martes, 9 de mayo de 2017

Antitauromaquia

Juan Pablo Arriaga
Antitauromaquia

Introducción
Sin duda alguna, uno de los temas más controversiales en la actualidad son las corridas de toros, debido que la gente piensa que la fiesta brava es el arte de estar vivo junto con la combinación del desveló de la muerte, pero no es así. La tauromaquia es un término que dentro del Diccionario de la Real Academia Española consta como “el arte de lidiar toros” y en donde se va extender como fenómeno europeo más a allá de sus fronteras continentales, a América Latina, lugar donde el matador y el toro fueron traídos por el conquistador por el período colonial (Aldunante, 2013). La práctica de esta barbarie se practica propiamente en España, Portugal, al Sur de Francia, México, Colombia, Costa Rica, Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador y como fenómeno relativamente reciente se practica en San Diego, California, en EE.UU. Las corridas de toros fueron parte de las prácticas sociales en casi todos los países colonizados por España (Aldunante, 2013).
El hecho de que la tauromaquia fuese vista públicamente, dificultó el proceso de esconder las prácticas de agresión al toro lidia que estás como consecuencia exhiben la crueldad del ser humano siendo mostradas a un público gradualmente más sensible al sufrimiento animal. Bien sabido esto, podemos estipular que las corridas de toros son un acto de barbarie y de crueldad por los seres humanos.
Es muy relevante este tipo de temas para la propia dignidad del ser humano en donde este tipo de espectáculos incitan a la violencia y a la crueldad animal en un ambiente donde la barbarie del ser humano se ve reflejada totalmente por la satisfacción que este le probé en el ruedo.
El gran impacto social que tiene las corridas de toros es el propio deleite del ser humano por hacer sufrir a un animal para poder satisfacer su placer. Los ámbitos económicos, ecológicos y culturales se ven influenciados por la industria cultural de la tauromaquia. El porcentaje de esta barbarie disminuye año con año en donde más países se están sumando por tener un ambiente sin maltrato y libre de violencia.

Para poder dar un panorama ético acerca de la fiesta brava como un acto de barbarie y de crueldad se debe de hacer mención de las corrientes éticas que se implicaran en él y su propio significado.
Bentham nos argumentó que hay un principio moral fundamental que es conocido como “el principio de utilidad”, en este terminó nos enfocaremos en el principio que nos exige que, cuando tengamos que elegir entre diferentes acciones ya sean políticas o sociales, debemos elegir aquella que tenga las mejores consecuencias globales para todos los afectados (Rachels, 2006, 148).
“Por principio de utilidad se entiende el principio que aprueba o desaprueba cualquier acción, según la tendencia que tenga para aumentar o disminuir la felicidad de las partes de cuyo interés se trata; o, lo que viene a ser lo mismo en otras palabras, para fomentar o combatir esa felicidad” (Rachels, 2006, 148).

Palabras clave (Key words): Violencia, tauromaquia, barbarie, sufrimiento, maltrato, crueldad y muerte.

