martes, 9 de mayo de 2017

"Igualdad de Género"

Karla V. Contreras Robles 

karla7878@yahoo.com

“Igualdad de Género”

¡Basta con la desigualdad! ¡Basta con la violencia! ¡Basta con el maltrato! “La dialéctica entre mecanismos instituidos de inclusión/exclusión social y las respuestas, percepciones y disposiciones de la ciudadanía y la academia frente al modo en que ellos operan define la cohesión social constituyéndose la igualdad de género como uno de los pilares del desarrollo humano.” (Montané, A., 2012, pg. 98). El machismo se presenta en forma virulenta en países como Asia y Africa, así como en países industrializados, incluyendo a México, dónde el machismo va más allá del sexismo, atribuye un desborde culto a la masculinidad. (Castañeda, M., 2007, pg. 32). Actualmente, no solo en México, sino en todo el mundo grupos de mujeres buscan la equidad de género. Esto no es algo reciente, esto se ha dado a lo largo de la historia, poco a poco las mujeres han estado luchando por alcanzar la equidad e igualdad de género. Sin embargo, esto aún está lejos de poderse lograr, debido las costumbres del machismo en la sociedad, pero paulatinamente se puede ir trabajando para lograr el objetivo. Poco a poco esto ha ido mejorando a través de las diversas políticas públicas implicadas, y la interacción del gobierno frente al problema. Ya fue suficiente de la diferencia de salario solo por ser mujer, de no poder decidir sobre su propio cuerpo, de tener que experimentar tanta violencia y discriminación. Las mujeres no son solo instrumentos para concebir hijos, ni sirvientas o criadas, ya fue suficiente de su instrumentalización.  Las mujeres, al igual que los hombres son humanos, y como tal deberían de tener los mismos derechos, ser respetadas, y ser valoradas. Tal como nos menciona Rachels, “una sociedad justa, según nuestra concepción, sería una en la que la gente pudiera mejorar su puesto por medio del trabajo (con oportunidades de trabajo disponibles para todos), pero no una en la que algunos consiguen puestos superiores simplemente porque han nacido afortunados” (Rachels, 2002, 306). De tal manera, cuando nos percatemos que los hombres y las mujeres independientemente de sus determinantes biológicos y aspectos físicos tienen el derecho de acceder con igualdad, justicia y autonomía los mismos derechos, así como beneficios otorgados por la sociedad, se conseguirá la equidad e igualdad de género.

Vivimos en un mundo donde las mujeres son constantemente violentadas, con el simple hecho de salir a la calle, se le gritan cosas, son utilizadas, y engañadas muchas veces en diversos ámbitos desde lo laboral hasta lo personal. Las mujeres actualmente pueden realizar el mismo trabajo que el hombre y su salario es mínimo, de hecho, según la organización mundial del trabajo, existe una brecha de remuneración de 22.9%, además de que sus derechos humanos son violentados son consideradas la raza inferior, incapaces, y débiles. Esto es algo que afecta la integridad y dignidad de la mujer. La sociedad impulsa el machismo, una modalidad particular de la identidad masculina. Sin embargo, por el hecho de ser mujeres no significa que sean inherentemente pasivas, ni sumisas ni hogareñas, ni irracionales, tampoco significa que sean maternales, estos son paradigmas impuestos por la sociedad. Desde niños estos roles de género e ideales del machismo son impuestos por nuestros padres, desde el momento en que a la niña se le prohíbe jugar carritos, o futbol para darle una muñeca o bebe, hasta los comportamientos que deben poseer, y su forma de vestir y comportarse.
 La equidad e igualdad de género no es lo mismo, la equidad de género hace referencia a un concepto ético que busca la igualdad en un marco de diferencias de está manera posee un valor un poco más ético, mientras que la igualdad es la equivalencia humana,  hace referencia a poseer los mismos derechos y deberes ante la ley y en la vida real.  Actualmente el problema está en buscar ambas, tanto la equidad y la igualdad de género. Esto debido a que actualmente a las mujeres se les excluye socialmente, son discriminadas, violentadas, e incluso aparecen en el sector de pobreza más frecuente. Además, cabe mencionar que a las mujeres les pagan menos que a los hombres por realizar el mismo trabajo, son consideradas la raza inferior. La equidad de género debe abarcar diversos aspectos, como lo son los mismos derechos, oportunidades y obligaciones para hombres y mujeres.

