viernes, 4 de noviembre de 2011

Nuestra vida es un cuento de hadas, por Arturo Hernández Martínez

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Arturo Hernández Martínez


    En este punto, creo que sería algo inusual que usted, estimado lector, no estuviera consciente del movimiento de “Los indignados”, un grupo de personas que persiguen la idea de una sociedad en la que la economía no se enfrente a un punto de tal desigualdad como sucede en la actualidad, donde las vastas riquezas que posee nuestro planeta sean distribuidas de una manera que por lo menos se asemeje a lo uniforme, pero cabe mencionar que la idea de este movimiento ha sido algo constante a través de los años, un tema del que se habla y se habla y se habla, pero parece que no vemos cuándo llegará el cambio para la sociedad en general, y entonces… ¿Qué es lo que hace falta para que ese ínfimo, pequeño, diminuto, vergonzoso (entre otros adjetivos adecuados) grupo de personas que mantiene todas las riquezas se dé cuenta de que no estamos felices? Palabras han quedado perdidas en el aire, protestas que han encontrado la forma de volverse “normales” se han establecido pero… ¿No hay una respuesta todavía? Esto me lleva a pensar que quizá estas personas no están “entendiendo” lo que se les ha querido transmitir de mil formas, y como a todos les gustan los cuentos ¿Por qué no contarles uno a ellos?

    Escuchen bien 400 estadounidenses más ricos y sus afines: Érase una vez una tierra llamada “Capitopoli” en la que el orden estaba establecido, los ricos por siempre seguirían siendo muy ricos y los pobres… Seguramente morirían pobres. Incluso en una tierra llamada “Estados Unidos” el 1% de las personas tenía una riqueza mayor que el 90% de los habitantes en general. Y es así como se vivían los días y las noches, los pobres trabajaban, trabajaban y trabajaban pero aun así sus ingresos económicos apenas eran lo suficiente para que pudieran “sobrevivir”; mientras que los ricos, sólo tenían que conservar sus riquezas y asegurarse de que los pobres no tuvieran forma de arrebatarles sus tremendos lujos, de los cuales la mayoría de las veces no tenían ni forma de aprovechar.

    Todo iba “bien” hasta que algunos miembros de la comunidad se dieron cuenta de que no era justo que algunos murieran de hambre, mientras que otros fácilmente podrían morir por comer demasiado. Así que decidieron levantar la mano, para de manera pacífica llegar a un acuerdo y cambiar el régimen que de alguna forma se había vuelto “normal” para que así hubiera un sentido de igualdad, fundamentando que todos tenemos los mismos derechos y deberíamos tener las mismas oportunidades, además de que un mundo en el que 400 personas tuviesen muchas más riquezas que otros 150 millones parecía simplemente tonto, hasta cierto punto incoherente.

    En una parte de la tierra llamada “Guadalajara” (nada que ver con la Guadalajara que conocemos, eh) abundaba la violencia, la corrupción y la pobreza, donde la mitad de las personas no tenían trabajo y donde casi un tercio de los 25 millones de habitantes, siendo jóvenes, ni trabajaban ni mucho menos tenían la oportunidad de estudiar. Además de que hasta la comida era peligrosa, ya que ¡29.3% de la población vivía con cierto nivel de inseguridad alimentaria!

    Y así fue que los sabios de la tierra hablaron: Slavoj Zizek, contaba que el problema no eran las personas sino que el sistema se había descontrolado y ahora en vez de ayudarnos, nos orillaba a rendirnos, a dejar de luchar y a que aquellos que trataban de cambiar las cosas no lograran llegar a ninguna resolución contundente; en otro lado de la comunidad, Paco Gómez Nadal, establecía que en realidad muchos de aquellos que se están quejando de las fallas del sistema de manera pública no quieren en realidad un nuevo sistema, argumentando que “ser indignado es fácil, pero luchar es diferente” (Gómez Nadal, 2011), cita a la que yo le añadiría un “muy” justo antes de la palabra “diferente”.

    Pero tampoco sería justo decir que nadie está haciendo nada por el sistema financiero, porque de hecho lo están haciendo, sólo que “para ellos la prioridad no es la gente, sino los bancos” (Jornada, 2011) y las grandes potencias en su lucha por salvar un novedoso sistema financiero que comenzaron a implementar hace casi 50 meses, decidieron utilizar recursos públicos para así proteger a los intereses privados, lo que evidentemente fue exitoso puesto que sólo basta ver cómo está la situación en países como Grecia para darnos cuenta de esto (sí, los cuentos también pueden tener algo de sarcasmo).

    Y aquí es cuando tenemos que percatarnos de que más que un “cuento”, esto es una realidad, es nuestra realidad, pero ahora que hemos detectando algunas de las principales controversias de nuestra situación ¿Qué es lo que podemos hacer? ¿Qué deberíamos hacer? Porque supongo que estamos de acuerdo en que quejarnos sólo por la falta de otra cosa que hacer, no es y nunca será algo productivo (¿cierto Paco Gómez?), pero aquí nos vemos en la tarea de escoger otra corriente, otra perspectiva de la justicia que en realidad logre generar una situación equitativa entre todas las personas, donde todos tengamos las mismas oportunidades de alcanzar el éxito, donde nos demos cuenta de que el capitalismo nos ha consumido (irónico, ¿no?) y aquí el problema reside en que quizá todavía no existe esa perspectiva adecuada que genere el estatus social que buscamos (o nos negamos a aceptar que quizá Rawls tenía mucho más razón de la que creíamos porque su “posición original” y el “velo de ignorancia” no parecen tan malas ideas en este momento…), pero no por eso dejaremos de luchar para que en algún momento, ojalá cercano, los “indignados” sean llamados los “escuchados”.

    Pero mientras tanto, de algo sí podemos estar seguros y eso es que: Si no hacemos escuchar nuestras ideas, el cambio no vendrá. Nosotros tenemos el conocimiento, la información necesaria y la esperanza de una sociedad mejor así que ¿Por qué no alzar la voz? ¿Cuál es la necesidad de vivir en este triste cuento de hadas al que nos han introducido a la fuerza? Aquí es cuando nuestro personaje entra al cuento y se percata de que tiene el poder de cambiar las cosas, así que… ¿Cuál será nuestra siguiente línea?



BIBLIOGRAFÍA
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*Delgado Selley, Orlando. (13 de Octubre de 2011). Los grandes bancos y la crisis. (Tesis de maestría, Universidad Metropolitana). Recuperado de Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2011/10/13/opinion/024a1eco
* León Bendesky. (17 de Octubre de 2011). Ondas desde Zuccotti. Recuperado de Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2011/10/17/opinion/033a1eco
*(1 de Agosto de 2011). Para entender el crecimiento de la pobreza en México. Recuperado de Blog de la Redacción: http://redaccion.nexos.com.mx/?p=3268
*(11 de Octubre de 2011). Intervención de Slavoj Zizek en Liberty Plaza, Nueva York. Recuperado de El Diario de Torrent: http://eldiariodetorrent.wordpress.com/2011/10/11/intervencion-de-slavoj-zizek-en-liberty-plaza-nueva-york/
*Paco Gómez Nadal. (17 de Octubre de 2011). La facilidad de ser indignado
*Día Internacional para la erradicación de la pobreza. Recuperado de Jalisco Como Vamos: http://www.jaliscocomovamos.org/sala-de-prensa/noticias/94-diaerradicacionpobreza.html
*Velázquez, Manuel G. (2006). Ética en los negocios. México: Pearson Educación.

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