Ética, persona y sociedad
Dra. Alicia Ocampo
Ensayo final
Mariana García Páez
A01222467
Introducción
En el presente ensayo expongo un acontecimiento personal, éste marcó mi vida, pero sobre todo me ha ayudado a reflexionar sobre la situación actual en la que estamos inmersos como país. Creo que todos nos damos cuenta de lo que sucede y sobretodo no estamos felices con nuestro entorno, sin embargo permanecemos distantes a los asuntos que dañan a nuestro país. De ahí que sea necesario que “atribuyamos cada vez mayor importancia a la reflexión en la formación de nuestro juicio moral” (Blackburn, 2006:91). Como ciudadanía debemos crear un entorno en el que “exista una tendencia a ensanchar nuestra esfera de preocupación moral” (Blackburn, 2006:94), porque si esto no surge de nosotros como mayoría y principales afectados, entonces nadie vendrá a solucionarnos las cosas.
Me valdré de esta desafortunada experiencia para expresar lo que desde mi punto de vista no funciona en este país. La falta de legalidad, que nos ha acarreado severas consecuencias y hoy todo el sistema se ve superado por esto. Aunque las consecuencias de la falta de legalidad son evidentes en innumerables ámbitos de nuestra sociedad, aquí sólo abordaré como la falta de legalidad nos ha sumergido en la violencia. A su vez, con la violencia han venido otras consecuencias, que son la restricción de nuestra libertad y bienestar. En estos días ya no se puede vivir una vida tranquila en México, la inseguridad nos hace vivir en la incertidumbre de lo que nos podría pasar en cualquier momento.
El suceso
Lo que me mueve a escribir sobre este tema es algo que ocurrió en el lugar donde nací y lo peor es que le sucedió a una de las personas más importantes en mi vida, mi papá. En Tepic, hace ya casi un mes, el 10 de agosto, mi papá como todos los días salió a pasear a sus dos perros labradores. Se encontraba tan solo a la vuelta de mi casa cuando de la nada llegó un grupo de sicarios y comenzaron a disparar descontroladamente contra tres hombres, desafortunadamente él pasaba a menos de diez metros de ellos. Los tres hombres fueron asesinados y mi papá resulto herido, por suerte no de gravedad.
Me gustaría poder decir que lo anterior es un hecho aislado y que ese tipo de cosas no ocurren en Nayarit, pero tristemente es sólo una historia más de las tantas que se han vivido este año en dicho estado. En lo que va del 2010 oficialmente 311 personas han sido ejecutadas, digo oficialmente porque dentro de la sociedad nayarita se sospecha que este número representa sólo los asesinatos relacionados con el crimen organizado que no se han podido ocultar. Aunque comparada con otros estados de la república esta cifra suena insignificante, para Nayarit esto es muy desolador, antes era uno de los estados más seguros y se vivía muy tranquilamente.
Entonces después de este ejemplo y de seguir viendo día tras día como la delincuencia se expande y gobierna cada rincón del país, ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos quedaremos sentados viendo como este tipo de hechos se multiplican todos los días? ¿Nos vamos a acostumbrar a vivir sin poder salir tranquilamente a la calle? ¿Dejaremos que ellos se queden con el mando del país?, o en cambio, ¿Tomaremos en cuenta lo que aprendemos?
Nosotros que somos de los pocos afortunados en este país con acceso a la educación tenemos la obligación de hacer algo. Debemos actuar como personas auténticas, según la ética kantiana debemos comportarnos de tal manera que nuestras acciones sean una máxima universal, proponer nuevas estrategias e implementarlas. En teoría:”el estado es el que se encarga de los intereses universales, es el que se encarga de lo universal, del bien común, del interés común” (Cortina, 2001: 16), pero basta de esperar a que el gobierno realmente haga algo, sabemos que eso no funciona y seguir sentados, esperando un cambio es irracional. “La sociedad civil surge espontáneamente” (Cortina, 2001:16), y confío en que este sea el momento de que ocurra, nuestro futuro depende de lo que hagamos ya. La verdad es que la mayoría de la ciudadanía se encuentra dormida ante esta situación, pero si todos despertamos, podríamos tomar el mando y salvarnos del fracaso al que estamos destinados como país.
