domingo, 29 de abril de 2012

Ensayo final por Laura Blásquez


Laura Edith F. Blásquez Glez.
Mujeres de 20 años son ‘‘robadas’’ en La Piedad

En San Juan del Fuerte, la Piedad, es común encontrarse con que las mujeres que tienen alrededor de 20 años tienen el deber de casarse, obviando que al ser mayor de 20 años eres “quedada y será más difícil que te roben” ¿Robar? Sí. En ese poblado michoacano y en varios otros pueblos alrededor, los hombres acechan detenidamente a la mujer que les gusta para después  llevarla  a vivir con él en lo que hoy en día conocemos como “unión libre”. Así comienza su relación de pareja y después de congeniar, la pareja decide casarse o no.
Existen ciertas variantes en esta situación, comenzando por elementos que contrastan bastante. Las reglas sociales determinadas en los pueblos, comprenden total autoridad por parte de los adultos. En una familia, el padre tiene la última palabra y lo último que quiere es que su hija sea presa para malos rumores  o protagonista de los chismes del pueblo.
A lo largo de los años se ha luchado por progresar y sin duda ya no nos sorprende como sociedad, lo que sorprendía hace 20 años. En este sentido, la sociedad incluso de los pueblos de mente cuadrada, debe hacerse flexible y aceptar los cambios que contraen fenómenos como globalización o modernización incluso para esos pequeños poblados.
El escenario que consideré para mi objeto de estudio se sitúa en las afueras de La Piedad, Michoacán. Este lugar en específico se denomina San Juan del fuerte. Pude presenciar la fecha más importante del año para sus habitantes, 2 de Febrero: Día de la Virgen de San Juan, ya que los tíos de mi mamá son del pueblo.
Esta fiesta implica suma importancia para todos los habitantes del pueblo y no es lo mismo ir un día común y corriente, que ir el día que llega la Virgen.
Las 20añeras, como mi sujeto de estudio, se la pasan desde que despiertan hasta la hora de la misa, preocupadas por su arreglo personal y eligen la mejor vestimenta para lucir más guapas que las demás. Los hombres de otros poblados como Degollado, Yurécuaro, Zamora, etc. van a la fiesta como si la intención fuera cazar a las mejores mujeres.
Las cuestiones para delimitar mi tema de investigación son: ¿De qué depende que cambie la identidad del sujeto de investigación y de su familia?, ¿Por qué una joven siente la necesidad de casarse en la edad establecida que instauraron generaciones anteriores?, ¿Quién o cómo se genera la presión social?, ¿Qué papel juega la ética y la moral en las acciones de los sujetos de investigación (jóvenes mujeres)?, ¿Por qué el qué dirán o el criterio popular, puede determinar la existencia de una persona?
En la vinculación de conceptos, después de la observación, se fueron suscitando  situaciones en las que es fácil identificar la ética, la identidad y la profesión. Gracias a ‘‘Introducción a la filosofía moral’’, escrito por James Rachels, me fue posible ligar ética, moral, presión social, libertad, obstáculos de la libertad, valor ético y mujer en sociedad actual con mi tema, causas mismas del problema ético central de éste.
Mediante este ensayo pretendo explicar una contradicción ética que surge de este evento: entre las costumbres y los valores morales que están en juego, contra las nuevas modalidades de un matrimonio.
Primero que nada, es importante entender la ética y la  moral, como “el estudio de la bondad o maldad de la conducta humana” (Sáenz, 2007). De esta manera, será más fácil asociar los términos de la asignatura con la realidad cotidiana. Cabe señalar que la moral son las normas, principios y razones que un sujeto ha analizado y establecido como la línea directriz de su propia conducta. Mientras que por otro lado, la ética es el origen externo de las normas.
Cada individuo decide cómo ejercer su libertad y en qué basarse para construir su propia moral. Sin embargo, a veces se crean ciertas empatías entre sujetos y  se alían porque poseen una manera similar de pensar. En este sentido, con la idea de que son la mayoría; se critica, se adjetiva, se juzga, etc. Es fácil porque “todos” piensan así.
