sábado, 5 de julio de 2014

¡Basta de nuestra cultura!




ITESM Campus Guadalajara
Luis Alfonso Padilla Rascón
Ética, persona y sociedad
Maestra: Dra. Alicia Ocampo Jiménez
5 de julio de 2014
¡Basta de nuestra cultura!
Introducción:
El proyecto Camina Providencia consistía en recorrer las calles de esa colonia con el fin de observar si eran aptas para el tránsito de personas con silla de ruedas (si había rampas para ellos) y de ahí surgió la idea del EcoProvidencia que consistía en reportar árboles talados al ayuntamiento de Guadalajara para que éste removiera los tocones. Una vez quitado el muñón nosotros plantamos en su lugar un nuevo árbol. Esas dos situaciones (la falta de rampas y la tala) son problemas que afectan nuestra sociedad ya que atentan contra la ética cívica. La ética de mínimos (o cívica) “[…] implica el reconocimiento de que existen diferentes concepciones de moralidad y diferentes “máximos” de felicidad, que deben ser respetados” (Cortina, 2000). El fin de respetar esta ética es que podamos convivir en un marco de derechos humanos, los cuales son “[…] un conjunto de privilegios esenciales e innatos del ser humano, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada” (CONAPRED, 2014). Los mínimos de justicia que todos debemos de respetar son: libertad, tolerancia, solidaridad, igualdad y diálogo (Cortina, 2000). Tanto en la tala como en la falta de rampas para discapacitados no se cumplen con algunos de estos requisitos. Con la falta de rampas se atenta contra la dignidad, la igualdad y la solidaridad, por otro lado ante la pérdida de nuestro patrimonio verde estamos alimentado a ese enorme monstruo de la contaminación que ya ha empezado a consumirnos.
Palabras claves: antropocentrismo, derecho natural, derechos humanos, dignidad, discriminación, ecocentrismo, egoísmo ético, ética cívica, igualdad, relativismo cultural, solidaridad, sostenibilidad, universalidad de la norma, utilidad.
La teoría del relativismo cultural podría defender la superioridad del automovilista y por lo tanto la falta de cuidado hacia los discapacitados (falta de rampas y de respeto cuando transitan por la calle), está bien actuar como se hace porque así ha sido el código de ética, de nuestra sociedad: “Lo correcto y lo incorrecto son sólo cuestión de opinión, y las opiniones varían de una cultura a otra” (Rachels, 2006, p.44). Como siempre se ha considerado mejor al automovilista que al peatón pues está bien porque así es nuestra cultura, por lo tanto no se puede juzgar como injusto ya que para hacerlo sólo se consultan los criterios de nuestra comunidad. Por consiguiente no puede existir una mejora (no debemos de cambiar a una cultura que favorezca a los discapacitados) porque “Se cuestiona la idea de progreso moral” (Rachels, 2006, p.46) ya que hablar de progreso significaría aceptar que hay mejores comportamientos éticos (por lo tanto no podemos avanzar a una cultura que ponga primero a los discapacitados). En el relativismo no se pueden emitir esos juicios, no existe la superioridad, todas las sociedades son iguales en cuanto a comportamientos éticos.
            El gobierno se podría defender y argumentar del por qué no se deben construir rampas para discapacitados utilizando el principio de la utilidad (costo-beneficio). “Este principio nos exige que, cuando tengamos que elegir entre diferentes acciones o políticas sociales, debemos elegir aquella que tenga las mejores consecuencias globales para todos los afectados” (Rachels, 2006, p. 148). Sería innecesario gastar una millonada para colocar rampas en todas las calles cuando claramente el número de personas que las utilizan es muy reducido, es mejor emplear ese presupuesto en la construcción de más calles, carreteras porque los automovilistas son muchos más por lo tanto se conseguiría una felicidad más generalizada. También si hacemos cálculos es mucho más barato indemnizar a discapacitados que se puedan ver perjudicados por la falta de rampas que el hecho de construirlas. Por ejemplo, si un discapacitado hace uso de la calle por la falta de rampas en las banquetas y un coche lo llega a atropellar como estado nos sale más barato pagar su recuperación que adaptar todas las banquetas de nuestra ciudad.
            Los argumentos anteriores presentan fallas porque si es mejor construir calles que rampas ven el daño causado a seres humanos como algo material, que se puede recompensar con dinero, no se enfocan en la dignidad de los seres humanos. No se respeta el principio moral fundamental: “Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio” (Rachels, 2006, p. 205). Nuestra cultura nos ha manipulado (nos ha usado como medios para garantizar el fin que el transporte privilegiado lo tiene el automovilista), nos ha dicho que las calles son para los coches, si ves un carro quitante en cuanto puedas porque la calle es suya. ¿Dónde queda la dignidad de los discapacitados? Los automovilistas no ven que quien va en una silla de ruedas es un ser humano, no un desgraciado que invade el espacio “exclusivo” para autos, que es igual a él y tiene los mismos derechos para transitar libremente por las calles. ¿No es lamentable que al tener que transitar los discapacitados teman por los carros?
Ante la falta de rampas no se garantiza el principio rector de los derechos humanos: la no discriminación. Es llamado el principio rector no porque sea el más importante sino que “[…] la no discriminación es un Derecho Humano que si se viola o no se respeta, inhibe el ejercicio de otros derechos” (CONAPRED, 2014). La falta de rampas ocasiona que las personas en silla de ruedas tengan que desplazarse a través de las calles. Estamos regresando a una discriminación racial como cuando se lanzaba a los negros a las calles (no podían transitar en las banquetas como personas normales) porque se les consideraba inferiores, no había un bienestar imparcial. ¿Qué no se está haciendo lo mismo? Se está desplazando a los discapacitados a las calles porque al no ser “normales” no se tiene que garantizar su bienestar, su seguridad. Se les está dando un trato diferente que no es justificado y atenta claramente ante la igualdad de oportunidades.

