Francisco Pineda Solís
A01337184
Un
nuevo modelo educativo contra la desigualdad en México
Abstract
En el siguiente texto se revisa la
situación que ha vivido el país en estos últimos años en el tema de
desigualdad, cómo se ha llevado a cabo un mal manejo de decisiones en cuanto
a política pública y cuál ha sido la
respuesta tanto del sector privado como de la sociedad en general. Se analiza
cual ha sido la acción tomada en otras décadas para mejorar el promedio de escolaridad
del país y sus efectos secundarios con respecto a la equidad social. Finalmente
se propone cómo se puede mejorar el modelo educativo de manera ética, es decir
sin atentar con la dignidad y autonomía de la persona e invitándola a la
participación activa en el cambio social.
Palabras clave: educación, cambio social,
desigualdad, autonomía, dignidad, vida digna, felicidad, comunidad, persona
Situación
actual del país
Nuestro país se encuentra cada vez más inmerso en un abismo
de desigualdad de toda índole, se puede
apreciar en el ámbito social, económico,
e incluso en el de género. Gerardo
Esquivel, economista por la UNAM indicó que “México está dentro del 25% de los
países con mayores índices de desigualdad en el mundo y es uno de los dos países
con mayor desigualdad de la OCDE” (Esquivel, 2016). Tales datos nos indican una
severa situación del país en cuanto a igualdad se refiere. Por ello es
evidente, la necesidad de establecer un cambio en la formación del individuo como miembro de la sociedad mexicana.
La constante influencia del capital privado en la política
pública, ha estado protegiendo sus intereses únicamente, dejando en un nivel
secundario las necesidades del pueblo mexicano. Podemos observar, como prueba
tangible, que el 9.5% del PIB les
pertenece a tan solo cuatro personas (Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto
Bailleres y Ricardo Salinas Pliego), en contraposición a esto el PIB per cápita
ha crecido solo 1% anualmente desde 1996 hasta 2014 según, además el último
estudio del CONEVAL indica que el 46.2%
de la población vive en la pobreza,
esto representa 55.3 millones de personas, lo cual hace ver una economía
totalmente desequilibrada, puesto que mientras unos poseen mucho más de lo que
necesitan, otros carecen de los elementos más básicos para la vida digna, es
decir carecen de los elementos mínimos con los cuales se da a respetar su valor
como personas, como por ejemplo un trabajo bien remunerado, vivienda y
servicios de salud.
Uno de los factores más importantes que propician la
desigualdad en México es, sin lugar a dudas la educación, es obvio que no
tendrá las mismas oportunidades en la sociedad aquella persona que posee un
posgrado, que aquella que no sabe leer,
un individuo que posee una mayor educación tendrá mejores oportunidades de
empleo, por otra parte, una persona que ha dedicado mayor tiempo de su vida al
estudio, será menos propensa a la manipulación, tiene mayor probabilidad de
desarrollar sus ideas y obtener mejores ingresos. La educación en México es muy
deficiente, no es precisamente un país
bien ubicado en la tabla de los países con mejor nivel educativo, de hecho está
bastante atrasado, y además presenta el problema de que no está al alcance de
toda la población, dentro del país hay mucha gente que no tiene acceso a ella.
Otros factores importantes son el desempleo y el subempleo; en México existe
una tasa de desempleo del 4.15% según el INEGI (febrero, 2016), lo cual no
parecería tan alarmante de no ser por el hecho de que muchos de los empleos que
existen son informales, precarios y los empleados no gozan de sueldos dignos ni
prestaciones, a veces ni siquiera las de ley
Si consideramos que la mala administración del gobierno es
la culpable, sería una posición bastante
cómoda, a pesar de que es evidente que una de las funciones del gobierno es
proporcionar al ciudadano los elementos mínimos
necesarios para el desarrollo de una vida digna, es por esto que si el
gobierno no asume su responsabilidad, entonces la igualdad nunca será posible,
por tanto una sociedad responsable no puede dejar su progreso tan solo en manos
del gobierno.
