jueves, 3 de mayo de 2012

Discriminación laboral por género


ITESM Campus Guadalajara
Ética, persona y sociedad
Profesora: Dra. Alicia Ocampo

Kenia Denisse Machado Hernández
A01220267

Discriminación laboral por género: ¿Por qué no se nos permite ser partícipes de la vida laboral, de la misma manera que los varones?

“Yo creo que ser mujer es como ser irlandés: todos dicen que eres importante y bueno, pero te ponen en un segundo lugar siempre”
                                                                                                            Iris Murdoch

En la frase anterior, podemos ver reflejado el pensamiento de muchas personas en la actualidad, las cuales opinan que las mujeres son seres más débiles y por tanto, menos importantes o capaces, que los hombres.  Sin embargo ¿es correcta esta noción que se tiene sobre la mujer? ¿No tenemos los mismos derechos que un hombre? En el mundo laboral es muy común detectar discriminación hacia las mujeres, pues en muchas compañías los puestos altos en la jerarquía de la empresa son ocupados por varones, y en caso de ser ocupados por una mujer, muchas veces no reciben el mismo sueldo que recibiría un hombre en su misma posición.

¿Sería correcto permitir que se nos siga denigrando así, simplemente por no ser varones? Las mujeres no somos ni menos capaces ni inferiores al hombre, debemos defender nuestra dignidad y valor como personas. A continuación, intentaré dear algunas de las razones por las que las mujeres también deberíamos ser consideradas para ocupar puestos altos en las jerarquías de las empresas, así como un sueldo justo, que vaya acorde al puesto. Si seguimos permitiendo estas injusticias, nuestro lugar, como mujeres, jamás será respetado, y seguiríamos siendo esos “seres inferiores y menos capaces” que algunos hombres nos consideran.

En el pasado, la mujer se dedicaba únicamente a las labores domésticas. La lucha por la igualdad de género ha implicado la búsqueda de liberación de los determinismos de carácter biologista o esencialista, con los cuales se ha afirmado que el papel de la mujer se debe enfocar en las actividades domésticas y de cuidado. Por esta razón, en este segundo modelo existe un fuerte interés por promover la participación activa de las mujeres en el ámbito laboral, político y económico; lo cual implica que éstas se liberen de los roles en los que tradicionalmente han estado recluidas, como la maternidad y el trabajo doméstico. (Ocampo, 2009, p. 12)

Tomando en cuenta lo anterior, la raíz del problema está en las prácticas del pasado: las mujeres se dedican al hogar, mientras los hombres trabajan. Esta idea se ha conservado y, sobretodo en la cultura mexicana, está muy arraigada, por lo que es difícil que en las empresas se acepte contratar mujeres para puestos altos, y si es que llegan a alcanzarlos, difícilmente les pagan lo mismo que le pagarían a un varón. Mi postura ante esta problemática comienza a reflejarse a partir pensamiento Kantiano: Todos los hombres tienen  dignidad, y valen por igual. Merecemos ser tratados de manera que ese trato se le pudiera dar a cualquier otro ser humano, y que a la vez, todo el mundo considerara que ese comportamiento es correcto (que sea universalizable).  (Rachels, 2006: 195,196). Sin embargo ¿dónde queda el papel de la mujer en esto? La teoría posteriormente fue completada por Seyla Benhabib, en su teoría de la ética del cuidado, en la que ya incluye el papel de la mujer en la ética. Más que hablar de dignidad, ella hablaba de un cuidado recíproco entre todos los seres, y ello incluía el respeto e igualdad por el simple hecho de ser seres humanos, no por ser hombre o mujer eras más o menos importante que cualquier persona el otro género. (Amorós, 2000: 404)

En cuanto a la discriminación de género, existen muchos puntos de vista, algunos a favor de que se llegue a una igualdad, otras que defienden que las mujeres se tienen que dedicar al hogar y nada más.

