miércoles, 26 de noviembre de 2014

Instituto Tecnológico de Monterrey
José Carlos Becerra Macías
A01227402
Ética, Persona y Sociedad
Grupo 13

¿El derecho a la salud es para todos?
Resumen
Este ensayo tiene como objetivo analizar cómo el derecho a la salud, a pesar de todos los esfuerzos que se han venido haciendo durante años, por la ONU y la OMS, aún existen sectores de la sociedad que no tienen acceso a ella, ya sea por discriminación o por pobreza. Se mostrara un contraste de las situaciones y problemas éticos que se viven en la actualidad, como las diferencias entre la salud pública y privada, partiendo principalmente de las teorías éticas expuestas en el libro de James Rachels “Introducción a la Filosofía” (2007). Finalmente el ensayo propone una forma en que la salud puede ser vista como un fin común que lleve a un progreso, fomentando la participación ciudadana y el cumplimiento del Estado con su contrato social.

Palabras claves: Derecho a la Salud, ética, progreso, participación, contrato social, discriminación, salud pública y privada

Salud para todos
“La medicina debe ser para el servicio de todos los seres humanos de una comunidad y de todas las comunidades humanas, y no solamente para los que pueden tener acceso a ella, por sus conocimientos, su posición económica, geográfica, política, social, religiosa, racial o ideológica” (Abad, 2007,p. 1). Estamos convencidos de que este principio se debe transformar en acción y que es un imperativo categórico que todo médico, trabajador de la salud y ciudadano debería seguir, pero, ¿por qué  no está sucediendo?, no es por la falta de conocimiento lo que impide que todos los habitantes reciban los mismo servicios  de salud, sino como también lo menciona Abad (2007) “los factores de dependencia económica, de ignorancia y las grandes diferencias en la productividad de los distintos grupos humanos lo que condiciona, primordialmente, las diferencias en los servicios de salud que reciben”. A pesar de que este problema ha sido reconocido por todos los gobiernos de diversos países que durante los últimos años se han unido a la Organización Mundial de la Salud (OMS), este derecho, en la práctica, se aplica de manera deficiente para la mayoría de seres humanos, donde el principal responsable es el Estado al no cumplir su contrato social con sus habitantes.
Con base en las consideraciones anteriores, se infiere que el Estado tiene la responsabilidad  de generar las condiciones necesarias para que todos los habitantes vivan sanamente, garantizando servicios de salud, alimentos nutritivos y condiciones de vivienda y trabajo saludables y seguros que mejoren la vida digna de sus ciudadanos. En este orden de ideas Rachels (2007, p. 224) sostiene que “El Estado existe para hacer que se cumplan las reglas más importantes indispensables para la convivencia social…”. No obstante, el Estado no ha cumplido completamente con su responsabilidad en la distribución del derecho a la salud por gastar ineficientemente y por la insuficiencia de recursos. A causa de esto, la posibilidad de tener una vida saludable y digna, se ven afectadas por las inequidades que sufren los habitantes al no respetarse su derecho a la salud, ni contar con la disponibilidad de suficientes servicios públicos o medidas que protejan de terceros que interfieran por fines propios con la accesibilidad de este derecho.
Entre las circunstancias que motivan esta desigualdad se encuentra el tener un sistema doble, el público que está abierto para todos y el privado, al que solo tiene acceso las personas que tienen dinero para pagar por el servicio y que cuenta con los mejores recursos materiales y humanos de salud. Esto provoca que los ciudadanos que pueden pagar por el servicio privado tengan mayor influencia y se descuide el sector público. Sin embargo el problema no termina en este sistema doble, ya que gran parte de la población aún no tiene acceso a ninguno de ellos.
De acuerdo con estimaciones de los especialistas, en materia de atención médica, menos del 40% de la población cuenta con alguna atención médica proporcionada por la seguridad social. Un 2% es atendido por el sector privado y el resto, 58% por instituciones que atienden al sector más pobre de la población a través de una cuota de recuperación o de forma gratuita. (Fuentes, 2010, p. 5). A causa de esto, los problemas de salud afectan más a sectores marginados y vulnerables de la sociedad, donde ciudadanos de bajos recursos que no pertenecen a un seguro público o privado, se hacen aún más pobres porque no pueden enfrentar los problemas de salud y no solo porque lo tienen que pagar, sino porque dejan de trabajar y se hacen menos productivos. De acuerdo con cifras y datos de la OMS (2013) “150 millones de personas en todo el mundo se encuentran cada año en una situación financiera catastrófica y 100 millones de personas se ven abocadas a vivir por debajo del umbral de la pobreza debido a sus gastos sanitarios”. 
En relación con el acceso de distintos sectores sociales a los servicios de la salud, su representación más obvia es la diferencia que existe entre ellos, donde algunos médicos y trabajadores de la salud han contribuido en incrementar. Un ejemplo de ello, que por largo tiempo ocurrió y que aún se presenta, es la forma en la que se trata a los pacientes en ciertos hospitales, donde es común ver que un médico se refiera a ellos con el nombre de “el de la cama 8”, al cual no le dicen su situación de salud, por qué le quitan sangre, qué medicinas le están dando o incluso ni se le atiende; en cambio, en lo privado, al paciente se le saluda de mano, se le llama por su nombre y se le da una atención digna. En base al ejemplo antes mencionado, se podría decir que se está cumpliendo con el paciente al curarlo o al mantenerlo con vida, a pesar de no tratarlo igual que como se trata a un paciente en lo privado. Sin embargo, no solo se debe aumentar las vidas salvadas, también se debe aumentar su calidad, donde todos los establecimientos, servicios y trabajadores de las salud, deben respetar y dar una atención medica digna y justa  a los pacientes acorde a sus necesidades y no a sus recursos.
Éste es uno de los mayores problemas de inequidad de los servicios de salud en distintos sectores sociales, donde ya no solo es el Estado quien no está tomando su responsabilidad, también los médicos y trabajadores para la salud han dejado de hacerlo al dar un mejor servicio a personas que tiene recursos (Pérez, 2005).Violando uno de los principios básicos tomados por la AMA (Asociación Médica Americana) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) donde se estipula que “el médico estará dedicado a proporcionar servicios médicos competentes con compasión y respeto por la dignidad humana”.
