Ana Paula Alarcón Ortiz
anapaualarconortiz@gmail.com
Ética Ambiental
Introducción
“Educación Ambiental”, es un tema sumamente hablado, tan en boca de todos
que podría parecer que hoy en día “ser verde” es una moda o simplemente el
hecho de palomear que somos buenas personas. Triste realidad, pero cierta. Es
por esto que la tesis de éste ensayo es: La importancia de la Ética Ambiental,
como clave para el bienestar social.
El objetivo es comprender que en la actualidad el problema de educación
ambiental está directamente relacionado a la falta de un estilo de vida ético. Es
un tema delicado porque a pesar de los esfuerzos de conservación que se han
hecho, puede parecer que no se han logrado disminuir los problemas ambientales.
Pero precisamente el llamado a cambiar de actitud es lo que se necesita. La
educación ambiental va mucho más allá de “tirar la basura en su lugar y tomar
duchas cortas”. Es salir de la común perspectiva egocentrista que se tiene, y
darse cuenta de que
los humanos por esencia necesitamos del ambiente y el ambiente necesita de
nosotros.
Keywords
La problemática real
es: la famosísima “crisis ambiental” y la solución: “la ética para la sustentabilidad”.
Dicho término expresa que la crisis no sólo es el desgaste de la naturaleza,
sino que se basa en un desbalance social, cultural, político, económico y de
justicia. La crisis
ambiental, es una crisis de la cultura y la única solución es cambiar la
mentalidad colectiva respecto a los valores éticos.
Desarrollo
1.
Educación Ambiental y sus implicaciones
La Ética Ambiental es la
rama de la filosofía que considera especialmente las relaciones entre los
hombres y el medio ambiente en el cual se desenvuelven; que se preocupa y ocupa
especialmente de regular que las acciones de los seres humanos no atenten
contra el desarrollo y la evolución de los ambientes naturales.[1] Ésta es la definición
exacta del tema a tratar, suena muy bien, pero veamos cómo encaja con la
perspectiva real del hombre en el ambiente.
Bien lo dijo Castro
Cuellar en su artículo de la revista de Ciencias Sociales: “Por lo tanto, la
naturaleza es vista como una producción buena para el consumo, un depósito de
recursos al servicio del hombre con un valor utilitario desde fines del siglo
XIX.” (Ruiz-Montoya, Castro Cuéllar, Cruz Burguete, 2009, 357) Ahora preguntémonos, ¿Será esto
verdad? ¿La naturaleza existe sólo para el consumo del hombre? ¿Cuál será su
motivo real de existir? Con sólo mirando alrededor, nos podemos dar cuenta que
la naturaleza tiene vida propia y se rige por un ciclo ordenado y perfecto. Tal
vez, la naturaleza sí está disponible al servicio del hombre, pero no es sólo
eso. La visión del hombre respecto a sí mismo cómo “dueño y amo” de la
naturaleza, es la común perspectiva egocentrista que debemos cuestionarnos.
Analicemos primero el término
de Educación Ambiental. “Ésta concierne a las sociedades humanas condicionando
su relación con la naturaleza e impacto sobre la misma, y procura el bienestar
de ambas; asimismo, plantea la demanda de un conocimiento acerca de los modos
en que habitamos y visualizamos el mundo (Rozzi, 2001).” (Ruiz-Montoya, Castro Cuéllar, Cruz
Burguete, 2009, 356) Dos cuestiones importantes podemos extraer de esto; el
bienestar y el conocimiento. Ésta definición expresa que la educación ambiental
busca el bienestar del hombre, llamémosle “dueño” y de la naturaleza,
llamémosla “objeto”. Busca el bien de ambos por igual, ninguno más que el otro.
Entonces, no más “dueño y objeto”, simplemente “hombre y naturaleza”. Y en
cuanto al conocimiento, es necesario que estudiemos la relación hombre-naturaleza
para llegar a entender la esencia de la educación ambiental.
Para clarificarlo, es
necesario que nos cuestionemos; que hagamos planteamientos respecto al mundo que
nos rodea. ¿Cómo es que en las antiguas civilizaciones prevalecía el
respeto y admiración a los elementos naturales? ¿Cómo es nuestra relación
actual con la naturaleza? ¿Por qué tanto esfuerzo por cuidar el medio ambiente
y frenar la crisis? ¿Qué nos ha llevado a todo esto?
