sábado, 24 de noviembre de 2012

Caso Emily Lawson

Alan F. Lozano Pérez

La doctora Elizabeth Lawson es una reconocida médica que se especializa en una condición genética conocida como Ataxia Telangiectasia (AT), enfermedad de inmunodeficiencia primaria que afecta varios órganos del cuerpo y presenta síntomas neurológicos que pueden ser observados a muy temprana edad en los pacientes. A pesar de que es muy difícil estimar el tiempo de vida de una persona con este padecimiento, si presenta síntomas en la etapa infantil, en general, se estima que no sobrevivirá la adolescencia.
Emily Lawson, una niña de 6 años de edad, hija de la Dra. Lawson, tiene un caso muy particular de este padecimiento ya que ha heredad dos copias, por parte de ambos progenitores, del gen que causa AT y ya presenta síntomas de este padecimiento, por lo cual, la Dra. Lawson sabe que la expectativa de vida con la que cuenta su pequeña es mucho menor que el promedio de las personas con esta enfermedad y que ya han presentado síntomas.
Actualmente la Dra. Lawson trabaja con un antibiótico experimental llamado LEX-2, el cual no será aprobado hasta pasados los siguientes 5 años. Aunque el LEX-2 ya ha dado resultados positivos en pacientes con la condición AT, debido a la condición única de su hija, la Dra. Lawson no tiene la información suficiente para determinar los posibles y probables efectos secundarios que tendrá esta droga si se la suministra a Emily, sin mencionar que al hacerlo, se estaría enfrentando a problemas legales por utilizar drogas sin aprobar en una paciente que no forma parte de un grupo de pruebas. En el mejor de los casos la Dra. Lawson se llegaría a perder su licencia médica mientras que en el peor podría ir a prisión.
Es claro que el dilema al que se enfrenta la doctora se reduce a la cuestión de si debe usar o no el antibiótico LEX-2 en su hija, cuestión que se analizará bajo la perspectiva de distintas teorías éticas, tratando de justificar porque la doctora no debe llevar a cabo este experimento, aunque también se presentarán argumentos en contra de esta postura, permitiendo que el lector pueda, de esta manera, crear su propio criterio.
Partiendo desde un punto de vista aristotélico y tomando con referencia el trabajo de Adela Cortina, Principales teoría éticas, en donde explica que “es prudente quien, al elegir, no tiene en cuenta sólo el momento concreto, sino lo que le conviene para el conjunto de su vida”(Cortina, pág. 2), en el caso en que la doctora decidiera llevar a cabo el experimento, estaría siendo imprudente ya que, además de no contar con la información suficiente para poder predecir el efecto que tendría el antibiótico en Emily, no estaría considerando las repercusiones que podría generar esta acción sobre su vida y por consecuencia sobre la vida de su hija, sin mencionar que el protocolo de aprobación de drogas experimentales existe porque a lo largo de los años la experiencia ha enseñado a los doctores que de otra forma se tendrían un impacto negativo mucho mayor. En otras palabras, tomar la decisión de llevar a cabo la acción caería en un vicio y por tanto no se estaría logrando el último fin que dicta la teoría.
Si ahora nos movemos a un enfoque utilitarista clásico, es necesario que tratemos, de alguna manera, de medir la cantidad de felicidad o infelicidad que se genera a partir de la decisión de la doctora (Rachels, 2006, pág.164). Nuevamente, en caso de que la doctora decidiera llevar a cabo la prueba, es claro que tendría que realizarla en un ambiente controlado, y por tanto limitar la libertad de la niña con el propósito de monitorearla para así poder reaccionar a tiempo bajo cualquier circunstancia. Al estar privada en buena medida de su libertad, se puede concluir que la infelicidad de Emily crecería y solo estaría aceptando esto para satisfacer los deseos de su madre. Finalmente, como se menciona James Rachel, en su trabajo Introducción a la filosofía moral, ya que la felicidad es la única consecuencia que importa y además la felicidad de todas las personas involucradas cuenta por igual (Rachels, 2006, pág.164), entonces podría decirse que la decisión de realizar la prueba es incorrecta por el hecho de generar infelicidad en Emily. Es importante además analizar más de cerca la cuestión de la libertad de Emily, ya que no solo se refiere a barreras físicas, sino también a la libertad de realizar su voluntad. Si tomamos como referencia la siguiente frase: “El hombre y la mujer virtuosos no tendrán que ser coaccionados desde fuera por la ley para ser buenos ciudadanos: la voluntad general es su voluntad y por eso son libres” (Aguiar, pag.13), entonces al considerar que Emily y su madre constituyen una sociedad, y