La falta de legalidad
Vivimos pensando en cómo evadir la ley, es parte de nuestro estilo de vida, si bien no de todos, sí de la mayoría de los mexicanos. A algunos les podría parecer divertido o ingenioso, pero la verdad es que no nos hace mejores personas ni construimos una mejor sociedad. Desde algo simple como pasarse un alto hasta el crimen organizado, las formas en que se evade la ley son muy diversas. Precisamente el crimen organizado, el narcotráfico, los cárteles de drogas y los zetas, se han encargado de generar violencia. Gracias a la falta de legalidad que ha sido propiciada por nuestros gobernantes, que permitieron que esto creciera, siempre y cuando sus exorbitantes ganancias no se vieran afectadas.
Es tan triste que la falta de legalidad sea algo que nos caracterice a nivel mundial. Somos conocidos porque en México no se respeta la ley, de hecho, este es un gran obstáculo para atraer inversionistas y lograr crecer económicamente. “La historia del hombre es una historia de iniciativas, la historia del hombre es la historia de la creación del propio ingreso, entonces cómo es que no se han creado instituciones que apoyen esa evolución”¹, en un marco donde no existe la legalidad no se puede esperar que exista esto, la ilegalidad genera incertidumbre para los inversionista y lo que se necesita es confianza en un país sólido y en el que tanto el gobierno como la sociedad respeten la ley.
Sin embargo, no bastará con imponer las leyes en el país. Se necesita un cambio en el pensar de los gobernantes y ciudadanos “de manera que se adopte en el ámbito social una moral crítica, en lugar de un código moral dogmáticamente impuesto” (Cortina, 2003: 23). Es decir, desde los individuos debe surgir la iniciativa por mejorar nuestra perspectiva moral, para así establecer un entorno de legalidad, poder reconocer que no respetar la ley sólo nos hunde más.
Nos excedió la violencia
Dentro del marco de ilegalidad, durante mucho tiempo se le permitió al crimen organizado trabajar y enriquecerse por medio de negocios ilícitos. Hoy los quieren detener, pero es muy difícil repentinamente no tolerar algo que siempre se ha dejado pasar. La guerra contra el narcotráfico ha tenido consecuencias muy sangrientas a lo largo y ancho del país, el gobierno contra los diferentes cárteles de la droga, y en medio y sin escapatoria los civiles que frecuentemente se convierten en víctimas. La apatía o falta de combate a estos grupos organizados que duró muchos años propició la corrupción, la compra del gobierno y ayudo a la proliferación del los cárteles.
Diariamente podemos escuchar en los noticieros relatos de lo que ha sucedido en el país. Asesinatos, ejecuciones, secuestros y decapitaciones relacionadas con el narcotráfico, cada día perdemos un poco de asombro y si un día no ocurre ningún hecho violento, nos parece raro, muy raro, tristemente.
La lucha es brutal, dentro de los mismos cárteles que compiten por apoderarse del mercado y estos a su vez en contra del gobierno que lucha por quitarles los privilegios que se les habían otorgado. Además, existe otro punto, el debate por la legalización de las drogas. En mi opinión esa es una salida fácil, no solucionaría el problema. Simplemente se disfrazaría como legal un negocio que genera y podría generar aún más problemas de salud pública de convertirse en legal.
Después de analizar esto, es prudente proponer una solución o algún alivio que detenga este tipo de situaciones en México. Primeramente creo que es fundamental alimentar un marco de respeto por la ley. Con esto se pueden crear las bases para solucionar muchos problemas sociales además de remendar el problema de la violencia. Probablemente sería necesaria una limpia en el gobierno, “corregir las injusticias extremas podría justificar restringir los derechos de algunos individuos” (Velásquez, 2006: 88), es decir, retirarles el fuero a los políticos que necesitan ser juzgados por estar involucrados en actos corruptos.
Una vez que el gobierno sea un ejemplo de una institución justa y ejemplar, sería bueno sembrar en la ciudadanía la virtud de la prudencia. Este pensamiento aristotélico, que asume que el propósito de las acciones humanas es lograr la felicidad, se vale de las virtudes para actuar éticamente. “Obra racionalmente, hace uso de una recta razón, quien elige el término medio entre el exceso y el defecto, porque en eso consiste la virtud” (Cortina, 2001: 2). Es decir, debemos saber encontrar un término medio en todos los aspectos de nuestra vida diaria para lograr la felicidad.