Ciertamente, siempre ha
habido necesidad de cuidar el medio ambiente, esto no es nada nuevo. Bien lo
dice Castro-Cuellar, “La educación ambiental es un proceso permanente en el que
los individuos y la colectividad toman conciencia de su entorno (Congreso Internacional
de Moscú, en Rico, 1992: 9).” (Ruiz-Montoya, Castro Cuéllar, Cruz Burguete,
2009, 360) Es decir, la educación ambiental, de fondo, se trata de difundir
valores humanos. No es que estemos mal, en comparación con las antiguas
civilizaciones que posiblemente hayan tenido más respeto o admiración por la
naturaleza, sino que ahora es una época distinta; donde vivimos en un ambiente
mucho más deteriorado y estamos inmersos en la cultura del desperdicio,
constantemente comprando y tirando cosas. Pero aún así, no es la época el
problema, sino la conciencia. La educación ambiental es atemporal, y se trata
de generar actos congruentes que resuelvan los problemas ambientales que sufrimos.
¿Pero cuando?
Al hablar de tiempo
para crear conciencia social, Ruiz-Montoya lo expresa muy bien: “La enseñanza de valores ambientales desde la infancia es una forma de
generar cambios de visión y de apreciación de la naturaleza.” (Ruiz-Montoya, Castro Cuéllar, Cruz
Burguete, 2009, 353) Todo es cuestión de concientizarnos. Y aunque es difícil, la
infancia es la mejor etapa para difundir el amor y cuidado al entorno. Y aunque no se haga desde las primeras etapas
de vida, nunca es tarde para comprender lo básico: “La ética ambiental y la
conciencia ecológica inician cuando los seres humanos nos reconocemos como
especie, formando parte de la naturaleza, y reflexionamos que nuestras acciones
tienen un efecto sobre otras especies (Kinne, 1997; Agnieszkaetal., 2005;
Mejía, 2006).” (Ruiz-Montoya,
Castro Cuéllar, Cruz Burguete, 2009, 357) Esto nos vuelve una vez más, a la
necesidad de entender la ética detrás de la mentalidad, llamémosle “hombre y
naturaleza”, y no “dueño y objeto”.
Ahora prosigue
preguntarnos dónde y cómo podemos tomar acciones contundentes para ello. Es necesario
impulsar cambios de actitud y tener información suficiente para que en todos
los ámbitos de nuestra sociedad se entienda el problema y se cambie la
mentalidad.
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2. Análisis de
la Acción y Visión Humana respecto al ambiente
Naturalmente, los humanos
estamos atraídos a caer en una conducta egoísta antes mencionada de ser
“dueños”, regida por impulsos que dañan severamente al planeta, pero está
dentro de nuestra libertad decidir lo contrario y actuar éticamente para
proteger nuestro entorno y lograr el bienestar colectivo.
La principal razón por la cual es tan importante relacionar la ética con la
ecología la menciona C. Vargas en su artículo citando a Aristóteles: “La ética,
según Aristóteles, es una parte de la filosofía práctica (Met., 1025b25).
“Praxis”, que para los griegos, significaba el ámbito en el que los seres
humanos ejercían su libertad a través de acciones autónomas: actos cuya
determinación radicaba en la conciencia deliberativa, y que respondían a la
reflexión en torno a lo que debía ser una vida buena (Sánchez Vázquez,
1973:14).” (Vargas C.,
Ronulfo 2008, 164) La libertad de la que habla, no sólo nos otorga a
una conciencia deliberativa, sino que nos permite ejercer autonomía. Está
dentro de cada ser humano la posibilidad de usar su voluntad y libertad para
vivir la vida en armonía absoluta con el ambiente y el entorno.
Para entender mejor la acción y visión humana respecto al ambiente, se
requiere hacer un
análisis profundo de su “pensar y actuar”. Por un lado: “La acción humana
orientada por la racionalidad, tiende normalmente a transformar la realidad
para la apropiación de los actores. Y los intereses sociales animan la
producción del conocimiento científico-técnico y apuntan a la dominación del
entorno.” (Vargas C., Ronulfo 2008, 162) Esto nos demuestra que el hombre está
naturalmente inclinado a dominar todo lo que se le presente, a buscar el poder
y la gobernación de los recursos. El hombre está inclinado a querer ser el
“dueño”, a controlar.
Y por el otro lado, la
teoría de los paradigmas de Kuhn habla de cómo el hombre tiene una “interdependencia
con el ambiente” que lo ata a una responsabilidad implícita del cuidado del planeta. “La
acción humana, tiene lugar en relación al ambiente social y natural. Esta
circunstancia de interdependencia y colaboración nos induce a considerar la
vida humana como existencia comunitaria y se dan valores y normas para regular
sus interacciones.”
