martes, 9 de mayo de 2017

Perspectiva Católica y Utilitarista del Sufrimiento Humano con referencia a la Eutanasia by @FdoPadillaGH



Introducción:

El sufrimiento es un misterio humano, tan semejante es el misterio que muchas corrientes lo han intentado descifrar. En el texto se expondrán dos perspectivas que contrastan el sufrimiento. La primera es la católica, donde se buscará entender la teología para comprender su perspectiva. La siguiente será teoría filosófica utilitarista donde se planteará su postura general para deducir su perspectiva hacia el sufrimiento. Ambas se plantearán sus posturas generales en relación al sufrimiento, después de analizar con el tema de la eutanasia. De esta forma bajando los conceptos y convirtiéndolos más tangibles.  


La temática del sufrimiento y las diferentes perspectivas que tienen es importante para la felicidad ya que es parte diaria de la vida humana. Es algo de lo que las personas no pueden escapar, es decir, es uno de los misterios más grandes de la naturaleza humana. El intentar entenderlo puede llegar a traer paz.


Key words:

Sufrimiento, Felicidad, Reditio Completa, Dolor, Redención, Pecado, Resurrección, Utilitarismo, Eutanasia, Buena Muerte, Distancia

Perspectiva Católica y Utilitarista del Sufrimiento Humano con referencia a la Eutanasia


El sufrimiento es algo de lo que ninguna persona puede escapar, ya que este parece ser casi inseparable de la existencia humana (Juan Pablo II, 1984, pg. 2). Apoyados de la antropología humana vemos la exclusividad que tiene el ser humano o homo sapiens para sufrir, es decir ningún otro ser viviente experimenta el sufrimiento como nosotros. Santo Tomas de Aquino explicaba que los humanos somos seres reflexivos, por lo que hacemos la reditio completa, damos vuelta sobre nosotros mismos; tenemos conocimiento de nuestra propia actividad (Navarro, 1984, pg. 48). Es decir, sabemos que sufrimos.
El sufrimiento nace del dolor, el dolor según la RAE toma dos vertientes dentro de su definición y le da una dualidad de sentido. La primera habla de una sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior (Real Academia Española, 2001). Este es dolor físico o biológico y es considerado necesario para la supervivencia humana, ya que invoca la reacción del cuerpo después de sufrir una experiencia lastimosa (Markman, s.f.). La segunda definición expone al dolor como un sentimiento de pena y congoja (Real Academia Española, 2001). Esta abarca el dolor moral, donde la psicología lo plantea como un esfuerzo necesario para aferrase a sentimientos negativos; y este al dejarlo actuar sobre nosotros se convierte en sufrimiento (Mager, 2014).

