Clarissa Nayabei Mora Carranza
Introducción
Sin duda alguna, todo
individuo ha pasado por la etapa de pertenencia a un grupo social, e incluso
dentro de la sociedad en que nos desarrollamos estamos ya categorizados, a este
acto se le conoce como identidad social, la cual conlleva a algunos beneficios
en forma individual como también encierra un problema ético, el cual todos conocemos
como discriminación y ¿a qué se deben dichos actos de desprecio? La respuesta
tiene muchas aristas, resultando una ellas la ya mencionada identidad social,
que es donde se incuban las ideas de supremacía étnica, entre otras. Argumento
que sirve de pretexto para violentar la dignidad humana de los individuos que
no pertenecen a ese grupo social. Por lo antes expuesto este ensayo se enfoca
en explicar como es que el acto de identidad social puede traer consigo,
conductas de exclusión, distinción y eliminación, bajo el argumento de que la
pertenencia a un grupo o identidad social es clave para el correcto desarrollo
humano, analizando los problemas que esta práctica también implica a nivel
ético y moral en la vida de cada individuo involucrado.
Palabras clave: Dignidad humana, derechos humanos,
igualdad, discriminación, imparcialidad, desarrollo humano, identidad social,
desarrollo moral.
La discriminación ha sido uno de los temas más
transcendentales dentro de las sociedades del mundo; en México seis de cada
diez personas perciben la situación socioeconómica como uno de los principales
factores que provocan discriminación seguido por la apariencia física, la edad
y el sexo, estas son las condiciones por las cuales la población ha sentido que
sus derechos no han sido respetados (CONAPRED, 2010). Desde el primer instante
en el que realizamos una critica hacia una cultura, religión o a una forma
distinta de vivir estamos realizando actos de poco respeto hacia la diversidad
y a su vez poniendo en juicio el derecho de igualdad.
Henri Tajfel, creador de la teoría de
identidad social, enfocó su investigación en los criterios de categorización,
etnocentrismo y comparación en torno a la apreciación de la identidad social.
Señaló que es a través de los criterios anteriormente mencionados, que los individuos
que conforman a un grupo minimizan las diferencias entre ambos grupos y de esta
manera ven al suyo como el más prometedor (Tajfel, 1984). Es por medio de este tipo de
análisis que se llegan a tomar conclusiones de prejuicio hacia al resto de los
individuos que no pertenecen a dicha categoría considerada como la mejor y que
por lo tanto afecta negativamente al individuo que se excluye del mencionado
grupo social. Tajfel también mencionó que “ por muy rica y compleja que sea la
imagen que los individuos tienen de sí mismos en relación con el mundo físico y
social que les rodea, algunos de los aspectos de esa idea son aportados por la
pertenencia a ciertos grupos o categorías sociales” (Tajfel, 1981, p. 255,
citado por Canto & Moral, 2005, p. 81) dando a entender que gran parte de
nuestro autoconcepto va a estar conformado por la identidad social.
Si bien es inevitable para la
especie humana y para su desarrollo como individuo el comportamiento de
pertenecía e identidad dentro de una sociedad, también es inevitable no
percatarse que en ese instinto del ser humano se provocan actos de exclusión
que atentan contra la dignidad humana, la principal fuente para el surgimiento
de los derechos humanos, y que, de acuerdo con Kant, un valor innato con el
cual nacen todos los seres humanos y por ello merecen un trato especial y digno
que favorezca su desarrollo como persona (Cortina, 1996).