Desarrollo
En el problema ético nos vamos a basar en el comportamiento humano, donde abordaremos la injusticia social que provoca la fiesta brava en un ambiente hostil, llena de sufrimiento y actos violentos en donde el principal protagonista es un ser inocente que busca terminar con el sufrimiento que propiamente la fiesta brava le ha provoca. La cuestión de la ética se ve totalmente reflejada en estos actos barbáricos, ya que el ser humano debe de buscar otros medios en donde el principal tema no sea la violencia.
De acuerdo con Savater nos dice que “la ética se centra en el ámbito de lo humano, sólo los humanos tenemos una vida moral, eso nos hace excepcionales con respecto al resto de la naturaleza, seres humanos y animales estamos en categorías morales separadas y por lo tanto sólo tenemos obligaciones hacia otros humanos, no hacia los animales”(Ortiz, 2014). Sin embargo, agrega, ser cruel con los animales es un “mal síntoma”, porque preludia la crueldad hacia los seres humanos. En esto coincide Savater con santo Tomás de Aquino, quien afirma:
“Si algún pasaje de la Santa Escritura parece prohibirnos ser crueles con los animales brutos, por ejemplo, matar un pájaro con su cría, esto es o bien para quitarle al hombre los pensamientos de ser cruel con otros hombres, por si acaso fuera que a través de ser cruel con los animales uno llegara a ser cruel con los seres humanos, o bien porque el daño a un animal condujera al dolor temporal del hombre, del que hace el acto o de algún otro” (2010a, 35).
Actualmente, se conoce que las corridas de toros son un espectáculo brutalidad, encubierto como arte y considerado aún como deporte. La fiesta brava es una exhibición en el que la agresión del hombre toma un papel de crueldad y de barbarie ante el toro de lidia , donde el principal objetivo es el derramamiento de sangre en la arena del ruedo (“Carnaval Taurino”, 2013). Los defensores de la fiesta brava se atreven a considerar esto como un deporte y todavía se menciona que es arte; pero lejos de manifestar algo artístico, contribuye a la destrucción en torno a la matanza injusta de un ser vivo (Ruíz, 2001). Y mucho menos puede ser considerado como deporte por dos razones de lógica; en toda actividad deportiva se preserva la integridad física de los participantes, además de que ocasionalmente ocurren percances; el toro de lida entra en desventaja al ruedo ya que apuñalado en los toriles para sacar toda su “bravura” (Abolición Taurina”, 2016).
De acuerdo con Escartín, M & Ausín, T; los animales han sido considerados, hasta ahora, como objetos o juguetes, negándoles cualquier semejanza con nosotros. Ello se debe a nuestro “fascismo” de especie, que concibe al ser humano en guerra permanente de explotación y exterminio sobre el resto de los seres vivos, convirtiéndolos en inferiores a nosotros y representándolos como seres que no sufren (Escartín & Ausín, 2008).
El maltrato animal generado por el placer humano y los elementos que esté contribuye a lo largo de su historia son relacionados con la antigua Roma donde no solo la forma arquitectónica palimpséstica tiene la misma semejanza que la plaza de toros, sino que la brutalidad y la crueldad estaban basados en el entretenimiento del ser humano (Aldunate, 2013).
La tauromaquia solo va a  mostrar la bajeza del ser humano debido a que es un capricho de la voluntad humana que es movida por diferentes intereses; no solo el público es participe de esta salvajada sino que los toreros se creen dignos de arrebatar la vida de un animal inocente (“Carnaval Taurino”, 2013). No obstante, el maestro John Stuart Mill nos expone en su libro “El utilitarismo” que consideremos un cierto estado de cosas que quisiéramos ver que se produjera, en el que todos fueran felices y estuvieran tan bien como es posible sin la propia necesidad de arrebatar la vida un ser vivo:
“Conforme al principio de la mayor felicidad [...] el fin último, en relación con el cual y por el cual todas las demás cosas son deseables (ya estemos considerando nuestro pro-pio bien o el de los demás), es una existencia libre, en la medida de lo posible, de dolor y tan rica como sea posible en goces” (Rachels, 2006, 149).
La existencia del toro de lidia no depende de las corridas de toros porque no existen caracteres morfológicos propios de la raza de lidia, además que no existen características definibles entre los toros de lidia y las otras razas de la misma especie (Ortiz, 2014). Por otro lado tenemos la creencia de que el animal es descendiente directo del bóvido salvaje, que es conocido por Uro primigenio o Bos Taurus primigenius que desapareció en un bosque de Lituania en 1627; sin embargo, existe otro descendiente más actual que de igual forma, es conocido por  su cornamenta y su gran tamaño (entre uno y dos metros de altura, con una gran cornamenta que daba varias vueltas y acaban en puntas afiladas) llamado Auroch que en realidad es el ancestro común de todas las especies de bóvidos de carne y leche (Marcos, 2010).
Mi postura ante este tema tan controversial es que deberían de erradicarse este tipo de espectáculos; no es justo que los seres humanos hagamos este tipo de barbaries para nuestro placer y entretenimiento, lo único que se está generando es una postura que hace referencia a que los animales son solo un medio para obtener lo deseado, sin pensar en que estos también sufren.
A lo largo de los años, el maltrato animal se ha presentado de distintas maneras, en este caso, se presenta como un medio artístico, no como lo que realmente es, una matanza hacia seres inocentes. Se dice que es un juego justo; sin embargo, no lo es, el toro antes de salir a dar la función anhelada es maltratado, dándole así, una ventaja competitiva al torero (Abolición Taurina”, 2016). La gente grita de emoción al ver cómo le arrebatan una parte del cuerpo al toro, sin embargo, detrás de toda la emoción que se siente, un animal está sufriendo por dentro, sintiendo como se muere a vista de miles de espectadores.
En otro contexto, debemos de preguntarnos por qué la ley específicamente exime la pelea de gallos, el tiro al pichón y la fiesta brava, en donde este tipo de prácticas brutales solo conducen al sacrificio de animales sin propiamente lograr objetivos nobles (Gonzalo, 2010).
El toro, no es culpable de nuestros caprichos y obsesiones, el espectáculo que se genera en la arena no más que un acto injusticias, que va relacionado con el dolor y la muerte de seres inocentes. Si seguimos permitiendo este tipo de atrocidades, cada vez se seguirá difundiendo más, por lo tanto, será más difícil erradicarlo.
Lo que podemos hacer para ir quitando este tipo de actos, es no asistiendo a este tipo de espectáculos, por lo tanto, entre menos ventas tengan, poco a poco se irán cerrando arenas. Es necesario ir fomentando actividades que no vayan relacionadas a la violencia animal. Si cada uno pone su granito de arena, se acabará este problema; todo es cuestión de lo que el pueblo quiere, si este quiere seguir viendo animales siendo masacrados, se seguirá haciendo, sin embargo, si este pide cosas que no van relacionadas con este tipo de atrocidades, se irán quitando y despertando nuevas formas de entretenimiento que no van relacionadas con el maltrato animal. El cambio está en nuestras manos, solo es cuestión de unirnos para generar un gran impacto.
Gil Martínez nos comparte en su libro “Valores humanos y desarrollo personalque el perdón debe ser visto como el afinamiento de la tolerancia y que el propio ser humano deje de buscar sus placeres (Martínez, 1999).