Palabras clave (Key words): Equidad de género, igualdad, infancia, políticas públicas, educación, machismo, estereotipos, desigualdad

Desarrollo
“Aristóteles dijo que las mujeres no son tan racionales como los hombres, y por eso las mujeres están naturalmente gobernadas por los hombres. Kant convino en ello, y añadió que por esta razón las mujeres “carecen de personalidad civil” y no deben tener voz en la vida pública. Rousseau trató de ponerle buena cara al problema, y dijo que hombres y mujeres simplemente poseen virtudes distintas; pero, por supuesto, resultaba que las virtudes de los hombres los hacían apropiados para el liderazgo y las virtudes de las mujeres para el hogar.”(Rachels, 2002, pg.262). De esta manera se demuestra como a través del tiempo la mujer ha sido considerada como la raza inferior, incapaz de tomar sus propias decisiones y menospreciada.
 “A nivel mundial, las niñas y las adolescentes enfrentan con mayor exclusión los retos económicos, sociales y culturales que los varones. Las problemáticas que viven en torno a las crisis económicas, la violencia y la inseguridad se ven acentuadas por dos factores: su edad y género; condiciones que se agravan al no contar con programas destinados a su desarrollo y al respeto pleno de sus derechos.” (Colin, A., 2013, pg.5). Esto comienza desde la infancia o desde el momento que inicia el ciclo de vida de una persona. Estas desigualdades al añadirlas con la discriminación se pueden considerar como el origen de la violación de los derechos humanos. Para poder evitar esto desde la niñez es sumamente importante primero reconocer las diferencias entre sexo – género, así como identificar la desigualdad de género en el marco de división sexual del trabajo los cuales son mecanismos constituidos, además de incorporar a los niños en estrategias para la construcción de igualdad de género (Colin, A., 2013, pg. 9-22).
Primero es importante poder diferenciar entre sexo y género, sexo hace referencia a los aspectos biológicos o anatómicos con los que se nace, es decir las gónadas que nos diferencian en masculino y femenino, así como los atributos o rasgos físicos secundarios a la hora de la pubertad, mientas que género es adquirido de cierta manera a través de los diversos aspectos conforme las personas van creciendo y madurando así como a través de su exposición con el mundo y su sociedad, ya que estos son aspectos sumamente importantes al imponer los diversos estereotipos de géneros que la mayoría de las veces se siguen. (Ocampo, A., 2014). Esto por lo tanto constituye una red de creencias que influyen sobre el género, además de rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, conductas o comportamientos esperadas de la persona según su sexo. En otras palabras, el género es lo que la sociedad impone como el “deber ser” de los comportamientos y actitudes según el sexo, de tal manera se van creando estereotipos (Colin, A., 2013, pg. 22-28).