Un ejemplo de personas que van en contra de mi postura es Elizabeth Fox-Genovese, quien asegura que el tema de la discriminación por género en el ambiente laboral únicamente está siendo exagerada por muchas personas. Asegura que dependiendo del grupo social, las diferencias entre hombre y mujeres son variadas, pero que no son tan grandes como la gente asegura. Según su artículo “Claims that women face discrimintation in the workplace are exaggerated” asegura que dicha discriminación es prácticamente nula en la actualidad. Acompañando este punto de vista, está el de Elizabeth Larson, quien asegura que “modificar las políticas laborales puede traer resultados negativos, pues les daría un trato preferencial a las mujeres […] Estas modificaciones únicamente se han buscado por parte de los grupos feministas [y no por varones interesados esta problemática]” (Larson, 1998)

Sin embargo, mi postura es muy distinta. Considero que hombres y mujeres son capaces de realizar el mismo trabajo, y según varios estudios, las mujeres muchas veces son más veloces que los hombres o arrojan mejores resultados que los hombres en el mismo puesto. Con esto no busco afirmar que la mujer es superior en el trabajo, sino que hombre y mujer valen por igual y deberían, por ende, recibir el mismo trato, sueldo y responsabilidades.

Como ya mencioné, la base del problema son las creencias de antaño, en el que la mujer era madre, ama de casa y atendía a su marido. El varón, por otra parte, trabajaba, traía comida a casa y él no hacía nada que tuviera que ver con labores domésticas: ese era el trabajo de la mujer.

Sin embargo ¿Hay más razones detrás de esto, para poder discriminar así a la mujer? Sí las hay, una de las principales es que los dueños de empresas, quienes dan los empleos, prefieren contratar hombres. Una de las ideas que apoyan a que hagan esto es que las mujeres que desean formar un hogar, por ejemplo, al estar embarazadas tienen derecho a tener una incapacidad en el trabajo, misma que debe ser pagada como si ella continuara trabajando. Esto, para los jefes en las empresas, representa una pérdida, pues es “trabajo que no se está haciendo” y dinero que se está pagando por ello. En esos casos, consideran que es mejor contratar un hombre, que estará allí todo el tiempo, salvo en sus periodos vacacionales.

Las mujeres no pueden únicamente apoyarse en el gobierno, y esperar a que esto se solucione, tenemos que tomar cartas en el asunto. Poco a poco hemos ido eliminando esa brecha existente entre los salarios de hombres y mujeres en el mismo puesto.

Yo creo que una mujer sí es capaz de alcanzar la independencia económica de la misma manera que el varón puede hacerlo. A pesar de esto, aún tenemos un largo camino que recorrer para poderlo lograr. Comparando ganancias en Estados Unidos, el 92% de las mujeres menores de 20 años ganan el mismo salarios que un hombre en su mismo puesto. Entre los 21 y 24 años de edad, el 85%reciben salarios equivalentes, mientras después de los 25 y antes de los 34, solo el 78% ganan un sueldo equivalente al de un varón. (Larson, 1998).

 El problema es de grandes magnitudes, pues no afecta a dos o tres mujeres únicamente, sino que nos afecta a todas. Es un trato injusto el que recibimos, y un atentado a nuestra dignidad, pues damos los mismos frutos que un hombre, recibiendo menores beneficios por ello. Existen muchos estudios que dan fundamentos para poder demostrar que una mujer es igual o más capaz que un hombre para poder realizar trabajos en niveles artos de una corporación, como la gerencia o jefe de algún departamento.

Efectividad en el liderazgo por posición y género

Hombres
Mujeres
Ejecutivo, CEO, Alto mando
57.7
67.7
Reporte directo al supervisor, posiciones medias, administradores
48.9
56.2
Gerentes de nivel medio
49.9
52.7
Supervisores
52.5
52.6
Contribuidor individual
52.7
53.9
Otros
51.3
55.1
Total
51.3
55.1











 (Zenger Folkman Inc, 2011)

Estudios como el anterior demuestran un grado de efectividad menor en los varones que son líderes en empresas y equipos de trabajo. Se evaluaron diversas competencias para poder obtener esos resultados, y las mujeres sobrepasaron las expectativas, superando a los hombres. En el estudio se incluyeron diversas opiniones que dieron las mujeres, quienes afirmaban sentir una mayor presión por no cometer un error, y mostrar su verdadero valor a la organización, demostrando su capacidad. “Tenemos que trabajar más duro que los hombres para demostrar nuestro valor” mencionaba una de ellas. (Zenger,2012)

Un ejemplo claro, y el cual en su momento me preocupó mucho, es el que había hasta hace pocos años. En el Ejército mexicano, en la Fuerza Aérea, a las mujeres no se les permitía formarse para ser piloto aviador. Cuando me preguntaban ¿Qué quería estudiar?  dos ideas venían a mi cabeza: “Quiero ser piloto” o “Quiero ser médico”. Me entristecía la simple idea de que, por ser mujer, no podía perseguir mi primer sueño, a pesar de que yo consideraba que una mujer podía ser tan buena piloto como cualquier hombre. Sin embargo, las políticas para poder ser candidato a entrar a la escuela de aviación fueron modificadas, y así, el año pasado se graduó la primer piloto aviador mujer en México. Hoy mi impedimento para entrar no fue mi género, sino un problema de la vista, pero de no haberlo tenido, me hubiera encantado poder perseguir ese sueño, luchar por mis derechos como mujer y demostrar que soy igual de capaz que un hombre para un puesto de esa importancia.