Para ser una sociedad prudente debemos saber recordar, valernos de enseñanzas pasadas para que estas nos ayuden en las situaciones del presente. Además, cuando llegue el momento de tomar una decisión se requiere tener en cuenta el mayor número de circunstancias posibles, así podremos prever los diferentes desenlaces o consecuencias de nuestras decisiones y actuar de la mejor forma posible. A esto se le llama racionalidad prudencial, que desde los tiempos de Aristóteles resulta una ética atractiva, en este caso creo que sería de gran utilidad a nuestra sociedad.
Conclusión
Finalmente me gustaría recalcar que confío en que este es el mejor momento para generar un cambio de fondo en el país. Un cambio desde el respeto del las leyes, que no sigamos rebasados por la ilegalidad, el perfil de nuestros gobernantes y más importante aún, el pensamiento y la manera de actuar de la ciudadanía. Aunque la situación violenta pueda ser desalentadora, es importante que nosotros generemos un cambio, creemos el México en que nos gustaría vivir con bienestar y libertades. Poder vivir sin miedo a ser víctimas de un hecho violento, poder salir a las calles libremente. Creo firmemente en nuestro potencial para dejar la apatía a un lado y luchar por la regeneración de México. Ciertamente somos más las personas que deseamos este cambio, y cada vez más apáticos se cansan de sólo mirar y deciden participar en el cambio, por eso la ciudadanía juega el papel más importante en la actualidad y de nosotros debe surgir la solución que necesita urgentemente este país, México.
En el presente ensayo expongo un acontecimiento personal, éste marcó mi vida, pero sobre todo me ha ayudado a reflexionar sobre la situación actual en la que estamos inmersos como país. Creo que todos nos damos cuenta de lo que sucede y sobretodo no estamos felices con nuestro entorno, sin embargo permanecemos distantes a los asuntos que dañan a nuestro país. De ahí que sea necesario que “atribuyamos cada vez mayor importancia a la reflexión en la formación de nuestro juicio moral” (Blackburn, 2006:91). Como ciudadanía debemos crear un entorno en el que “exista una tendencia a ensanchar nuestra esfera de preocupación moral” (Blackburn, 2006:94), porque si esto no surge de nosotros como mayoría y principales afectados, entonces nadie vendrá a solucionarnos las cosas.
Me valdré de esta desafortunada experiencia para expresar lo que desde mi punto de vista no funciona en este país. La falta de legalidad, que nos ha acarreado severas consecuencias y hoy todo el sistema se ve superado por esto. Aunque las consecuencias de la falta de legalidad son evidentes en innumerables ámbitos de nuestra sociedad, aquí sólo abordaré como la falta de legalidad nos ha sumergido en la violencia. A su vez, con la violencia han venido otras consecuencias, que son la restricción de nuestra libertad y bienestar. En estos días ya no se puede vivir una vida tranquila en México, la inseguridad nos hace vivir en la incertidumbre de lo que nos podría pasar en cualquier momento.
El suceso
Lo que me mueve a escribir sobre este tema es algo que ocurrió en el lugar donde nací y lo peor es que le sucedió a una de las personas más importantes en mi vida, mi papá. En Tepic, hace ya casi un mes, el 10 de agosto, mi papá como todos los días salió a pasear a sus dos perros labradores. Se encontraba tan solo a la vuelta de mi casa cuando de la nada llegó un grupo de sicarios y comenzaron a disparar descontroladamente contra tres hombres, desafortunadamente él pasaba a menos de diez metros de ellos. Los tres hombres fueron asesinados y mi papá resulto herido, por suerte no de gravedad.
Me gustaría poder decir que lo anterior es un hecho aislado y que ese tipo de cosas no ocurren en Nayarit, pero tristemente es sólo una historia más de las tantas que se han vivido este año en dicho estado. En lo que va del 2010 oficialmente 311 personas han sido ejecutadas, digo oficialmente porque dentro de la sociedad nayarita se sospecha que este número representa sólo los asesinatos relacionados con el crimen organizado que no se han podido ocultar. Aunque comparada con otros estados de la república esta cifra suena insignificante, para Nayarit esto es muy desolador, antes era uno de los estados más seguros y se vivía muy tranquilamente.
