lunes, 5 de septiembre de 2011

Deshonestidad Académica, por José Luis Valera Lizárraga

Deshonestidad Académica

Un día común me encuentro en la biblioteca del Tecnológico de Monterrey, sentado en uno de los sillones que se encuentran fuera de la biblioteca, debido a que un gran número de alumnos estamos por comenzar nuestro periodo de exámenes parciales y la mayoría se encuentra estudiando en pequeños grupos; me levanto y me dirijo hacia el interior de la biblioteca y encuentro a algunos amigos muy felices dentro de una sala de estudio, observo el pizarrón y veo un problema muy bien estructurado, del cual, ya saben la respuesta, pero no saben cómo solucionarlo y me dicen “Oye, fíjate que nos dijeron que este problema, lo más seguro es que va a venir en el examen, ¡ayúdanos a resolverlo!“, en ese momento llega otra persona corriendo a la sala con un examen en la mano y nos dice “¡Conseguí el examen de “fulanito” y unos amigos de otro grupo me dijeron que vienen LOS MISMOS PROBLEMAS!”, 2 minutos después estaban más personas del mismo grupo haciendo fila en la impresora. No a todos les parece la idea de copiar en un examen a pesar de tener las respuestas a la mano debido a una combinación de valores con “miedo a la sanción que aplica la escuela”, y lo peor de todo es que cuando tenemos nuestras calificaciones y a alguien le va mal, no falta quien le diga “¡ves!, te dijimos que estudiaras con nosotros y no quisiste, ¡tú tienes la culpa!”.

Este problema que planteo al inicio podría llevarnos a los siguientes razonamientos lógicos: "Ellos son responsables de sus propias acciones", "Si ellos deciden ser mediocres no hay nada más que hacer" o “Quizá ellos no se dan cuenta de que lo que están haciendo está mal”. ¿Pero qué pasa cuando este tipo de acciones perjudica a terceros?, por ejemplo ¿Que pasaría si alguien consiguiera el disco de un cántate famoso antes de que sea lanzado a la venta y lo pusiera a disposición en internet? , al igual que el problema pasado, se consiguió información que no debería estar disponible para quien fuera, pero en este caso se afecta a las personas que intentan obtener provecho del material por el que trabajaron (en este caso digamos que el cantante). Otro problema derivado de estas acciones es que inconscientemente generan una cultura de mediocridad en la que poco a poco , algunas personas (desde la perspectiva del relativismo cultural) quizá se preguntarían ¿Quiénes somos para juzgar quien está bien o quien está mal? Lo que nos prohibiría criticar otros códigos morales y al mismo tiempo afirmar que la idea de lo correcto esta en las costumbres tradicionales, no fuera de ella ni en un origen independiente. Quizá otras personas (desde la perspectiva del subjetivismo cultural) pensarían que el contenido de este articulo esta meramente basado en la opinión que tengo sobre el tema y utilizo mis sentimientos para decidir este lo “correcto” o “incorrecto”. Cualquiera de todos las formas de pensar nos conduciría a una gran discusión filosófica que se extendería de manera increíble cada vez incluyendo mas teorías y muy probablemente no llegaríamos a un punto en que todo mundo esté de acuerdo. Bajo estas circunstancias y apoyándome en el hecho de que somos seres racionales, creo que para determinar si algo es “correcto” o “incorrecto” deberíamos referirnos a un criterio que nos enseña el Relativismo cultural, “ para juzgar criterios culturales de lo “correcto” o “incorrecto” debemos preguntarnos si la practica promueve o impide el bienestar de las personas cuyas vidas se ven afectadas por ellas” (Rachels).

Este tipo de actos indudablemente tienen efectos negativos sobre nuestra formación, ya que muchos dejan de lado sus valores por cierta conveniencia. Estoy seguro que la situación que se planteó al inicio del artículo, a más de uno le recordaron algunas situaciones parecidas, por lo tanto yo te invito a que reflexiones sobre este tipo de situaciones y realmente valores si vale la pena dejar de lado tus propios valores por falso beneficio, a analizar lo que nos dicta nuestra moral que es “correcto” o “incorrecto” realizar, preguntarnos a nosotros mismos si estas prácticas promueven o impiden nuestro bienestar.

Bibliografía

James Rachels, Introducción a la filosofía moral, trad. Gustavo Ortiz Millán, Fondo de Cultura Económica, México, 2007

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