Benjamín Rubio Anguiano
A01630034
“Lo
gracioso es que estando afuera de prisión era un hombre honrado, recto como una
flecha. Tuve que entrar en prisión para convertirme en un criminal.” - King & Darabont (1994)
Vida
en Prisión
Abstract
Actualmente, pensando en México, vivimos en una
sociedad donde se construyen prisiones como se construyen condominios o
departamentos. En realidad, muchas de las prisiones actuales se han construido
para que los presos “VIP” tengas más comodidades y lujos de los que podrían
tener afuera. Muchas veces se dice que se encarcela a ciertas personas por
protección, para que no sean asesinadas, así mismo, muchos rumores aseguran que
las nuevas prisiones están equipadas con túneles de escape de los cuales se
niega ante las redes de comunicación.
Cuando hablamos de prisiones, cualquier persona
puede tener su punto de vista, hay personas y enfoques a favor de que las
personas sean castigadas siendo encerradas cuando cometen un crimen, y hay
personas que opinan que es inhumano lo que hacen dentro de las prisiones y por
ende, que estas instalaciones deberían ser cerradas. Además siempre se ha
cuestionado si las prisiones son para castigar a las personas o para tratar de
reintegrarlas a la sociedad.
Quise empezar este ensayo con la frase de la
película Sueños de fuga porque, como
lo dice el personaje principal de la película “Andy Dufresne”, muchas veces las
personas se corrompen aún más cuando están dentro que cuando están fuera. ¿Qué
es lo que ocasiona que este fenómeno suceda? Aunque claro, no siempre se cumple
esta norma, ya que hay muchos casos de personas que se han superado estando
dentro, tal vez hasta han terminado sus estudios, pero esos casos son contados,
la realidad es muy diferente. Las condiciones de las prisiones dependen mucho
del lugar donde se construya y para quien se construye y quién pone el
presupuesto, tal vez se escude la construcción detrás de los ingresos que el
gobierno aporta, sin embargo, muchas veces hay más intereses de por medio de
los que se puede reconocer.
Palabras
clave: Ética, prisiones, utilitarismo,
penitenciario, contexto, castigo, libertad, respeto.
El trato en las prisiones no siempre es como se
pinta, a veces los que tienen el poder son los guardias, a veces son los
presos, a veces solo unos cuantos. Por lo que el comportamiento dentro de las
prisiones cumple normas sociales muy diferentes de las que hay afuera en el
mundo, ya que no siempre los que presentan autoridad son los que la tienen.
Además, al no tener contacto con el mundo exterior, se deben adaptar nuevas
reglas para poder sobrevivir, por lo que muchas veces, el más fuerte es el que
sobrevive y el más débil tiene dos opciones, o seguir siendo débil hasta no
poder más o convertirse más fuerte y ser parte de todas estas estructuras que
se han ido formando dentro de las prisiones.
Rachels (2006) señala:
No hay duda de que Kant lo pensó. En su opinión, los seres humanos tienen
“un valor intrínseco, esto es, “dignidad” que los hace valiosos “sobre
cualquier precio”. Otros animales, por contraste, tienen valor sólo en tanto
que sirven a los propósitos humanos. (p. 204)
Kant afirma que es adecuado que las personas vayan a las prisiones
porque como ya lo mencionó todas las personas tienen un valor intrínseco, no
nos deberíamos de dañar porque debemos respetar al otro porque al igual que
nosotros tenemos un mismo valor, lo que nos intenta decir es “respetar nuestra racionalidad”. Si el
delincuente es culpable de sus actos es porque le faltó el respeto a lo que
Kant considera lo más importante; nuestra dignidad, por lo tanto no hay por qué
lamentarse que los individuos culpables vayan a la cárcel y esto es a lo que
Kant se refiere a la retribución, devolverle al delincuente la mala acción que
cometió y esta retribución debería ser de la misma magnitud que su agresión
(Rachels, p.209). Sin embargo, en mi opinión, siempre he cuestionado eso, solo
hemos estado alimentando un ciclo de venganza, una persona me hace algo malo,
yo se lo regreso. En la primaria cuando jugábamos a la pelota y la pelota se
iba a la secundaria y uno se dirigía hacia ella, algún muchacho de la
secundaria la agarraba y la pateaba lo más fuerte que podía con tal de
molestarte, ya que tú ya casi la tomabas y él la alejaba de ti. Muchos amigos
míos decían que cuando llegaran a la secundaria también iban a patear la pelota
a los de primaria porque cuando ellos eran niños les hicieron lo mismo. ¿La
retribución es lo más adecuado? Porque no cortar esa el ciclo de venganza y
tratar de perdonar.
Si el castigo no es la
solución, entonces ¿Cuál es?
