Ivonne García Zarzar
A01631652
EQUIDAD
E IGUALDAD DE GÉNERO
Introducción
El
tema de mi ensayo habla sobre cómo se encuentra presente la inequidad de género
hoy en día y en las diferentes situaciones en las cuales se desenvuelve, tales
como en la media, el ambiente educativo, el político y laboral. El machismo y supresión
del género femenino no es un secreto, ni mucho menos un misterio. Es una
realidad que se vive día tras día, cada vez con menos frecuencia pero presente
en las vidas de las mujeres en el mundo.
El
ensayo estará organizado en los siguientes temas: La bilateralidad de la equidad de género, equidad
de género en materia electoral e igualdad entre hombre y mujer en la educación.
El
género femenino abarca a más de la mitad de la población en el mundo, esto
significa que las mujeres, aun siendo mayoría en cantidad, siempre han sido
reprimidas y llamadas el “género débil”. Y, aunque estuvo permitido pero muchos
siglos el ser tratadas de manera inferior, en los últimos años el feminismo se
ha destapado completamente y ha creado justicia de maneras inimaginables,
incluso hace un siglo, y es algo en lo que debemos seguir trabajando.
Palabras
clave: mujer, hombre, igualdad, equidad, feminismo, social, sociedad, política,
libertad, machismo, ideología, educación, sufragio, acoso, libertad sexual,
cultura, costumbres, dignidad, respeto, derechos humanos, desarrollo social,
inteligencia.
Desarrollo
Comúnmente
el término género es confundido con sexo, cuando se tratan de diferentes
conceptos. Sexo se define como la condición de tipo biológica que diferencia al
hombre de la mujer, tanto en humanos como animales o plantas. Sin embargo, el
género se define como los conceptos sociales, tales como comportamientos,
actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para hombres y mujeres.
No es un secreto que existe una brecha de
diferencia entre los hombres y mujeres que va más allá de la anatomía, sino que
marca diferencias en sus derechos, posibilidades y aspectos sociales. Esta
brecha comenzó hace cientos de años, y con el paso del tiempo se ha ido
disminuyendo. No fue hasta el año 1927 que se le permitió a la mujer participar
en las decisiones de estado, y el año 1991 que el Congreso sancionara la Ley de
Cupos, conocida también como “ley del treinta por ciento”, que establece que
“Las listas que se presenten deberán tener mujeres en un mínimo de treinta por
ciento de los candidatos a los cargos a elegir y en proporciones con
posibilidad de resultar electas”. (Ministerio de Educación, 2013)
A
nuestras abuelas les tocó vivir la época cuando las mujeres no podían votar, a
nuestras madres cuando sus papás no las dejaban estudiar o trabajar porque eso
era exclusivo de los hombres. Sin embargo, las mujeres millenials hemos nacido en la mejor época de la vida, donde las
mujeres no solo han sido equivalentes a los hombres en muchos ámbitos, sino que
incluso los han superado.
Si
nos ponemos a analizar las características de los países más desarrollados,
tales como Europa occidental y Estados Unidos, y los menos desarrollados, tales
como países africanos, descubriremos que coinciden con el nivel de poder que
tiene la mujer, ya que en Europa Occidental y Estados Unidos las mujeres viven
más libremente y con más derechos que las mujeres en África. Según la ONU, “cuando el número de mujeres ocupadas
aumenta, las economías crecen”, por lo que económicamente hablando, el aumento
de participación femenina en el campo laboral, les ha beneficiado a todos.
A
diferencia de las naciones mencionadas previamente, en México sucede un
fenómeno diferente. Aunque parezca por afuera que las mujeres tienen los mismos
derechos que los hombres, tengan aparentemente la misma libertad en todos los
aspectos de sus vidas y no se les humille públicamente como se hace en otros lugares
del mundo, en México somos más discretos. Nunca verás a una mujer en hiyab o túnica, pero tampoco la verás en
shorts o escotes sin verla llena de piropos vulgares y miradas acosadoras.
Verás a mujeres a cargo de puestos políticos, pero nunca sin kilómetros de
humillaciones y acosos indignantes trazados en sus pasados.
La
igualdad de género es realmente, como sostiene Rey Martínez, una avenida de
doble dirección: tiene ventajas tanto para las mujeres como para los hombres.
Al propiciar la igualad entre los sexos, no nada más se pretende que las
mujeres sean valoradas y tratadas equitativamente en el ámbito público, sino
también se revalora el trabajo y las aportaciones que pueden hacer los hombres
en el ámbito familiar y doméstico, propiciando relaciones equitativas entre
ambos sexos en las dos esferas. (Beltrán y Puga, Alma Luz, 2008, 203). Meleanne
Verveer, directora del Instituto de la mujer de Georgetown una vez recalcó que “Ellas no tienen las mismas
oportunidades que los hombres por completo, pero hoy sabemos que las mujeres
son igual de inteligentes y hábiles (que los hombres). Si nosotros mejoramos
las oportunidades para las mujeres, los mismos datos (de cualquier estudio
económico) dicen que si quieres ver progreso y crecimiento económico, y cambios
sociales que beneficien a todos, tienes que ser parte de las soluciones para
las mujeres”.
Otro
ambiente en el que se desenvuelve la desigualdad de género en su máximo es en
materia electoral y la política. Podríamos suponer que la desigualdad de género
en materia electoral en México terminó en el año 1955, cuando la primer mujer
mexicana votó. Sin embargo, en el siglo actual podemos encontrar todavía
actitudes machistas. "Muchas mujeres políticas
dicen sentirse tratadas como si estuviesen en un terreno que no es el propio,
como si estuviesen jugando en el campo del contrario. Y esto no puede ser. Hace
demasiado tiempo que dura esto" (Teresa
M. Pitarch, Directora del Institut Català de les Dones). Cuesta
trabajo creer que hoy en día, estando en el siglo 21, las mujeres sigan
experimentando este tipo de maltrato cuando ya tenemos casi un siglo votando, e
incluso, teniendo casos como Porto Alegre, que siendo la ciudad con más
representantes políticos del género femenino, tiene “El mejor índice de
Desarrollo Humano” según la ONU.
