La mafia en el gobierno mexicano

Miguel Ángel Preciado Arceo

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Introducción

Ética es una palabra muy antigua, que ha variado su definición con el paso del tiempo, pero que, sin embargo, siempre ha estado presente en la vida diaria del humano. Como menciona la filósofa Adela Cortina, ética viene del griego “ethos” y significa “carácter” (Cortina, 2001: 21). Por lo tanto, la ética, o carácter, debe estar presente en todas las personas y a todo momento para cumplir con los principios y normas estipulados en sus leyes. Pero si hay un sector en la sociedad en el que debe ser más notorio un comportamiento ético y moral es en los servidores públicos, en especial en los gobernantes y políticos, pues son los que dan la cara día a día por su país, buscando como prioridad el bien común de la sociedad para mejorarla y manteniéndose alejados de negocios ilícitos o mafias que vayan en contra de lo que las leyes establecen. Sin embargo, no todos los gobiernos son así. Por lo menos no en México.

La mafia en el gobierno mexicano

Desarrollo

Hoy más que nunca, el gobierno mexicano está muy alejado del que toda la ciudadanía quiere en el país. Distintas acciones que han sucedido con el pasar de los años hacen que poco a poco dejen de creer en sus políticos, y que cada vez se decepcionen más de ellos, como por ejemplo, que utilicen el dinero que pagan todas las personas para sus propios intereses –lo cual es ilegal, además-, que tengan impunidad ante la ley, que caigan en la corrupción, que no hagan nada ante la oleada de violencia que vive el país, entre otras. Sin embargo, si hay algo que realmente ha hecho que la gente se decepcione es la manera en que son manipulados por los políticos durante sus campañas electorales, con mentiras de lo que según ellos harán bajo su mandato –y la manera honesta en la que lo harán-, pues ya ni siquiera saben por qué es que esas personas quieren gobernarlos.

En el país ha desaparecido la idea de que las personas que lo gobiernan lo hacen para convertirlo en un lugar mejor, ya que los políticos ahora ya tienen otros objetivos al momento de tener un cargo gubernamental. Aristóteles mencionó: “Es prudente quien, al elegir, no tiene en cuenta sólo el momento con­creto, sino lo que le conviene para el conjunto de su vida” (Cortina, 2006: 22), y esa frase encaja perfectamente en el gobierno mexicano, pues sólo buscan la manera de volverse más y más ricos y satisfacer todos sus caprichos, lo que claramente queda reflejado en la situación económica de México: un país pobre con gobernantes ricos. El que un funcionario se postule e intente llegar al poder es, en el presente, con el fin de cumplir sus intereses personales, así como para agradecer con favores políticos a aquellas personas que lo ayudaron a llegar al poder. La ciudadanía, sus necesidades y preocupaciones, han dejado de ser de importancia para los funcionarios y gobernantes, pues sólo ven por ellos mismos, usando a las personas mediante la persuasión para que voten por ellos, para así llenarse de poder. Es decir, usan a las personas como un medio para poder llegar a su fin, y por lo tanto, está completamente en desacuerdo de la teoría kantiana que menciona “obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiem­po y nunca solamente como un medio” (Cortina, 2006: 25).

Si llega al poder con ayuda de otros políticos, es “deber” de la persona meter a su gobierno a las personas que ellos le indiquen, así como también a pagarles mediante otros favores -como lo son impunidad ante la ley, entregarles dinero que debería ser destinado para otros factores o incluso darles un puesto de igual o mayor importancia- a tales personas. Muchas veces, las personas beneficiadas con tales favores son narcotraficantes, delincuentes, o incluso, la propia familia del político.

No está mal trabajar con la propia familia, sino que el error radica en mezclar la relación entre el trabajo y ella, porque así estos obtendrán beneficios. Ejemplos han habido a lo largo de la historia, entre los cuales se encuentra que el posible candidato a la presidencia de la República Mexicana en las elecciones del 2012, Enrique Peña Nieto, quien ha ascendido rápidamente en sus cargos debido a la historia política existente en su familia, al ser sobrino de Arturo Montiel y nieto de Maximino Montiel, dos importantes políticos que estuvieron cerca de llegar a ser candidatos a la presidencia de México en sus partidos políticos. Según el libro “Negocios de familia: La biografía no autorizada de Peña Nieto“, el gobierno de Peña Nieto truncó el proceso judicial de la familia Montiel y dio tiempo para que ésta triangulara el dinero que tenía en diversos bancos del extranjero y así pudiera escapar de las acusaciones de enriquecimiento ilícito. Esto jamás sería bien visto por el filósofo Aristóteles, pues afirmaba que “obra racionalmente quien elige el tér­mino medio entre el exceso y el defecto, porque en eso consiste la vir­tud” (Cortina, 2006: 22), para referirse a que siempre las personas tienen que estar al centro de todas las situaciones, ser circunspectos y actuar siempre con la mejor disposición, eligiendo de manera prudente y no de una manera mala o exagerada, de ahí los excesos y defectos.

