lunes, 2 de mayo de 2011

Sonia Peña Salazar

ITESM Campus Guadalajara
Sonia Peña Salazar Matrícula: A01170348
Ética, persona y sociedad

-Abstracto

Vivimos en un mundo “multi”, donde sería prácticamente imposible concebirlo como universal en todos los aspectos. Por ende los aspectos que se vinculan hacia el comportamiento moral presentan esa misma primicia. Sin embargo ante esta pluralidad moral existente, deben existir “leyes morales universales” que harán que este mundo no sea consumido por las diferencias que existen, logrando puntos de interés en común que permitirán el desarrollo y la convivencia propia de una sociedad verdadera; aunque claro es importante recalcar que estas leyes no intervendrán ni mucho menos tratarán de cambiar aspectos culturales existentes. Estas solo tienes como función hacer valer aspectos que por cultura pueden llegar a ser violados y afectar la integridad y dignidad humana.

LA ÉTICA ANTE LA DIVERSIDAD

-La diversificación en el mundo es evidente, ¿lo es también en aspectos morales?

Es importante que antes de iniciar a abordar el tema principal, comencemos con un replanteamiento de este, definiendo que vivimos en un mundo multicultural y por ende los aspectos que conciernen el comportamiento moral en la humanidad siguen ese principio.

Básicamente estamos hablando de una “nueva era”, donde existen banderas y una identidad cultural propia.
Con este hecho, el mundo se clasifica en civilizaciones, las cuales estarán agrupadas de acuerdo a las similitudes culturales que presenten cada una de ellas, (Huntington, 2001, 15):

“Está surgiendo un orden mundial basado en la civilización; las sociedades que comparten afinidades culturales cooperan entre sí; y los esfuerzos por hacer pasar sociedades de una civilización a otra resultan infructuosos; y los países se agrupan en torno a los Estados dirigentes o centrales de sus civilizaciones”.

Debido a este orden, podemos pensar que nos encontramos en un mundo mucho más complejo de lo que nos imaginábamos. Este es un mundo “multi”, en el que no nos encontramos con aspectos particulares; sino que nos referimos a aspectos variantes y complejos; (Huntington, 2001, 18):

“Los presupuestos filosóficos, valores subyacentes, relaciones sociales, costumbres y puntos de vista globales sobre la vida varían de forma significativa de una civilización a otra. La revitalización de la religión en gran parte del mundo está reforzando estas diferencias culturales. Las culturas pueden cambiar, y la naturaleza de su influencia en aspectos morales puede variar de un período a otro. Sin embargo, las diferencias importantes entre civilizaciones en materia de la moralidad están claramente enraizadas en sus diferentes culturas”.

Ahora bien, teniendo una noción de este orden y comportamiento “multi” que ocurre en el mundo, vienen preguntas como: ¿somos de uno solo o somos varios?, ¿tendremos el mismo comportamiento, cuestionamientos, modos de pensar y actuar; hablando de civilizaciones diferentes?

La respuesta a estas cuestiones pareciera gritar lo obvio. Un rotundo no.
Esta respuesta puede ser debido a que la moral concierne un modo de pensar y actuar de acuerdo aspectos particulares que conciernen la intervención de una cultura y sentido de pertenencia definida.
Sin embargo esta respuesta es mucho más compleja, esto debido a que a fin de cuentas es un solo mundo; las personas que lo habitamos, a pesar de pertenecer a culturas diferentes, vivimos en un mismo planeta. Por lo que deben existir “reglas” universales que hagan posible, una convivencia sana y sin interferir en la individualidad de cada uno.

En otras palabras se habla de una “tolerancia”. Nosotros como individuos sociales debemos ser conscientes de la pluralidad moral existente y actuar conforme a esta noción.
De esta manera la relación con civilizaciones que tal vez piensen y actúen de una forma ajena a nosotros pueda mejorar, evitando conflictos innecesarios que pueden ser provocados al tratar de universalizar aspectos que no pueden ser universales; claro que se encuentra la paradoja de los aspectos que sí lo son.

-Que tan universal son las “normas universales” y en qué punto entran los aspectos morales definidos.

La naturaleza de los seres humanos es actuar de acuerdo al “bien”; por ende la sociedad, aunque esta pertenezca a una civilización diferente, sigue esos instintos. Las normas universales tienen como base fundamental dicha naturaleza humana; por lo que estas normas estarán basadas en provocar el máximo “bien”, pero ¿qué es el bien? (Rachels, 2009, 273-274):

“Aristóteles empieza preguntando: ¿Cuál es el bien del hombre?, y su respuesta es: una actividad del alma en conformidad con la virtud...por lo que los rasgos que hacen de alguien una buena persona serán las virtudes”.

Asumiendo que la repuesta de Aristóteles nos brinda la esencia del bien, nos encontramos con la idea filosófica de que las personas debemos hacer a un lado la obligación y el deber, para actuar en base a nuestras propias convicciones; es decir ejerciendo una autonomía propia.

Sin embargo esta autonomía no es simple, ya que nuestra formación influye de manera importante; y hablando de la “igualdad”, dichas normas tendrán la característica de actuar de igual manera ante cualquier individuo y situación. Por lo que y para que la sociedad humana esté en armonía y en convivencia es necesaria la intervención de la ley moral; la cual está constituida por “reglas que dicen lo que es correcto y lo que no lo es”.

El problema o más bien el conflicto viene a raíz de ¿qué tan ciertas son dichas reglas? Y ¿para quienes son verdaderas? Esos conflictos tienen que ver con la pluralidad moral que existe en el mundo y que no podemos negar.

