viernes, 23 de noviembre de 2012


Tema: Límites éticos en la Biotecnología

Introducción
Lo que conocemos ahora sobre la tecnología no es una novedad, cada día salen al mercado nuevas invenciones que hacen de nuestra vida algo “más fácil”, convirtiendo aquello que no teníamos previsto en necesidad. Hablando también de la biotecnología, es por eso que surge la pregunta: ¿tiene o no límites ésta ciencia?
Este ensayo pretende abordar de una manera elocuente, crítica y sin crear dilemas lo que se cree de los avances en la Biotecnología, los límites éticos tanto los económicos e individuales de los involucrados en éste ámbito de ésta ciencia que parece ser muy prometedora, con el fin de promover el diálogo y el derecho a la disponibilidad de información hacia todo público.

Desarrollo
En este sentido, citando a Pfeiffer “podríamos marcar que parecería ser que el único mandato que tiene la tecnología en general y la biotecnología en particular es la eficacia. El límite lo pondría entonces que fueran eficientes hasta la excelencia”  que “aunque el valor que dice mover la eficacia es la excelencia, la realidad es otra, su regla primordial es la productividad”. (Pfeiffer, M, 2001, p 272).
Es lamentable este hecho, de que el avance tecnológico sea meramente controlado por las corporaciones, instituciones privadas y públicas, en base a la productividad, y en lugar de ejercer una justicia equitativa para disminuir la gran diferencia entre los beneficios tecnológicos que pueden obtener los ricos y los pobres, ésta se hace más grande, potenciando las oportunidades para los más ricos. Si se daña el medio ambiente, aquellos que llegan a sufrir consecuencias más drásticas, son las personas de niveles socioeconómicos bajos, ya que no tienen los recursos para costear lo mejor en tecnología. Por lo tanto, no existe justicia tal en éste ámbito de la tecnología y sustentabilidad del medio ambiente.
Cuando nos referimos a la falta de límites en lo que respecta a los procesos biotecnológicos, es inevitable que aparezcan las críticas bioéticas.  Sin embargo, como menciona Pfeiffer,  “hay otras experiencias que afectan directa y actualmente a muchos seres humanos que no suelen estar en la mira de las discusiones bioéticas y cuyos límites son marcados exclusivamente por intereses económicos y políticos y de ninguna manera por la ética: me refiero a los experimentos genéticos con vegetales y animales. La norma parecería ser en este nivel: lograr todo lo imaginable, convertir en realidad todo lo posible". (Pfeiffer, M, 2001, p 272)
Y es en este punto donde hay que ponernos a pensar, ¿en realidad todo este avance voraz científico, es por mejorar la calidad de vida humana? En lo personal, y estando en éste ámbito he llegado a pensar que muchas veces se trata de un alter ego, de propuestas inimaginables y de querer rebasar todo lo que se ha hecho, por mera satisfacción personal. El llegar a ser alguien importante o de renombre y no pasar desapercibido por el mundo. Es ahí donde no tiene sentido entonces hablar de la ética del cuidado, donde lo esencial sería que los avances científicos fueran con el fin del beneficio de todos, y como es de saberse, a final de cuentas no lo es, porque las grandes empresas terminan monopolizando todos los avances en éste ámbito, y el reconocimiento es de muy pocos, a pesar de que se requieren grandes grupos de trabajo.
Como menciona Pfeiffer, es preocupante, “especialmente hoy cuando las motivaciones económicas, más que las preocupaciones ecológicas, determinan el tipo de investigación y las modalidades de producción agrícola que prevalecen en todo el mundo. Y esto es más preocupante aún en América Latina donde las economías son totalmente dependientes de las voluntades de los países desarrollados”. (Pfeiffer, M, 2001, p 272-273).
Es por eso que especialmente, en los países subdesarrollados, no es que no se cuente con la capacidad intelectual de realizar grandes cambios, si no que nuestra economía es más bien limitada y se hacen investigaciones en base a ésta. Por lo tanto, existe mucha fuga intelectual hacia los países desarrollados, en donde se les permite explotar sus capacidades e ir más allá de los límites económicos prevalecientes en sus países de origen.
“Las empresas interesadas minimizan las cuestiones, las instituciones gubernamentales asocian biotecnología con bienestar económico y son ciegas a las consecuencias y los científicos siguen viviendo en su burbuja de cristal” (Pfeiffer, M, 2001, p 273). Siempre que la práctica de la biotecnología se vea, en esencia, como ganancia económica en masa, no se estarán considerando los verdaderos riesgos que el lanzamiento de estos productos biotecnológicos pudiera tener, y es ahí donde entran las controversias de la bioética y la gente, aunque no bien informada, prefiera consumirlos productos orgánicos pensando que lo proveniente de las prácticas biotecnológicas va a tener alguna consecuencia ambiental o en la salud.
Se ha destacado la seguridad y calidad en los alimentos transgénicos ya que según Pfeiffer "lo que antes se hacía mediante procedimientos manuales muy complicados, ahora se hace en un laboratorio de forma más rápida, según estrictos estándares de seguridad y evitando cualquier riesgo” (Pfeiffer, M, 2001, p 273). Así mismo Ossa menciona que “la humanidad ha venido haciendo uso de la  biotecnología desde su mismo origen, pues siempre  hemos utilizado seres vivos y sus subproductos  para nuestro propio beneficio”. (Ossa, J, 2007)  éste argumento pone en defensa cualquier práctica biotecnológica, y si lo vemos desde éste punto de vista, es cierto. Lo que mucha gente no se pone a pensar es que desde la antigüedad se hacían cruzas en plantas, se modificaban a fin de obtener características deseadas, esto no dista tanto de lo que se busca hacer ahora, el dilema está en los métodos que probablemente puedan ser invasivos hacia algunas especies y no se les vea o sea tratados con el respeto que merecen como seres vivos.
Al hablar de introducir estos nuevo productos transgénicos, tenemos que asumir responsabilidad, ya que  la población está en su derecho de conocer y poder anticipar los probables efectos que estos OGM podrían tener sobre el medio ambiente, la salud y por tanto la sociedad. Se necesita del flujo de información, las instituciones públicas tanto como privadas deben compartir lo que hay en realidad, es nuestro derecho saber para así poder elegir lo que consumimos.   Así como lo dice la ética del cuidado, el fin de estos productos sería generar beneficios para el mayor número de personas y que sus posibles efectos adversos no perjudiquen a la sociedad o al medio ambiente, o en el peor de los casos, puedan resultar perjudiciales o con un daño irreversible a la sociedad o medio ambiente.
En suma, como menciona Jorge Enrique Linares, “el aumento en el poder de intervención tecnológica en el mundo implica por necesidad una ampliación de la responsabilidad colectiva”.   (Linares, J, 2011). Ya que se asume que ésta es por el bien y para el bien de todos.
Se han hecho planteamientos y declaraciones ecologistas como la "Declaración Latinoamericana sobre Organismos Transgénicos, realizada en enero de 1999, en que se denuncia que las prácticas transgénicas sobre vegetales y animales violan la integridad de la vida humana, de las especies que han habitado sobre la tierra por millones de años y de los ecosistemas. Por otro lado, exacerba el proceso de desarrollo global basado en la inequidad de las regiones, la explotación de seres humanos y naturaleza y la subordinación de las economías locales, campesinas y tradicionales del tercer mundo al desarrollo de las agroindustrias (y otras industrias) en función del lucro de las grandes empresas”. (Pfeiffer, M, 2001, p 273).
Como se ha visto, las corporaciones son las que causan estos daños al medio ambiente y a la sociedad misma, pero no se debe satanizar a los organismos genéticamente modificados, existen una serie de pruebas y manejo cauteloso antes de lanzar alguno de estos productos para su consumo. El propósito es mejorar la calidad de vida del individuo, no destruir la biodiversidad y los ecosistemas. Por este lado, estamos en posición de exigir el etiquetado y la información verídica correspondiente a cada producto, para poder ser autónomos y elegir lo que queremos consumir. Finalmente, promover la libertad de elección, no sólo en el caso de querer o no consumir determinado producto, sino que se pueda tener la posibilidad elegir otros medios si se prefiere.
Actualmente, como menciona Cardozo, “se evidencian escenarios esperanzadores y de grandes avances en el campo biotecnológico, con grandes preocupaciones de tipo técnico, científico, de retos que implican la creatividad, y un encuentro permanente con la comunidad” (Cardozo, C, 2008). Es por eso que surge la bioética, para promover el diálogo entre las organizaciones y naciones, llegar a acuerdos, superando diferentes posturas  y para evitar que se deteriore en cualquier caso la justicia.
Según Correa “la práctica del control social de la biotecnología demanda salidas bases de naturaleza ética a fin de racionalizar la aplicación de los principios científicos y permitir beneficios para la sociedad en general”. (Correa, B. 2003)  Es cierto que al hablar de la ingeniería genética y las prácticas biotecnológicas, la sociedad cree que los organismos modificados son potencialmente más peligrosos que los que no lo han sido, poniendo en debate toda creencia humanista contra estipulaciones científicas. Se debe llegar a acuerdos legales para proteger tanto la salud y la biosfera, con la debida filtración de información necesaria para mantener informada a la sociedad sobre lo que está ocurriendo en éste ámbito.
Por otra parte, según Pfeiffer “los mismos científicos han reconocido que la ciencia no es capaz de predecir los riesgos y los impactos que puede producir la liberación al ambiente de los organismos modificados genéticamente sobre la biodiversidad, la salud humana y animal, el medio ambiente, y tampoco en los sistemas productivos y en la seguridad alimentaria”. (Pfeiffer, M, 2001, p 273).