Las jóvenes en edad casadera de San Juan, viven así porque quieren. Se exponen como carnada, porque creen que son carnada. Pero esto no está bien, pues como cita Rachels, “Usar a la gente” típicamente significa vulnerar su autonomía: su capacidad de decidir por sí misma cómo vivir su propia vida, de acuerdo con sus propios deseos y valores. (Rachels, 2009, 21) La noción de sí mismas es de una figura femenina destinada a no trabajar, no sobresalir, obedecer a un marido, responsabilizarse de un marido, cocinar, educar niños y nada más.
Partiendo de ahí, surge la presión social, totalmente ejemplificada por la voz del pueblo en éste caso. “Heidegger, expresó ideas similares a la guía de conducta puesta en los dictados provenientes de la moda y la propaganda” (Sáenz, 2007), mediante el término “das man” que significa literalmente “se”.  “Se dice que”. En San Juan, es totalmente palpable el efecto del “se dice que”, ya que la presión social es una fuente que orienta y empuja la conducta no sólo de las jóvenes del pueblo. Se anula la posibilidad de la autenticidad: un mundo que nos dicta lo que ‘‘deberíamos’’ hacer y no lo que cada uno quiere ser. Ésta carga es mayor para la mujer.
Los individuos suelen cuestionarse si ser diferente y levantar con orgullo sus creencias es lo mejor.  La presión social es una fuente que orienta y empuja la conducta y muchas veces por culpa de ésta, dejamos de hacer lo que en realidad queremos. ‘‘La soltera, especialmente entre 20 y los 30 años, sufre la presión de amigos y parientes bien intencionados que le preguntan a menudo acerca de sus planes y proyectos matrimoniales. ’’ (Anton, 1993, 50)
Se le llama quedada a una mujer que pasa la edad socialmente “adecuada” para casarse y se queda soltera. (Las adecuaciones varían según las costumbres y tradiciones de la sociedad en general). Sin embargo, si una mujer en el supuesto ejercicio de su libertad, decide hacer su vida sin estar en compañía de un hombre, es señalada y vista como un bicho raro.
Hoy en día el término ‘‘quedada’’ es empleado gracias a la estigmatización a partir de un prejuicio social. Se puede sustentar con la teoría de Gilligan de convencionalidad, ‘‘en el nivel convencional, el razonamiento ya no sólo abarca la perspectiva individual del propio interés, sino, además, el deseo de ser considerado ‘‘bueno/a’’ por las personas que conforman el grupo de referencia y la necesidad de normas para regular la convivencia’’ (Hernández, 2006, 78).
Por ignorancia, las jóvenes veinteañeras tienen una idea de que si el pueblo no lo acepta, no debe hacerse. ‘‘En las costumbres tradicionales, lo que es, es lo correcto, y así es porque son tradicionales, y de este modo contienen en sí mismas la autoridad de los espíritus ancestrales. Cuando llegamos a las costumbres tradicionales, estamos al final de nuestro análisis’’ (Rachels, 2009, 41). Las jóvenes tienen miedo a sentir que están perdiendo la oportunidad de casarse cuando tienen la posibilidad de hacerlo; así mismo, tienen miedo de decepcionar a su familia y a no casarse pensando en que si no se casan, es porque físicamente no les atraen a los hombres. Pero, ¿qué es miedo? Según Raúl Gutiérrez define al miedo como ‘‘una perturbación emocional por la amenaza de un peligro inminente’’. El peligro inminente de San Juan del Fuerte es no casarse.  Ese miedo las hace inseguras y al mismo tiempo entran en constante cuestionamiento sus acciones, según Simone de Beavoir, es porque se conciben como ‘‘ser para otro’’ y al no haber la existencia del otro, por lo tanto no ‘‘soy’’.
