Tecnológico de Monterrey
Janet Frías Orozco (A01222871)
Octubre 22, 2105
Ética y Sociedad, grupo #11
La Ética Detrás de la Fertilización Artificial
El hecho
de convertirnos en padres es algo que muchos damos por descontado. Pocas veces
se nos ocurre la posibilidad de que no seamos capaces de realizar una de las
actividades más naturales que existe como lo es la paternidad. Sin embargo,
¿qué pasa cuando nos vemos en dicha situación? En promedio 2 de cada 8 ó 10 parejas
son infértiles en el mundo (IECH, 2015). La magnitud del problema y el deseo de
muchas parejas de tener hijos lleva a éstas a buscar alternativas. Algunos
optan por la adopción, otros por técnicas de baja complejidad. Sin embargo,
algunas parejas eligen una solución más controversial y que ha hecho cuestionar
a muchos por la ética de la concepción asistida. El método se llama fecundación
In Vitro y tras su introducción se ha
convertido en una fuente de dilemas para las personas más conservadoras. No
obstante, considero que a pesar de que este método no sea el más natural (si
llamamos natural a algo que no tiene intervención humana), esto no cambia las
intenciones detrás. Todos deberíamos tener la oportunidad de ser padres, si es
nuestro deseo. Es por ello que en el presente ensayo pretendo explicar algunos
de los argumentos en contra de la fertilización In Vitro y defender mi postura sobre la ética de dicho método.
La
técnica de fecundación In Vitro ha entrado bastante en debate en cuanto a aspectos
éticos, morales, jurídicos y religiosos. Muchos individuos están en contra de
dicha práctica ya que lo califican como inmoral y antinatural. Por otro lado,
parejas infértiles defienden la fertilización In Vitro ya que mencionan que tienen el derecho de tener hijos con
su misma genética. El dilema es
evidente, sin embargo, la verdadera
pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué tan ético es traer al mundo un ser
humano a través de la manipulación de la fecundación en un laboratorio? A pesar
de que las personas en contra objeten que cualquier método que no sea el
natural está condenado a ser una aberración, la decisión no deja de ser de los
padres, por lo que los derechos de objetar de las personas en contra deberían
terminar cuando empiezan la de los padres a favor.
Por otro lado, algunos afirman que las personas que nacen de
manera artificial pierden sus derechos al nacer, puesto que, una vez más, su
concepción no es natural. Sin embargo, el artículo 1 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos nos menciona que “todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos” (ONU, s.f.). Resulta evidente, por lo
tanto, que independientemente de la forma en que fuiste concebido, tus derechos
de ninguna forma son menores que los que nacieron de una forma ‘normal’. Por lo
que el argumento de que la fertilización In Vitro es ilegal queda desarmado.
Otro argumento en contra dice que la fertilización artificial
atenta contra la dignidad del hijo, ya que éste es utilizado como objeto de
fabricación y fue ‘hecho’ en un laboratorio, es decir, el feto no es más que el
fruto de un deseo o capricho de los padres. Bajo esa perspectiva, quienes están
en contra podrían argumentar que el bebé no debería ser tratado como un objeto,
ni siquiera por un fin bueno o por un deseo noble como el de tener un hijo. La
honestidad del fin y la bondad de las intenciones no bastan para justificar
éticamente dicho acto. Es perfectamente comprensible este argumento, ya que según
los principios filosóficos tradicionales, no debemos utilizar a las personas
como medios para fines de otros (Rachels, 2006, p. 19), por lo que la FIV sería
considerada como manipulación o trampa ya que el niño probeta sería utilizado
para satisfacer el deseo de tener un hijo de sus padres. Sin embargo, en mi opinión, el bebé está lejos de ser
considerado un objeto para los padres y su concepción lejos también de ser una
transacción o un acto de conveniencia. El argumento dice que no importa la
nobleza del deseo de tener un hijo, pero para mí claro que tiene importancia,
puesto que la intención es la única diferencia entre un acto de amor y uno de
dinero. ¿Cómo podría ser objetado el deseo de los padres que lo único que desean
es poder querer a un hijo propio? Seguramente no fue su elección no poder tener
hijos a la forma tradicional. Si la FIV es la única manera de poder tener
descendencia propia, ¿su deseo de ser padres se vuelve inmoral? La respuesta es
que no debería.
