadalupe a las zonas donde existen
fraccionamientos cercados por gruesos muros que “aíslan de los males”,
restaurantes y otros modelos de lujosa infraestructura que ayuda a marcar la
inequidad social; únicamente se tiene que atravesar Periférico para dar con
esta realidad que como el tema de la pobreza está escondida y olvidada dentro
de nuestra cotidianeidad.
Se les ha prometido certeza a
través de promesas que se derrumban tan fácil como sus techos; se les ha prometido
un cambio e incluso conseguido una credencial expedida por el Instituto Federal
Electoral a cambio de un voto durante temporada de elecciones; se les ha jurado
y perjurado que los papeles de escrituración están en proceso y que sólo
necesitan dar una cooperación a la figura que desaparecerá para “arreglar los
papeles”.
“Si llegan los programas del
gobierno, como Oportunidades –asegura una de las habitantes con edad avanzada
de Ampliación Rehilete- es más fácil conseguir un apoyo si uno no se esfuerza:
yo no califico para la ayuda porque me esfuerzo por trabajar y ven mis
máquinas, pero eso no significa que mi situación sea más fácil que la de
otros.” Y no es que sea difícil porque así lo han decidido. Existen los casos
dónde las familias no lograron solventar sus gastos y tuvieron que establecerse
en la tierra inexistente, por lo que al ser nuevos las escuelas no aceptaron a
sus hijos y a ellos se les dificultó el regresar a su trabajo, ya sea por la
distancia o porque decidieron despedir a uno de ellos al sufrir un accidente
laboral que le dejó atrofiada su mano derecha; o porque piensan que es mejor
que sus hijos estudien a tener una vivienda estable; que prefieren trabajar
diario para alcanzar a comer en vez de tener una base estable para el colchón
que acomodan de manera precaria en la tierra para soñar con un mejor mañana.
Son estas historias y más las que
cerca de 50 jóvenes voluntarias y voluntarios de Techo, en Jalisco , se dispusieron a escuchar y registrar durante el sábado y domingo 2 y 3 de
febrero. Las historias que nos ayudan a ponerle nombre, apellido e historia a
los números que tanto nos incomodan y que día con día se agregan a la sumatoria
de millones de mexicanos viviendo en situación de pobreza. Son éstas personas
con vulnerabilidades producidas a través de fallas en el sistema social y la
organización del Estado las que mueren en silencio y se resignan a ello bajando
la mirada ante promesas que ya conocen pero que les logran dar un poco de
esperanza.
La tarea no es solo del Estado o
de una asociación civil; no se trata de tenerles lástima ni de buscar darles lo
que nos sobra para que tengan qué comer; mucho menos se trata de prestarles un
lugar en el mapa político al momento de hacer campaña a través de un plástico
con su identidad para darles la ilusión de que esta vez será diferente, que por
fin serán ciudadanos de las tierras que por años han habitado.
Se trata de hablar del problema, tenerlo
presente en nuestra vida y buscar una solución coherente. Se trata de conocer
la realidad que aqueja a millones de personas que tienen necesidades, aspiraciones,
derechos y obligaciones coartadas simplemente por haber nacido en un país dónde
el formar parte de la realidad es opcional y dónde la ciudadanía es un sueño
que está en renta.
Carlos Alberto Aguilar Cáceres
@Krlozaguilar
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