Raquel Estefanía García Cruz
A01112877
Sociedad
egoísta
Este trabajo nos habla del cómo se vive en el
individualismo volviéndonos en una sociedad de egoísmo en donde el bien común
es el bien propio y con ese se cree que es suficiente para ser felices y
también que es suficiente para cumplir ante la sociedad, y se cree esto puesto
que es normal fijarnos simplemente en nuestros actos sin consecuencias hacia
terceros. Se hace referencia en este ensayo también a la falta de valores, la
ausencia de este tipo de aprendizajes desde pequeños deja secuelas al paso del tiempo.
También el causarnos placer como una felicidad pasajera tomándola como la
felicidad plena es otro punto que se tocará, y finalmente la falta de acciones
voluntarias puras, en donde realmente se hace la acción por el fin mismo de
ella y no por un fin individual que en donde realmente estamos ayudando más una
causa propia que una causa ajena a
nosotros.
Es cierto que la sociedad busca un
bien común y la persona también busca un bien, por lo tanto debería de buscar
el mismo fin más sin embargo hoy en día ese bien común no está estipulado hacia
la sociedad en general sino que cada individuo está buscan satisfacer sus
apetitos sensibles, o sea recibir placer de todo aquello que hace evadiendo el
dolor sin pensar en sí en la sociedad misma, evade el dolor porque naturalmente
el ser humano, por instinto busca alejar el dolor y evadirlo a toda costa. Se quiere vivir en una felicidad plena sin
saber lo que implica, se confunde entre placer y felicidad queriendo relacionar
para todo lo que hacemos placentero conllevarnos a una felicidad plena, pero
hay una diferencia entre estas dos y es una muy grande, como habla Rodríguez
Luño en su obra de texto en donde menciona varios conceptos relacionados con la
felicidad en uno de ellos citando Aristóteles menciona que el placer es una
satisfacción pasajera que se origina por la
posesión de un bien particular
mientras que la felicidad es la obtención estable y perpetua del bien
totalmente perfecto, amable por sí mismo y sacia todas las exigencias de la
naturaleza humana y colma todos sus deseos. (Rodríguez, 1991, p. 71)
Al ser
egoísta no sólo se está originando un bien particular, sino que en ocasiones se
puede hasta atentar con la dignidad humana, ésta se obtiene por el simple hecho
de ser humano, la dignidad implica que todo ser humano merece ser tratado con
el respeto que se debe (Menaut and Sáez, 2014) así hablan los autores, Menaut y
Sáez, del artículo en dónde hacen una reflexión sobre la dignidad y su
efectividad en los constitucionalismos de nuestros días. Al actuar sin
considerar las circunstancias externas, se
puede atentar, como ya se dijo hace un momento, contra la dignidad de la
persona. Según Rodríguez Lozano “El hombre tiendo por naturaleza a vivir en,
por y para la polis “(Rodríguez, 1996, p.154), dice también que está
por el objetivo moral social y política que es el bien común y felicidad común
la cual solo se consigue por medio de la solidaridad (Rodríguez, 1996,
p.154). Esto nos dice que realmente el hombre por
naturaleza le sirve a la sociedad y busca
el bien común, pero no parece en la actualidad que esto sea verdad,
cuando solo se busca satisfacer placeres y no necesidades, una sociedad en
donde al parecer no se necesitan de nada ni de nadie solo de sí mismo
volviéndose ajenos al Estado.
La falta
de la implementación de valores en casa valores como respeto, honestidad
responsabilidad, flexibilidad, pertenencia, generosidad, solidaridad, bondad,
entre otros, desde que se tiene un
modelo a seguir cuando apenas se está en la etapa de plena dependencia (bebés)
y más cuando se está en pleno crecimiento no solo físico sino también mental,
es otro factor que afecta a la sociedad, cayendo en la “ignorancia” por decirlo
de una manera, de tal forma que nos guía al contexto del egoísmo en la
sociedad. “Debido a la ruptura de la unidad familiar,
los hogares monoparentales encargan el cuidado de sus hijos a algún vecino. Los
padres ausentes no cumplen con el deber de proveer siquiera al sustento de los
hijos, mucho menos de formarlos.” (Avilez,
2013). En un artículo de Benitez se
menciona que los padres son los que tienen que inculcarle el respeto ante los
demás y que la educación se empieza en casa y no en la escuela, lo cual muchas
veces se le deja esa responsabilidad a
las escuelas. “Se dice que hoy en día los valores inculcados en el seno
familiar se han perdido poco a poco. Todo esto se ve reflejado en el
comportamiento de los niños y jóvenes, que en muchas de las ocasiones es
agresivo, grosero e irrespetuoso” (Benitez, 2013). El poner atrás los
valores morales y éticos están, sin lugar a dudas, afectando a la sociedad
dejándola sin una guía que les muestre el camino de la justicia social.
