Carlos Pérez Vega
A01227961
ITESM campus Guadalajara
Ética, persona y sociedad
#EcoProvidencia: El primer
paso al cambio
Introducción
Tal vez parezca
un día soleado, perfecto para hacer ejercicio y disfrutar la tarde en familia.
A veces se preguntarán, ¿qué es lo que hace que estos días sean tan perfectos?
Y si están más que reflexivos podrían llegar a cuestionar ¿por qué estoy vivo?
O ¿qué es lo que me mantiene vivo? La respuesta más mediata a estas preguntas
podría ser el aire, el viento o algunos podrían considerar responder: Dios.
Pero hablando de algo más directo, más sencillo y verificable, ustedes están
leyendo estas palabras con el simple hecho de respirar oxígeno que se encuentra
en cualquier lugar que se dirijan en este planeta, pero ¿de donde viene este
maravilloso elemento que nos mantiene vivos? De un modesto lugar, despreciado y
destruido por muchos, o cuidado y conservado por muchos otros: los árboles,
incansables máquinas purificadoras de aire y ambiente. Lastimosamente, una
verdad ronda en nuestra vida diaria, y más cerca de lo que se imaginan: así
como incansables ellos, incansables nosotros en destruirlos. Algunos son
talados con intensiones industriales de fabricación; aunque se hace daño al
ambiente y a la naturaleza terminan sirviendo para un fin (papel, muebles,
etc.), reprobable pero con utilidad. Lo que es inconcebible es lo que sucede en
la mayoría de nuestras sociedades, la tala de árboles por motivos de comodidad
o porque simplemente a un ciudadano no le gusta la apariencia de un árbol que
se encuentra cerca de la entrada de su hogar.
Esta situación
se ha agravado en los últimos años, y al analizar que la colonia de Providencia
en Guadalajara, Jalisco presentaba cada vez más árboles talados, surgió un gran
movimiento por alumnos de la clase de Ética persona y sociedad del Tecnológico
de Monterrey campus Guadalajara denominado #EcoProvidencia, con la intención de
identificar todos aquellos árboles talados, reportarlos al gobierno para su
remoción y responsabilizarnos de su replantación. Más que plantar, es concientizar
y hacer ver a los miembros de esta comunidad que están en sus manos el futuro
de su planeta y de ellos mismos. El objetivo de este ensayo es poner en prueba
y reflexionar, desde un punto de vista ético, todos aquellos problemas
relacionados con la tala de árboles en nuestra sociedad. Esto se logrará a
través del análisis y reflexión de los actos involucrados al contrastar
distintas teorías éticas que nos muestran puntos de vista muy variados acerca
de una acción que podría definir el destino de nuestro mundo.
Palabras clave: árboles, naturaleza, tala de árboles,
sociedad, #EcoProvidencia, ética, concientizar
Simplemente
te das cuenta que la sociedad todavía tiene esperanzas de resurgir cuando te
enteras que existe gente como tú, preocupada por la sociedad. En esta propuesta
hecha hacia el ayuntamiento, va dirigida más que una iniciativa, va un deseo,
una ilusión y una prueba hecha más para analizar que tan preocupado se
encuentra el gobierno por su sociedad. Los árboles deben de seguir su “Ley de la
Naturaleza” y servir de acuerdo a sus propósitos naturales como sigue la teoría
del derecho natural, con su propósito de brindarnos oxígeno, algo que no
valoramos ni en lo más mínimo (Rachels, 2007, pp.95-97).
Al
estar prácticamente expuesto a la verdad que está viviendo la colonia de
Providencia y todo Guadalajara, realizo autoconciencia y muchas veces me es
difícil creer todo lo que sucede día con día, y cómo la sociedad no se digna a
hacer lo que le corresponde como agentes morales responsables. Tala de árboles,
uso excesivo del automóvil, no interés por el peatón y discapacitados, son unos
cuantos sucesos que cualquier persona es capaz de observar con el simple hecho
de caminar durante 15 minutos por esta colonia; pero la pregunta es: ¿Acaso
nuestra sociedad ha llegado a un punto de conformismo en el que estas
situaciones se encuentran formando parte de nuestra cultura o es simplemente
una mala racha?
