jueves, 8 de mayo de 2014

Dignidad para el migrante

Natalia Itzel Robles Orozco
Dignidad para el migrante

Abstract
El artículo pretende tratar la situación de vulnerabilidad que viven los migrantes centroamericanos en su paso por México.   Actualmente, el mundo se encuentra en un ambiente globalizado, en donde la mezcla de culturas es algo común. La migración, tanto legal como indocumentada se ha vuelto un fenómeno social y cultural que se vive día a día.  Nuestro país se ha convertido en un país expulsor de migrantes, pero a la vez, en un país puente para migrantes en tránsito, provenientes de Centroamérica.
  La problemática de la migración proviene de su condición de ilegalidad, ya que los migrantes indocumentados buscan el anonimato en su camino,  lo cual propicia que sean víctimas de abusos y se violen sus derechos sin que ellos puedan denunciarlo.
  Este artículo resalta la necesidad de crear políticas migratorias que garanticen el respeto a los derechos fundamentales universales, a la dignidad y a la vida de los migrantes, sin importar su condición, origen, raza, nivel socioeconómico o cualquier otra diferenciación. Tomando como base la teoría ética Kantiana del respeto a la dignidad como imperativo categórico y apoyándose de la teoría del contrato social postulada por Hobbes y de la teoría del utilitarismo.

Palabras clave: Migración, Derechos Humanos, Discriminación, Abusos, Dignidad, Imperativo Categórico, Contrato Social, Utilitarismo.
 