Con respecto a la tala de árboles, la gente cree que tiene el derecho de hacerlo, porque todo lo que se encuentra en este mundo es inferior a los hombres, un medio para obtener sus fines. Teoría parecida al derecho natural que afirma: “todo en la naturaleza tiene un propósito” (Rachels, 2006, p.94). Por ejemplo: “(…) la lluvia existe para las plantas, las plantas existen para los animales y los animales existen, para el hombre, cuyo bienestar es el propósito de todo este ordenamiento” (Rachels, 2006, p. 95). Basados en esta teoría lo único que importa en el mundo son los objetivos del hombre, si hay algo que se interponga simplemente se elimina porque si el único bienestar es el de los humanos debemos de cortar cuanto árbol nos moleste. Por ejemplo: si un árbol ocupa el lugar que puedo usar para que se estacionen mis clientes lo debo derribar porque la naturaleza está para nuestro servicio por lo tanto la puedo controlar según sea mi interés, lo mismo puedo hacer si ensucia la calle o impide que se vea mi espectacular.
Desde el principio de los tiempos las personas han realizado acciones en contra del medio ambiente. Sólo preocupándose por sus intereses (de corto plazo), porque durante mucho tiempo no se conocía que nuestras acciones repercutían en la naturaleza pero ahora que tenemos a la ciencia de nuestro lado y conocemos nuestras consecuencias debemos de voltear a ver el ecocentrismo que “[...] sostiene que el propio ambiente merece una consideración moral […]” (Clark, 2002, p.105). Hoy en día los problemas no radican en la ignorancia, el problema está en el entumecimiento psíquico que describe “[…] cómo las personas y las sociedades bloquean sus conciencias o minimizan los peligros de cuestiones cuya comprensión les resulta demasiado dolorosa” (OEI, 2014). “[…] de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), México registra 15 mil decesos por año atribuibles a la contaminación del aire ambiental […]” (Ureste, 2013). Minimizamos nuestras acciones porque no nos queremos responsabilizar de las consecuencias que éstas generan, no queremos reconocer que estamos matando indirectamente. ¿Qué hay de malo en que corte este árbol que estorba para que se vea mi publicidad, si allá enfrente hay 20 árboles más que seguirán limpiando el aire?
Si continuamos con esta cultura del antropocentrismo, del derecho natural, no habrá generaciones futuras. "Aun el restringido concepto de sostenibilidad física implica la preocupación por la igualdad social entre las generaciones, preocupación que debe lógicamente extenderse a la igualdad dentro de cada generación” (Vilches, 2012). Con nuestras prácticas de tala, de permitir, en ocasiones fomentar el ecocidio se está comprometiendo el futuro, se está condenando a que las generaciones que están por venir para que no puedan aspirar a una vida con calidad. Los efectos ya los estamos viviendo: inflamación de vías aéreas, problemas inmunológicos y cardiovasculares, bajo peso en recién nacidos y mortalidad prematura (Ureste, 2013). Ni siquiera se está permitiendo que las nuevas generaciones nazcan. Si continuamos con estas medidas y no revertimos sus efectos con acciones como la reforestación no habrá generaciones futuras y si las hubiera no quiero ni imaginar cómo serán sus vidas, si hoy en día tenemos dificultades para respirar, en un futuro los “afortunados” que logren primero nacer vendrán a poblar un mundo en el cual tendrán problemas para conseguir lo mínimo de oxígeno.
El egoísmo ético es una teoría que nos proporciona el deber de no talar. “El egoísmo ético es la idea de que cada quien debe buscar exclusivamente su propio interés” (Rachels, 2006, p. 128). “[…] una persona debe hacer aquello que, a la larga, realmente va en su mejor interés” (Rachels, 2006, p. 130). En un principio se podría interpretar erróneamente y se le podría atribuir posturas como que se deben de cortar los árboles porque van en contra de los intereses humanos (tapan fachadas, ensucian las calles, estorban para construir). Pero en realidad esta teoría va más allá, no busca esos interés de corto plazo, busca intereses a la larga (Rachels, 2006, p. 130). Una persona no debería de talar árboles porque va contra su interés de mantener la salud, como la OMS informa: en México se pierden 15 mil vidas por la contaminación, Guadalajara tuvo la concentración más alta en toda América Latina de gas ozono en el 2011, nuestra ciudad  tiene una concentración altísima de dióxido de nitrógeno (Ureste, 2013). Sin árboles que purifiquen el aire estamos proporcionando un alza en la contaminación que en el largo plazo afectaría nuestro propio interés.