(Vargas C., Ronulfo 2008, 168) En otras palabras, los hombres dependemos de la
naturaleza. Tenemos una inclinación que nos hace seres colaborativos y hechos para
la vida en comunidad. Aparte de querer ser “dueños”, a la vez tenemos la
tendencia a depender de la naturaleza y gran necesidad de “vivir en comunidad”.
Observando estas dos
realidades, se puede llegar a la conclusión de que el ser humano, respecto a la
naturaleza, tiende a ser dominante y dependiente al mismo tiempo. Pero cuenta
con libertad, que le da el poder de elegir e inclinar su conducta hacia
cualquiera de los dos extremos o lograr un balance entre ambas. Aprender a usar
la libertad es el punto clave. Por ejemplo, al cazar o pescar, las personas
tienen que controlar que cantidades cogen porque tienen que dejar un margen
para respetar esa especie y no extinguirla, para que se puedan seguir
aprovechando moderadamente. Hay muchos que sólo pescan y sueltan los peces, ahí
es cuando usan su libertad para colaborar con el medio ambiente y lograr un
balance.
La ética ambiental se
trata de analizar la conducta natural del hombre desde los principios
filosóficos y entender que nuestra naturaleza es vivir en sintonía y
colaboración con todo lo que nos rodea (incluyendo el ambiente). Pues somos
seres interdependientes y dominantes y debemos de caer en cuenta de lo que
implica eso. El hombre está hecho para convivir con el ambiente, es por esto
que la crisis lo obliga a reexaminar sus valores y alterarlos con el fin de
asegurar su propia supervivencia y el aprovechamiento inteligente de los
recursos. Sin la ética, éstos valores no pueden ser examinados. El hombre debe
indagar en su conciencia y entender sus tendencias y su libertad para después
aprender a usarla. El hombre debe de convertirse en protector y guardián de la
naturaleza usando su libertad a favor del medio ambiente.
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3.
Presentación del problema: Crisis ambiental y la solución: La Ética para la
Sustentabilidad
A partir de las tendencias y el mal uso de la libertad de las personas,
podemos ver las repercusiones que esto ha tenido a través de la historia,
creando así un enjambre de crisis. “La crisis ambiental es una crisis de
civilización. Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que
ha depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas. El modelo
civilizatorio dominante degrada el ambiente, mientras privilegia un modo de
producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en
el proceso de globalización”
(Campinas, 2002, Pág. 1) Es precisamente lo anterior, un conjunto
de problemáticas entrelazadas formando un nudo que está acabando con el medio
ambiente.
En ésta parte del ensayo presentamos el gran brete, la famosísima Crisis
Ambiental, porque: “La crisis ambiental no es una crisis ecológica, sino
social. Es el resultado de una visión mecanicista del mundo que, ignorando los
límites biofísicos de la naturaleza y los estilos de vida de las diferentes
culturas, está acelerando el calentamiento global del planeta.” (Campinas, 2002, Pág. 1)
Ésta es la acelerada realidad que estamos viviendo, la crisis. Pero claramente no sólo es por causas
ambientales. Sino por el desbalance de vida ético, los intereses políticos, las
injusticias sociales, el egocentrismo, la falta de leyes jurídicas de
protección al ambiente, la economía insustentable y la carencia de cultura
ecológica. Parecen muchas cuestiones que resolver, pero ante ello sólo hay una
solución consistente: la sustentabilidad.
Y nos referimos al concepto de sustentabilidad porque implica reorientar la
ciencia y la tecnología y sustentarla en valores y saberes. Sustentabilidad
significa construir una conciencia cultural que sea estable y se mantenga. Necesitamos
una cultura que no se venga abajo por la explotación de recursos, sino que muestre
la naturaleza como un apoyo del que podemos gozar y proteger los humanos.
La sustentabilidad ética coloca a la vida por encima del interés
individualista. Hace que la inteligencia humana a vaya más allá para poder
orientar sabiamente el comportamiento y dar sentido a la existencia.