Hoy en día, México, es el “país latinoamericano con más migrantes internacionales”, siendo E.U.A su principal destino. (Tuirán y Ávila,  2013, p.48). Además, dada su ubicación geográfica, México, se ha convertido en un país puente para migrantes en tránsito, provenientes principalmente de Centroamérica, pero también de Sudamérica, que buscan  alcanzar el sueño americano.
  Un elemento fundamental en la problemática de la migración proviene de su condición de ilegalidad, los migrantes, al no contar con documentos que les permitan el libre tránsito, buscan el anonimato en su camino. Esta situación los hace vulnerables a ser víctimas de abusos y a que sus derechos sean violentados, sin que ellos puedan denunciarlo.
  “Los sistemas policiales mexicanos, la delincuencia organizada y la no organizada, los medios de transporte e incluso la discriminación y xenofobia hacen del trayecto para estos migrantes una experiencia trágica y traumática cargada de transgresiones”. (Morales, 2010, p.3).  Es claro que existe un problema ético ya que se atenta contra la dignidad y los derechos humanos e incluso contra la vida de personas en esta condición.
  Es por eso que mi propuesta se centra en resaltar la necesidad de la creación de políticas migratorias, en las cuales se garanticen en todo momento el respeto a los derechos universales, a la dignidad y a la vida de los migrantes, sin importar su condición, origen, raza, nivel socioeconómico o cualquier otra diferenciación.
  La migración es un tema complicado, principalmente porque se trata de establecer políticas migratorias que protejan a personas que están atentando contra lo establecido por la ley.  
  Existen diferentes argumentos en contra de la migración, los cuales criminalizan a aquellos que dejan su país en busca de mejores oportunidades. La mayoría provienen de los países receptores, pero también de los países de tránsito como México.
  Los migrantes son frecuentemente vistos como competencia con la población nativa por los empleos, como generadores de un costo indebido en los servicios sociales y de infraestructura, e incluso como amenaza permanente en la estabilidad social y política” (Valencia, 2004, p.173).
  Este argumento engloba las principales preocupaciones en contra de la migración, entre las cuales se señala que: los migrantes incrementan costos sociales y representan una amenaza para la población local, por lo que no debería de protegérseles.
  A favor de los derechos de los migrantes, podemos considerar que: “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo” (ONU, 1948). Esto quiere decir que sin importar nuestra nacionalidad o lugar de residencia, tenemos el derecho de contar con un empleo.
  Además, podemos analizarlo desde el enfoque utilitarista, es decir, el de mayor bienestar para el mayor número de personas y bajo el  principio de utilidad: “Principio que aprueba o desaprueba cualquier acción, según la tendencia que tenga para aumentar o disminuir la felicidad de las partes de cuyo interés se trata” (Rachels, 2006, p.148). La mayoría de estas personas migran en busca de mejores vidas, ya que en sus países de origen sufren hambre, pobreza y falta de oportunidades. Por lo que si llegan al país destino y trabajan, estarían generando el bien para la mayoría, sus familias tendrían más oportunidades, ellos tendrían mejores ingresos, y el país destino se ve beneficiado por el trabajo del migrante.
  En cuanto a la preocupación por los costos sociales que generan, la verdad es que quienes migran de un lugar a otro tienen escasa protección de la ley o programas sociales, al salir de su país de origen y no contar con documentos. Esto los vuelve vulnerables, ya que no existe quien defienda sus derechos humanos fundamentales. En este sentido, es mucho más importante la vida digna de un ser humano, que el costo monetario que esto pueda generar.
A partir de la teoría del Estado moderno, se puede afirmar que los derechos se garantizan a los ciudadanos al interior de un Estado que es soberano. Sin embargo, esos conceptos clásicos de ciudadanía y soberanía no se adecúan a la realidad actual de un mundo globalizado que ya ha rebasado la vieja noción de Estado-Nación cerrado  (Pardo, 2012, s.p.).
  El derecho a ser reconocido con una nacionalidad o a tener una VISA que permita el libre tránsito, no deben ser condiciones para que se respeten los derechos humanos de las personas. Tomando como base la teoría Kantiana, todos los seres humanos tenemos un valor intrínseco, el valor de la dignidad, del cual jamás se debe privar a nadie (Rachels, 2006, p.204). Al migrante se le priva de su dignidad al no ser respetado y ser víctima de gran cantidad de abusos, tanto de la autoridad, como de grupos delictivos.
  Quienes transitan por nuestro país, con la finalidad de llegar a Estados Unidos, se enfrentan a robos, violaciones, extorsiones, trata de personas, tortura, mutilaciones e incluso, la muerte. (Morales, 2010, p.2). Como esta población busca el anonimato es difícil tener cifras exactas de los abusos que sufren, ya que la mayoría no denuncia e incluso los acepta como parte del camino hacia la frontera norte. (Valencia, 2004, p.175).
  Continuando con el enfoque Kantiano, al migrante, también se le está privando de su autonomía y se está atentando contra su racionalidad, al utilizarlos como medios para los fines de alguien más. Ya sean las autoridades o incluso otros migrantes que los extorsionan. También, la delincuencia organizada los secuestra y mata con el único fin de obtener rescate y quedarse con sus pertenencias. Muchas veces, incluso son forzados a unirse a grupos delictivos.
  En 2010 fueron asesinados 72 migrantes centroamericanos en Tamaulipas, a manos del grupo de “Los Zetas”, el motivo de dicho exterminio fue su oposición a unirse al grupo delictivo. (Aranda, 2010, s.p.).
  Así mismo, desde los planteamientos Kantianos, estos hechos atentan contra el imperativo categórico y la ley de la universalidad de la norma, ya que, el maltrato, el abuso, la extorsión y el asesinato, son actos que violentan los derechos humanos y no queremos que se conviertan en reglas universales, ya que viviríamos inseguros, con miedo y no podríamos convivir en sociedad.
  Según Kant, tenemos un deber hacia estas personas, el de garantizar su dignidad.
 Los emigrantes están aquí,  antes de  que podamos elaborar nuestras estrategias de reacción y respuesta. Una vez  aquí, en  nuestro espacio visual (que los medios convierten en “espacio visual a distancia”)  no podemos evitar ser interpelados por ellos. Su  presencia interpelante abre un espacio moral entre ellos y nosotros, y nos coloca en posición de tener que  responderles  o darles una respuesta; en posición de responsabilidad. (Bello, 2010).
            La migración es una realidad que se ha dado por mucho tiempo y seguirá sucediendo, por lo que tenemos que responsabilizarnos y solidarizarnos con quienes emprenden el viaje fuera de su lugar de origen.
            Tomando como base la teoría del contrato social de Hobbes, “Las reglas morales son necesarias para obtener los beneficios de la convivencia social” (Rachels, 2006, p.220).  En un lugar donde no existieran reglas morales y todos tuvieran las prácticas de abuso y violencia ya mencionadas, estaríamos viviendo en un estado de naturaleza, en guerra de todos contra todos. Para salir de este estado, las personas deben cooperar entre ellos, contar con la garantía de que no se dañarán entre sí y confiar en que se respetarán los acuerdos. Es aquí donde entra la valiosa regla de oro: “no hacer a los otros lo que no quieras que te hagan”. (Rachels, 2006, p.137).
  No se puede perder de vista que muchas veces el migrante es discriminado y etiquetado como delincuente. “Los migrantes son vistos como un problema de seguridad” (Valencia, 2004, p.174).
Cuando tres de cada cien personas en América está indocumentada (o, mejor dicho, documentada con papeles falsos o falsificados), hay un profundo problema de seguridad. Aunque no representan una amenaza directa a la seguridad, la presencia de millones de migrantes indocumentados distorsiona la ley, desvía recursos y crea, de forma efectiva, una cobertura para terroristas y criminales. (Kane y Johnson, 2006, p.2).
  Si bien es cierto que existen condiciones adversas que acompañan al fenómeno de la migración y que generan la posibilidad de acciones al margen de la ley, más allá de la estadía indocumentada, es una falacia de causa falsa y de generalización, afirmar que por el hecho de ser migrante se cometen actos delictivos, al igual que afirmar que todo documentado es honrado. El etiquetar a estas personas es discriminarlas.
  Otro de los argumentos más poderosos en contra de la migración es que “tanto el migrante, como las comunidades que reciben a los migrantes se sienten víctimas. Unos porque se sienten invadidos y los otros porque han tenido que dejar su lugar, cultura y familia. Existe sensación de pérdida y despojo para ambos”. (Valencia, 2004, p.174).
  Si bien es cierto que existe este sentimiento, la migración es un hecho. “En realidad, las políticas migratorias no están en consonancia con un mundo que debería permitir mayor facilidad de movilidad para las personas. Aun así, las migraciones continúan ocurriendo de manera creciente” (Pardo, 2012, p.20).  Por lo que urge garantizar la integridad de estas personas.
            Según la ONU, la migración es un derecho cuando se especifica que el individuo migrante busca condiciones de vida dignas y calidad moral. En el artículo 13.1 de la Declaración Universal de los derechos humanos, se reconoce "el derecho que toda persona tiene a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado". (Morales, 2010, p.3).
  Si la migración es un derecho, no se debe criminalizar a quienes lo ejercen. Por lo tanto, deben existir políticas migratorias que vean por la dignidad de quienes migran.

