miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ensayo final. Marisol Favela Cota


LA IRONÍA DE LOS FRACCIONAMIENTOS PRIVADOS
En el siguiente ensayo se realiza un análisis crítico de los fraccionamientos privados y el efecto que tienen en la sociedad actual. El objetivo es analizarlo éticamente, verificando cuáles son los principios éticos que son atacados y de qué forma. Se comenzará desde la historia de como surgieron estas formas de urbanización, seguido por la explicación de sus consecuencias y terminando con mi propia postura ética según lo que he analizado.
Hoy en día los famosos “cotos” o “fraccionamientos privados” se han convertido en una de las principales opciones para la adquisición de una vivienda. Este nuevo proceso de urbanización se caracteriza por crear áreas residenciales protegidas y separadas por medio de elementos físicos, como “muros”, del caos de las ciudades actuales. Estas áreas presentan accesos restringidos por medio de casetas y plumas que son vigiladas por guardias privados. Normalmente están localizados cerca de las vías principales para favorecer su conexión con el centro de la ciudad. La mayoría de los habitantes cuentan con un sustento económico de medio-alto a alto, generando así exclusividad residencial. La consecuencia principal de esta modalidad de urbanización es que las ciudades están siendo fragmentadas de acuerdo a sus clases sociales.
La principal causa de esta nueva forma de residencia es el miedo a la inseguridad que ha ido aumentando en nuestro país, y a la violencia que se da en las calles de las ciudades. La causa de que la división sea de acuerdo a las clases sociales es, “el miedo incrementado por la creencia de que los pobres están asociados con la delincuencia, por lo que las clases altas temen su contacto y contaminación”. (Caldeira, 2000). Este pensamiento hacia la clase social baja, ha generado divisiones en la sociedad, y se ha agregado la división física de los fraccionamientos cerrados.
El principio ético que se está atacando en este caso es la dignidad humana. Según el pensamiento de Kant, “los seres humanos tienen un valor intrínseco, esto es, dignidad, que los hace valiosos sobre cualquier precio”. Tenemos el deber de beneficiar a otras personas y promover su bienestar (Rachels, 2006). Atentan porque estas masas urbanas segregan a los sectores pobres de las ciudades, son causantes de una discriminación. Otro principio ético es el utilitarismo, éste dice que las acciones correctas son aquellas que producen el mayor balance posible de felicidad sobre la infelicidad, y en que la felicidad de cada persona cuenta como igualmente importante (Rachels, 2006). Bajo este enfoque, los fraccionamientos cerrados atentan contra el bienestar de la clase social baja, ya que solo se benefician los que tienen el sustento económico para vivir en este tipo de viviendas.  
La historia de los fraccionamientos cerrados en Guadalajara se puede dividir, según Luis Cabrajales, en tres hechos. El primero se dio con el orden económico que impulsó el presidente Porfirio Díaz, que facilitó la inversión de empresas extranjeras, trayendo inmigrantes que ocasionaron el surgimiento de nuevas necesidades residenciales. Llegaron con ideas innovadoras provenientes de Europa, para generar nuevas formas de vivienda y de desarrollo de una ciudad. De ésta forma aparecieron las nuevas colonias al poniente de Guadalajara. Generaban características diferenciales de acuerdo a la posición social de sus residentes.
El segundo hecho fue en 1943, José Aguilar Figueroa creó la colonia Chapalita, bajo el concepto de “Garden City” creado por el inglés Ebenezer Howard. Se querían producir espacios urbanos de alta calidad, que intentaban escapar de los males que suponían vivir en la ciudad. Buscaban un modelo monofuncional, donde la colonia se pudiera sustentar por sí misma, sin necesidad de tener una conexión directa con el centro de la ciudad. Por último, el tercer hecho fue la creación de los fraccionamientos cerrados, que generaron una mayor exclusividad para los habitantes. Comenzaron a finales de la década de 1960, cuando se empezaron a abrir los primeros country clubs. Las viviendas primero eran utilizadas para fines vacacionales, pero posteriormente se convirtieron en viviendas permanentes, ya que la ciudad se empezó a expandir de manera que las vialidades principales se convirtieron en accesos a estas zonas.   
Lo que ha dado una buena calidad de vida en el pasado, está afectando la calidad de vida del presente. Hoy en día los fraccionamientos cerrados son un modo de distinción social. Son una nueva forma de “seguridad”, una nueva solución a la violencia del país que da como resultado el aislamiento de los problemas en vez de la confrontación. Los muros divisorios, “se muestran como símbolo de despojo, desplazamiento y exclusión; engendrando, a su vez, acentuados conflictos sociales y espaciales” (Fernández, 2009). Están haciendo menos a las personas que no pueden sustentar este tipo de vida.