La perspectiva católica del sufrimiento comienza con el cuestionamiento de ¿Por qué un Dios que es tan bueno, permite tanto sufrimiento? Una pregunta que puede llegar a cuestionar la existencia de un Dios y más de un Dios bueno. La sagrada escritura ejemplifica este mismo dilema dentro del Antiguo Testamento en el libro de Job. Un hombre bueno que sin ninguna culpa es probado por innumerables sufrimientos, pierde toda su familia y todos sus bienes. Las personas lo cuestionan de que probablemente cometió algún mal, ya que ven sus penas con son de justicia. (Juan Pablo II, 1984, pg. 5).  Job siendo realmente inocente, acepta el misterio de su sufrimiento. La revelación dentro de la historia de Job es que el sufrimiento tiene un carácter de prueba.  (Juan Pablo II, 1984, pg. 6). Esta es una temática que cubre al antiguo testamento, el planteamiento del sufrimiento no siempre como castigo si no como prueba, corrección, reconstrucción o purificación impuesto por un Dios misericordioso; uno que prueba a los que ama como el oro entra en el crisol del fuego para ser purificado. (Juan Pablo II, 1984, pg. 6). Este Dios invita a modificar la pregunta inicial, dejar de cuestionar el por qué y comenzar a caminar de la mano del para qué.
“Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, si no que tenga Vida eterna.” (Juan, 3:5) Estas palabras pronunciadas por Cristo en su conversación con Nicodemo, introducen a la acción salvífica que es él mismo. (Juan Pablo II, 1984, pg. 7). La explicación más acertada para entender esta acción es a través de una analogía: es como si saliendo de tu casa te das cuenta que hay unas lombrices en el piso y te compadeces de las lombrices por lo que decides convertirte en lombriz para enseñarles que hay más en la vida que simple tierra y pasto. Esa es la magnitud de la creencia católica que tiene consigo Jesucristo.  El tema de salvación cae en el vencimiento del sufrimiento definitivo que reside en los dos más grandes males que son el pecado y la muerte. El pecado lo destruye en la cruz y la muerte la vence en su resurrección, donde nos regala la esperanza de la vida eterna. (Juan Pablo II, 1984, pg. 7).
 Dios entregó a su hijo de tal manera que esta toca con sus propias manos el sufrimiento humano, y todo por amor. En su paso por la tierra busco siempre acercarse a los rechazados de la sociedad, a los enfermos, a los perseguidos; tal como lo predica en las bienaventuranzas que son dirigidas a los pobres de espíritu, a los que lloran, a los que tienen hambre y sed de justicia, es decir a los que son probados por el sufrimiento en su vida terrenal. Tanto se acercó a ese sufrimiento que asumió este sufrimiento en sí mismo.  (Juan Pablo II, 1984, pg. 7).
Todo este sufrimiento tiene culmine en la pasión de Cristo, donde el mismo de la naturaleza de Dios, sufre como hombre (Juan Pablo II, 1984, pg. 10). El que nunca pecó como dice San Pablo “A quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros” (Corintios, 55:8). Un momento clave donde revela el afrontamiento cristiano hacia el sufrimiento es en el monte de Getsemaní donde Jesús oró, “Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mateo, 26:39) y agregando “Si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad” (Mateo, 26:42). La lección de estas palabras es la humildad y reverencia que tiene Cristo hacia el plan de su Padre. El no entiende completamente este plan, por lo que dice que no sea como yo quiero, si no como quieres tú; esta es la clave del afrontamiento cristiano hacia el sufrimiento. Humildad, confianza y sobre todo amor. Un amor lleno de fe que al pasar por algún padecimiento que no puede librado, solo reclina la cabeza y levanta el corazón, confiando que su plan es más grande y complejo.  
Todo esto tiene consumación en la cruz, donde su misión es completada. Cristo sin culpa alguna propia, cargó sobre sí todo el mal creado por el pecado; este sufrir de Cristo se convirtió en el precio de la redención del sufrimiento total (Juan Pablo II, 1984, pg. 13). El redentor sufre en vez del hombre, y por el hombre. Pero la creencia es que todo hombre puede ser partícipe del sufrimiento de Jesús, ya que este ha abierto parte de su sufrimiento a las personas, gracias a que el mismo en su sufrimiento se hizo participe en nuestros sufrimientos (Juan Pablo II, 1984, pg. 13). En la carta a los Colonenses el apóstol Pablo hace una aportación muy fuerte al tema, al escribir con son de felicidad “Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y complemento en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia.” (Colosenses, 1:24) Pablo se alegra ya que a través de Cristo logro convertir en su sufrimiento un significado de salvación. Pero Pablo, ni nadie podría hacerse participe del sufrimiento sin presenciar la resurrección, ya que esta es la esperanza de que dentro de la debilidad del sufrimiento Jesús nos presentó el Reino de los cielos (Juan Pablo II, 1984, pg. 15).