Rachels (2006) menciona:
Jeremy Bentham, el gran teórico utilitarista, dijo que “todo castigo
causa daño: todo castigo es malo en sí mismo”. Con esto quiso decir que el
castigo siempre implica tratar mal a la gente, sea quitándole su libertad
(encarcelándola), su propiedad (multándola), o incluso su vida (pena capital).
(p. 208)
Por lo que menciona Rachels respecto a lo que dijo Bentham tiene mucho
sentido, ya que la vida en la
penitenciaría se trata de quitarle la libertad a las personas, pero a
diferencia de lo que piensan los demás, no sólo se le quita la libertad a los
presos, sino, a todos los que laboran en este espacio, cada una de las personas
dentro pierden el contacto con el mundo exterior y crean su propio mundo, donde
los dioses pueden llegar a ser los guardias y los presos más fuertes, por lo
que, para poder sobrevivir, debes respetarlos. Este micro-mundo es tan
complicado que en la película de Sueños
en fuga un personaje cumple su sentencia de 50 años en la cárcel por lo que
debe de salir de la prisión, ya debe de “continuar” con su vida, pero en verdad
cumplir los 50 años dentro ¿le sirvió de algo?, ahora es viejo, no sabe cómo
acoplarse, al nuevo trabajo que tiene, a su nueva cama, a su vida y finalmente
decide suicidarse. Si así va a ser para todos los presos, la sentencia
debería durar menos o tal vez dejarlos
en la cárcel toda su vida.
En el libro de Rachels se focaliza un capítulo sobre el debate Kantiano
y Utilitarista sobre el castigo, donde se cuestiona si es bueno o malo, si es
justo o injusto. ¿Y qué es lo que pasa en México? “El penitenciarismo moderno
mexicano persigue como fin último la readaptación o reinserción del delincuente
a nuestro entorno social, a diferencia del antiguo penitenciarismo que a lo más
que aspiraba era ejecutar un castigo para disuadir a futuro a quien violara el
orden legal.” (Cocoa, 2007, p 171). Al
parecer este enfoque utilitarista, busca reintegrar a los individuos a la
sociedad pero no siempre todo es lo que parece o solo se le cambia el nombre
para parecer que se hace algo nuevo dentro de las instalaciones pero no es todo
verdadero. Las cárceles han cambiado en su mayoría a “centros de rehabilitación”,
sin embargo, más que ser un centro rehabilitador, es un centro
desrehabilitador. Algo tan simple como suena la palabra rehabilitar, es en
realidad un atentado a la autonomía de las personas, dice Kant, ya que al trata
de moldear a la persona como quiere que actúe, no se le deja ser. Pero dejarla
ser ¿es algo bueno? ¿Qué importa más? El bien común de la sociedad, intentando
mejorar a un individuo para que deje de ser un peligro o quitarle su autonomía.
Foucault menciona que el fracaso ha sido inmediato, y registrado casi al
mismo tiempo que el proyecto mismo. Desde 1820 se constata que la prisión,
lejos de transformar a los criminales en gente honrada, no sirve más que para fabricar
nuevos criminales o para hundirlos todavía más en la criminalidad (Casal, 2011) . Sin embargo, desde
entonces se sigue repitiendo el mismo patrón de inclusión, aunque está
comprobado, inclusive se han hecho muchas acciones de cambiar esta, la gente lo
sabe, todos lo saben, sin embargo, no se hará un cambio porque eso implica
esfuerzo e invertir, cosa que los responsables de hacerlo no lo harán.
Ahora, lo que pasa en las prisiones está ligado fuertemente con la gestión
del sistema judicial penal y con las presiones que reciba el establecimiento
tanto de parte de los políticos o personas interesadas en dichas acciones, así
como los ciudadanos en general, aunque estos últimos no son tan tomados en
cuenta. Por esta razón, cualquier intento de reforma del sistema penitenciario
debe formar parte de un programa enfocado a hacer frente a los desafíos que
plantee la totalidad del sistema de justicia penal.
Según Ayuso (2000), actualmente la prisión se ha convertido
en una intitución social con objetivos cada vez más complejos y contradictorios.
Mientras que en un principio, los establecimientos penales fueron creados para
ofrecer una nueva forma de sanción, ahora, dichos establecimientos se enfretan
al reto de mantener objetivos contradictorios como la responsabilidad del orden
y a su vez, la seguridad que a veces entra en conflico con las exigencias de un
tratamiento que ayude a los reclusos a conseguir un sentido de responsabilidad.
Dentro de los diferentes ámbitos en los que se llevan adelante tareas
educativas, el Servicio Penitenciario constituye un escenario muy delicado,
porque los sujetos que reciben esta formación integran grupos sociales de alta
vulnerabilidad y marginalidad (Piñones & Nuñez,
2014) .