“El escenario urbano se ve sujeto a la separación espacial de los grupos sociales de acuerdo a su capital económico” (Fernández, 2009). Entonces, sólo unos pocos pueden elegir donde vivir, mientras que la mayoría de la población se conforman con las zonas rechazadas por los más privilegiados. Las barreras sociales se convierten en barreras físicas, y éstas provocan que una ciudad sea el conjunto de otras más pequeñas, de esta forma la ciudad de vuelve incomunicada. Donde los espacios públicos deberían de ser utilizados como áreas de convivencia para toda la sociedad, estos son cerrados y privatizados para que solo puedan ser utilizados por las personas que pagan por él.
Analicemos, por ejemplo, la forma de acceso a estos fraccionamientos. Todos los días por la mañana, las personas que tenemos la necesidad de pasar por un lado de estos cotos, nos podemos percatar de la larga fila de personas que se forma en la entrada del fraccionamiento. La mayoría, si no es que su totalidad, son obreros o señoras que ayudan al quehacer de las viviendas, por consiguiente son personas de clase social baja. Esta forma de acceso se puede excusar con la “seguridad” para los residentes de dicha zona, pero ¿Se puede referir también a una distinción social? “Las medidas de seguridad se utilizan también para expresar distinción social” (Enríquez, 2007) Esta discriminación la podemos identificar como indirecta, o disfrazada. La seguridad para unos cuantos, tiene un costo para otros, esta distinción social puede no ser percatada a primera vista, pero para las personas que son atacadas implica un sentimiento de inferioridad y de discriminación. Aquí claramente se está atentando contra la dignidad humana, no se están viendo a las personas con un mismo valor, están haciendo menos a las personas que no cuentan con los mismos recursos que los residentes del fraccionamiento.
Ahora analicemos cómo la morfología del fraccionamiento afecta a la ciudad. “Sólo se distingue la frialdad que los muros imponen al ambiente y la soledad que impera en las calles adyacentes al espacio cerrado” (Enríquez, 2007) La característica más perceptible son los grandes muros divisorios. Barreras de mínimo tres metros de alto, que abarcan largas distancias, distancias que muchos de los habitantes necesitan atravesar caminando para llegar a sus destinos. En una ciudad ideal, las calles deberían de ser amables hacia el usuario, generar ambientes que se puedan disfrutar y generar un sentimiento de seguridad. Lo que estos muros ofrecen es el sentimiento de rechazo combinado con la inseguridad, ya que se crean espacios solos y sin ningún tipo de vigilancia. Es una ironía como los fraccionamientos privados pueden dar seguridad e inseguridad al mismo tiempo. Seguridad en el interior, inseguridad en el exterior. Éste es un claro ejemplo de como se atenta con el principio ético del utilitarismo. No se está buscando la seguridad para todos, aquí la seguridad se compra, y no todos tienen la capacidad económica para hacerlo.
Otro impacto que ocasiona es la separación de la ciudad. Esta separación nos afecta día a día a todos los habitantes. Por lo general los fraccionamientos son grandes masas que abarcan kilómetros y kilómetros de puras viviendas. Si hoy con la cantidad exagerada de automóviles las vialidades no se dan abasto, ahora con la implantación de los fraccionamientos privados se limita el espacio público que puede ser usado para conectar todos los puntos de la ciudad. ¿Qué nos ocasiona? Perdida de tiempo, una persona pasa aproximadamente una hora parada en el tráfico, esto afecta a nuestra calidad de vida, en cuanto a falta de tiempo y estrés. Este hecho atenta contra el principio ético de Aristóteles, que es buscar la felicidad como nuestro único fin.
Tomando en cuenta los tres ejemplos de los que hablé, puedo concluir mi postura ética en contra de los fraccionamientos privados. Si la seguridad de una ciudad se está deteriorando, se debe de combatir de forma equitativa. La seguridad debe de ser un derecho y no debería de estar condicionada por el sustento económico que tengan las personas. La ciudad debe de responder a las necesidades de todos sus habitantes. En vez de encerrarnos y crear un mundo “color de rosa” deberíamos de abrirnos hacia la ciudad y luchar contra los problemas.

Bibliografía:
Enríquez Acosta, J. A. (2007, Enero-Junio). Entre el miedo y la distinción. El estado actual del fraccionamiento cerrado en las ciudades fronterizas de Tijuana, Nogales y Ciudad Juárez Estudios fronterizos, 8(015), 9-49.
Fernández Guerrero, F. (2009, Septiembre-Diciembre). La zona: la idea de protección a partir del libre confinamiento en la sociedad globalizada. Argumentos, 22(61), 127-138.
Nuñez Miranda, B. (2007, Mayo-Agosto). Grandes desarrollos habitacionales en la zona conurbada de Guadalajara. Espiral, XVIII (039), 111-137.
Cabrajales Barajas, L. F. (2001, Enero-Abril). Segregación residencial y fragmentación urbana: Los fraccionamientos cerrados en Guadalajara Espiral, 7(020), 223-253.
Valladares Anguiano, R. (2009, Julio-Diciembre). Reseña de vidas perfectas. Los countries por dentro de Carla Casrelo. Palapa, 4(2), 57-59.

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