martes, 23 de noviembre de 2010

Análisis de de un problema social: la pobreza en México.

“La sociedad tiene que tratar con justicia a sus propios miembros, repartiendo equitativamente los derechos y los deberes […] las oportunidades de prosperar y las barreras anti exceso” (Martínez, 2002:171)

¿Por qué existe la pobreza?, ¿Es debido a las desperfecciones de las instituciones como tal, o a las acciones de los gobernantes? Una de las constantes que mejor caracterizan a nuestro país es la existencia de un sector pauperizado considerable que implica un costo social y económico para el país entero. Debido a la naturaleza del tema que quiero tratar, me parece que es necesario que, a pesar de ser un análisis ético, se maneje de una manera positivista presentando cifras y antecedentes causales para demostrar objetivamente lo que yo considero son acciones institucionales que, teniendo en cuenta los intereses de unos pocos poderosos, perjudican a la gran mayoría de la población en lo que resulta ser un gobierno que se maneja de una manera totalmente corrupta y por lo tanto anti ética que, como resultado, tiene actualmente sumida a más de la mitad de la población en la pobreza manteniendo un cisma socioeconómico cada vez más profundo que nos impide progresar o, por lo menos, exigir el progreso de todos por igual.

A mediados de los 70’s, el país experimentó una crisis económica provocada por el desgaste del modelo de sustitución de importaciones, cuyo modus operandi es el reemplazo de productos importados por productos fabricados dentro del país, el cual no fue capaz de responder a las circunstancias económicas internacionales.

Para hacer frente a la crisis, el entonces presidente Luis Echeverría liberó algunas reformas que causaron descontento entre los empresarios mexicanos, quienes comenzaron a sacar sus capitales del país y como consecuencia, el estado se vio obligado a acrecentar la deuda exterior a una cantidad sin precedentes, siendo de 14 mil millones de dólares en el 74, y llegando a 29 mil millones en el 77 , ya con López Portillo como presidente.

Gracias a lo anterior comenzaron a surgir huelgas, esto no hizo más que reavivar el disgusto del sector empresarial ya que esto impedía la producción, provocando un trastorno económico en toda la nación. Por supuesto que esta crisis trajo consigo un cambio en la situación social, sobretodo de las clases media y trabajadora, ya que agravó la pauperización de los sectores relegados y la concentración de la riqueza en un grupo pequeño. La sociedad en efecto se debilitó debido a los bajos salarios en contraste con el alto costo de los productos de primera necesidad, así como el aumento del desempleo y la emigración hacia los Estados Unidos. Todo esto, junto con la magnitud de las deudas interna y externa, marcó el comienzo de una crisis persistente de la cual aún no salimos.
En tiempos actuales, específicamente a partir del 2008, México vive la que ha sido llamada la peor crisis en 70 años. Según el banco central el Producto Interno Bruto del país cayó un 9.4% en el segundo trimestre del 2009, y por su parte el Ministerio de Hacienda aseguró que el fisco perdió un 20%, traducido a 12 mil millones de dólares .
La Jornada afirma que en 2009, se sumaron 4.2 millones de personas a la pobreza gracias a la recesión, eso sin contar los otros 5.9 millones que cayeron en ella entre 2006 y 2008, esto según el Banco Mundial. Si se suman estas cifras a los 50.6 millones registrados en 2008, el total viene siendo el 51.02% de la población del país .
Es importante recalcar que México ha sido más afectado que nunca por la crisis actual, no por los factores que ella sola conlleva, sino por el hecho de que desde 1976 la Nación no ha podido recuperarse del todo y las cifras ya altas de desempleo y pobreza no han cesado de aumentar, lo que continua abriendo la fractura entre los estratos sociales mexicanos a un nivel dramático y como consecuencia cada vez en menos manos queda la posibilidad de regresarle el movimiento al ciclo económico.

“Hoy, no nos amenaza una guerra civil, pero sí la descomposición social nacida de la inseguridad económica o de un crimen organizado retroalimentado en la falta de oportunidades de trabajo” (Mancera, 2010). Las instituciones gubernamentales existen para garantizar el un orden y el funcionamiento de la sociedad. ¿Qué pasa cuando más de la mitad de la población vive en la pobreza? Anomia, la estructura social mexicana está plagada de ella.

“El Estado es el que se encarga de los intereses universales, del bien común” (Cortina, 2008:16). El gobierno no destina los recursos necesarios a los sectores rurales de la población, en materias de educación, salud, infraestructura, etc. De igual forma, un país debe tener por lo menos un producto que destaque y sea lo suficientemente fuerte para competir en el mercado global. México no sólo no tiene uno, no invierte cantidades suficientes en educación y desarrollo científico necesarios para propiciar progreso y erradicar la desigualdad. Un ejemplo de esta, es que sólo en 285 mil de las hogares más acaudaladas se concentra el 9.2% del ingreso nacional, mientras que ésta cifra entre los pobres se alcanzaría apenas con los ingresos de más de 8 millones de familias .