Jesús no escondió el sufrimiento a sus discípulos, “El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.” (Mateo, 10:38), refiriéndose que para seguirlo necesita uno aceptar las tribulaciones y vivirlas junto a él. Conforme el ser humano toma su cruz, está siendo cualquier malestar, y se une a la cruz de Cristo, este se releva en el sentido salvífico del sufrimiento. Por eso San Pablo recibe al sufrimiento con son de alegría, ya que dejo al espirito consolador de Cristo actuar dentro de él. El ser humano termina percibiendo dentro de su sufrimiento la paz interior, una paz que solo puede ser alcanzada por Cristo, ya que te invita a padecer junto a él.
            Por lo que para concluir dentro de la perspectiva del sufrimiento católico nos presentan varias temáticas generales. El sufrimiento viene con son de prueba, una prueba que tiene un fin siempre mayor del que el humano puede pensar, ya que no pensamos como Dios. Esta temática se enfoca en el para qué del sufrimiento, y lo plantea como un regalo que da Dios para el crecimiento y purificación de las personas. La siguiente temática es el sufrimiento vencido en la cruz por amor que trae consigo Jesús, que presenta a sus seguidores la posibilidad de no sufrir solos, si no sufrir junto a él. Es decir, al sufrir, Cristo te está regalando la posibilidad de unirte más a él y a su vez te asegura de que no cargaras solo esa cruz. Que a su vez este acercamiento a Cristo carga consigo una esperanza de salvación, ya que quien participa en el sufrimiento de Cristo se hace más digno de estar en su reino y lo dice la sagrada escritura, “porque sufrimos con él para ser glorificados con él” (Romanos 8:17). Por lo que el sufrimiento se convierte en un camino personal que comparte uno con Cristo para llegar a él, ya que todo lo mundano se disuelve y realmente deja de importar cuando uno comprende que el fin último es estar junto a él en su reino.
            La siguiente perspectiva de sufrimiento es la Utilitarista, por lo que es necesario contextualizar. Esta corriente nace en el fin del siglo XVIII y el inicio del siglo XIX, donde surgían nuevas ideas que iban al par de revoluciones tal como la francesa, donde ideas tales como “igualdad, libertad y fraternidad” resonaban mucho en el occidente. Esta corriente comenzó a ser desarrollada por David Hume (1711-1776), pero mayormente aterrizada por Jeremy Bentham (1748-1832) y John Stuart Mill (1806-1873) (Rachels, 2006, pg. 147-148). Todos los autores se agarraron de la sinergia de cambio que existía en esa época, lo cual los llevó a replantear la manera de ver ética y la moralidad (Rachels, 2006, pg. 147-148).
            Bentham planteaba la moralidad no como buscar complacer a un Dios, si no como simplemente la búsqueda de la mayor felicidad. Lo describió en su libro The Principles of Morals and Legislation, comentando que el principio más importante en las reglas morales es el de utilidad, que proclama que en las situaciones donde se necesita elegir entre diferentes acciones, se tome la que produzca mayor felicidad (Rachels, 2006, pg. 148). De Bentham continuo un seguidor cercano a él, John Stuart Mil; que replanteó el planteamiento de su maestro: Mill explicó que en la búsqueda de la mayor felicidad siempre se va a imponer el egoísmo propio, por lo que el utilitarismo se necesita redirigir a la felicidad común, a la felicidad para todos aquellos que serán afectados (Rachels, 2006, pg. 149-150).
            Por lo que el Utilitarismo puede reducirse en tres puntos. El primero es que la acción solo puede ser juzgadas en relación a las consecuencias, no es acto en sí. Ejemplificando, el matar a 1 por la felicidad de 3 es justificable.  El segundo punto es para elegir entre consecuencias se necesita buscar la que produzca mayor felicidad, por lo que necesitas cuantificarla. El tercer punto reside en que la felicidad de cada persona cuenta por igual. (Rachels, 2006, pg. 164).  El utilitarismo planteado es el clásico, este está muy ligado a una teoría filosófica llamada hedonista, que en resumen busca la felicidad, como bien último. (Cortina, 1996, pg. 4) Los utilitaristas modernos se intentan separar algo de esta tendencia ya que comentan que la felicidad no se busca por sí sola, es decir la felicidad es una respuesta de cosas buenas (Rachels, 2006, pg. 167).  De tal forma que realmente la temática fuerte del utilitarismo son las consecuencias, y buscar entender la consecuencia que produzca mayor felicidad.
            Ya teniendo un poco de contexto en relación a la teoría filosófica del utilitarismo podemos bajarla al aspecto del sufrimiento. En la búsqueda de la felicidad, el utilitarista busca reducir a toda cuesta el sufrimiento. Es decir, no le ponen un sentido fuerte al sufrimiento, y lo ven como una consecuencia completamente negativa. Al plantearlo como una consecuencia negativa buscan evitarla y enfocarse en encontrar la felicidad. Gracias a que tienen un enfoque en las consecuencias, nunca erigirán sufrir. Enfrentando la realidad de que en la vida uno va a sufrir, el utilitarista busca reducir el sufrimiento al mayor número de afectados para así incrementar la felicidad.