Reflexiones finales
  Todos tenemos sueños, todos buscamos mejores oportunidades, buscamos progresar, e incluso algunos pensamos en trabajar, aunque sea por un tiempo, en el extranjero. Los migrantes son personas que buscan esto y sueñan con conseguirlo en otro país, ya que en el suyo no lo lograron.
  El estar en un país que no es el suyo, no debería convertirlos en delincuentes y mucho menos privarlos de sus derechos. Las agresiones hacia los migrantes en nuestro país son una realidad, por lo que es urgente detenerlas y dar la atención necesaria a quienes ya las han sufrido.
  La gran mayoría de los mexicanos somos conscientes de los abusos que sufren nuestros paisanos indocumentados tanto al intentar cruzar la frontera, como al vivir en Estados Unidos. Sin embargo, muchas veces nos cuesta darnos cuenta que en nuestro país también suceden abusos hacia migrantes centroamericanos, abusos que atentan contra su dignidad e incluso contra su vida.
  Tener o no papeles no debe ser motivo de discriminación, todos somos humanos, todos merecemos dignidad. La migración es una realidad, por lo que debemos responsabilizarnos, defender los derechos de este grupo vulnerable y establecer políticas que los garanticen.

 Referencias Básicas
Bello, G. (2010).  Alteridad, vulnerabilidad migratoria  y responsabilidad asimétrica. Revista Internacional de Éticas Aplicadas. Recuperado de http://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/38/45
Morales, J. (2010). Violencia y Derechos Humanos de Centroamericanos en México: La paradoja entre ser un país de migrantes y un país de tránsito. Boletín Americanista, (60), 227-246. Recuperado de http://search.proquest.com/docview/882073987?accountid=11643
Pardo, D. (Septiembre, 2012). Migración internacional y derechos fundamentales. Ideas y valores. Recuperado de http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-00622012000300024&lang=es
Rachels,J . (2006). Introducción a la filosofía moral.  Nueva York: Fondo de Cultura Económica.
Valencia, L. (2004). La migración irrumpe en la agenda latinoamericana. Nómadas, 20, 170-178. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105117734016

Referencias complementarias
Aranda, J. (26 de agosto del 2010). Zetas ejecutaron por la espalda a los 72 migrantes; no pudieron pagar rescate. La Jornada. Recuperado de http://www.jornada.unam.mx/2010/08/26/index.php?section=politica&article=002n1pol
Kane, T. y Johnson, A. (1 de marzo del 2006). El verdadero problema de la inmigración y su verdadera solución. El Trasfondo. Recuperado de http://www.libertad.org/wp-content/uploads/2011/05/BG1913.pdf
ONU. (1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos. Recuperado de http://www.un.org/es/documents/udhr/

Tuirán, R. y Ávila, J. (2013).  Migración calificada entre México y Estados Unidos. Red Internacional de Migración y Desarrollo. Recuperado de http://rimd.reduaz.mx/revista/rev21/2.pdf

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