Otro
ámbito en el que encontramos con frecuencia una gran brecha entre los hombres y
mujeres es en la educación. ¿Cuántas veces escucharan las mujeres estudiando
ingenierías que su carrera es de hombres? O imagínense los comentarios que
reciben los hombres que estudian carreras como comunicación, diseño industrial
o incluso mercadotecnia? ¿Cuándo empezamos a catalogar las carreras como parte
de un género u otro? Hace unos años mi mamá me contó una anécdota de sus épocas
de estudiante, en donde su profesor de matemáticas se rehusaba a contestarle
dudas durante la clase y contestaba todas las de sus compañeros varones porque
“para ellos sí era importante aprender porque los hombres son los que mantienen
a las familias”. El debate actual se centra en si la educación para las mujeres
y los varones seguirá reproduciendo los estereotipos de género, si continuará y
reforzará la socialización temprana recibida en el hogar, o bien, si
transmitirá nuevos saberes tecnológicos, pero también contenidos éticos tales
como la solidaridad, la tolerancia y el respeto mutuo, componentes necesarios
para que todos los ciudadanos, hombres y mujeres, junto con la capacidad para
asumir riesgos, tomen decisiones y participen activamente, con autonomía y
juicio crítico, en cualquier asunto público. (Miranda, R. 20107, 4)
La
equidad de género es buscada y aclamada tanto por mujeres como por hombres. Así
como nosotras con el feminismo queremos terminar el abuso en contra de las
niñas, educación de calidad para todas, paga igualitaria para trabajo
igualitario, terminar con el acoso y falta de respeto hacia nuestro género, los
hombres también buscan poder expresar lo que sienten sin ser llamados “niñas”,
han adquirido leyes de maternidad para que ellos también disfruten a sus hijos
en sus primeros días de vida y apoyo a las madres, y están cambiando la manera
en la que su género es representado por la media. “La batalla del feminismo no
es contra el hombre sino contra el patriarcado”.(Alicia, 2016) No es lo
contrarios del machismo (que eso sí es demostrar su superioridad como género),
sino que probar que las mujeres son capaces de hacer exactamente lo mismo que
los hombres y que merecen los mismos derechos, ya que como dijo Angela Davis en
alguna ocasión, “El feminismo es la idea radical de que las mujeres somos personas”, y no es posible que hoy en
día, teniendo todos los avances sociales en miles de ámbitos en el mundo, aun
existan culturas que no las toman como tal.
Conclusión
Uno
de los derechos más importantes que tenemos todos los seres humanos, son los de
ser tratados todos los seres humanos con respeto, y que tanto hombres como
mujeres, gocen de los mismos derechos que se les han sido otorgados por el
simple hecho de existir. Derechos que fueron violados por muchos años para las
mujeres en ámbitos como electoral, educativo y social.
Quizás
las mujeres hoy en día tengas más derechos que en cualquier otra época del
pasado en la historia, pero eso es consecuente a muchas prácticas feministas y
exigencia de los mismos derechos por parte de las mujeres, asimismo hombres que
confían en el poder de las mujeres y reconocen las capacidades del género
femenino, que no solo tiene las mismas que el masculino sino que incluso hay
ocasiones donde las excede.
Eso
de que el género femenino es el “género débil o frágil” ha ido disminuyendo
debido a que las mujeres han estado mostrando su potencial en todos los ámbitos
de la vida gracias a que se les ha permitido, y destacando en áreas (como la medicina
y química) en donde no hace muchos años, ni siquiera tenían acceso,
desafortunadamente existen culturas que siguen viviendo en el pasado.
En
las épocas de nuestros abuelos, hasta la misma educación era sexista, puesto
que existían cientos de colegios exclusivamente para varonas en donde se les
daba una mejor y más completa educación comparada con la que era ofrecida para
las mujeres o colegios mixtos. Sin embargo, hoy en día es asombroso como
aumenta el porcentaje de estudiantes mujeres de universidad año tras año, sea
cual sea su ocupación después de que se les otorga el título.
Referencias
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31 de Agosto de 2016, de ISONOMÍA Sitio web: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=363635634010
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Sitio web: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=88520288022
Piedra, J.; García-Pérez, Rafael; Fernández-García, E.; Rebollo,
M. A.. (2014). Brecha de género en educación física: actitudes del profesorado
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Sitio web: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=54230508001
Ulloa Pizarro, Citlalin Ulloa Pizarro, Citlalli. (2014). ensiones y
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Metropolitana México Sitio web: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=305031707005
Ministerio de Educación.
(2013). El avance de los derechos de la mujer en el siglo XX. 21 Noviembre 2016,
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http://www.educ.ar/dinamico/UnidadHtml__get__714faab7-4b50-11e1-82c6-ed15e3c494af/recursos/el_avance_de_los_derechos.pdf
Miranda, R. (2007, enero-junio). Mujeres, educación superior e
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[fecha de consulta], de http://www.uv.mx/cpue/
num4/critica/miranda_mujeres_educacion_igualdad.htm
PijamaSurf. (2015). 12 formas en las que el feminismo también
benefició a los hombres. 21 de Octubre de 2016, de ElMeme Sitio web:
http://elmeme.me/Fedetxt/12-formas-en-las-que-el-feminismo-tambien-beneficio-a-los-hombres_82957
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