Entonces después de este ejemplo y de seguir viendo día tras día como la delincuencia se expande y gobierna cada rincón del país, ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos quedaremos sentados viendo como este tipo de hechos se multiplican todos los días? ¿Nos vamos a acostumbrar a vivir sin poder salir tranquilamente a la calle? ¿Dejaremos que ellos se queden con el mando del país?, o en cambio, ¿Tomaremos en cuenta lo que aprendemos?
Nosotros que somos de los pocos afortunados en este país con acceso a la educación tenemos la obligación de hacer algo. Debemos actuar como personas auténticas, según la ética kantiana debemos comportarnos de tal manera que nuestras acciones sean una máxima universal, proponer nuevas estrategias e implementarlas. En teoría:”el estado es el que se encarga de los intereses universales, es el que se encarga de lo universal, del bien común, del interés común” (Cortina, 2001: 16), pero basta de esperar a que el gobierno realmente haga algo, sabemos que eso no funciona y seguir sentados, esperando un cambio es irracional. “La sociedad civil surge espontáneamente” (Cortina, 2001:16), y confío en que este sea el momento de que ocurra, nuestro futuro depende de lo que hagamos ya. La verdad es que la mayoría de la ciudadanía se encuentra dormida ante esta situación, pero si todos despertamos, podríamos tomar el mando y salvarnos del fracaso al que estamos destinados como país.
La falta de legalidad
Vivimos pensando en cómo evadir la ley, es parte de nuestro estilo de vida, si bien no de todos, sí de la mayoría de los mexicanos. A algunos les podría parecer divertido o ingenioso, pero la verdad es que no nos hace mejores personas ni construimos una mejor sociedad. Desde algo simple como pasarse un alto hasta el crimen organizado, las formas en que se evade la ley son muy diversas. Precisamente el crimen organizado, el narcotráfico, los cárteles de drogas y los zetas, se han encargado de generar violencia. Gracias a la falta de legalidad que ha sido propiciada por nuestros gobernantes, que permitieron que esto creciera, siempre y cuando sus exorbitantes ganancias no se vieran afectadas.
Es tan triste que la falta de legalidad sea algo que nos caracterice a nivel mundial. Somos conocidos porque en México no se respeta la ley, de hecho, este es un gran obstáculo para atraer inversionistas y lograr crecer económicamente. “La historia del hombre es una historia de iniciativas, la historia del hombre es la historia de la creación del propio ingreso, entonces cómo es que no se han creado instituciones que apoyen esa evolución”¹, en un marco donde no existe la legalidad no se puede esperar que exista esto, la ilegalidad genera incertidumbre para los inversionista y lo que se necesita es confianza en un país sólido y en el que tanto el gobierno como la sociedad respeten la ley.
Sin embargo, no bastará con imponer las leyes en el país. Se necesita un cambio en el pensar de los gobernantes y ciudadanos “de manera que se adopte en el ámbito social una moral crítica, en lugar de un código moral dogmáticamente impuesto” (Cortina, 2003: 23). Es decir, desde los individuos debe surgir la iniciativa por mejorar nuestra perspectiva moral, para así establecer un entorno de legalidad, poder reconocer que no respetar la ley sólo nos hunde más.
Nos excedió la violencia
Dentro del marco de ilegalidad, durante mucho tiempo se le permitió al crimen organizado trabajar y enriquecerse por medio de negocios ilícitos. Hoy los quieren detener, pero es muy difícil repentinamente no tolerar algo que siempre se ha dejado pasar. La guerra contra el narcotráfico ha tenido consecuencias muy sangrientas a lo largo y ancho del país, el gobierno contra los diferentes cárteles de la droga, y en medio y sin escapatoria los civiles que frecuentemente se convierten en víctimas. La apatía o falta de combate a estos grupos organizados que duró muchos años propició la corrupción, la compra del gobierno y ayudo a la proliferación del los cárteles.