que la madre es quien dicta las leyes en dicha sociedad, estaría entonces coaccionando a su hija en contra de su voluntad, y por tanto privándola de su libertad como ya se mencionó. Sin embargo, es claro una niña de 6 años no tiene la madurez mental para ser autónoma y prudente, recordando la definición de prudencia descrita anteriormente, la cual dice que “es prudente quien, al elegir, no tiene en cuenta sólo el momento concreto, sino lo que le conviene para el conjunto de su vida” (Cortina, pág. 2). Aunque si las actividades de las que se le priva son parte de su desarrollo (tales como jugar con otros niños u otras actividades que fomenten la formación de habilidades sociales), entonces si podríamos hacer referencia al argumento dado con respecto a la privación de la libertad de Emily para decidir no llevar a cabo el experimento.
Por otro lado, si observamos la situación deontológicamente, bajo una teoría kantiana la cual reza: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca como un medio” (Hoyos, 2007 , pág. 6), la obra de la doctora de hacer todo lo que esté en su poder para preservar la vida de su hija, considera como fin a la niña reconociendo de esta manera su dignidad y derecho a la vida, por lo tanto podría decirse que es correcto que la doctora suministre el antibiótico a su hija y tratar de incrementar la expectativa de vida de Emily.
La doctora Elizabeth claramente se especializó en esa condición en particular justamente por la condición de su hija y a pesar de no contar con la información médica suficiente para tomar una decisión con resultados predecibles, se sabe que tiene toda la información posible y por tanto no podría decirse que la decisión de llevar a cabo la medicación de Emily es infundada. Ahora, haciendo referencia al trabajo de María Santacruz llamado Ética del cuidado, en donde concluye que “una ética de responsabilidad y cuidado es un entendimiento de las relaciones que hace surgir la compasión y el cuidado” (Santacruz, 2006, pág. 8), junto con lo que constituye a la ética del cuidado propiamente, podemos entonces observar que al realizar la acción, la doctora Elizabeth se hace responsable del bienestar de la niña al hacer todo lo posible por preservar su vida, desarrollando el concepto de verdad una vez que tiene toda la información que le fue posible obtener para llevar a cabo la acción y de esta manera hacerse responsable ante sí misma, sabiendo exactamente qué es lo que quiere y sosteniendo su elección bajo su ideal del cuidado de su hija.
En última instancia vale la pena mencionar el código ético al que están sujetos los médicos, el cual los obliga a llevar acciones medicas con el mejor interés para sus pacientes y a pesar de ser en muchas ocasiones obras llevadas a cabo de forma perfecta, siempre existe la posibilidad de obtener resultados desagradables o fatales, a los cual se le da el término de iatrogenia, descrita por Esteban Alfonso en su trabajo Ética médica como aquellos resultado adversos como consecuencia de un acto médico realizado de manera correcta, término que únicamente se encuentra en la medicina. Es decir que, a aunque la doctora Elizabeth contara con más información, siempre va a existir la posibilidad de lesiones iatrogénicas, por lo tanto se puede decir que más información no es garantía de buenos resultados, logrando con esto reducir el peso que tiene este elemento en la toma de decisión.
En conclusión, con respecto al caso hipotético que se presenta, en donde de la doctora Elizabeth Lawson debe decidir si tratar o no a su hija con la medicina experimental LEX-2, con este trabajo se pretendió dar argumentos que sustenten dicha decisión y que le den una connotación de buena o mala con base en el enfoque de cada una de la teorías éticas mencionadas, dando la oportunidad al lector de formar un criterio propio con fundamentos más sólidos.


Trabajos citados

Aguiar, F. (s.f.). Libertad, justicia y juegos. Andalucia, España. Obtenido de Instituto de estudios sociales avanzados de andalucia: http://digital.csic.es/bitstream/10261/2071/1/12-06.pdf
Alfonso, E. (11 de Mayo de 1983 ). Ética médica. Obtenido de http://www.uaca.ac.cr/bv/ebooks/salud/1.pdf
Cortina, A. (1996). La vida moral y la reflexión ética. En A. Cortina, Ética. Madrid: Santillana.
Hoyos, D. (31 de Mayo de 2007). Ética de la virtud: alcances y límites. Obtenido de http://discusionesfilosoficas.ucaldas.edu.co/downloads/Revista11_8.pdf
Rachel, J. (2006). Introducción a la filosofía moral. México: McGraw-Hill.
Santacruz, M. (10 de Mayo de 2006). Ética del cuidado. Obtenido de http://www.facultadsalud.unicauca.edu.co/fcs/2006/junio/etica%20y%20cuidado.pdf

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