martes, 25 de noviembre de 2014



Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey 
Campus Guadalajara 
Carlos Fernando Martínez Sahagún 
25.11.14

Equidad de Consumismo


El consumismo se entiende como un sistema moderno en el que la mayoría de los individuos buscan alcanzar una supuesta alta calidad de vida y una mayor comodidad, esto implica que al ser un hombre contemporaneo la satisfacción se logra por medio del consumo de todo tipo de productos.
En las sociedades contemporáneas no sería fácil entender el comportamiento del consumidor sin hacer un detallado y exhaustivo análisis el significado que para todos tienen las posesiones, como elemento diferenciador en los distintos niveles sociales. Una forma de comprender esta inevitable realidad es aceptar que sabiendolo o no, con intención o sin ellas, las posesiones se han convertido en parte de nuestras vidas, llegando, incluso a transformarse en una extensión de nuestra propia personalidad (Belk, 1988).
Hasta aquí el concepto de “consumo” no se le reconoce como un problema ya que es indiscutible que todos tenemos necesidades básicas como la alimentación, el vestir, entre otros. La adquisición excesiva es el verdadero problema denominado “consumismo” y que la DRAE lo define como la “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.”
El consumismo, sobre todo en el hombre moderno, ha fabricado y reestructurado nuevos estándares de felicidad en una supuesta libertad de elegir lo que se quiere, todo con la condición de quienes tienen fortuna al nivel de sus deseos:
Nace un "Homo consumericus" de tercer tipo, una especie de turboconsumidor desatado, móvil y flexible, liberado en buena medida de las antiguas culturas de clase, con gustos y adquisiciones imprevisibles. Del consumidor sometido a las coerciones sociales del "standing" se ha pasado al hiperconsumidor al acecho de experiencias emocionales y de mayor bienestar, de calidad de vida y de salud, de marcas y autenticidad, de
inmediatez y comunicación (...) De ahí la condición profundamente paradójica del hiperconsumidor. Por un lado, se afirma como "consumactor", informado y "libre", que ve ampliarse su abanico de opciones, que consulta portales y compradores de costes, aprovecha las ocasiones de comprar barato, se preocupa por optimizar la relación calidad- precio. Por otro lado, los estilos de vida, los placeres y los gustos se muestran cada vez más dependientes del sistema comercial. Cuanto más obtiene el hiperconsumidor un poder que no conocía hasta entonces, más extiende el mercado su influencia tentacular, más autoadministrado está el comprador y más extrodeterminación hay vinculada al orden comercial. (Carosio, 2008).
Una de las cuestiones más importantes para tener conciencia y evitar la indiferencia del consumo excesivo es: ¿Cómo se distingue una verdadera necesidad a una necesidad creada? Sabemos que una de las mayores fuentes persuasivas es la publicidad, esta realiza un método de análisis sicológico para llevarnos a un estado inconsciente de deseo y necesidad ya que nos invitan a la adquisición de nuevos productos que debemos tener. En la actualidad la publicidad ha tenido un gran impacto sobre la sociedad hasta el punto en donde pueden determinar el comportamiento, vida y relaciones de las personas. Por otro lado las necesidades son cuestiones de salud, vivienda, vestido, educación que son idóneos de desarrollar capacidades y el bienestar real del ser humano, tal como la salud, educación, intelecto, virtudes, información, relaciones, etc.
Por otra parte, Adela Cortina (1999) hace referencia a una propuesta ética que se ha ofrecido a lo largo de la historia:
[...] entienden las “Éticas del capitalismo” que el consumo es la expresión más acabada de la democracia económica y de la autonomía personal. El consumidor -opinan- se comporta como un ser autónomo porque, haciendo uso de su soberanía, deposita su “voto-peseta” en un producto, vota por él, y las empresas se ganan los votos con la calidad de sus productos. Una sociedad que aumenta las ofertas de consumo fomenta la libertad, valor
supremo de una sociedad moderna.
En muchos casos los consumidores reclaman mayor calidad a los productos haciendo votación de calidad; sin embargo, ¿en qué punto ésta termina siendo justa? Rachels (2007) habla sobre el Contrato Social y la racionalidad que consiste en la creación de un pacto y un estado civil, vida en sociedad y convivencia social respectivamente, en donde se establecen reglas con el poder necesario para hacer que se desempeñen a condición que los demás las cumplan y por otra parte también quiero recoger el planteamiento hedonista por el utilitarismo de carácter individual que consiste en organizar la vida de tal modo que mediante una razón calculadora, conveniente, se logre alcanzar el máximo placer, en resumen: búsqueda de placer individual.
Este último planteamiento no da lugar a la justicia porque al parecer la felicidad es obligatoria y está condicionada a la acción del consumismo además, solo unos pocos tienen el derecho de tener estos goces personales por lo que no existe un bien social colectivo y esto lo menciono ya que según la base de datos de MCS-ENIGH (Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) en las públicaciones pasadas del 16 de julio (2013) se muestra que, en cuestión de población en situación de pobreza, el porcentaje del año 2012 es de 45.5 y en cuestión de población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo, del mismo año, el porcentaje es de 20.0. Por lo que se puede asumir que aquellas personas, cuyo nivel económico que es inferior resultará muy difícil dar espacio al consumismo, es cuando aquella felicidad obligada y goce de productos innovadores no es equitativa.