Promoviendo el bien común, la justicia social y los valores por encima del
egocentrismo y la cultura basada en el “yo”. Porque si es individualista, tiene
justo el efecto contrario. Si no se busca la sustentabilidad ética, seguiremos
en crisis en todos los aspectos. Cuando el ser humano está inmerso en sí mismo,
deja de pensar en los demás y en su entorno. Al no importarle lo que le rodea y
buscar únicamente su propio bienestar, surge el egoísmo, las injusticias, el
empoderamiento económico desmesurado, entre otras actitudes que inducen la
crisis al mundo.
Todos los aspectos de la vida del ser humano se conectan en un punto de
convergencia que es la sustentabilidad, que representa buscar el equilibrio de
manera ética en todas las áreas antes mencionadas. Si no hay ética, no existe
sustentabilidad alguna.
La solución a tan caótica crisis, implica cambiar el principio del egoísmo
individual como generador de bien común, fundando las relaciones en
reciprocidad y cooperación. Es una ética
de saberes, donde se recupera la profundidad del valor intrínseco del ambiente
y borra el sentido instrumental y utilitarista que le hemos dado a los
recursos. La ética implica aprovechar la tecnología y la globalización para
darle la vuelta a la crisis y desarrollar una sustentabilidad ética y
contagiosa que promueva el bienestar para todos los seres de la tierra.
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4. La
transformación del problema ambiental en una ética comunicativa.
Ahora viene el clímax del ensayo, la transformación del problema, es decir,
la metamorfosis de la crisis a una ética comunicativa.
La ética comunicativa
ambiental, lleva a pensar en una democracia ecológica. TODOS, todos los
organismos de un nicho ecológico son importantes para dicho nicho. Las relaciones
de todos los organismos que conforman el nicho, son el nicho mismo. Este no es
un objeto, sino una red de interrelaciones que tiene que estar comunicada para
así poder solucionar eficazmente la crisis ambiental. “Los humanos deberán educarse para
comprender cómo es su naturaleza. Deberán aprender
que en ella todo es reciclable, que nada se pierde,
que todo tiene una función.” (Noguera de Echeverri, 2007, P.9)
Y más allá de comunicar
la funcionalidad de los organismos de nuestro entorno, debemos apreciar su
belleza y disfrutarla. Como
lo dice Augusto Ángel, “debemos plantearnos la recuperación
del disfrute de la vida, desde la belleza
que hay en el diseño de una flor, un animal, o nosotros mismos, hasta el
disfrute contemplativo que podemos sentir con
una puesta de sol, una luna llena o un
amanecer, o el disfrute erótico, es decir, el
disfrute de la danza amatoria de
los cuerpos animados, dando y expresando vida.” (Noguera de Echeverri, 2007, P.8)
En su artículo se plantea una ética comunicativa, donde la comunicación no
solo es humana, sino que la “vida”, toda, es comunicativa universalmente. “La
ética ambiental permea la totalidad de las prácticas socioculturales. Lo
que la hace universal es que ella es contextual tanto eco
sistémica como culturalmente. Todas las culturas
son diferentes, pero todas tienen en común
la vida, la tierra, el aire, el sol. El
ecosistema no se comporta diferente para una clase
social que, para otra, ni para una etnia
en oposición a otra.” (Noguera de Echeverri, 2007, P.8)
La idea de la ética comunicativa es la propuesta del trabajo en
equipo. Es un llamado a todos los organismos del planeta para trabajar en
conjunto bajo un ideal de cooperación y bien común. Y no hay que pensar que está
todo perdido, podemos detener paulatinamente el deterioro ambiental si frenamos
el desperdicio y educamos a las personas para que comprendan la naturaleza
hasta llegarla a amar.
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5. La
responsabilidad como motor de la ética ambiental.
Como se mencionó en la
introducción, la ética ambiental busca arduamente la cooperación libre y
colectiva de las personas, busca el compromiso, el deseo de colaboración, pero
más que nada, el sentido de responsabilidad.
La responsabilidad es
la base de la acción humana para lograr el bienestar común. El sentido de la
responsabilidad, según el diccionario de la Real Academia Española es el “Dicho
de una persona: Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.”[2]
En la misma definición
justifica que cada responsabilidad necesita una decisión como fundamento. Primero
hay que estar convencidos de lo que se va a hacer “con cuidado y atención” y
luego realizar el compromiso respecto a las consecuencias de la acción. Así es al
trabajar por el desarrollo ético sustentable que se ha buscado a lo largo de
este ensayo.
Pensemos en estructurar
la responsabilidad sin perder de vista las consecuencias del acto al que se
tiene la responsabilidad. Ejemplificando, “Max Weber plantea, a comienzos del
siglo pasado, la necesidad de tener en cuenta las consecuencias de la acción
como un elemento ético clave, y para ello establece la famosa distinción entre
"ética de la intención" y "ética de la responsabilidad”.