Una temática tangible del sufrimiento donde resaltará el contraste de opiniones de las dos corrientes católica y utilitarista es con tema de la eutanasia. La eutanasia se conoce como la buena muerte, la RAE lo define como la intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente, sin perspectiva de cura (Real Academia Española, 2001). Para entender a fondo se necesita hacer una distinción entre la distancia; esta aplica solo al enfermo terminal ante la inminencia de una muerte inevitable, por lo que es aceptable dejar de hacer cualquier procedimiento arriesgado u oneroso y aceptar condición humana junto con medios normales que la medicina puede ofrecer (Correa, 2006, pg. 254). La eutanasia es más enfocada en causar la muerte por piedad con el fin de eliminar radicalmente los sufrimientos de un ser humano (Correa, 2006, pg. 251). Esto hace que la eutanasia sea un tema del sufrimiento.

Para contextualizar, ejemplificar y entrar en debate ético utilizaremos dos ejemplos uno con la perspectiva católica y otra utilitarista. El primero es un sacerdote llamado Luis De Moya, este después de un accidente de auto se convirtió tetrapléjico (De Moya, 1996, s.p), el segundo es un escritor llamado Ramón Sampedro, este se tetrapléjico después de un accidente ocasionado por un clavado mal calculado al mar. El contraste de ambos es que De Moya tomó la postura católica, encontrando un sentido a su sufrimiento; mientras Sampedro con un enfoque utilitarista enfocándose en el infierno que decía vivir peleó por su derecho a la eutanasia. Sampedro planteaba que la eutanasia era trascendental y se aseguraba de hacer la distinción entre suicidio. Comentaba que cuando la muerte humana tiene como fin librarse de un sufrimiento dramático, siempre sobrevive la bondad humana, este siendo una manera de acceder a la bondad divina (Sampedro, 1996, pg. 84). En el otro caso el Padre De Moya no considera la eutanasia como una alternativa, al contrario, se siente muy afortunado, al recargarse en su fe ha ido comprobando que hasta los días más duros son soportables. Ve su sufrimiento como si él fuera un multimillonario que solo ha perdido 10 pesetas (De Moya, 1996, s.p). Mismo problema diferente enfoque.

El cuestionamiento ético es en relación a la ética de la eutanasia, el postulado católico está en contra, mientras que el utilitarista a favor. Los utilitaristas como he mencionado anteriormente consideran que alcanzar la felicidad es el fin último, todas las otras cosas son deseables solo como medios para ese fin (Rachel, 2006, pg. 166). Por lo que consideran que lo hombres tienen derecho a acabar con su vida cuando consideran, desde un punto de vista racional, esta no les ha hecho más que proporcionar sufrimiento (Tasset, 2011, pg. 173). Los utilitaristas consideran su muerte como un derecho para eliminar su sufrimiento, mientras la contra parte sostiene que la vida humana es don de Dios, de modo que Él solo puede decidir cuándo terminarla (Rachels, 2006, pg. 152). Los utilitaristas levantan el cuestionamiento “Si la disposición de la vida humana estuviera tan reservada como dominio peculiar del todopoderoso que fuera una vulneración de su derecho por parte de los hombres disponer de sus propias vidas, sería igualmente criminal actuar a favor de la preservación de la vida como en aras de su destrucción. Si me aparto de una piedra que cae sobre mi cabeza, estoy alterando el curso de la naturaleza e invado el dominio especial del todopoderoso, al prolongar mi vida más allá del período que, por las leyes generales de la materia y el movimiento él me había asignado” (Tasset, 2011, pg. 174-175). Es decir, al juicio del todo poderoso no podríamos buscar prolongar la vida.

Los católicos consideran inmoral el compartir la intención suicida de otro, ayudarle a realizarla mediante eutanasia significa hacerse colaborador, o en algunos casos autor (Correa, 2006, pg. 251). Es decir, al juicio católico el homicidio intencional de inocentes siempre es incorrecto (Raches, 2006, pg. 152). Todo deriva de que para los católicos el fin último es llegar a la vida eterna y a su juicio la eutanasia (siendo un sinónimo de matar) no es el camino. En contraste los utilitaristas consideran que llevar acabo la eutanasia es moral, porque no está dañando a otros (Rachels, 2006, pg. 154), estos hablan de que “la moral ya no tiene que interpretarse como fidelidad a algún código dado por una deidad o algún conjunto de reglas inflexibles” (Rachels, 2006 pg. 150), consideran que, si matarlo le daría escape a su dolor, la acción seria moralmente correcta (Rachels, 2006 pg. 150).