Otro eje importante de investigación, es la mujer en sociedad. Actualmente, se lucha por mantener igualdad entre los derechos de los hombres y las mujeres, sin embargo, son cambios difíciles para las sociedades más conservadoras como San Juan del Fuerte. La mentalidad es cerrada, las decisiones son tomadas “Dios mediante” y difícilmente las mujeres son independientes de un marido.
No obstante, se ha visto con el paso del tiempo que las mujeres manifiestan sus aires de superación y optan por alternativas para realizarse. Alternativas impensables para el pueblo, como estudiar, trabajar o simplemente, hacer una vida de soltera.
Es muy difícil para las personas más cerradas y con mayor edad, enfrentarse a problemas que los orillan a hacerse flexibles, por ejemplo hablando de una mujer exitosa sin una figura varonil a su lado.
Lo que me sorprendió en la práctica, fue que cuando llegué, las cuatro primas de mi edad ya estaban robadas, embarazadas o por lo menos bajo la mira de alguien que las fuera a robar pronto.
Cuando llegue a la plaza (el lugar en el que se festeja el evento), me sorprendí con la emoción que todas las personas proyectaban; en su manera de vestir, de peinar, de caminar e incluso de observar a los demás. La explicación de mi interpretación de su “emoción”, es que para mucha gente; el único día del año  para estrenar ropa es el 2 de Febrero.
Ahora explicaré una contradicción ética que surge de este evento: entre las costumbres y los valores morales que están en juego, contra las nuevas modalidades de un matrimonio.
La ética y la identidad juegan un papel importante en el contraste de cómo se quiere aparentar un perfil apto para el qué dirán y cómo se es o se piensa auténticamente.
Mi objeto de estudio en esta investigación es el impacto que crea el qué dirán en todos los habitantes del pueblo San Juan del Fuerte. Por lo tanto, me basé en observaciones para determinar actitudes que denotan el temor a ser criticado.
La vida de las jóvenes que se presentan a la fiesta de la visita de la virgen, comúnmente es así: Nacen en una familia de bajos recursos, cursan la primaria y se ven con la obligación de trabajar lo antes posible. No tienen acceso a internet y hay un teléfono por cada cinco casas aproximadamente; por lo tanto no tienen más aspiraciones mayores a lo que tienen. Los modelos de vida ya están predeterminados por las hermanas mayores o por la misma costumbre que se inculca desde corta edad.
El día dos de Febrero, es muy diferente a los 364 días restantes del año. Ese día, es el momento preciso para aparentar ser quién quieres ser. Mostrando una máscara, que esto es actuar para representar ‘‘como sí’’; ante esto existe una pérdida de autenticidad del ‘’yo soy, yo quiero’’.  Es decir, se olvida tu estilo de vida para aparentar que eres una joven bonita y preocupada por su aspecto, una joven vestida al último grito de la moda, una joven ideal para ser digna de ser robada. Sabiendo lo que pensó Kant, que ‘‘todos los seres humanos tienen un ‘‘valor intrínseco, esto es, dignidad’’, que los hace valiosos sobre cualquier precio’’ (Rachels, 2009, 204). Satisfacer las expectativas de los hombres que se dirigen a San Juan, es la única meta próxima de todas las 20añeras solteras.
Aquél día una prima de 20 años me presentó a su novio. Le pregunté desde cuándo eran novios, y ambos extrañados por la pregunta, mi prima contestó sin titubear ni sentirse avergonzada: “Me robó hace dos meses y medio, y llevo dos meses de embarazo”.
 En un análisis más personal, me dio gusto verla feliz con él, pero me cuestioné seriamente la frase “qué dirá el pueblo”. Betty no lucía avergonzada y sus papás tenían muchas atenciones con ella. Me acerqué a mi tía y le dije: “¿Cómo ve tía?”, ella me dijo: “Pues uno nunca quiere que se hable mal de sus hijos.” Y me sonrió. Nunca voy a olvidar que después de un rato, me dijo también: “No decepciones a tus papás, es una pena muy grande.”