Conclusión
Debido a esto y como conclusión, es necesario establecer criterios de precaución, ya que no se tiene pleno conocimiento de los efectos adversos que pudieran tener los OGM, las instituciones deberían organizar más pruebas e implementación de técnicas preventivas antes de lanzar estos productos. La sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente es parte importante de las sociedades actuales, que han despertado y se han dado cuenta de todos aquellos daños que hemos hecho en conjunto a través del tiempo. Es hora de implementar medidas más eficaces para prevenir más daños y poder revertir aquellos que sean reversibles. Lo inevitable es que en éste ámbito de la biotecnología, cada día surgen más preguntas que respuestas, pero creo que a través del diálogo y la transparencia se pueden llegar a acuerdos equitativos que beneficien a la humanidad.

Bibliografía
Cardozo, C. (2008). Ética y biotecnología: más preguntas que respuestas. Revista Colombiana de biotecnología vol.10 no.2. Bogotá, Colombia.
Correa, B. (2003). Aspectos éticos del entendimiento público de la biotecnología. Acta Bioethica.
Linares, J. (2011). Una perspectiva ética sobre los transgénicos. Pp 1-14.
Ossa, J. (2007). Lo viejo, lo nuevo y lo ético de la biotecnología. Universidad de Antioquia.
Pfeiffer, M. (2001). El riesgo biotecnológico: ¿ficción o realidad? Asociación Argentina de Investigaciones Éticas. Argentina.

 Anel Sandoval Duarte - 366094

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