miércoles, 24 de noviembre de 2010

Política para el Colectivo

INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY CAMPUS GUADALAJARA

Política para el Colectivo


Jesús Jiménez Ureña - 1130556

24/11/2010



Índice

 Introducción -------------------------------------------------------- 3


 Política para consumidores ------------------------------------ 3


 Cultura de la mediocridad -------------------------------------- 4


 Conclusión --------------------------------------------------------- 5


 Bibliografía --------------------------------------------------------- 6





Introducción
La razón de ser del Estado es brindar seguridad al individuo. Si éste no cumple dicha razón pierde la justificación de su existencia, pasando a una situación de ineficiencia en donde la consecuencia lógica es que deje de existir. Lo que se vive en los tiempos actuales es todo lo contrario a lo anterior. El Estado ha cambiado de prioridades. Los que manejan al mismo, en lugar de buscar el beneficio y cuidado de sus gobernados, ingenuamente buscan el beneficio de los pocos, yendo en contra de los principios de lo que supuestamente buscan proteger. Esto necesariamente ha tenido graves consecuencias en la vida de las personas. Al no tener a aquel ente, con el cual han celebrado un contrato social y el mismo ha incumplido con él, protegiendo sus intereses y sus personas, han buscado en los lugares incorrectos nuevas autoridades que han resultado con efectos contrarios a los que buscaban.

Política para Consumidores
El hombre debe de ser el protagonista de la vida pública, es decir, la política debe de establecer como su razón de ser el bienestar de los gobernados. Sin embargo en el mundo contemporáneo la persona únicamente es vista como comprador de aspiraciones y productos políticos los cuáles carecen de un verdadero fondo y significado; y son vendidos eficazmente por los hábiles vendedores políticos quienes irónicamente son mantenidos por aquellos a quienes aplastan. Todo esto vulnera la dignidad de la persona, devaluando su valor inherente por su condición humana y utilizándola únicamente como un medio para lograr un fin que está lejos de justificar dicha acción. Como Cortina presenta en su obra La vida moral y la reflexión ética “Obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiem¬po y nunca solamente como un medio.” (Cortina, 1996) , es necesario aplicar lo anterior como fundamentación de cualquier acción del Estado. Analizando la segunda formulación del Imperativo Categórico de Kant expuesto por Cortina, se deduce que el actuar de aquellos políticos va en contra de toda norma moral universal.
Lo anterior sería justificable si aquellos productos, que son impuestos por “voluntad propia” del pueblo a ellos mismos, ya que creen que sus elecciones son totalmente autónomas, otorgaran un verdadero beneficio para la colectividad y para el individuo simultáneamente. Lo lamentable es que el motivo de creación de dichos productos es la media de los deseos del pueblo, es decir, homogenizan las necesidades de todos en un colectivo en el cual los deseos individuales se pierden en el todo, teniendo como grave consecuencia el conformismo y la mediocridad de los gobernados.
Como consecuencia lógica se sigue que tal sistema político únicamente tiene como fin último la apariencia y no la realidad. Lo que es menester es la obtención del poder por el poder y no el poder por la justicia y el bienestar de la persona, el bien aparente tiene prioridad ante el bien verdadero. Siguiendo lo anterior, se le quita importancia a lo permanente y a lo duradero, para pasar a dársela a lo efímero e intrascendente, es decir, se abraza a una política populista en la que importa más lo que obtenga como resultado una mayor cantidad de votos que lo que en realidad cause un verdadero beneficio al Estado.
La política moderna se basa en no beneficiar a los más desfavorecidos si ello perjudica a los más beneficiados. Por lo tanto es una política que concentra sus facultades en un liberalismo económico y no en un liberalismo político, respetando las libertades de la persona y poniendo como fin último a la misma.

Cultura de la Mediocridad
Todo lo anterior ha tenido graves consecuencias en la mentalidad y libertad de las personas. Basándonos en la Modernidad Líquida de Zygmunt Bauman , el sistema económico e ideológico mayormente practicado en el mundo occidental es el capitalismo; el cual es destacado por su volubilidad, inestabilidad y su constante movimiento. En él, la cantidad de posibilidades que existen para la obtención de metas es inmensa, lo que abruma al humano contemporáneo. El consumidor establece como meta principal la experimentación de sensaciones nuevas y variadas, lo cual explica el agobio del hombre ante la cantidad de posibilidades existentes causado por el establecimiento de prioridades y el desecho de opciones, lo que evidentemente limita a la persona en su experiencia. El no completar los objetivos de convertirse en lo que se desea deja a los consumidores insatisfechos; pero lo contrario tampoco les produce placer. La idea de que aún se encuentran muchas opciones que probar es placentera y satisfactoria. Todo lo anterior tiene como consecuencia la pérdida de objetivos y metas en la vida de la persona, el individuo se convierte en autómata del sistema capital y por consecuencia pierde la libertad de autodeteminarse, lo cual es reducirlo a un animal.
La persona en sociedad sufre una pérdida de autoridades morales, ya que hay una gran cantidad de las mismas, intrascendentes e inservibles que entre ellas se contrarrestan hasta reducirse a nada. La búsqueda de autoridades se ha convertido en una adicción, de la cual el individuo es cada vez más dependiente, eliminando toda posibilidad de satisfacción. Los ejemplos a seguir por las personas no perduran ya que muestran tempranamente su ineficacia y son sustituidos por otros. La frenética búsqueda de nuevos ejemplos para la obtención de nuevas formas de vivir y nuevos tipos de solución a sus problemas hace que la felicidad de los individuos dependa totalmente de la competencia personal. Considerando lo anterior, la principal fuente de satisfacción para la persona es el camino por recorrer para llegar a sus metas y no la realización de su objetivo, lo cual devalúa la esencia e importancia de los mismos. La compulsión de adquirir dichos modelos de vida engendrados por el intelecto ajeno, ha hecho al consumidor dependiente de los productos para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, dicha compulsión no es incentivada por la necesidad sino que su fuerza motivadora pasó a ser el deseo, que es insaciable, volátil y caótico. Como Cortina expone en su Ética del consumo, es necesario encontrar una código moral regulador de aquellas acciones ejecutadas por los proveedores y consumidores, buscando que el intercambio de bienes y las consecuencias de éste sean más justas para el individuo y para la comunidad “Lo que no resulta tan evidente es que pueda existir una "ética del consumo", un saber capaz de defender con argumentos que hay formas de consumir más éticas que otras, capaz de esgrimir algún criterio para discernir entre las que levantan la moral y las que desmoralizan.” (Cortina, 1999)

Conclusión
La grave consecuencia de la desontologización el Estado, es decir el que haya perdido su razón de ser, es que ha causado que el mismo mal que afectó a éste fuera contagiado a sus gobernados. Los mismos, como fue expuesto anteriormente, han perdido el objetivo de su existencia y por consecuencia se han desviado del camino a su trascendencia, llegando a atentar en contra de su propia condición humana. ¿A qué puede aspirar la humanidad si es ella misma la que por decisión propia ha decidido rezagarse del progreso y la evolución? La solución lógica a este problema es buscar que el Estado y los individuos establezcan un conjunto de normas morales que rijan su actuar, óptimo para su desarrollo como persona en comunidad y para su humanización, siempre teniendo como fin último a la misma.



Bibliografía

Bauman, Zygmunt. (2005) Modernidad Líquida. Barcelona: Paidós.

Cortina, Adela. (1999, enero 21). Ética del Consumo. El País.

Cortina, A. Ética. La vida moral y la reflexión ética. (1996). Santillana, Madrid. 1996.

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