(Michelini, Dorando, 2003, P. 4) Analicemos esto, no es lo mismo tener la
“intención” de cumplir, a realmente cumplir con una “responsabilidad”. No es lo
mismo tener la “intención” de ser una empresa socialmente responsable y use
materia prima reciclada, a serlo. No nos podemos basar en la ética de la
intención para solucionar problemas. Todo el mundo tiene “buenas intenciones”,
pero no son suficiente. Las buenas intenciones no resuelven crisis. Las buenas
intenciones no frenan el desperdicio. Las buenas intenciones no generan cambios
de conciencia. En cambio, la responsabilidad sí.
Ésta ética de la
responsabilidad, se define precisamente por la decisión a cumplir con las
consecuencias de los actos. Fijémonos qué importante es esto. Que diferente
sería que, en lugar de echar culpas al gobierno por no invertir dinero en
educar a la población para que aprenda a separar la basura adecuadamente y
disminuir la cantidad de desperdicios no degradables, cada uno tomáramos la
responsabilidad de informarnos de cómo separar basura y decidiéramos obtener
los beneficios que esta simple acción trae para el ambiente. Sería totalmente
diferente. El simple hecho de que cada uno tome responsabilidad de informarse,
hace toda la diferencia. La información está, sólo hace falta el compromiso y
la acción.
¿Pero por qué el
compromiso siempre es un problema? ¿Por qué le cuesta tanto trabajo a la gente
comprometerse o cumplir con una responsabilidad?
“El concepto filosófico
ético-discursivo de "responsabilidad" puede ser explicitado de la
siguiente forma: se trata, por ende, de una responsabilidad que es comprendida específicamente
como corresponsabilidad primordial-trascendental.” (Michelini, Dorando, 2003,
P. 5) ¿Significa entonces que la responsabilidad necesita primero entenderse
como un bien trascendental? Sí, los seres humanos funcionamos como un sistema
de acto-recompensa, donde preferimos visualizar los beneficios que obtendremos antes
de emprender una acción. Es por eso, que es indispensable informarnos del
sentido de trascendencia que tiene detrás la ética ambiental.
Es un hecho que la
responsabilidad y el compromiso son cuestiones que cuestan trabajo. Pero son
tan necesarias, que sin ellas no se puede lograr ningún cambio. Todos necesitan
la responsabilidad para lograr lo que se proponen. Pero para proponernos
cambiar nuestra mentalidad ética-ambiental es necesario entender también su
motivo de trascendencia. Los cambios que hagamos en nuestras actitudes ahora, se
reflejarán directamente en el mañana. Si empezamos a tomar responsabilidad de
proteger el ambiente y plantamos árboles hoy, éstos van a crecer y brindar
beneficios a la sociedad en el futuro. Éste es el sentido de trascendencia;
entender que la sustentabilidad exige responsabilidad y sus beneficios van más
allá. Por esto, la educación ética debe estar respaldada por un motor que
provoque la acción. Este motor se llama la responsabilidad.
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Conclusión
La ética ambiental es
sin duda una resolución a la crisis que demanda un cambio social contundente.
Como bien se mencionó en el desarrollo del ensayo, no es solamente difundir teóricamente
una conciencia de cuidado al medio ambiente, como se había hecho antes. Sino
que es algo mucho más profundo. La ética ambiental, es una llamado individual y
colectivo a caer en cuenta de lo siguientes aspectos:
·
Los
seres humanos tenemos una naturaleza que tiende a querer dominar los recursos,
pero a la vez, somos interdependientes de ellos. Es por esto que tenemos que entender
nuestra naturaleza y elegir usar nuestra libertad para cuidarlos y utilizarlos
sabiamente buscando el bienestar común.
·
El
hombre es una creatura que forma parte de un entorno armónicamente balanceado y
está llamado a darse cuenta de su fragilidad como especie y vivir en sintonía
con el ambiente, y no a pensar que toda la naturaleza le pertenece, explotando
los recursos con un sentido utilitarista y egocéntrico.
· La educación ambiental es un proceso
permanente en el que no sólo se busca crear conciencia, sino que también tomar
acciones éticas contundentes para el cambio.
·
El mayor problema de la educación ambiental es que la
mayoría de las veces no se relaciona con un estilo de vida ético. Es decir, la
crisis ambiental, se reconoce únicamente cómo avance del calentamiento global.