El derecho a la salud no se debe interpretar de forma separada, ya que conlleva otros derechos, en especial el de igualdad, por ello, todas las personas, y no solamente para las que pueden acceder a los servicios de salud por sus conocimientos, su posición económica, ideologías, política y  religión, tiene derecho a la atención médica sin distinción, respetando la dignidad e igualdad humana del paciente. Al mismo tiempo, “… los seres humanos tienen un valor intrínseco, es decir, dignidad” (Rachels, 2007, p. 211), esto quiere decir que ninguna persona es más valiosa que otra, ni que ninguna distinción inventada por el humano aparte de las ya mencionas podrá ser utilizada para denigrar o afectar la autonomía ni los derechos de otro ser humano.
Sin embargo, la discriminación es un gran problema en nuestra sociedad, no se puede tratar a un ciudadano de forma diferente a otro, ni se le puede negar el derecho a la salud por parte de un médico o una institución a menos que este trato esté justificado y apoyado por buenas razones éticas. La Comisión de Conciliación y Arbitraje Médico expresa en La Carta de Derechos de los Médicos, que “El médico tiene derecho a que se respete su juicio clínico […], así como su probable decisión de declinar la atención de algún paciente, siempre que tales aspectos se sustenten sobre bases éticas, científicas y normativas”(2014). Con base en la ética de la virtud de Aristóteles, por más imparcial que un médico quiera ser, siempre serán más importantes sus seres queridos (amigos y familia)No tratamos a nuestra familia y amigos como trataríamos a desconocidos. Estamos ligados a ellos por el amor y el afecto, y hacemos cosas por ellos que no haríamos por nadie más. […] es diferente de nuestras relaciones con otros, y parte de la diferencia es que nuestros deberes y responsabilidades son distintos.” (Rachels, 2007, p. 275), de acuerdo con esto, mediante una buena razón ética, el medico podrá negar a otros pacientes la atención médica y atender a su familia o algún problema, sin que falte a la responsabilidad en su profesión, ya que a pesar de todo sigue siendo una persona con una vida, con problemas y con familia al igual que la demás personas.
Salud y economía
En base a la consideraciones anteriores, donde la discriminación y la poca disponibilidad y accesibilidad a los servicios de salud, han logrado que muchos sectores de nuestra sociedad no tengan acceso ellos y es preciso mencionar, que no es solo por estos motivos que no se puede ejercer este derecho de forma eficiente, sino por el mal uso que se le da al dinero, ya que muchas organizaciones tienen objetivos propios y ven la salud como un negocio. Por lo contrario, con un buen uso del dinero y el apoyo del gobierno, se podría dar una vida más digna a los ciudadanos, ya que sin mejoras en la salud, es difícil que los ciudadanos produzcan y que un país progrese. De acuerdo con esto, “cuando tengamos que elegir entre diferentes acciones o políticas sociales, debemos elegir aquella que tenga las mejores consecuencias globales para todos los afectados” (Rachels, 2007, p. 148), tener acceso a la salud en todos los sectores de la sociedad no solo traerá el bienestar general de los ciudadanos, sino que también traerá bienestar al Estado, ya que ciudadanos más sanos  permite que sean más productivos y que generen más riquezas, ayudando aumentar la calidad del capital humano, del Estado  y la salud. “Un estudio de Fogel de 1994 concluye que 30% del crecimiento de la economía de Inglaterra de los últimos 200 años puede ser atribuido a una mejor nutrición. Un trabajo sobre la globalización, de la Universidad del sur de la Florida, concluye que cada 10% en la esperanza de vida lleva en promedio a medio punto más de crecimiento económico” (Serra & Elizondo, 2007, p. 154-155).
Se puede considerar antiético tratar a la población como un medio para aumentar la economía de un país. Sin embargo, “los seres humanos tienen “un valor intrínseco, es decir, dignidad”, porque son agentes racionales: esto es, agentes libres, capaces de tomar sus propias decisiones, establecer sus propias metas y guiar su conducta por la razón” (Rachels, 2007, p. 206). El ser humano busca vivir una vida digna y plena, la cual le permita un progreso. El gobierno tiene el mismo objetivo, “el progreso” y al compartir la misma meta, el ciudadano deja de ser un medio con el cual se genere dinero. Por ello, la mejor forma para que se llegue a una mejoría, es que el Estado cumpla con su contrato social y proteja el derecho a la salud para que los intereses de otras instituciones o personas no estén motivados por sus propios intereses y fomenten situaciones en las que se discrimine o se llegue a ver la salud de un paciente como un negocio
Conclusiones
El derecho a la salud debe ser un trabajo de todos, donde el Estado se encargue de crear las condiciones necesarias para que todas las personas  tengan accesibilidad, disponibilidad y calidad en los servicios de salud, reconociendo que la salud no es solo el estar sano, sino un bienestar físico, mental y social, donde se garanticen condiciones sanas de trabajo, de vivienda, nutrición, educación e información. Con la intención de que todas las personas tengan la posibilidad de recibir una  atención sanitaria oportuna, asequible y satisfactoria a sus necesidades y no a sus recursos.
Al mismo tiempo, se debe comprender que a pesar de que los Derechos Humanos, en este caso el de salud, son reconocidos y garantizados por el Estado, es responsabilidad del ciudadano respetarlos y fomentarlos, haciendo un trabajo individual y comunitario, por ejemplo: el no discriminar a los demás y reconocer la igualdad de oportunidades, tanto en la vida diaria como en la profesional. Así, como no negar la salud por diferencias sociales ni por intereses propios. Es necesario mencionar que no solo basta con fomentar en la vida diaria el derecho a la salud, también se debe mantener y cuidar por parte de cada persona, y sobre todo cuidar el medio ambiente, porque si continuamos contaminándolo es un daño que hacemos al planeta y a nosotros mismos. Finalizo reiterando que para garantizar una estabilidad a largo plazo se necesita la participación de todos.
  