Las
personas que desean ser padres deben entender que los hijos también tienen
derecho a ser engendrados en un contexto natural, generado en una relación
íntima. Desear tener un hijo es bueno, sin embargo el modo de conseguirlo no
siempre es considerado el más adecuado debido al aspecto ético. Considero
importante recalcar que hay que distinguir entre el deseo natural de formar una
familia y la obsesión de tener un hijo sólo para complacer nuestra necesidad. La
relevancia de esto es que son las intenciones detrás las que, en mi opinión,
hacen la diferencia entre un deseo egoísta y caprichoso y la verdadera
necesidad humana y natural de ser padres, un deseo que creo es muchas veces
superior a cualquier sentimiento pueril.
No obstante, a pesar de las controversias, la ventaja más
importante de la FIV es que ofrece a muchos individuos y parejas la posibilidad
de tener un hijo que de otro modo sería imposible. La fecundación in vitro
funciona cuando todos los demás métodos naturales han fracasado. El proceso
permite a las parejas la oportunidad de manipular su material genético para así
evitar posibles enfermedades o trastornos hereditarios. La FIV exige un
compromiso físico, emocional, financiero y de tiempo considerable, pero que al
final cambia la vida de las parejas que se sienten desilusionadas y
decepcionadas por su incapacidad de tener hijos, y los hace recobrar la esperanza
de formar una familia. Finalmente, después de una serie de tratamientos
hormonales, cuando se logra el embarazo la pareja infértil tendrá la felicidad
de traer al mundo a un nuevo ser.
A pesar
de todo, mi opinión continúa siendo que el deseo de ser padres es de lo más
natural, al punto en que raya en una necesidad fisiológica. Ídem, todos
deberíamos tener como garantía (o mejor aún, el derecho) al menos la
posibilidad de intentarlo. Si bien en cierto que la FIV no es precisamente el
método más recomendado, en parte por las dicotomías éticas y morales y por las
opiniones sobre si éste conculca en contra de lo establecido moralmente por la
sociedad, ésta no deja de ser la última esperanza de muchas parejas. Siempre y
cuando los nuevos padres cumplan con su función y hagan respetar los derechos
de sus hijos el método que usaron para concebir es irrelevante. Mientras que
sea una decisión responsable y con conciencia social no debería discriminarse a
nadie ni causar por no poder tener hijos de la forma ‘natural’. Los argumentos
en contra muchas veces reflejan la postura de personas conservadoras con
argumentos vacuos (una suerte de exégesis) que prefieren que
sus puntos de vista sean escuchados aun si eso hace infelices a otras personas.
No Ad Hominem, sino de bona fide.
Referencias :
(s.f.). Declaración Universal de los Derechos
Humanos. Octubre 22, 2015, de UN Recuperado de: http://www.un.org/es/documents/udhr/
(2015). El Mundo Moderno y la Infertilidad.
Octubre 22, 2015, de IECH Recuperado de: http://www.iech.com.mx/mundo-y-la-infertilidad.html
García,
E. (2014). ¿ES UN ACTO DE AMOR HUMANO LA FECUNDACIÓN IN VITRO? UNA PROPUESTA DE
ANÁLISIS ÉTICO. Valencia, España: Universidad Cardenal Herrera.
Rachels,
J Introducción a la filosofía moral.
Fondo de Cultura Económica, México, 2006
Fuentes de consulta:
(s.f.). Fecundación in vitro. Octubre 22, 2015,
de Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Recuperado de
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/007279.htm
Vargas, Luis Alberto;
Pérez, Karl Ygor; Ricardo Pella, Mag Biol. (2007). Fertilización in vitro en la altura. Revista Peruana de
Ginecología y Obstetricia, Enero-Marzo, 18-2
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