Otro factor que lleva a esta
sociedad a caer cada día más y más en el
egoísmo es la falta de acciones voluntarias verdaderas. Como ya se mencionó la
falta de valores es un factor y uno de estos valores que se ven implementados
en un acto voluntario es la generosidad. ¿Qué es generosidad?, “Ser generoso no
significa simplemente entregar dinero a alguien que lo necesite. También puede
incluir la administración de su tiempo, el amor, la atención o incluso algunas
de sus pertenencias.” (Valores morales, 2012). Dar sin recibir nada a cambio
forma parte de ser generoso. También otro valor que se ve meramente involucrado
es la solidaridad como bien dice en el artículo de Sarasola en donde nos habla
entre la relación de solidaridad y voluntariado y no como sinónimos sino como que
por medio de la solidaridad se puede llegar al voluntariado y en ocasiones el
voluntariado sustenta con la solidaridad. Una acción voluntaria se define como
aquella acción que precede de un principio intrínseco con conocimiento formal
del fin, esto nos lleva a que una virtud moral se puede entender como acciones
repetitivas tomadas con deliberación se llevan a cabo con liberta y con buenos
medios, además de que su fin es la acción mismo. Ahora que sabemos que es una
acción voluntaria y lo que implica podemos decir que en la sociedad egoísta en
la que se vive donde hay ausencia de ciertos valores como la generosidad y la
solidaridad en donde sin su presencia, ya sea de manera implícita, las acciones
voluntarios no son puras, no se busca ver por un interés ajeno sino por un
interés meramente propio. Como menciona Sarasola en su artículo: los voluntariados
son personas que tienen sus necesidades cubiertas y disponen de ese bien que siendo precioso no
es remplazable como lo es el tiempo que dedican a sus acciones voluntarias.
(Sarasola, 2000). Darnos cuenta que la sociedad vive en el egoísmo no es del
todo fácil puesto que la gran mayoría solo se ve a sí mismo y voltear a sus
alrededores le resulta difícil, sí se va hacer un acto de voluntariado se tiene
que dejar atrás el pensamiento individualista y mirar en las necesidades que
los demás necesitan y que uno como individuo ya las tiene más que completas.
En
conclusión la sociedad en la que se viva es egoísta a pesar de que no se han
dado cuenta, puesto que si lo hicieran estarían viendo más allá de ellos y este
problema no existiría. El pensar solo en nuestras necesidades y por ningún
momento tomar simplemente en consideración la de los demás nos vuelve egoístas e
indiferentes a los sucesos que están ocurriendo dentro y fuera del círculo en
el que se está viviendo. Ignorar la enseñanza que se debe tomar en casa donde
se inculcan valores fundamentales, como el respeto, honestidad, generosidad,
bondad, solidaridad, que son muy importante en la base de toma de decisiones,
aunque no lo veamos de esa forma, pero siempre estarán presentes. El no pensar
en que los demás también tienen sus necesidades y en ocasiones no tienen las
mismas posibilidades que los demás para saciarlas, hacer acciones voluntarias
pero sin un bien individual es algo en lo que se tiene que trabajar para que
esta sociedad no invada más con el egoísmo que se la está comiendo y que si no
se hace algo se afectará a futuras generaciones las cuales crecerán solo para
ellas mismas y no para una sociedad que busque un bien común.
Referencias Básicas:
Pereira-Menaut,
A; Pereira Sáez, C; (2014). DE NUEVO SOBRE LA DIGNIDAD HUMANA. Cuadernos
de Bioética, XXV()
231-242. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87532349003
Rodríguez Lozano. V (1996). Ética México: Alhambra Bachiller
Rodríguez Luño. A (1991). Ética. España: EUNSA
Rodríguez Luño. A (1993). Ética General. España: EUNSA
Sarasola,
J L; (2000). Solidaridad y voluntariado: una visión crítica. Comunicar, () 99-103. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15801515
Referencias
complementarias:
Avilez Gallo, S. Una sociedad
egoísta y carroñera. 2013. La prensa. Recuperado de:
Benitez, J. (2013, Jun 26). Valores deben inculcarse en
la familia: Sondeo. Lacronica.Com Retrieved
from
http://0-
search.proquest.com.millenium.itesm.mx/docview/1500660381?accountid=41938
Valores Morales. 2012. Los 10 valores esenciales en la familia. Recuperado
de:
http://www.valoresmorales.net/2012/11/los-10-valores-escenciales-en-la-familia/
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