La ética del cambio climático
María
José Ruiz Cisneros
1130684
La
ética del cambio climático
¿Alguna
vez te has cuestionado acerca del mundo en el que vivirán tus hijos y nietos?,
¿Haz logrado entender que es
responsabilidad de cada quien estar consientes de que lo que hagas hoy
repercute en el mañana? Una problemática social actual que merece de suma atención
es el problema ambiental. Es responsabilidad de nosotros como individuos que
formamos parte de una sociedad cuidar el lugar donde habitamos para de esta
manera poder brindarles a aquellos que vienen después un mundo limpio y puro.
El
propósito de este ensayo es informar al lector acerca de los notorios y
negativos cambios que ha sufrido el planeta tierra en los últimos años por
causa de nuestras acciones. Así mismo, es importante crear una relación estrecha con el hecho de que el
deterioro del medio ambiente es hoy en dia un fuerte problema ético ante el
cual es necesario actuar con prontitud. Este se considera un ensayo ético
debido a que dentro del mismo es necesario juzgar sobre los actos humanos, para
de esta manera determinar si son buenos o malos, justos o injustos.
Las causas del cambio climático son primordialmente generadas por nosotros
los humanos. El problema ético radica en nuestra carencia de preocupación por
el proteccionismo ambiental y la falta de conciencia con la cual no sólo
vivimos si no también actuamos. Estamos desacostumbrados a pensar en todas y
cada una de las consecuencias que el daño al planeta traerá a la humanidad en su conjunto.
Individualismo afectando al medio ambiente
Amitai Etzioni acepta un
individualismo entendido como autonomía personal y libertad de decisión (Etzioni, 2007). Sin embargo, si analizamos al individualismo desde
el punto de vista en donde los intereses del mismo son los únicos que importan,
nos encontramos ante un conflicto de magnitud ya que es también lógico pensar que el individuo y
la comunidad en la que éste vive se necesitan mutuamente.
El individualismo es
enfatizar en la importancia crucial del ser humano y los intereses individuales
ante lo social, es decir, “Primero son
los individuos y después la sociedad”. (Pérez,
2002, pág. 20)
Así también, el
individualismo tampoco reconoce la responsabilidad para con otros individuos
autónomos que aun no existen, refiriéndonos a las futuras generaciones. Es de
aquí de donde viene la problemática ambiental, del no pensar en el qué sucederá si hacemos o
no esto y/o aquello. Desafortunadamente somos seres reacios al pensar en que el
sujeto y el objeto social no son cuestiones individuales si no colectivas.
Diacronía
social como factor constitutivo del problema ambiental
El problema ambiental es
un gran reto que necesita de variadas y prontas soluciones. En los últimos años
la superficie terrestre se transformó entre un 30 y 50%, lo que ocasionó el
cambio de los suelos y la quema de hidrocarburos. (Nañez, 2003, pág. 25).
La temperatura media de la superficie
terrestre subió más de 0,6oC y no obstante aun se estima que
aumentará de nuevo entre 1,4oC y 5,8oC para el año 2100
lo cual es preocupante. (COP, 2007).
Uno de los grandes y muy
frecuentes problemas en la cuestión ambiental es que como seres humanos no
logramos darnos cuenta que la sociedad vive a través de las generaciones, convirtiéndonos
en seres incapaces de pensar en las repercusiones de nuestras acciones lo cual
nos impide actuar a conciencia y lo que se convierte en un fuerte problema
ético.
La forma en que día tras
día contaminamos el medio ambiente por medio del uso del automóvil, de
pesticidas, de tirar basura en las calles, entre otras acciones poco favorables
y beneficiosas, han perjudicado
irreversiblemente al planeta en el que vivirán nuestros hijos y nietos.
Desafortunadamente, el
nivel del mar ha incrementado significativamente, esperándose que aumente 18 cm más para el año 2030, 44 cm
para el año 2070 y aproximadamente 65 cm para el 2100. La tasa incremental es
aprox. de 3 a 6 veces más rápida que la de los últimos cien años y aun así no
logramos entender que esto nos puede llevar a la extinción de la especie
humana. (Nañez, 2003, pág. 26)
Es hoy en día normal que
nos olvidemos del hecho de que la sociedad es un sujeto diacrónico. Para una
más amplia comprensión, es necesario entender el significado de esta palabra. “Diacrónico”
se dice de los fenómenos que ocurren a lo largo del tiempo, a oposición de lo
sincrónico (Diccionario de la Real
Academia Española, 1992). El tiempo futuro es también un factor de
interpretación de la realidad ya que la sociedad actúa también en el futuro por
medio de todas las acciones de efecto diferido a largo plazo. Es por eso que la
diacronía se considera como un asunto fundamental en el moderno discurso
sociológico. El asunto que descubre directamente la diacronía social como
factor constitutivo es el estudio de los problemas ambientales.
(Pérez,
2002, pág. 18)
Dentro del libro Diez temas de sociología se resalta
también el objeto conocido como “mestizo diacrónico”, que es el yo inclusivo
proyectado en el tiempo hacia las futuras generaciones que resulta en un “nosotros
–siempre”, en donde el objeto y meta
para la que trabajo y para la que procuro felicidad es el yo que hay en los que vienen después: mis
hijos y los hijos de los demás. (Pérez,
2002, pág. 21). Este objeto nos muestra que es posible la existencia de una
mayor preocupación por los que vienen al mundo después de nosotros. En base a
este concepto, podemos crear una conciencia duradera, en donde eliminemos poco
a poco el problema ético y un tanto egoísta al solo pensar en nuestro propio
bienestar. Si comenzamos por aceptar que nuestro bien es también el bien de los
nuestros, la situación ecológica tendría fuertes posibilidades de mejorar.