Y en realidad la crisis ambiental influye en todos los patrones culturales,
políticos y económicos en los cuales está dividida nuestra sociedad.
·
Para tomar acción, hay 4 sencillos pasos: uno, entender
qué es la ética ambiental y cómo se puede educar. Dos, profundizar en la acción
y visión humana respecto al ambiente. Tres, transformar el problema ambiental
en una ética comunicativa. Cuatro, identificar la trascendencia y responsabilidad como base de la
acción humana para lograr todo lo anterior.
·
La
ética ambiental es indispensable en la vida de los seres humanos porque apela a
su dignidad humana y la complementa. En ella se busca arduamente la cooperación
libre y colectiva de las personas, para cuidar con responsabilidad del ambiente
y de nosotros mismos encontrando ahí la felicidad.
·
El
impacto en el desarrollo social que tiene este tema pretende mover, limpiar,
regenerar, pero más que nada, hace crecer a las personas.
Por último, cabe
recalcar que éste es un tema de suma relevancia porque no sólo estamos contra
reloj, sino que el daño ambiental ya está hecho. Lo único que nos queda es
ponernos a trabajar en búsqueda de la disminución de desperdicios y la prevención
del aumento del deterioro. Aunque los daños al planeta, los agujeros en la capa
de ozono y los deshielos en los icebergs parecen ser irreversibles, nunca es
tarde para tomar acción y detener actos contraproducentes. La ética de la
sustentabilidad, es el único camino por el cual podemos caminar. Es la
filosofía que puede cambiar las actitudes desde la raíz.
Para concluir, la ética ambiental nos deja una misión clara. Es simplemente
saber ejercer nuestra libertad a través de acciones autónomas y sencillas, que
colaboren a nuestra existencia comunitaria. Tenemos que aprender a vivir la
ética de la sustentabilidad como nuestro pan de cada día. Buscar comprometernos
en pensar en los demás. Tomar responsabilidad en cambios de actitud y hábitos
simples. Porque las más grandes revoluciones se logran con millones de pequeños
actos, que solos, parecerían insignificantes.
Referencias básicas
-Campinas, MANIFIESTO POR LA VIDA
POR UNA ÉTICA PARA LA SUSTENTABILIDAD, Ambiente & Sociedade, vol. V, núm.
10, 2002, pp. 1-14 Associação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Ambiente
e Sociedade: [Fecha de consulta: 13 de febrero de 2017] Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31713416012
- Michelini, Dorando J., La ética
del discurso como ética de la responsabilidad Literatura y Lingüística [en
línea] 2003, (): [Fecha de consulta: 13 de febrero de 2017] Disponible
en: ISSN 0716-5811
-Noguera de Echeverri, Ana
Patricia, COMPLEJIDAD AMBIENTAL: PROPUESTAS ÉTICAS EMERGENTES DEL PENSAMIENTO
AMBIENTAL LATINO-AMERICANO Gestión y Ambiente [en línea] 2007, 10 (mayo-Sin
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en: ISSN 0124-177X
-Ruiz-Montoya, Lorena, Castro
Cuéllar, Adriana de, Cruz Burguete, Jorge Luis, Educar con ética y valores
ambientales para conservar la naturaleza Convergencia. Revista de Ciencias
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de 2017] Disponible
en: ISSN 1405-1435
- Vargas C., Ronulfo, Elementos
para la consideración de una ética ambiental Revista Espiga [en línea] 2008,
(enero-diciembre): [Fecha de consulta: 13 de febrero de 2017] Disponible
en: ISSN 1409-4002
Referencias Complementarias
-Definición de “responsable”, Real
Academia Española 2017 en línea. Fecha de consulta: 20 de marzo 2017.
Disponible en: http://dle.rae.es/?id=WCrxqOp
-Ética Ambiental, Definición ABC, 2007-2017 en línea.
Fecha de consulta: 20 de marzo 2017. Disponible en: http://www.definicionabc.com/medio-ambiente/etica-ambiental.php.
[1]
Ética Ambiental,
Definición ABC, 2007-2017 en línea. Fecha de consulta: 20 de marzo 2017.
Disponible en: http://www.definicionabc.com/medio-ambiente/etica-ambiental.php.
[2]
Definición de
“responsable”, Real Academia Española 2017 en línea. Fecha de consulta: 20 de
marzo 2017. Disponible en: http://dle.rae.es/?id=WCrxqOp
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