La pobreza a su vez genera emigración, lo cual implica una pérdida de mano de obra y en el caso de la migración a la ciudad, marginación y engrosamiento de los cinturones de miseria; deserción escolar, que como consecuencias tiene, entre otras, trabajo ilegal de menores, escasez de personas especializadas para realizar trabajos, falta de conocimiento para tener el juicio de modificar las instituciones (no hay nada más cómodo para un gobierno que la ignorancia de su pueblo), y el desarrollo de los negocios criminales que incluyen redes de corrupción y matanzas entre otras cosas; e igualmente manifestaciones de descontento tales como levantamientos, huelgas que detienen el flujo de la economía, violencia, etc.

Sin embargo, lo que mantiene a la estructura social mexicana cohesionada es precisamente esa diferencia entre la gente que desempeña los distintos roles en la sociedad . Al sector marginado, empero, le toca un rol sumamente difícil, un rol de trabajos informales y muchas veces ilegales, un rol de proletario y no de profesionista y las clases superiores se sirven de ésta para posicionarse donde están. Los pobres tienen el camino al progreso minado de obstáculos, se les priva de acceso a la educación y a las oportunidades en general y al hacerlo, las plazas de trabajo que generan estabilidad y/o un nivel económico decente están garantizadas para las clases más favorecidas.

Creo que el gobierno no es la única institución que influye en lo antes expuesto. También lo hacen con gran impacto la familia y la Iglesia. La razón de la primera, como expuse anteriormente, es que su motivo de ser es precisamente garantizar el desarrollo de la sociedad, pero al fracasar en asegurar un acceso equitativo para todas las clases sociales, así como la inhabilidad de fortalecer la economía mexicana, tanto en materia interna como externa, no genera las condiciones de crecimiento que se necesitan. La familia también es una institución importante pues es la base ideológica de los individuos, y por tanto de los distintos grupos sociales que éstos forman. Si en las familias de escasos recursos los integrantes aprenden en una atmósfera de fracaso donde no se les inculcará un ideal de superación, sino uno de conformidad, este grupo jamás tendrá la intención de buscar y exigir mejores condiciones. Finalmente se encuentra la Iglesia. En una sociedad que tiene su identidad basada en el cristianismo, no nos debería de sorprender la pasividad con la que la mayoría de los grupos marginados aceptan sus condiciones. Las predicaciones del cristianismo se basan en la humildad (misma que muchas veces no se sabe distinguir de la pobreza). El libro sagrado del cristianismo está lleno de preceptos en los que se asegura que el pobre tiene su lugar en el paraíso antes que el rico, eso en los estratos relegados se podría interpretar como una invitación a ajustarse a la realidad, ya que más adelante serán recompensados. Debido a todo ello, el primer obstáculo que nos impide pugnar por un desarrollo equitativo es también el yugo ideológico que se nos impone muchas veces sin nuestro consentimiento.

Conclusión

Los niveles de pobreza y desigualdad característicos de México no sólo afectan a un grupo específico de individuos (que cabe mencionar es un grupo muy grande), sino que repercute en el desarrollo de la nación, causando inestabilidad social debido al bajo índice de desarrollo humano y lo que esto implica (falta de acceso a la educación, a un trabajo y niveles de salud precarios), así como inseguridad económica debido a la imposibilidad de la mayor parte de la población a contribuir a la mejora de las estructuras e instituciones. En la actualidad, esta es una de las causas principales del éxito de los negocios criminales, la corrupción y la violencia en el país, que son algunos de los factores que propician la persistente crisis en la que está sumida la Nación. Yo pienso que, como Rawls argumenta, las personas debemos tener por lo menos el mismo derecho a las oportunidades más amplias. Eso de entrada requeriría un gobierno que se manejara bajo el “velo de la ignorancia”; lo cual garantizaría, por lo menos, un sistema de educación bueno, de igual acceso para todos que le permita a quien lo aproveche aspirar a un buen trabajo y a desarrollar su capacidad de emprendimiento y sustentabilidad (lo cual dejaría de implicar el costo constante de destinar algo de dinero a las familias más empobrecidas, sin significar eso su progreso). Pero para que eso suceda, los ciudadanos tenemos que aprender a ser y sentir que somos una sola sociedad y a exigírselo a quienes nosotros mismos elegimos. Por ello, pienso que primeramente los mexicanos tenemos que interiorizar el concepto de sociedad civil, mismo que desconocemos precisamente debido al gran cisma social que nuestra estructura socioeconómica agrava. Resumiendo mi punto anterior y para finalizar mi ensayo, cito a Adela Cortina: “La sociedad civil tiene que ser protagonista del cambio social” (Cortina,2008: 18).

Bibliografía Consultada.
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