Conclusión
Las corridas de toros son un espectáculo de crueldad en donde el engaño y la falsedad se ven reflejados en un arte escondido como belleza; los animales son utilizados para el entretenimiento del ser humano, sin importar la integridad o los abusos que se puedan cometer ante él. No es propiamente un arte sino un acto lleno de agresiones e ilusiones donde existe una desventaja hacia un ser que no puede reclamar ni ser escuchado. El ser humano muestra su inconciencia respecto a las corridas de toros y a sus actos violentos. Pese a que la tauromaquia se considera un arte, detrás de todas las sonrisas, se encuentra una tortura inminente en el animal expuesto, en donde se saca provecho del animal para el gusto de algunos. Un arte lleno de sangre, violencia e desigualdad. La fiesta brava toma un ambiente hostil, lleno de sufrimientos y actos violentos en donde el principal protagonista es un ser inocente que busca terminar con el sufrimiento que la tauromaquia le provoca. El ser humano, a lo largo de los años se ha aprovechado de su superioridad, por lo que realiza cosas inaceptables a un ser vivo, que al igual que el ser humano, sufre y siente, y no por no poder hablar, se les debe de maltratar o incluso usarlos como fin.
Debemos de cambiar ante esta situación divido que este tipo de eventos denigra la dignidad de un ser vivo y es por esto que necesitamos enfatizar y poder motivar a nuestra sociedad para un mundo sin crueldad e igualdad.

Referencias
Aldunate, Claudio. (2013). Tauromaquia -o ese extraño placer de la visualización de la muerte-. Diálogos Latinoamericanos, () 119-133. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16229035006
Escartín, M; Ausín, T. (2008). El mundo académico ante las corridas de toros. Revista de Bioética y Derecho, () 24-32. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=78339712008
Mejía, G. (2010). Sobre el Estatuto Nacional de Protección Animal. Revista de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, 57() Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=407639223001
Ortiz-Millán, G; (2014). Ética para matador. Savater, los toros y la ética. Tópicos, Revista de Filosofía, () 205-236. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=323033018008
Rachels, J. (2006). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de cultura económica
Martínez, G. (1999). Valores humanos y desarrollo personal. Madrid: Escuela Española.
Real Academia Española de la Lengua. (2001). Diccionario de la lengua española (22a ed.). (2 vols.). Madrid: Espasa.
Derechos Humanos contra la Impunidad, Carnaval Taurino de América. (2013). En contra de las corridas de toros. Recuperado de http://www.aporrea.org/ddhh/a158842.html

Humane Society International, Abolición taurina. (2016). Red internacional antitaurina. Recuperado de http://www.redantitaurina.org/red-antintaurina-abolicacion-tauromaquia/organizaciones

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