Peña Nieto además, tiene una relación muy cercana al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, y compañero del mismo partido político (Partido Revolucionario Institucional), lo que ha llegado a influir en que sea casi un hecho el que sea el candidato elegido por este partido, pues Salinas de Gortari sigue teniendo demasiado poder dentro del PRI, aunque ya no forme parte de manera oficial.

Pero no sólo tienen que pagarle favores a otros políticos, sino a una enorme e ilícita economía que ha entrado a jugar en el gobierno del país: los narcotraficantes. Parte del dinero que ganan con el comercio de las drogas, lo invierten en campañas políticas de funcionarios, para que, al llegar al poder, los dejen trabajar sin que tengan peligro de ser perseguidos por policías (a los que además corrompen con 100 millones de dólares por su silencio e indiferencia), y mucho menos, caer alguna vez en prisión. Han llegado al punto de meter narcotraficantes para que se postulen en campañas políticas, además de meterlos en gobiernos de otros para que así sea más fácil expandir su territorio y continuar con la impunidad. Los narcos viven bajo un sistema totalmente hedonista, pues piensan que el fin último en esta vida es poseer bienes materiales y vivir de una manera holgada en cuanto a dinero se refiere, lo que los lleva a creer que entre más dinero tengan –y por lo tanto más ricos sean- su felicidad aumentará.

Es aquí donde se presenta el dilema moral para los políticos en campaña, pues saben que ese dinero que podrían recibir es de una manera ilegal y que mucha gente inocente murió por culpa de ese dinero, pero a su vez también se cuestionan si serían capaces de llegar al poder sino reciben tal ayuda, y como su hambre de poder es tan grande, a fin de cuentas terminan aceptando ese “patrocinio” en su campaña, para así tener casi asegurada su victoria frente a sus oponentes. Y como Aristóteles menciono: ““En el dar y tomar bienes y dinero, el defecto es la avaricia” (Aristóteles, 2004: 31).

Según varios reportes, como el emitido por el diario La Jornada, el alcalde de la ciudad de Guadalajara, Jorge Aristóteles Sandoval, recibió fuertes sumas de dinero durante su campaña a la presidencia municipal por parte del reconocido narcotraficante Ignacio Loya Alatorre, quien murió asesinado el 21 de febrero de 2007. Como favor, Sandoval incluyó a Teresa López, novia de Loyola, en su gabinete al ser electo alcalde municipal, otorgándole la dirección del Instituto Municipal de las Mujeres.

Conclusiones

Los ciudadanos de México, y de cualquier otra parte del mundo merecen ser gobernados por autoridades completamente competentes que no aparten los intereses de la sociedad a segundo plano para tener libre el camino para hacer uso de su poder a su conveniencia y volverse más ricos, o volver más ricos a otros.

Los mexicanos deben tener un gobierno honesto con elecciones y campañas políticas completamente transparentes donde no se obtenga dinero de manera ilícita, y que además, todo ese dinero que se invierte en spots publicitarios podría ser utilizado de una mejor manera en beneficio del país. Además, se debe analizar a fondo cada movimiento o transacción que hagan los políticos y gobernantes, para saber a dónde va a parar ese dinero, y sobre todo, para averiguar si no lucran personalmente con dinero que originalmente debía ser invertido en el mejoramiento del país. No está mal que dispongan de su propia economía debido a sus elevados salarios, lo que está mal es que abusen ilícitamente del dinero del país, o que utilicen su posición para alguna clase de acto ilegal.

México se convertirá en el país honesto que todos buscan el día que esto cambie, y está en manos de todos los ciudadanos el exigir honestidad, responsabilidad y claridad para lograr el cambio, como Blackburn dijo ““El progreso exige la intervención de portavoces que estén dispuestos a sufrir los inconvenientes” (Blackburn, 2006: 95). Qué mejor que alzar la voz en este año donde el país está vestido de gala por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución para que los gobernantes comiencen a escuchar a su pueblo de una vez por todas.

Bibliografía

Blackburn, Pierre. (2006). La Ética. México: FCE.

Cortina, Adela. (2001). Ética. España: Akal.

Cortina, Adela. (2006). Principales teorías éticas. México: ITESM.

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