            Los utilitaristas consideran que no es el simplemente vivir por un periodo largo de tiempo, si no el vivir bien; de esta forma buscando siempre la felicidad. No les hace sentido la necesidad de vivir en sufrimiento. No es la cantidad de vida, si no la calidad de esta (Tasset, 2011, pg. 175-176). Hacen el cuestionamiento de que una vida en sufrimiento ya no produce más que un mínimo bien a la sociedad, por lo que no tiene sentido prologar la vida de uno para causar una pequeña ventaja a la sociedad (Tasset, 2011, pg. 177). No se les hace proporcional el sufrimiento con el bien que producen. Consideran que una persona viviendo en sufrimiento como el Padre De Moya o Sampedro, no viven más que un infierno; por lo que están en su derecho de quitarse la vida. Los católicos ven el sufrimiento como un camino para llegar a Dios. Por eso a el Padre De Moya no le interesa quitarse la vida ya que ha tomado su sufrir como su propio camino para llegar a Dios, Dios a su vez siendo un sinónimo de felicidad.

Conclusiones:

            Las dos corrientes exponen puntos contrastantes en relación a la ética de la eutanasia. Los utilitaristas no logran comprender como un Dios que es benévolo permitiría que las personas sufran tanto antes de la inevitable muerte, su versión de un Dios benévolo es uno que permitiría la eutanasia porque no busca que sufras (Rachels, 2006, pg. 164). Pero el Dios católico permite el sufrimiento para que puedan llegar a él. Los utilitaristas no comprenden la vida en el sufrimiento, mientras que los católicos le ponen un simbolismo que refleja al mismo Jesucristo. En cuanto al acto, los utilitaristas ven la eutanasia no como un asesinato, si no como una acción que produce un bien mayor, mientras que los católicos lo ven como un sinónimo de un asesinato. El finalizar la vida está reservado al creador, ven esta como un don de Dios; no consideran que los humanos tienen derecho de acabarla. Los utilitaristas consideran que los humanos están en su derecho ya que la vida es de su propiedad. Para no generalizar todos los posibles casos nos enfocamos en Padre De Moya y Sampedro. Considerando como filtro principal la felicidad producida mi postura en el caso específico mencionado anteriormente es estar a favor de Padre De Moya, que con un enfoque católico logro convertir su vida que en papel podría lucir miserable, en una vida de felicidad. La visión utilitarista nunca llega a la aceptación de la realidad, lo que llevo a Sampedro a suicidarse. Con la aceptación de su realidad Padre De Moya logro generar más felicidad, lo que justifica su ética. El fin último de la perspectiva utilitarista es llegar a la felicidad, la eutanasia corta el camino, no se logra llegar. Haciendo un acto cotidiano de la eutanasia, ambiguamente se trazaría la línea del sufrir, es decir cualquier sufrimiento se consideraría apto para brindar la eutanasia. El sufrimiento bien llevado forja carácter, lo que camina hacia la felicidad. Con todo esto concluyo que la perspectiva católica del sufrimiento es más ética que la utilitarista, gracias a que brinda más felicidad.





Bibliografía:

Básica:

Juan Pablo II. (1984). Salvifici Doloris. Roma. Vatican.

Cortina. (1996). La vida moral y la reflexión ética. Santillana, Madrid. AEtica

Rachels. (2006). Introducción a Filosofía. Mexico: Fondo de Cultura Económica.

Correa. (2006). La eutanasia y el argumento moral de la Iglesia en el debate público. Chile: VERITAS.

Tasset. (2011). Razones Para Una Buena Muerte. Coruña: Revista Iberoamericana de Estudios Utilitarista.



Complementaria:
Mager, D. (Enero, 2014). Pain Is Inevitable; Suffering Is Optional. Psychology Today. Recuperado de https://www.psychologytoday.com/blog/some-assembly-required/201401/pain-is-inevitable-suffering-is-optional
 
Markman, J. (s.f). Overview of Pain. Merck Manuals. Recuperado de http://www.merckmanuals.com/home/brain-spinal-cord-and-nerve-disorders/pain/overview-of-pain

Navarro, J. (1975). Ser y trascendentalidad. Un estudio en Tomás de Aquino
 (Tesis doctoral, Universidad Complutense, Madrid, España). Recuperada de http://revistas.ucm.es/index.php/ASEM/article/viewFile/ASEM8484110011A/18160

La Biblia Católica para jóvenes. Ed. Misión Bíblica Juvenil, Navarra: España, 2015. Print.

Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.aed.). Consultado en http://www.rae.es/rae.html

De Moya. (1996). Sobre la Marcha. Madrid: EDIBESA Madre de Dios.

Sampedro. (1996). Cartas desde el Infierno. Madrid: Planeta.








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