viernes, 15 de febrero de 2013

Ciudadanía en renta


Son los que “viven” y “no viven”; los votos seguros del populismo de partidos políticos; los “culpables” de que el país no progrese; los que a ojos de muchos viven en la miseria porque así lo deciden; los que mendigan la caridad de aquellos privilegiados. Son los seres humanos nacidos en México que no conciben el ser ciudadanos.

Es la comunidad conformada en un principio por alrededor de 300 familias mazahua -y ahora casi tres veces más de distinto origen- que ya no enseñan el dialecto a sus hijos y los bautizan con nombres mestizos; los que en su mayoría han acomodado láminas irreparables, lonas o ladrillos sobrepuestos para tratar de protegerse de los contratiempos climáticos; aquellos que no cuentan con los servicios básicos como el drenaje y se ven azotados por ráfagas de tierra y polvo a falta de pavimento.

Se le denomina Prolongación Rehilete y está conectada por Avenida Guadalupe a las zonas donde existen fraccionamientos cercados por gruesos muros que “aíslan de los males”, restaurantes y otros modelos de lujosa infraestructura que ayuda a marcar la inequidad social; únicamente se tiene que atravesar Periférico para dar con esta realidad que como el tema de la pobreza está escondida y olvidada dentro de nuestra cotidianeidad.

Se les ha prometido certeza a través de promesas que se derrumban tan fácil como sus techos; se les ha prometido un cambio e incluso conseguido una credencial expedida por el Instituto Federal Electoral a cambio de un voto durante temporada de elecciones; se les ha jurado y perjurado que los papeles de escrituración están en proceso y que sólo necesitan dar una cooperación a la figura que desaparecerá para “arreglar los papeles”.

“Si llegan los programas del gobierno, como Oportunidades –asegura una de las habitantes con edad avanzada de Ampliación Rehilete- es más fácil conseguir un apoyo si uno no se esfuerza: yo no califico para la ayuda porque me esfuerzo por trabajar y ven mis máquinas, pero eso no significa que mi situación sea más fácil que la de otros.” Y no es que sea difícil porque así lo han decidido. Existen los casos dónde las familias no lograron solventar sus gastos y tuvieron que establecerse en la tierra inexistente, por lo que al ser nuevos las escuelas no aceptaron a sus hijos y a ellos se les dificultó el regresar a su trabajo, ya sea por la distancia o porque decidieron despedir a uno de ellos al sufrir un accidente laboral que le dejó atrofiada su mano derecha; o porque piensan que es mejor que sus hijos estudien a tener una vivienda estable; que prefieren trabajar diario para alcanzar a comer en vez de tener una base estable para el colchón que acomodan de manera precaria en la tierra para soñar con un mejor mañana.

Son estas historias y más las que cerca de 50 jóvenes voluntarias y voluntarios de Techo, en Jalisco , se dispusieron a escuchar y registrar durante el sábado y domingo 2 y 3 de febrero. Las historias que nos ayudan a ponerle nombre, apellido e historia a los números que tanto nos incomodan y que día con día se agregan a la sumatoria de millones de mexicanos viviendo en situación de pobreza. Son éstas personas con vulnerabilidades producidas a través de fallas en el sistema social y la organización del Estado las que mueren en silencio y se resignan a ello bajando la mirada ante promesas que ya conocen pero que les logran dar un poco de esperanza.

La tarea no es solo del Estado o de una asociación civil; no se trata de tenerles lástima ni de buscar darles lo que nos sobra para que tengan qué comer; mucho menos se trata de prestarles un lugar en el mapa político al momento de hacer campaña a través de un plástico con su identidad para darles la ilusión de que esta vez será diferente, que por fin serán ciudadanos de las tierras que por años han habitado.

Se trata de hablar del problema, tenerlo presente en nuestra vida y buscar una solución coherente. Se trata de conocer la realidad que aqueja a millones de personas que tienen necesidades, aspiraciones, derechos y obligaciones coartadas simplemente por haber nacido en un país dónde el formar parte de la realidad es opcional y dónde la ciudadanía es un sueño que está en renta.

Carlos Alberto Aguilar Cáceres
@Krlozaguilar

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