La mayoría de las teorías éticas, se basan en el varón para realizarlas. “Los hombres dominan la vida pública, y en la política y los negocios las relaciones que se tienen con otras personas son típicamente impersonales y contractuales […] No es de sorprender, entonces, que las feministas crean que a filosofía moral moderna incluye un prejuicio masculino” (Rachels, 2006, 262). Cuando todas estas teorías fueron hechas, se consideraba que las mujeres tenían preocupaciones distintas a la de los varones, por lo que merecían un trato distinto, derechos diferentes y por lo tanto, beneficios desiguales a los de los hombres. En el pasado las mujeres no eran partícipes de la vida pública, el hogar y dar amor debían de ser sus preocupaciones, esta es la razón de que quedaran excluidas de la vida moral.

Sin embargo, lo anterior dicho, el no haber sido consideradas en la formación de las primeras teorías morales, no quiere decir que no seamos agentes morales iguales a los hombres, y que eso nos impida llevar una vida de igualdad con ellos. Como mujeres, el cambio comienza en nosotras, tenemos que hacer valer nuestros derechos y demostrarle al mundo que somos capaces de hacer igual o mejor las cosas que los varones. Así como podemos ser amas de casas, y madres; podemos igual ser empresarias, gerentes, líderes de equipos o proyectos, etc. Nuestro desarrollo moral puede ser tan alto como el de un hombre, y somos capaces de tomar decisiones igual de buenas que las de ellos. Somos tan capaces como ellos de poder tomar una decisión que no sólo nos beneficie a nosotras o a nuestra familia, sino que sea benéfica para todas las demás personas con las que vivimos en comunidad, e incluso, podemos tener conductas que trasciendan esas fronteras, y puedan ser tomadas como un ejemplo en todo el mundo.


Una mujer es igual de importante, valiosa y digna que un hombre, defendamos nuestro lugar, y hagámonos respetar. Si queremos ser tomadas en cuenta al igual que los hombres para poder obtener un puesto alto en cualquier trabajo, debemos perder el miedo a luchar, y no rendirnos con el primer “no puedes”. Somos seres humanos, al igual que los varones, y ello implica que valemos lo mismo y merecemos ser tratadas con las mismas oportunidades que ellos.

Si bien, las mujeres hemos conseguido la equidad en varios aspectos, como el que ahora podamos votar, o podamos ir a la universidad, actividades que, antaño, no se podían realizar; aún queda un gran camino por recorrer para llegar a la equidad de género. Algunas mujeres ya han logrado abrirse las puertas  en el mundo laboral, algunas siendo emprendedoras, otras escalando poco a poco en sus trabajos. Si ellas han logrado un cambio en sus vidas, podemos lograr que ese cambio de generalice, y que todas las mujeres podamos tener la oportunidad de crecer, de ser tomadas en cuenta, y de tener la misma importancia que un varón en cualquier trabajo.

Como mencionó alguna vez el ex secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, la equidad de género es más que una simple meta. Es una condición para poder sobrellevar los retos que tenemos hoy en día por todo el mundo como disminuir la pobreza, promover el desarrollo sustentable y construir un buen gobierno


Bibliografía:
·      Amorós, C (2000)Tiempos de feminismo. Madrid, España: Ediciones Cátedra.
·      Fox-Genovese, E (2001) Claims that women face discrimination in the workplace are exaggerated. Opposing viewpoints. Recuperado de: http://alturl.com/8h6sp
·      Larson, E (1998). Women do not need affirmative action. Opposing viewpoints. Recuperado de: http://alturl.com/999mp
·      Murphy, E. (2008) Women still earn less tan men because of sex discrimination.  Opposing Viewpoints. Recuperado de: http://alturl.com/bn9ej
·      Ocampo, A. (2009) Manual de feminismos. México: Inmujeres
·      Rachels, J. (2006) Introducción a la filosofía moral. México: FCE
·      Zenger, J (2012). Are women better leaders than men?. Business Harvard Review. Recuperado de:

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