Es necesario tener un
reconocimiento de la realidad social y ser capaces de profundizar en la esencia
de las cosas y en los hechos que existen ya detrás. No es justo pensar
únicamente en el yo y en el ahora, dejando “a la deriva” a las futuras
generaciones.
Utilitarismo
ofrece posibilidades de mejora
La postura utilitarista
juega un papel importante dentro del desarrollo del cuidado ambiental. Es
necesario preguntarnos ¿qué acciones son correctas?, ¿qué cosas son buenas? ,
para de esta manera entender la estrecha relación entre ambas cuestiones.
Dentro de esta teoría
creada por Jeremy Benthman y Stuart Mill durante el siglo XVIII y XIX, se
definió como acciones correctas aquellas que producen el mayor bien. El bien
tiene el significado de felicidad, en donde las acciones se juzgan como
correctas o como incorrectas según sus consecuencias. (Rachels, 2007, pág.167)
Sabemos que tirar basura
en las calles, no utilizar la bicicleta prefiriendo el uso constante del
automóvil, desperdiciar el agua, el uso frecuente de pesticidas, etc. son
acciones que no traen consecuencias positivas al medio ambiente y por ende a
los que habitamos en el. Estas acciones según el utilitarismo, son acciones
incorrectas debido a que no producen el mayor balance posible de felicidad
sobre la infelicidad.
El utilitarismo podría
ser prometedor para una mejora. Esto se logra comprender en base a una sencilla
reflexión acerca de que un ser humano que cuenta con ideas utilitaristas no
perjudicaría tan fácilmente al medio ambiente, ya que sería un ser capaz de
evaluar las consecuencias de sus actos
como por ejemplo el uso de la bicicleta, contribuir a la reforestación, etc.,
en donde lo importante es la cantidad de felicidad o de infelicidad que se crea
para el y los demás, siendo el resto irrelevante.
Justicia
e igualdad para el yo y los demás
La justicia en sentido
ético se percibe también como una capacidad del ser humano para juzgar en cada
momento lo que es justo y lo que no. (Martínez,
2002, pág. 159)
Así mismo dentro de su
teoría, John Rawls definió el sentido de justicia como la capacidad que tenemos
para juzgar cosas como justas, apoyar esos juicios en razones, actuar de
acuerdo con ellos y desear que otros actúen de la misma manera. Este proceso se da dentro de una sociedad la
cual el mismo Rawls define como una asociación más o menos autosuficiente de
personas que en sus relaciones reconocen ciertas reglas de conducta como obligatorias
y que en su mayoría están de acuerdo con ellas. (Rawls, 1971, pág.18)
Como personas racionales,
iguales y libres no debería de ser mucho pedir el entender que lo que hagamos ahora repercutirá en el
futuro, obligándonos a ser personas que
piensen en los demás, en una sociedad como conjunto y no como un solo
individuo, apoyándose siempre en la
pregunta de si lo que hago es justo o no para mi y para los demás.
La igualdad entre los
miembros de una sociedad se encuentra estrechamente ligada al concepto de
justicia. En el libro V de la Ética a
Nicómaco, Aristóteles distingue la justicia como una virtud genérica,
definiendo tres tipos de justicia los cuales ligó estrechamente con la noción
de igualdad:
“Lo injusto implica desigualdad, así
también lo justo implica igualdad” (Aristóteles, 1131a).
Esto mismo nos permite
reflexionar que no únicamente es injusto que no pensemos en aquellos seres humanos
que habitarán el planeta cuando quizás nosotros ya no estemos presentes, si no
es también una fuerte cuestión de desigualdad heredarles un planeta que pronto
podría ser inhabitable. Todos tenemos los mismos derechos de disfrutar un día
soleado y de un día lluvioso, de la playa y de la selva, y esto por que todos
somos iguales. Una reflexión tomando en cuenta estos dos importantes conceptos
dentro del tema ambiental nos debería de
permitir darnos cuenta de que todos merecemos vivir en las mejores condiciones,
aun los que no se encuentran todavía presentes.
Para finalizar, es
importante entender la magnitud del problema ético al que nos estamos
enfrentando. Si continuáramos por no hacer nada al respecto sin ser capaces de
ver las consecuencias de nuestros actos a largo plazo, el daño podría ser ya
irreversible. Esto último implicaría encontrarnos en la terrible situación en
donde ya sea demasiado tarde. Es necesario entender que el problema ambiental
constituye a un factor diacrónico, el cual necesita ser detenido a la brevedad.
Es importante dejar a un
lado el individualismo para preocuparnos por la sociedad como conjunto. Saber
que la justicia y la igualdad son valores fundamentales que vienen de la mano
nos rectifica el hecho de que todos somos merecedores de vivir en un mundo de
calidad.
Lograr una reflexión
personal y constante acerca de nuestras acciones nos permitirá ser capaces de
determinar si nuestras acciones son buenas o malas dependiendo de que tan
beneficiosas sean para nosotros y para los demás.
Considero que si logramos
actuar en base a esto previamente mencionado, definitivamente existe el poder
de tener una mejor calidad de vida para nosotros y para los que aun están por
llegar.
Bibliografía
Aristóteles y Martínez
C., J. (2001). Ética a Nicómaco. España: Alianza Editorial.
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP). Cámara
de Diputados LX Legislatura
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Cortina,
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Etzioni.,
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Ñañez M., E.(2003). Cambio climático y océanos, desafío para el
siglo XXI. Colombia: Fundación Universitaria Manuela Beltrán. Recuperado de
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=30400305
Pérez
A., J. (2002). Diez Temas de Sociología. Madrid,
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Rawls,
J., (1971). Teoría de la Justicia. México: Fondo de Cultura Económica
Real
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Espasa-Calpe
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