martes, 1 de diciembre de 2015

Nuestro extremo consumismo

INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY

ETICA, PERSONA Y SOCIEDAD.








Nuestro extremo consumismo









                        Alicia Ocampo
Andrés Gafford
27 de octubre del 2015
Zapopan, Jalisco. México.
Es inevitable ignorar el gran crecimiento de consumismo en la sociedad moderna en que vivimos, porque es algo muy nuevo para la humanidad, jamás en la historia se había pensado en desechar el aparato más moderno en un año,  a tal grado que hoy en día las televisiones a color de señal analógica aun existen. Sin embargo nuestro comportamiento evoluciona, ahora el consumismo nos ha dominado, sin darnos cuenta el daño que nos podemos estar causando, no pensamos en nuestro deber ético y reflexionar sobre si lo que hacemos es lo mejor, siguiendo las teorías éticas y tomando de ahí algunas propuestas para mejorar nuestro presente, dando buenas razones éticas en cumplimiento de las visiones imparciales y justas para la humanidad. Por tanto he aquí algunas situaciones que exponen algunas problemáticas sobre el consumismo, vistas de una manera ética y con argumentación basada en la imparcialidad, justicia, prudencia y universalidad.
Consumir productos en general cubre una necesidad, pero hay productos que en realidad no necesitamos, y más bien los compramos como un lujo. Como lo dice Antonio Argandoña, el volumen de desechos y de basura ha crecido considerablemente en los últimos años tanto por el consumismo como por el crecimiento de la población, y esto en gran parte porque es muy cara la mano de obra para reparar los defectos que tienen nuestros productos que es mejor comprar uno nuevo; y es que al final de todos estos productos no nos crean un valor permanente, como para conservarlo y repáralo. (S.F., 19-21) Y es un problema tanto del consumidor como del vendedor, las empresas nos venden productos que no mantengan valor ni sentimental, ni a través del tiempo, tampoco nosotros, mayoritariamente somos consumidores imprudentes, no hacemos un esfuerzo por no desechar rápidamente nuestros productos, cuando se nos descomponen intentar repáralos aunque sean más caros.
Un ejemplo muy vasto son los celulares, no hay que estar en contra de los avances tecnológicos y las herramientas que nos permiten desarrollarnos mejor, como lo hacen los teléfonos inteligentes, pero hay un límite entre la escasez y el exceso, la templanza y la prudencia, en sociedades de altos recursos es muy común que si sus teléfonos se dañan, inmediatamente compran el modelo mas nuevo, a veces como si fuera un buen pretexto para cambiarlos. Siendo que  pueden seguir funcionando quizá no a su 100% pero a alguien de escasos recursos podría venirle muy bien, pero lo que normalmente se hace con un pensamiento quizá pasivo pero egoísta, es dejarlo como desperdicio y simplemente tirarlo a la basura. Como lo dice el artículo de Alianza para el mundo responsable, plural y solidario; esta situación no solo es ecológicamente insostenible, por cuestiones de los materiales utilizados sino también es socialmente insostenible, tanto porque hace fácil la diferencia social como el desarrollo. (S.F., 13) Si regaláramos o vendiéramos a un precio accesible nuestros productos viejos a personas de escasos recursos, el desarrollo no sería tan extravagante seria un desarrollo digno y justo para la sociedad, hasta poder llegar a ser un desarrollo sustentable. Y podría  no considerarse como consumismo el remplazo de productos, si no un buen aprovechamiento de artículos.
El consumo funciona como un marcador de clases sociales ya que limita a la población, llegando a causar discriminación. Desgraciadamente en la actualidad el poder de la persona se refleja en que tanto puedes comprar, en otras palabras “el consumo es una categoría que define la pobreza, pues precisamente la línea divisoria está trazada por los ingresos de las personas y familias y las posibilidades que este ingreso les ofrece para enfrentarse al mercado y poder acceder o no a los bienes y servicios que requieren para la vida” (Suárez, 2010, 3) La pobreza es una de las maneras más comunes en la que se las puede observar como es afectada la dignidad de las personas, pues al carecer de los servicios básicos el bienestar de las familias se ve afectado y gran escala el desarrollo social sufre una fractura. Tal es el caso de la sociedad mexicana con dos millones más de pobres que hace un par de años, esto representa un porcentaje del 46.2% de la población nacional (El universal, 2015).
El problema también radica  en que no tenemos una buena educación para el consumo, como dice Castillejo, el consumismo es un rasgo del ser humano, porque es libre y racional, puede comprar lo que quiera, pero esta misma libertad, representa una responsabilidad por lo tanto el ser humano es responsable de lo que consume. (2011, 39) Así entonces un exceso en el consumo o los efectos colaterales son responsabilidad directa del consumidor, ya que afectan el desarrollo de otras personas como de la naturaleza. Generalmente al momento de consumir no nos hacemos la pregunta de si de verdad lo que estamos comprando es una necesidad o es simplemente un placer extra no tan necesario y que algún otro producto que ya tenemos nos puede satisfacer. Aquí es donde viene la educación para el consumo, usar nuestra racionalidad en escoger y comprar lo que menos dañe al ambiente, y solo si es necesario comprarlo pensando justamente y equitativamente para la humanidad. Si bien consumir productos de moda nos causa un placer individual, como el pensamiento hedonista, que habla sobre los placeres que en realidad valen la pena, con los cuales llegar a la felicidad, claro está que no cualquier placer entra en la categoría, algunos de los más importantes mencionados son la amistad, la libertad, la reflexión entre otros. Por otro lado el pensamiento utilitarista que se pregunta si estos placeres son beneficio para un mayor número de personas, las consecuencias que trae, su costo comparado con el beneficio y su consideración moral. (Cortina, 1996, 3) Entonces están en juego dos temas, usar un teléfono inteligente con la mejor tecnología o cuidar el medio ambiente pone a pensar que es lo más justo universalmente, con una visión utilitaria.
