sábado, 21 de febrero de 2015

Nuestra economía cambia, nuestros valores no

“Nunca negocies de rodillas”, fue una de las frases que el señor Genaro utilizó para dar alusión a que aún cuando más desesperado te sientas, no debes dejar que alguien pise tu dignidad y te haga sentir menos de lo que en realidad eres. Los seres humanos desde el instante en que nacemos llegamos al mundo con tres defectos, los cuales son las principales barreras que se nos imponen para todo, somos mortales, somos erráticos y concupiscentes.
Al ser mortales, vivimos en un mundo en el que todo va muriendo, nuestra historia muere, nuestro pasado muere, nuestras neuronas, nuestra salud, etc. Somos erráticos porque la mayoría de las decisiones que tomamos diariamente son malas, son las incorrectas y son las que nos afectan. Somos concupiscentes porque tenemos dependencia al mal, nos inclinamos siempre hacia lo malo de todo. Entonces, si todos nacemos con estas fallas, ¿por qué nos sentimos superiores y nos enojamos cuando alguien más comete un error?


Cuando tienes que iniciar desde cero, como el señor Genaro, cuando no posees capital, cuando tus problemas son más grandes que tus finanzas, lo único que puedes hacer es aferrarte a tus sueños, a tus ideales y a tus metas, siempre por el camino indicado. Hubo un momento en su vida en la que estando en una situación no del todo buena, se le presentó la oportunidad de obtener en un solo pedido lo que ganaba en un mes, sin embargo, al estar involucrado un acto sin ética profesional lo rechazó inmediatamente. Es curioso cómo a veces las personas que menos tienen, las personas que se encuentran en la peor estabilidad económica conservan sus valores y su moral aferradas a ellos como si fueran su razón de existir, muchas personas hubieran aceptado, total, ¿quién podría darse cuenta?
La moral y ética profesional que presenta el señor Genaro es bastante impresionante, puesto que a pesar de que ha logrado un crecimiento económico bastante notable, sigue siendo un hombre sencillo, un hombre preocupado por los demás y con altos valores culturales. Él comentaba que en su empresa, más que ser el jefe, es un servidor, siempre está al tanto de lo que los empleados necesitan y busca la manera de ayudarlos a que puedan llegar a sus metas para que de esa manera la empresa crezca de manera óptima. Por eso, en el momento en que un empleado se equivoca, él habla con ellos y los hace entender que no se deben de sentir mal porque somos seres humanos y cometemos errores, el problema comienza en el instante en que ponemos excusas, mentimos o tratamos de disfrazar los errores que cometemos, pues ante todo, debemos ser honestos.
No debemos sentirnos avergonzados cuando cometemos un error, todo lo contrario, hay que gritarlo, pedir ayuda y ser honestos siempre. Debemos hacer las cosas lo mejor que podamos para que a lo largo de nuestra vida seamos capaces de poder observar a todos a los ojos, caminar con la cabeza en alto y saber que no le debemos nada a nadie, porque después de todo hay que tratar a las personas como lo que son, seres humanos.

Creo que a pesar de todo por lo que vivió el señor Genaro, el hecho de pararse frente a una empresa tan grande y seguir teniendo un corazón humilde y actitudes nobles lo hace una persona increíble, es muy bonito el ver que todavía existen personas a las que el dinero no las corrompe ni las cambia. Como muchas personas sabemos, existen empresarios exitosos que lo único que buscan es el dinero, olvidando desde donde comenzaron y olvidando que sus trabajadores son iguales. No olvidemos que esas personas, los trabajadores, son las que nos dan las ganancias, entonces, no hay razón para tratarlos como si valieran menos.  Más que respeto se trata de humanidad, de entender lo que somos y lo que representamos y no olvidar que todos comenzamos teniendo menos de lo que obtendremos en un futuro. Debemos ser como las plantas, siempre mirando al cielo, aspirando por más pero no dejando ni soltando nuestros pies de la tierra, como el señor Genaro.

Paola Ochoa Álvarez

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