Si bien existen aspectos negativos también existen aspectos positivos según Páramo (2004) estos son: Estimula trabajo, promueve actitud estética, facilita la expresión social, es agradable y placentero, nutre el individualismo, provee estimulación intelectual, brinda entretenimiento y confort, obtener lo que se desea, lo que es conocido como culturas de consumo. “ Es este el proceso el que invita a que se reflexione sobre todos aquellos componentes del fenómeno de consumo como sugestivos indicadores de la irredimible presencia de una cultura
de consumo en construcción”.
A contra de los componentes del fenómeno del consumo puedo encontrar insuficiencias ya que estas impiden que la justicia y equidad se torne como universalidad de la norma; es decir, no se puede negar racionalidad ya que sería despojar a las personas de su humanidad y no podría ser un comportamiento positivo para transformarse en ley universal. ¿Cómo es que se mide el consumismo y su felicidad? Es imposible puesto que el consumismo no se puede medir y la felicidad resulta ser contradictoria, ya que está obligada a la acción del consumismo por lo que será momentánea y únicamente puede ser restituida por la repetición constante hasta formar un hábito tan solo para sentirse satisfecho, por lo tanto esta práctica te despoja de tu libertad, “Libertad del deber es renunciar al deseo” Kant en Rachels (2007). Además ¿cómo podemos decidir que los productos siempre son de calidad para cumplir los componentes del fenómeno del consumo y que cumplen las necesidades del mayor número de personas y no a todas las personas? No debemos olvidar que existen personas que no cuentan con los recursos necesarios para consumir y validar estas teorías llamadas fenómenos.
Debo resaltar mi acuerdo con la universalidad de la norma que menciona Rachels (2007) que consiste del actuar de tal forma que tu comportamiento pueda ser ley universal y el contrato social, ya explicado, porque el consumo debería ser justo para que como sociedad esto provoque una vida digna si todos estuviéramos dispuestos a aceptar un mínimo, cuyo objetivo sería consumir solo los productos que todos las personas; sin importar su estado, puedan consumir de esta manera considerar si puede universalizarse, en principio del imperativo categórico todas las personas racionales deberían aceptar. “Las acciones correctas son aquellas que producen el mayor balance posible de felicidad sobre la infelicidad, y en que la felicidad de cada persona cuenta como igualmente importante” Rachels, (2007). (p. 168).
Por último me gustaría mencionar a Aristóteles en Rachels, (2007). Aristóteles dice que la felicidad se obtiene a través de la virtud que se basa en las
acciones más apropiadas a la naturaleza de cada ser, por lo tanto la virtud del hombre es la excelencia de su parte esencial que es su alma. Virtud moral: hábitos para hacer el bien. La excelencia se alcanza a través de las acciones no.
No quise retomar temas obvios de sustentabilidad y hablar de la perceptible contaminación química, sino que quise retomar temas del verdadero sentido de la gente en la vida cotidiana y el consumismo para retomar un poco de sentido ya que desafortunadamente o afortunadamente todos viviremos en el mismo sitio.
Pienso que todas aquellas personas que han logrado alejarse de un estado de consumismo irresponsable y lucha solo por sus necesidades reales, dejando a un lado aquellas que fueron creadas por un mundo irreal, han llegado a la virtud. Me gustaría dejar con una reflexión que hace años leí de Gautama “el sufrimiento es creado por el deseo”.
Referencias
Carosio, Alba. (2008). El género del consumo en la sociedad de consumo. La ventana. Revista de estudios de género, 3(27), 130-169. Recuperado en 25 de noviembre de 2014, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405- 94362008000100006&lng=es&tlng=es.
Cortina, A. (1999). Ética del consumo. El País. Recuperado de http://www.elpais.es/articulo.html?xref=19990121elpepiopi_3&type=Tes&anchor=elpepiopi&d_da te=19990121 y originalmente publicado en http://www.etnor.org
Buganza, Jacob. (2009). Reflexiones en torno al concepto de felicidad a partir de Francesco Maria Zanotti. En-claves del pensamiento, 3(5), 83-1000. Recuperado en 25 de noviembre de 2014, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870- 879X2009000100005&lng=es&tlng=es.
Páramo, Morales , Dagoberto. (2004). El Fenómeno de Consumo y el Consumo en Marketing. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, enero-abril, 221-250. Recuperado de http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=10503409
Posadas Velázquez, Ruslan. (2013). La vida de consumo o la vida social que se consume: apreciaciones sobre la tipología ideal del consumismo de Zygmunt Bauman. Estudios políticos (México), (29), 115-127. Recuperado en 25 de noviembre de 2014, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185- 16162013000200006&lng=es&tlng=es.
Rachels, J. (2007). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica.

Real Academia Española. (2014). Recuperado de http://lema.rae.es/drae/?val=Consumismo
Complementarias
CONEVAL. (2012). Pobreza en México, Medición de la Pobreza. Recuperado de http://www.coneval.gob.mx/Medicion/Paginas/Medici%C3%B3n/Pobreza%202012/Pobreza- 2012.aspx
Utopía y Praxis Latinoamericana, El consumo de la encrucijada ética (2008). Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53701421 


No hay comentarios:

Publicar un comentario