Entonces ¿es realmente
necesario hacer sentir a alguien inferior y denigrar a un individuo por no
tener las características o cualidades que nuestra identidad en la sociedad
impone? Pongamos como ejemplo una cruda etapa en la historia del ser humano, la
segunda guerra mundial, categorizada como la etapa de mayor discriminación
racial. Hitler tenía la noción de que las peculiaridades de cada ser humano así
como las actitudes y habilidades se determinaban por su supuesto origen racial,
donde todas las razas poseían rasgos inseparables que se iban pasando por
generaciones y ningún individuo iba a poder superar dichas cualidades que eran
connaturales de la raza y que para los nazis, también intervenían en la
mentalidad, el razonamiento y la inteligencia. Los nazis tenían la errónea
ideología de que las razas consideradas superiores tenían el derecho y la
obligación de someter e incluso exterminar a todas aquellas que eran
inferiores. Como se puede ver, para los nazis el único valor que poseía un ser
humano se encontraba en su pertenencia a un linaje humano ya definido, al grado
de que postularon un orden de razas en la que resaltaban que no todas eran
iguales, lo que desarrollo un intento de exterminio de aquellas consideradas
inferiores (Ushmm.org, 2015), sin embargo, es incuestionable que el nazismo no
habría triunfado en aquella época si no hubiera sido por el ciudadano alemán y
el sentido de identidad y pertenencia que tenían hacia dicha ideología.
Este suceso de la historia
destaca las consecuencias negativas que pueden tener el sentido de pertenencia
e identidad dentro de una sociedad, donde existen perdidas de derechos y se
violan muchos de los fundamentos morales entre los que destaca el de toda vida es sagrada o la condición de
imparcialidad la cual prohíbe la perversidad e injusticia al momento en el se
trata a un individuo de forma distinta cuando no existe ni una razón
justificable o valida para ello, además de que excluye cualquier clase de
intento que infiera que los integrantes de un grupo en particular son
moralmente inferiores (Rachels & Ortiz, 2007, pp. 35-36 ).
No obstante ¿se
puede decir que la identidad social perjudica? Distintos autores señalan lo
contrario por ejemplo, Valera (1997) menciona que la
relación entre individuos y grupos enriquecen a la sociedad con diversos significados
socialmente ideados. Además, hace referencia en que el enfoque que Tajfel
propone en su teoría de identidad social tiene un enfoque más grupal que
individual pero no primordialmente social. No obstante, si bien es cierto que Tajfel
se basó en ese comportamiento repetitivo y evidente que se hace dentro de distintos
grupos de personas, cabe señalar que una sociedad está formada por las interacciones
que tienen entre sí los individuos que conforman dichos grupos, por lo que sus
investigaciones si tienen un enfoque meramente social.
Asimismo
Scandroglio & Martínez (2008) también mencionan que a través de esta
necesidad de comparación, se otorga una tendencia individual a querer mejorar,
tomando como alusión los puntos positivos del grupo con el que se está haciendo
la comparación, por lo que hace énfasis en que por medio de la categorización se
logra distinguir con mayor precisión las virtudes que poseen los individuos que
conforman mencionado grupo social y así tratar de habituarse a ellas. Si bien
la afirmación anterior es en parte cierta debido a que las virtudes se logran
destacar a través de la categorización, no necesariamente significa que lo que
se pretende es mejorar para obtener un bien común, en la actualidad el objetivo
principal al hacer este tipo de comparaciones es llegar a ser el “mejor” en esa
cualidad con la cual se hace la comparación, que por lo general desemboca en actitudes
de arrogancia. Además, tal hábito de definición entre cada sujeto y por
consiguiente de clasificación en grupos acentúa por un lado las diferencias
existentes entre las personas de distintos grupos, y por el otro las semejanzas
que poseen los individuos que constituyen la agrupación señalada, que por
consecuencia genera la formación de estereotipos sociales y con ello la de
prejuicios (Cortina, 1996), todo ello desarrolla actos que agravian al ser
humano y es debido a los malos juicios morales que las personas e incluso
sociedades pueden llegar a realizar, ya que al hacer este tipo de actos toman
como guía los sentimientos, sabiendo que son irracionales, hacía el individuo o
grupo de individuos al cual juzgan, recordando que un juicio moral debe de
estar siempre sustentado en buenas razones, puesto que de lo contrario se cae
injustificablemente en actos de discriminación (Rachels, 2007, p. 36).