Ahora, desde otro punto de vista, podríamos decir que
también se podría responsabilizar a
aquella persona con un poder adquisitivo
muy elevado, como los grandes multimillonarios que rigen el país, ya que muchos
de ellos ocupan a las personas como
medios y no como fines, poniendo como prioridad las ganancias económicas, en
vez de ofrecer una vida digna a sus empleados, por medio del trabajo que ellos
mismos proporcionan, o el generar acciones de filantropía ya que sus acciones
no tendrían mérito alguno si no ayudan a la gente de manera incondicional
Por último tenemos al tercer plano, a la clase media y baja
mexicana, a quien normalmente la sociedad mira como la víctima porque a simple
vista parece ser el grupo más débil, pero analicemos algunas de las acciones
que toma este grupo, por un lado, si lo analizamos desde el punto de vista de
la ética Aristotélica, estas personas actúan de manera nociva, debido a que no
buscan su felicidad con sus acciones, al menos no en primera instancia, no
trabajan para obtener beneficios que pueden mejorar su calidad de vida, sin mencionar que esta parte
de la población no asume la responsabilidad de exigir al gobierno que cumpla con su deber, además que son sus
hábitos de consumo los que propician la forma de actuar tanto de los grandes
empresarios como del gobierno, es por esto que se debe cambiar la perspectiva
de la población, y la mejor manera de lograrlo es por medio de buenas bases en
su educación.
El
papel de la educación
América Latina, y hablando en términos específicos, México,
se ha visto en la necesidad de realizar la apertura de sus mercados y su
economía al entorno internacional para la búsqueda de su desarrollo económico y
equidad social. “Dentro de este contexto, el nivel de instrucción de una
población y la calidad de la acción educativa que se imparta, determinan la
capacidad de los países para participar en la evolución regional y mundial,
considerando a la educación como la base y condición de la autonomía y de la
competitividad económica, la superación social, el enriquecimiento cultural y
la madurez política” (Parra, 2006).
La desigualdad no es un problema que se solucione de manera
inmediata, pero la educación puede contrarrestar muchas de las causas de la
misma; esto ya se ha demostrado en décadas anteriores, por ejemplo durante la
década de los ochenta, donde se aceleró el avance del crecimiento educativo y
se dio un aumento del promedio salarial se hizo cada vez más pequeña, durante
este periodo se duplicó la tasa de aumento en la escolaridad promedio del país
pasando de ser un año por década a dos, sin embargo dicho crecimiento se detuvo
en años posteriores. Por otro lado cabe señalar que fue también este mismo aumento
en el promedio de escolaridad lo que provocó una brecha más grande en la
percepción salarial de quienes tenían un alto nivel académico de quienes no.
(Información consultada en la investigación de Láchler, Educación y desigualdad salarial en México)
Tomando en cuenta lo anteriormente mencionado, sería
necesario procurar, en primer lugar, no solo aumentar el promedio de
escolaridad del país, sino que, además, la educación llegue de la forma más
equitativa posible a toda la población, mejorando el acceso de la gente a la
misma, de esta manera se produciría un desarrollo más uniforme, dejando atrás
el modelo tan centralista que ha llevado el país por años.
Una buena opción para generar el desarrollo que tanto necesita el país y
lograr la participación del sector gobierno e incluso del sector privado, sería
dejar de malgastar dinero e invertirlo
en mejorar la educación, sobre todo en las universidades públicas, ya que son
las universidades la base del desarrollo tecnológico, científico y humanístico
de una nación. De esta manera se fortalecería la justicia social permitiendo
que las oportunidades de una educación universitaria no solo se le proporcionen
a quien puedan pagar por ella, ya que mucha gente talentosa en este país no
tiene los recursos necesarios para ingresar a
alguna institución de educación superior y con tan solo un pequeño apoyo
económico puede generar bienestar tanto a
él como para quien lo rodea, además cabe mencionar que una de las
funciones de la educación superior es la de formar ciudadanos responsables para
que sean capaces de satisfacer las necesidades de su comunidad y por medio de
los conocimientos teórico-prácticos participar activamente en el cambio social,
con esta medida podría comenzarse a nivelar la desigualdad de oportunidades de
ingreso al nivel superior, y que la situación económica del individuo no sea un
impedimento.