A manera de ejemplificar esta idea, podemos hablar acerca de los sacrificios o mutilaciones que sufren los humanos en ciertos lugares del mundo para venerar o satisfacer una promesa “divina”; para muchos de nosotros esto nos parece una verdadera brutalidad, sin embargo en otras culturas este es un acto común, donde no encuentran daño alguno.
Con este ejemplo vienen una serie de muchos más: la condición de las mujeres en Medio Oriente; o la de las mujeres del Congo, donde ellas son responsables de la manutención de su familia mientras su pareja no hace absolutamente nada; entre muchos otros casos más.

El objetivo de mencionar estos ejemplos, es para darse cuenta que estas actitudes son parte de civilizaciones con culturas diferentes, las cuales son vistas de acuerdo a un sinfín de opiniones pero que de alguna u otra manera deben tener un “hasta aquí”.
Y para eso fue la creación de los Derechos Humanos, forma óptima de establecer “altos” universales e igualitarios para todos, sin importar raza, nacionalidad y cultura; se habla de un precepto universal, que si, permite actos particulares pero respetando normas universales que propician una mejor relación ante este mundo multicivilizacional, (CINU, 1948):

“Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias; considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión; considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones; reafirmado en la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”.

Las normas universales están como apoyo antes situaciones que podrían llegar a violar nuestra integridad y dignidad humana, esa es su posición. Mientras no dañe estos aspectos humanos, las personas tienen todo el derecho de actuar de acuerdo a su propia forma de ver, es decir, su moralidad.

- La reacción de la sociedad ante este hecho

En base a lo mencionado anteriormente, decimos que sí, las personas tenemos el derecho de pensar y actuar de acuerdo a nuestras propias convicciones, las cuales están basadas en nuestra educación cultural, siempre y cuando no abusemos de la integridad y dignidad de terceros.
Pero el conflicto viene en cuanto a qué piensa la sociedad, sobre “limitar” aspectos que para ellos son completamente naturales, (Huntington, 2001, 24):

“Mientras que las expectativas de un solo mundo aparecen al final de los grandes conflictos, la tendencia a pensar partiendo de la existencia de dos mundos es recurrente a lo largo de la historia humana. La gente siempre ha sentido la tentación de dividir a las personas en nosotros y ellos, en el grupo propio y los demás, nuestra civilización y esos bárbaros”.

Para ello debemos pensar en el planteamiento que nos brinda Rachels sobre cómo sería una moral satisfactoria. Un aspecto importantísimo es el utilitarismo de estrategias múltiples, que nos dice “debemos de actuar de modo que promovamos los intereses de todos por igual, aunque a veces debamos tratar según méritos individuales...teniendo como único criterio el bienestar humano”, (Rachels, 2009, 308).
Además de obviamente procurar una comunidad moral en la que “debemos preocuparnos por todos aquellos cuyo bienestar pudiera verse afectado por lo que hacemos...teniendo en cuenta que nuestra obligación es considerar los intereses por igual”, (Rachels, 2009, 314).

Si se efectuaran estos conceptos en el día a día, por más diferente que pudiera parecer una cultura de otra; se estaría hablando de un ideal de convivencia, en el que se busca un trato por igual y se procura que las personas sean tan felices y estén tan bien como les sea posible; se trata de la “justicia y la equidad”.
Sin embargo, para que todo lo anterior sea posible de llevar a cabo se necesita a la “ética dialógica”, este es el medio por el que las personas podemos llegar a acuerdos que satisfagan nuestros intereses por igual.
Ya que el principio de esta ética es que “todos puedan aceptar las consecuencias y el cumplimiento de los intereses”; teniendo la idea de que la racionalidad moral no es monológica, sino que es una ley moral que se efectúa a través del diálogo.

En el mundo tal vez se pueda pensar que uno es uno y otro es otro, por lo que no hay motivo de universalizar ciertos aspectos; pero muy por lo contrario, estableciendo este comportamiento de respeto hacia las ideas e intereses de todos por igual; estas civilizaciones que pueden estar en conflicto con otras, pueden llegar a relacionarse de tal manera que encontrarían cooperación en interés por común. Provocando que entre civilizaciones ocurra un apoyo mutuo como lo sería de manera natural si compartieran aspectos culturales. Eso se lograría aplicando leyes morales universales en esta sociedad tan pluralizada.

-Conclusiones

Como opinión personal, el expresar de una manera clara y sustentar éticamente, el por qué se toma como bueno o malo una acción o forma de pensar de acuerdo a la pluralidad de la moral existente en el mundo, es compleja pero a la vez hace que nos demos cuenta del por qué si vivimos bajos unas normas universales aún existen diferencias en comportamiento que serán juzgadas como correctas o incorrectas según “el ojo con que se mire”.

Llegando a la conclusión de que si existen leyes morales universales que están presentes en nuestro actuar y que son las que definirán que tan “bueno” o “mala” es nuestra acción, pero siempre respetando las ideologías de otras culturas; se habla de una tolerancia y respeto hacia el otro, para lograr la solidaridad y la cooperación que una verdadera sociedad necesita.

-Bibliografía

-CINU. (10 de Diciembre de 1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos. Recuperado el 1 de Mayo de 2011, de http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/dudh.htm
-Cortina, A; Martínez, E. (2001) Ética. Madrid: Akal.
-Huntington, S. (2001). El choque de civilizaciones. Reconfiguración del orden social. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
-Rachels, J. (2009) Introducción a la filosofía moral. México: FCE.
- Singer, P. (1995). Ética práctica. Cambridge, University Press.

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