Referencias
             Abad, H. (2007). Filosofía de la salud pública. Salud Pública de México, Vol. (25), pp. 8-12. Recuperado de UAEM www.redalyc.org/articulo.oa?id=12025203
Fuentes, I. (2010). Salud Pública de México. Salud para los mexicanos. Vol. (41), 5-6. Recuperado de UAEM www.redalyc.org/articulo.oa?id=57916060001
Pérez-Tamayo, Ruy. (2005). Ética médica, salud y protección social. Salud Pública de  México, 47(3), 245-251. Retrieved September 10, 2014, from http://www.scielosp.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342005000300009&lng=en&tlng=es. 10.1590/S0036-36342005000300009.
Mayer-Serra, Carlos Elizondo. (2007). El derecho a la protección de la salud. Salud Pública de México, 49(2), 144-155. Recuperado en 22 de octubre de 2014, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342007000200010&lng=es&tlng=es.
 Rachels, J., & Millán, G. (2007). Introducción a la filosofía moral. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Referencias complementarias
Comisión de Conciliación y Arbitraje Médico. (12 de noviembre de 2014). Carta de Derechos de los Médicos. Recuperado de salud.edomex.gob.mx/ccamem/cartamedico.htm
Organización Mundial de la Salud. (Noviembre 2013). Derecho a la salud. Recuperado de who.int/mediacentre/factsheets/fs323/es/

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