Los estereotipos de género son aquellas conductas, creencias o atribuciones que la sociedad impone sobre cada género, estos rigen el cómo cada género debe ser y comportarse. Por lo tanto, estos estereotipos difieren según las diversas culturas, aunque en general al hombre o niño se le atribuye características como independientes, fuertes y racionales mientras que a las niñas generalmente se les atribuye ser dependientes, débiles y sentimentales. Cabe mencionar que esto impone a su vez roles de género impuestos por la sociedad. Los roles de género son el conjunto de tareas o actividades que deben ser realizadas, así como las responsabilidades y exigencias sociales según el sexo. A las niñas generalmente se les da juguetes que imitan los trabajos de ama de casa, así como de madre, mientras que a los varones por lo general se les permite jugar con carritos. De tal manera la identidad masculina influenciada por la sociedad generalmente demanda a los hombres ser fueres, duros emocionalmente, y sobre todo rechazar lo femenino, mientras que a la identidad femenina en tales culturas generalmente hace referencia a la identidad de la niña constituida por su relación con los demás y no tanto propia, además se centra en ser madres, en ser nobles y en la estética y cuidado de sí misma. De tal manera la diferencia de género es impulsado desde el momento en el que se integra el niño a la sociedad (Colin, A., 2013, pg. 29-38).  “La perspectiva de género permite evidenciar la manera en que la masculinidad y feminidad se han construido a lo largo del proceso de socialización y las consecuencias que esta construcción tienen en las relaciones de los hombres con las mujeres, de las mujeres con los hombres, entre varones y entre mujeres, con el objetivo de efectuar cambios que permitan la equidad en estas relaciones. También se ha mostrado que, aunque se hable de un modelo hegemónico de la masculinidad, existen diferentes formas de ser varón, por lo tanto, desde esta perspectiva se habla de masculinidades en lugar de la masculinidad, de la misma forma no existe un modelo único de ser mujeres, por lo cual también podemos hablar de feminidades.” (Torres, L., 2011, pág. 47).  Es por esto que para poder resolver el problema de la desigualdad debemos de comenzar con los niños. Una manera eficaz sería a través de la incorporación de los niños en estrategias para la construcción de igualdad de género (Colin, A., 2013, pg. 29-38).  También si se educará a los niños tanto en los hogares como en las escuelas acerca de la equidad e igualdad de género, este problema disminuiría.