Por la naturaleza de estos lugares, así como lo menciona Piñones &
Niñez, son poblaciones vulnerables y marginadas, donde no todos están
encerrados porque deben estarlo, tal vez solamente estuvieron en el lugar equivocado,
en un tiempo inadecuado. Si las personas que están dentro son inocentes, no se
les debería castigar, iría en contra de la justicia, y de su derecho a la
libertad.
La gestión penitenciaria debe actuar dentro de un marco ético. Sin un
sólido contexto ético, la situación en la que a un grupo de personas se le
otorga una considerable autoridad sobre otro puede fácilmente devenir en un
abuso de poder. (Coyle, 2009) . El contexto ético
no es sólo una cuestión de la conducta de cada miembro del personal
penitenciario hacia los reclusos. En todo el proceso de gestión, desde arriba
hasta abajo, debe prevalecer el sentido de que la privación de la libertad debe
tener una base ética. El énfasis por parte de las autoridades penitenciarias en
el cumplimiento de los procesos correctos, la exigencia de eficacia operativa y
la presión para cumplir determinados objetivos de gestión, si no existe una
previa consideración de los imperativos éticos, pueden desembocar en
situaciones muy inhumanas.
Marx no se equivoca al entender que la inmoralidad es sinónimo de
alienación, de extrañamiento y pérdida de identidad del individuo por estar vendido
a otro o dominado a otro (Camps, 2004) . Por lo que en el
caso de las prisiones, viene a ser la pérdida de identidad propia, ya que ahora
forma parte del sistema penitenciario y como tal, se debe acatar a sus reglas.
Donde al momento de que un individuo entre al lugar, deja de ser “Pedro” o
Juan” para convertirse en el preso “1234” o “7485”.
Conclusión
Dentro de esta discusión existen muchos puntos a favor y en contra con
respecto a las vidas en las prisiones. Esta discusión ha estado latente desde
hace mucho tiempo, a pesar de que se intenta hacer algo para cambiar las
condiciones en las que viven los presos, nos hemos dado cuenta que esto no
mejora en gran impacto. Se ha dicho que las personas pierden su identidad para
convertirse en un solo número, Kant como lo mencionamos dice que los seres
humanos tenemos un valor, pero si alguien atenta a la dignidad de otra debemos
de castigarlo, yo pienso que el castigo es necesario pero no usarlo para
provocar miedo, así como lo dije, si seguimos así el ciclo continuaría, si
debemos reintegrar a los presos pero se debe de trabajar en todos los ámbitos,
debemos de trabajar los ciudadanos, los presos, los culpables y los inocentes,
los gobernadores, los guardias. También es importante cambiar las estructuras
políticas que regulan las prisiones, ya que de nada sirve que todos sean más
conscientes de la situación, si se siguen teniendo las mismas condiciones
inhumanas. El cambio empieza desde lo más pequeño, intentando otros modelos de
reintegración social de los que ya existen, nos cegamos tanto cuando hablamos
de delincuentes, que nos llegamos a olvidar que son seres humanos, ya es tiempo
de dejar los prejuicios de lado. Abrirnos a lo posibilidad de un mundo
diferente, donde todo se puede hacer mejor, donde éstas medidas tan extremas no
sean necesarias, porque existe algo mejor.
Bibliografía
Ayuso,
A. (2000). La intervención socioeducativa en el tratamiento penitenciario. Pedagogía
social: Revista interuniversitaria (6), 73-99.
Casal,
C. (2011). Entrevista sobre la prisión: el libro y su método Michel Foucault.
Magazine littéraire , 1-3.
Coyle, A. (2009). La Administración Penitenciaria en
el Contexto de los Derechos Humanos (2ª Edición ed.). Reino Unido: Centro
Internacional de Estudios Penitenciarios.
Piñones,
J., & Nuñez, M. (2014). El libro-recluso. Las bibliotecas en el sistema
penitenciario chileno actual. Revista Interamericana de Bibliotecología
, 37 (1), 47.
Rachels,
J. (2006). Kant y el respeto a las personas. En J. Rachels, Introducción a
la filosofía moral (G. Ortiz, Trad., págs. 204-210). México: Fondo de Cultura
Económica.
Camps,
V. (2004). La Crisis de la Ética Moderna. En V. Camps, O. Guariglia, & F.
Salmeron, Concepciones de la ética (págs. 11-19). Madrid: Trotta.
Complementaria
Marvin, N. (Productor), King, S.,
Darabont, F. (Escritores), & Darabont, F. (Dirección). (1994). Sueños
de fuga [Película]. Estados Unidos.
Coca Muñoz,
J L; (2007). El sistema penitenciario mexicano: a un paso del colapso.
IUS. Revista del Instituto de
Ciencias Jurídicas de Puebla A.C., () 168-187. Recuperado de http://webmail.redalyc.org/articulo.oa?id=293222926010
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