De acuerdo con la teoría ética propuesta por Kant todos los seres racionales debemos de seguir esta norma: “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal” (Rachels, 2006, p. 192). Entonces no debemos talar, debemos de plantar y cuidar de los árboles (ley universal). Cuando una persona protege a su árbol, éste puede limpiar nuestro aire contaminado. Las “[…] cosas […]  tienen valor sólo como medios para alcanzar fines, y son los fines humanos los que les dan valor” (Rachels, 2006, p. 206). Por lo tanto el único valor que tiene ese árbol (de acuerdo con la teoría de Kant) es garantizar que se elimine el CO2 y genere oxígeno para nuestro beneficio, en sí el árbol no tiene valor (por su naturaleza) el valor se genera cuando nos sirve como un medio para alcanzar nuestro fin que es la salud, porque es mejor para el hombre respirar un aire más puro. Esa ley debe de ser cumplida por todos y en cualquier momento porque de esa manera se lograría revertir el efecto que ha causado la contaminación. Yo concuerdo en que debería de convertirse a una ley universal, pero al contrario de la teoría que no brinda un valor al medio ambiente (por considerarlo un objeto), creo que sí debería ser considerado valioso en sí y no otorgarle ese valor derivándolo de los beneficios que brinda al hombre (postura demasiado antropocéntrica). Los árboles al ser seres vivientes, como nosotros, deberían de merecer el mismo respeto y la misma consideración que un ser humano.
Conclusión
            Para resumir debemos de apoyar actividades como el Camina Providencia y el EcoProvidencia. La primera actividad, tiene como uno de sus fines garantizar rampas adecuadas para los discapacitados, eso nos lleva a una sociedad en la cual todos tengamos las mismas oportunidad, una cultura en la cual seamos tratados verdaderamente como iguales. Por otra parte, apoyar replantaciones como el EcoProvidencia nos ayuda a limpiar nuestro aire porque ya estamos pagando las consecuencias de nuestra contaminación y están costando muy caras. Invito al lector a que aliente y fomente actividades como las que estamos realizando, que vea a estas acciones como alternativas muy viables (no son descabelladas, ni reservadas para algunos) que en realidad pueden hacer un cambio colectivo, pasar de nuestra ética personal (las acciones que aceptamos empleando la razón, tales como la no discriminación, la preservación del medio ambiente) a una ética compartida, una ética que nos identifique como sociedad y en la cual a su vez nos volvamos parte de ella, que pueda ser heredada de generación en generación. Está en nuestras manos el verdadero cambio o continuar con nuestras acciones que han empezado a perjudicarnos, ¿qué deciden?



Referencias
Clark, I. (2002). Ética ambiental y educación ambiental: dos construcciones convergentes. ÉTICA, VIDA, SUSTENTABILIDAD. México D.F.: PNUMA.
Cortina, A. (2000). Valores mínimos de una ética cívica”. Madrid: Editorial Santillana.

Curso de CONAPRED, 2014: "Promotores/as por la igualdad y la no discriminación". Recuperado de: http://cursos.conapred.org.mx

OEI. (2014, February 16). ¿Es aún posible lograr la Sostenibilidad? Recuperado de http://www.oei.es/decada/boletin093.php
Rachels, J. & Millán, G. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. México, D.F: Fondo de Cultura Económica.
Ureste, M. (24 de Abril de 2013).  México, 2º país de AL con más muertes por contaminación. Animal Político. Recuperado de http://www.animalpolitico.com/2013/04/mexico-2o-pais-de-al-con-mas-muertes-por-contaminacion-oms/?utm_source=Hoy+en+Animal&utm_campaign=1662dc184a-ga&utm_medium=email#axzz2ROLbq15r
Vilches, A., et al. (2012). La sostenibilidad o sustentabilidad como [r]evolución cultural, tecnocientífica y política. OEI: http://www.oei.es/decada/accion.php?accion=000



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