Estás imposiciones de roles son sumamente importantes ya que esto a su vez se ve influenciado por el machismo. Pero, ¿qué es el machismo?, “el machismo se puede definir como un conjunto de creencias, actitudes, y conductas que desencadenan sobre dos ideas básicas: por un lado, la polarización de los sexos o contraposición de los lo femenino y masculino, donde no solo son diferentes, sino mutuamente excluyentes; por otro la superioridad de lo masculino en las áreas consideradas solamente para los hombres.” (Castañeda, M., 2007, pg. 20). De tal manera, el machismo incrementa tanto la desigualdad como la diferencia de género. Cabe mencionar que el machismo a su vez es influenciado por las sociedades, de hecho, el machismo llega a tanto que en ciertos lugares no dejan a las mujeres estudiar con la excusa que ellas solo sirven para limpiar pañales, y que los hombres, al contrario, deben estudiar para poder tener un buen trabajo y mantener su familia. Esto a su vez es preocupante ya que nos trae a los índices de escolaridad en las mujeres, dónde generalmente disminuye conforme avanza el grado de escolaridad. “En muchos países de desarrollo las niñas son mucho menos propensas que los niños a ingresar en la educación secundaria” (OECD, 2013, pg.91). Cabe mencionar que aquí un factor influyente es el de costo-beneficio, ya que en ocasiones las personas no puedes pagar los estudios y estos resultan ser demasiado elevados, por lo que prefieren mandar a los niños que, a las niñas, nuevamente con la justificación que ellos cuidarán de su familia. “Podemos destacar la importancia del apoyo familiar, la necesidad de desarrollar una cultura escolar de equidad de género y la interacción en el salón de clase son pilares imprescindibles para una mayor asistencia de los varones a las clases, para la retención escolar y para un mejor rendimiento académico.” (Torres, L; 2011, pág. 50). Sin embargo, cabe mencionar que los países han estado trabajando para poder lograr este objetivo. “En la Primera Conferencia de la Mujer de las Naciones Unidas celebrada en México en 1975 se advirtió, a los gobiernos de los diferentes países representados en ese organismo, que las mujeres no se estaban beneficiando del desarrollo, que formaban parte de los sectores más pobres de la población y que paradójicamente estaban desempeñando una serie de trabajos imprescindibles, no valorados económicamente, en la satisfacción de las necesidades básicas de sus familias. Ante estas evidencias surgieron las propuestas de incorporar a la mujer al desarrollo.” (Paredes, R,  2006, pg.746). Esto resulta ser muy importante debido a que de esa manera las mujeres tienen la libertad de elegir algo distinto a ser amas de casa y por ende poder buscar su felicidad esto es esclarecido un poco más con lo que menciona Rachels en su libro: “La doctrina utilitarista es que la felicidad es deseable, y la única cosa deseable como fin; todas las otras cosas son deseables sólo como medios para ese fin” (Rachels, 2002, pg.166).
Sin embargo, esto nos trae a otra pregunta, ¿Por qué las mujeres siguen presentando mayores niveles de empobrecimiento? Las políticas de igualdad de género son las políticas, dirigidas a superar la existencia de las desigualdades injustas que no pueden ser superadas en el corto plazo con las políticas de igualdad de género existentes. De esta manera planteando contribuciones básicas a la metodología de las intervenciones en política para enfrentar este problema de pobreza, cabe mencionar que estás generalmente son del estado. Para poder solucionar esto se generaron tres premisas. El primer periodo hace referencia a las políticas del estado de bienestar y las políticas dirigidas a las mujeres, sin embargo, no se tomó en cuenta que las desigualdades que afectaban específicamente a la población femenina (Paredes, R,  2006, pg757-746). Posteriormente en el segundo periodo, “las políticas con criterios de focalización y las políticas de igualdad de género, ya se enfocaba un poco más, se cuestionó la orientación universalista y se puso énfasis en los criterios de focalización para enfrentar la pobreza, se identificaron los grupos con alta vulnerabilidad y se diseñaron programas específicos para ellos.” (Paredes, R., 2006, pg747). Final mente en la etapa 3, “Las políticas para enfrentar la pobreza femenina y promover la equidad de género” a su vez con el proyecto: Transformación Productiva con Equidad (TPE)” (Paredes, R., 2006, pg748). Esto permitió que la reducción sistemática de la participación de la región en el comercio internacional y la desigualdad distributiva, generada esta última por la separación entre el crecimiento económico y la equidad (Paredes, R,  2006, pg748-751). De tal manera “diversas organizaciones internacionales han contribuido significativamente al análisis de la inequidad y discriminación de las mujeres desarrollando importantes mecanismos e instrumentos específicos.” (Montané, A., 2012, pg. 98).
Conclusiones
Vivimos en una sociedad donde los hombres y las mujeres no son considerados iguales, las mujeres en muchas ocasiones no tienen voz, la mujeres en muchas culturas solo son para tener hijos y atender al marido, las mujeres sólo deben de encargarse del hogar, las mujeres son consideradas como un medio y no como un fin, las mujeres son consideradas instrumentos. A pesar de que ha habido muchos logros con los derechos de las mujeres estos aún no se completan las mujeres siguen siendo víctimas de acoso, de violencia, de cosificación, y discriminación entre otras. La equidad de género no es algo que se conseguirá de un día para otro. Es algo por lo cual se tiene que estar luchando e enseñando constantemente, esto debido a la cultura a la que estamos impuestos, al machismo, estereotipos y roles de género muy marcados según la cultura. Si desde niños se les implementa mecanismos o enseñanzas acerca de la igualdad de género esto ya no sería un problema. Cuando nos percatemos que los hombres y las mujeres independientemente de sus determinantes biológicos y aspectos físicos tienen el derecho de acceder con igualdad, justicia y autonomía los mismos derechos, así como beneficios otorgados por la sociedad, se conseguirá la equidad e igualdad de género.
Referencias      
Castañeda, M. (2007). El Machismo Invisible Regresa. México: Taurus
Ocampo, A; Mendoza, M. (2014). Sensibilización en Genero. Inmujeres, IJM.
Paredes, R; (2006). Políticas públicas, pobreza y equidad de género. Espacio Abierto, 15() 741-757. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=12215403
Pessoa de Carvalho, M E; Montané, A; (2012). Diálogo sobre género: justicia, equidad y políticas de igualdad en educación superior (Brasil y España). Revista Lusófona de Educação, () 97-120. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34924585006
Rachels, J. (2002). Introducción a la Filosofía Moral. McGraw-Hill. México:D.F.
Torres Velázquez, L E; (2011). RENDIMIENTO ACADÉMICO, FAMILIA Y EQUIDAD DE GÉNERO. Ciencia y Sociedad, XXXVI() 46-64. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87019755003

Bibliografía complementaria:
Colín, A. (2013) La desigualdad de género comienza en la infancia. México: México. 

.Recuperado de: http://derechosinfancia.org.mx/documentos/Manual_Desigualdad.pdf

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