Se podría empezar a transformar el modelo de la educación,
pero no en el aspecto tradicional de mejorar los estándares de “calidad” o las
calificaciones, recordemos que el modelo educativo actual del país se basa en
competencias, es decir el estudiante debe ser competente para realizar una
tarea o actividad, el problema ético con este modelo es que si el alumno no
puede generar dicha competencia la consecuencia es simple, no puede avanzar de
nivel generando en él ideas erróneas de que no “podrá lograr algo en la vida” y
otras actitudes similares; el estudiante no puede verse como una máquina que
deba ser capaz de realizar una tarea, sino como un ser de gran potencial, libre
de decidir y buscar su felicidad. Deberían
realizarse métodos y programas de enseñanza apegados a la cultura mexicana, no
como el modelo actual que trata de emular la situación de otras naciones, ya
que de esta manera se puede adaptar a las necesidades que la nación demanda;
introducir tanto los valores morales como culturales para la convivencia
armónica entre la diversidad que existe en el país; canalizar a los jóvenes
para desarrollar sus habilidades, destrezas y capacidades; mostrar a la cultura
del trabajo como algo bueno, tratando de que exista un disfrute y desarrollo
pleno reconociendo el esfuerzo del trabajador, en vez de que se vea como algo
negativo u obligatorio; orientar a las personas en formación en el nivel
educativo hacia la vocación que mejor se adapte a sus habilidades y capacidades
para que de esta manera pueda poner el mayor potencial en cambio de su entorno .
Educar a la población para la mejora de sus hábitos de consumo, haciendo
énfasis en responsabilidad que tiene que asumir el consumidor con respecto al
uso de ciertos productos nocivos para su salud, la sociedad y el medio
ambiente.
Una educación fuerte, objetiva y al alcance de todos, es
una de las mejores formas de combatir la desigualdad, ya sea por medio del
desarrollo político, económico y social del país, o por un cambio en la
conciencia de la juventud de México, presentándoles sus obligaciones morales y
valores para la sana convivencia.
La adecuada educación aplicada en el país puede generar
muchos más empleos de los que actualmente hay, ya sea por medio del autoempleo
o el empleo formal, también existiría mejor calidad en los mismos, disminuyendo
el subempleo y proporcionando mejor calidad y rendimientos de muchos puestos de
trabajo que actualmente existen.
Cabe mencionar, que una educación responsable tiene que
tratar al individuo como lo que es, una persona, esto va mucho más allá de tan
solo enseñarle las ciencias básicas y el uso correcto del lenguaje, se tiene
que tener en cuenta que ese individuo, tiene sueños, metas, temores, intimidad
y todo esto debe ser respetado, un modelo de educación responsable, a pesar de
buscar el bien común, no puede transgredir a la persona, sino todo lo contrario,
debe estar enfocado en potenciar todas las habilidades y virtudes de la persona
al máximo y generar conciencia de que el uso de las mismas debe estar enfocado
al bien común.
En resumen un modelo de educación que trate de disminuir la
desigualdad del país debe ser realmente para todos, y no tan solo para quienes
tengan la capacidad económica ni la ubicación geográfica correcta para acceder
a ella, debe estar enfocado en el desarrollo de las habilidades de la persona
con el enfoque del bien común sin atentar con la autonomía, la libertad ni los
sueños del individuo, y debe estar basado en la búsqueda de la justicia social
Finalmente la educación nos puede sensibilizar, hacernos
reflexionar acerca de nuestros actos, y como consecuencia mejorar nuestro
razonamiento ético, científico y
filosófico, incrementando la calidad de nuestras acciones al hacernos más
conscientes del entorno en que vivimos, de cuáles son nuestras habilidades y
virtudes, y como podemos utilizarlas para mejorar la situación de otras
personas; y gracias una mejor toma de decisiones, a hábitos responsables de
consumo y a buscar el bienestar del otro, encontrar nuestro camino a la felicidad.
Fuentes
principales:
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Fuentes
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http://www.forbes.com.mx/7-datos-que-muestran-la-desigualdad-extrema-en-mexico/
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