De igual manera, los grupos
que pasan por prejuicios y discriminaciones también llegan a ser
estigmatizados y con ello devaluados en medio de la sociedad, con un estatus
relativamente bajo y con poco poder dentro de la misma (Hogg & Vaughan, 2010). Para ejemplificar lo anterior esta el caso
de la devaluación de la mujer en la sociedad, a la cual se le impedía su
participación en asuntos relevantes de un país ya que se consideraba un ser
inferior al hombre y cuyas principales funciones consistían únicamente en la
maternidad y el servicio al mismo, por lo que no tenía ni voz ni voto (Gutiérrez,
2010, p. 68). Aunque esta situación ha ido mejorando con el paso de los años,
donde ya se le reconoce a la mujer sus derechos, es de importancia destacar que
esta concepción de inferioridad tan significativa y que marcó la vida de la
mujer a través de la historia, es debido a los prejuicios que existían hacia
ella, atentando una vez más hacia la integridad y a la dignidad de la mujer
como el ser humano que es.
No
obstante, tomando un enfoque en el desarrollo moral de las personas y su
relación con el hábito de identidad, muestra que el ser humano, por lo general,
se queda en la etapa convencional del desarrollo moral y esta etapa se
caracteriza porque comprende el deseo de ser considerado virtuoso por las
personas del grupo cercano siguiendo y manteniendo la perspectiva de la
colectividad de la cual se hace referencia sin tener en cuenta las posibles consecuencias
de su actuar, es decir “el interes egoísta se expande abarcando los intereses
particulares del grupo de referencia” (Patiño, 2006, p. 79). Así, el nivel
convencional no es el mayor grado de desarrollo moral por lo que no busca ir
más allá de los intereses grupales y por consiguiente tampoco va en la búsqueda
de un bien común (Patiño, 2006).
Conclusión
Tomando en consideración todo lo
expuesto con anterioridad, la identidad social llega a ser indispensable en el
desarrollo personal de cada individuo puesto que es necesario que una persona
se sienta identificada o perteneciente a un grupo, pero esta necesidad de
identidad llega a desviarse y a atentar contra principios morales basicos al tomar
como prioridad criterios irracionales como los sentimientos ya sean de aprobación o de repudio hacías
algunos individuos según ciertas características como el género, estatus
economico, raza, entre otros, llegando incluso a tomar acciones que atentan
contra los derechos humanos de las personas y por consiguiente denigrando a
dichos individuos. Es más que evidente que no es necesario atentar contra la
dignidad humana cuando se busca una identidad dentro de la misma sociedad,
siempre hay que guiarse de manera imparcial y justa obrando para el beneficio de
las personas, incluyendo los intereses de todos los seres humanos y no solamente
del grupo perteneciente, teniendo siempre presente que todo individuo por el
simple hecho ser quien es, es ya un ser valioso y merece un trato digno.
Referencias básicas
Bárbara
Scandroglio & Jorge S. López Martínez . (2008). La Teoría de la
Identidad Social: una síntesis crítica de sus fundamentos, evidencias y
controversias. España: Psicothema.
Canto Ortiz, Jesús M.; Moral
Toranzo, Félix. (2005). El sí mismo desde la teoría de la identidad social.
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Cortina, A. Ética. La vida moral y la reflexión ética.
(1996). Santillana, Madrid. 1996.
Gutierréz, A. (2010). La
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23(64), 267-290. Retrieved from
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59518491012
Hogg, M., & Vaughan,
G. (2010). Psicología social. Madrid
[etc.]: Médica Panamericana.
Patiño, S. (2006). desarrollo moral. En Ética actual y
profesional. Lecturas para la convivencia global en el siglo XXI(75-99).
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Rachels, J.,
& Ortiz Millán, G. (2007). Introducción a la filosofía moral.
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Tajfel, H.
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University Press (Versión española Tajfel, H. [1984]. Grupos humanos y
categorías Sociales. Barcelona: Herder).
Valera, S. (1997). Estudio de la relación entre el espacio
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Referencias
complementarias
Consultores
Marnic, S. (2015). CONAPRED. Consejo Nacional para Prevenir la
Discriminacion. Retrieved 24 October 2015, from
http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=pagina&id=424&id_opcion=436&op=436
Ushmm.org,.
(2015). Víctimas de la era nazi: ideología racial de los nazis.
Retrieved 22 October 2015, from
http://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007792
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