Diariamente podemos escuchar en los noticieros relatos de lo que ha sucedido en el país. Asesinatos, ejecuciones, secuestros y decapitaciones relacionadas con el narcotráfico, cada día perdemos un poco de asombro y si un día no ocurre ningún hecho violento, nos parece raro, muy raro, tristemente.
La lucha es brutal, dentro de los mismos cárteles que compiten por apoderarse del mercado y estos a su vez en contra del gobierno que lucha por quitarles los privilegios que se les habían otorgado. Además, existe otro punto, el debate por la legalización de las drogas. En mi opinión esa es una salida fácil, no solucionaría el problema. Simplemente se disfrazaría como legal un negocio que genera y podría generar aún más problemas de salud pública de convertirse en legal.
Después de analizar esto, es prudente proponer una solución o algún alivio que detenga este tipo de situaciones en México. Primeramente creo que es fundamental alimentar un marco de respeto por la ley. Con esto se pueden crear las bases para solucionar muchos problemas sociales además de remendar el problema de la violencia. Probablemente sería necesaria una limpia en el gobierno, “corregir las injusticias extremas podría justificar restringir los derechos de algunos individuos” (Velásquez, 2006: 88), es decir, retirarles el fuero a los políticos que necesitan ser juzgados por estar involucrados en actos corruptos.
Una vez que el gobierno sea un ejemplo de una institución justa y ejemplar, sería bueno sembrar en la ciudadanía la virtud de la prudencia. Este pensamiento aristotélico, que asume que el propósito de las acciones humanas es lograr la felicidad, se vale de las virtudes para actuar éticamente. “Obra racionalmente, hace uso de una recta razón, quien elige el término medio entre el exceso y el defecto, porque en eso consiste la virtud” (Cortina, 2001: 2). Es decir, debemos saber encontrar un término medio en todos los aspectos de nuestra vida diaria para lograr la felicidad.
Para ser una sociedad prudente debemos saber recordar, valernos de enseñanzas pasadas para que estas nos ayuden en las situaciones del presente. Además, cuando llegue el momento de tomar una decisión se requiere tener en cuenta el mayor número de circunstancias posibles, así podremos prever los diferentes desenlaces o consecuencias de nuestras decisiones y actuar de la mejor forma posible. A esto se le llama racionalidad prudencial, que desde los tiempos de Aristóteles resulta una ética atractiva, en este caso creo que sería de gran utilidad a nuestra sociedad.
Conclusión
Finalmente me gustaría recalcar que confío en que este es el mejor momento para generar un cambio de fondo en el país. Un cambio desde el respeto del las leyes, que no sigamos rebasados por la ilegalidad, el perfil de nuestros gobernantes y más importante aún, el pensamiento y la manera de actuar de la ciudadanía. Aunque la situación violenta pueda ser desalentadora, es importante que nosotros generemos un cambio, creemos el México en que nos gustaría vivir con bienestar y libertades. Poder vivir sin miedo a ser víctimas de un hecho violento, poder salir a las calles libremente. Creo firmemente en nuestro potencial para dejar la apatía a un lado y luchar por la regeneración de México. Ciertamente somos más las personas que deseamos este cambio, y cada vez más apáticos se cansan de sólo mirar y deciden participar en el cambio, por eso la ciudadanía juega el papel más importante en la actualidad y de nosotros debe surgir la solución que necesita urgentemente este país, México.
¹ Sobre Yunus y La belleza del pensar, puede consultarse: http://www.youtube.com/watch?v=R
5_ErtR-R3g
Bibliografía
Ballinas, C. (2010, Enero 8). Las razones de la violencia en México. La jornada Michoacán. Disponible en: http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2010/01/08/index.php?section=opinion&article=002o1pol
Blackburn, Pierre, La ética. Fundamentos y problemáticas contemporáneas, FCE, México 2006.
Cortina, Adela, Educar en la ciudadanía, Insitució Alfonso el Magnànim, Valencia, 2001.
Cortina, Adela. Principales teorías éticas.
Velásquez, Manuel G., Ética en los negocios, Pearson Educación, México, 2006.
Yunus, Muhammad, La belleza del pensar, Recuperado el 10 de noviembre, 2010. De: http://www.youtube.com/watch?v=R5_ErtR-R3g
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