La palabra decepción retumbó en mis oídos. ¿Decepción? ¿Después de que se actúa con total naturalidad ante el pueblo? Contrastante ¿no? Es indudable que por amor no das la espalda a tus hijos, pero en los padres de mentalidad más cerrada, choca la idea de dar de qué hablar. Por eso, otras tías contestan ante estos cuestionamientos: “uno tiene que vivir con la cruz que Dios nos manda” y pretenden actuar como si no importaran las circunstancias. Situación que refleja una doble moral, pues perpetúan costumbres de falta de respeto a la decisión de las mujeres, ser robadas, pero al mismo tiempo son muy religiosas.
Viri es una joven de 20 años que no tiene novio, no se ha casado y dice no tener intereses en contraer matrimonio. Viri vive en San Juan pero trabaja en la Piedad cosiendo rebosos. Para profundizar en mi investigación, le dije a Viri este comentario para ver su reacción: “Me acuerdo que hace no mucho estábamos jugando en los arboles y las alfalfas, ahora todas tienen hijos, están casadas, o robadas”. Ella sólo se reía pero me dijo: “Es que no he conocido al indicado”.
El día de la fiesta, escuché más de una vez comentarios de lástima refiriéndose a la soltería de Viri. De mi abuelo, de varios tíos con los que hablé de las robadas y hasta de sus padres. “Pobrecita, está bien triste porque no tiene una pareja, ni se la han robado” mi abuelo comentó.
En este sentido, es más palpable aún la manifestación de lástima por aquellas jóvenes que no pueden casarse, como si fuera una incapacidad de encontrar marido.
¡Qué ironía! Que las limitaciones sean impuestas por “la mayoría” y no por la falta de capacidades personales, que el qué dirán es más importante a escucharse a sí misma, que cual ganado, la manera de encontrar marido es exponiéndose y satisfaciendo la vista de un hombre.
Puede decirse que son posturas válidas porque son parte de las costumbres de una sociedad determinada. Pero las mujeres tienen que tener un razonamiento moral, esto es ‘‘la capacidad o habilidad para distinguir lo que está bien o lo que está mal a partir de nuestros juicios’’ (Hernández, 2006, 77), y así elegir ante su propio juicio la edad y persona con la cual quieren casarse. Y finalmente que puedan llegar a un estado posconvencional de autonomía.
Para concluir, “no faltan personas que rechazan la ética, dando a entender que es algo similar a la hipocresía”. Y realmente no es por ese lado la intención de la ética. Simplemente el hecho de partir de la distinción del bien y el mal, implica una reflexión personal hacia la trascendencia  y la felicidad. 
Las jóvenes en edad casadera de San Juan, viven así porque quieren. Se exponen como carnada, porque creen que son carnada. La noción de sí mismas es de una figura femenina destinada a no trabajar, no sobresalir, obedecer a un marido, responsabilizarse de un marido, cocinar, educar niños y nada más.
Deberían aprovechar lo que tienen sin conformarse a limitarse por lo que establecen los demás o la mayoría, deberían informarse y conocer sus derechos independientemente si se les quiere imponer algo o no; pero cada persona construye su destino y defiende sus creencias por el hecho de ser seres racionales. Por lo tanto, mediante este trabajo me permití aventurarme en ese mundo, el mundo de quien se deja manipular. Y a ti… ¿te urge que te roben?


Fuentes bibliográficas:

Anton, L. (1993) La decisión de ser madre para la mujer de hoy: realización y libertad personal o dolor y frustración? Barcelona: Editorial: Gedisa.
Cortina, A; Martínez, E. (2001) Ética. Madrid: Akal.
Hernández, A. (2006) Ética actual y profesional. México: Thomson.
Martínez, E. (2000) Ética para el desarrollo de los pueblos. Madrid: Trotta.
Rachels, J. (2009) Introducción a la filosofía moral. México: FCE.
Sáenz, R. G. (2007) Introducción a la ética. México: Editorial esfinge.


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