Como lo afirma en el artículo de la revista Eureka, el consumo también da empleo a muchas personas, vendedores, diseñadores, manufactureros, etc. y el dejar de consumir puede afectar a estas personas y estas familias (Paramo, 2007, 190), pero las mismas empresas si así lo quisieran podrían asesorar y capacitar a estas personas para que se enseñaran a reparar estos productos, así conservar su empleo y no contaminar. Aquí mismo es donde vienen dos cuestiones, si la reparación sería mejor que comprar un producto nuevo, ya que el personal ganaría ello y no contaminar, pero su sueldo podría verse afectado y no con tantas ganancias para la empresa para poder sustentar los gastos, y las condiciones de vida podrían verse afectadas en los empleados y su familia. Algunas propuestas vagas y en algunos países si están consideradas que las empresas se hagan responsables de los desechos de sus productos. Por eso algunas empresas como Sobritas y Coca-Cola que intentan concientizar a las personas de reciclar los desechos de sus productos o depositarlos o mandarlos a tiraderos especiales donde ellos se hacen cargo de esta basura. En cierta manera nosotros también tenemos la responsabilidad de depositar los desechos en el mejor lugar posible para hacer el menos daño. “Una persona al interior de una comunidad puede ser considerada responsable de un acto determinado, no solo por las consecuencias de lo que la persona hace en forma deliberada, sino que también por las consecuencias de aquello que deja de hacer.” (Castilla, 2015, 65-71)
El consumismo por otra parte, también estimula la actitud estética, estos rápidos cambios de modas desarrollan el criterio de la estética  y la originalidad, de lo bello y de lo que agrada y reconforta el espíritu. (Páramo, 2004, 229)  Como la teoría aristotélica que explica que el fin es la felicidad pero no de placeres mas de virtudes, si al consumir creamos virtudes que no excedan para hacernos temerarios ni cobardes están en un punto medio que nos crean buenos hábitos como es la innovación o emprendedores. (Cortina, 1996, 2) Por estos días la expresión social ha sido opacada con temas como el bullying y gobiernos opresores, de alguna manera el consumismo es un escape y libertad para la opresión que hay esta el gran ejemplo del comunismo y el capitalismo. Donde en el capitalismo somos libres de comprar lo que queramos pero a mayor libertad mayor responsabilidad. (Páramo, 2004, 230)
Conclusión.
Lo mejor que podemos hacer es hacer una compra responsable, sin dejar en cuenta que compramos, para que lo queremos y que dejamos a cambio de la nueva adquisición, si podemos hacer lo mejor para que nos sea simplemente basura y no refiriéndome a el reciclaje de partes si no a la reutilización del mismo producto, quizá no para la misma familia pero para otras que les pueda ser de mayor provecho y que pueda mejorar su desarrollo, de esta manera estaríamos haciendo un desarrollo sustentable quizá no cerrado donde los productos retornan a un reciclaje completo pero a no ser productos basura, que adquieran valor a través de su uso y que no sea satisfacción para una sola persona, sino para un grupo de ellas que puedan sacar el mejor aprovechamiento. Esto no puede suceder si no empezamos a ver la realidad en que vivimos, hemos dejado de ser imparciales, justos, y universales. Asusta el nivel de egoísmo que a diario se vive, si tan solo un grupo vasto de personas empezáramos a ver por una sola persona completamente ajena a nosotros  comprenderíamos que necesitamos ayuda e impulsaríamos a otras personas a ver por el prójimo, porque en el comportamiento del prójimo esta la descendencia de nosotros.
Referencias básicas.
Castillejo, J. L., Colom, A. J., Pérez-Geta, P. M. A., Neira, T. R., Sarramona, J., Touriñán, J. M. & Vázquez, G. (2011). EDUCACIÓN PARA EL CONSUMO. Educación XX1, 14(1) 35-58. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=70618224002
Castilla, Juan Carlos. (2015). Tragedia de los recursos de uso común y ética ambiental individual responsable frente al calentamiento global. Acta bioethica, 21(1), 65-71. Recuperado en 01 de diciembre de 2015, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-569X2015000100009&lng=es&tlng=es. 10.4067/S1726-569X2015000100009.
Páramo Morales , D. (2004). El Fenómeno de Consumo y el Consumo en Marketing. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, 11(34) 221-250. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10503409
Páramo Morales, D. (2007). Consumo responsable. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias, 4(1) 189-192. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=92040112
Suárez Lugo, N. (2010). La salud como resultado del consumo. Revista Cubana de Salud Pública, 36(4) 322-334. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=21416138006



Referencia complementaria
Alianza para un mundo responsable, plural y solidario. (S.F.)Consumo ético. Serie socioeconómica solidaria. http://infotek.alliance21.org/d/f/1843/1843_SPA.pdf
Argandoña, A. (S.F.). La ética de la sociedad del consumo. Cuadernos empresa y humanismo. Texto en línea recuperado de http://acolectivas.profeco.gob.mx/files/LA%20ETICA%20DE%20LA%20SOCIEDAD%20DE%20CONSUMO.pdf
Cortina, A. Ética. La vida moral y la reflexión ética. (1996). Santillana, Madrid. 1996.
El universal (24 de julio de 2015) Crece pobreza en México; hay dos millones más: Coneval. Texto en línea Recuperado de http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/sociedad/2015/07/24/crece-pobreza-en-mexico-hay-dos-millones-mas-coneval




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