Enfocándome
en esta situación, he llegado a preguntarme si este modo de actuar de la
sociedad podría ser considerado un tipo de nuevo código cultural que está
rigiendo Providencia y si también podría ser considerado como aceptable desde
un punto de vista del relativismo cultural; la respuesta es no. Las razones que
podrían llegar a proponer los ciudadanos del por qué de estas acciones son
comodidad, no caminar tanto, árboles estorbosos, no esperar y no ceder el paso
al peatón; todas absolutamente reprobables pero sin llegar a formar parte de
una cultura propiamente hablando. En otras palabras, todas estas acciones tendrían
que formar parte del código moral de esta sociedad y regir o guiar las
actividades de otras personas que en verdad actúan bien por su sociedad, lo que
no hace ni en lo más mínimo; es sólo la acción de unos cuantos, que debido a la
gravedad de sus actos, causan a su vez una gran controversia y que sean
difíciles de contrarrestar por las personas que en verdad les interesan el
bienestar de su sociedad y del mundo. (Rachels, 2007, p.41).
Para
mí no es opción que esta sociedad siga actuando así. Tras analizar la situación
y desde mi punto de vista moral, no considero que las conductas antes
mencionadas puedan ser justificadas. Es simplemente cuestión de análisis y
razones suficientes para darse cuenta de esta conducta errónea. La teoría del emotivismo
me hizo razonar acerca de la situación y podría considerar el uso de esta
teoría, en una situación hipotética, para influir en la conducta de los
integrantes de la comunidad.
Supongamos
una situación en la que un agente moral responsable, tras analizar la situación
actual de la comunidad, dialoga con un ciudadano que considera pertinente la
tala de árboles en la calle en la cual habita. Tras un desacuerdo de deseos se
podría considerar una actitud basada en la teoría del emotivismo por parte del agente
moral responsable, suponiendo un lenguaje moral: ¡Yo no apoyo la tala de
árboles!, entendida como: ¡No deberías de apoyarla! que contrastada con una
actitud subjetivista no se llegaría absolutamente a nada. Considérese la misma
situación inmersa por el subjetivismo; sería imposible y nunca se podría llegar
a un verdadero cambio, diferentes actitudes por parte de estos dos sujetos pero
al fin y al cabo respetadas ya que con respecto a la moral, según esta teoría,
no hay hechos y nadie está realmente en lo correcto, son simples opiniones sin
la posibilidad de alcanzar una futura sociedad consciente de los problemas
actuales (Rachels, 2007, pp.63-64, 70).
Dentro
de estos conflictos que tenemos, se encuentras los que hacen referencia a la
conciencia y al modo de pensar de muchos seres humanos. Bastantes personas
consideran que la ley de la naturaleza se debe de adaptar a nosotros, nuestros
actos y cualquier voluntad. Pero si seguimos este accionar la palabra “ley” ya
no tendría efecto ni sentido. Todo en este mundo existe por alguna razón, y los
árboles son una muestra clara de ello; nos brindan oxígeno, vital para
permanecer en este mundo. En pocas palabras sin ellos no estuviéramos aquí.
Escasean y nosotros debemos de actuar para que ellos sobrevivan, de otra manera
estaríamos perdidos. Ésta es la forma en la que actuamos y todo debe de estar
dictado y guiado por una sola ley, que es la naturaleza, ya que ella es la que
decide en qué condiciones vivimos y cuándo nos debemos de adaptar o no. Qué
mejor muestra de ello, qué mejor muestra que debemos actuar conforme a ella no
conforme a nosotros, que como hemos actuado los últimos años; hemos hecho lo
que nos pega en gana: talar árboles, residuos tóxicos, entre otros.
¿Consecuencias? Calentamiento global y contaminación. Debemos seguir las leyes
no romperlas o crear nuevas (PNUMA,1998).
Generalmente,
las personas que optan por talar árboles que se encuentran en la banqueta
próxima a su hogar o en la cuadra en la que residen, lo hacen por razones
“estéticas” o de comodidad (obstruyen la “fachada” de su casa, poca
visibilidad, etc.). Al analizar estos argumentos tan incrédulos y poco
sustentados surge la duda de por qué estas personas creen estar en lo correcto.
Esto es debido a que, según los niveles de desarrollo del razonamiento moral de
Kohlberg, la mayoría de las personas cuentan con un tipo de razonamiento
convencional, esto es que sus acciones sólo buscan complacer o siguen actos
conforme al orden social en el que viven; así, si en su sociedad es permitida la
tala de árboles por las razones antes mencionadas, actuó correctamente. En las
palabras del propio Kohlberg: “Estos datos podrían servir para explicar la
pobreza moral que como sociedad estamos viviendo…” Ya él analizaba lo que este
nivel de razonamiento podría ocasionar. La actitud óptima sería seguir un tipo
de razonamiento posconvencional, en el que se toma en cuenta la universalidad
del acto y no sólo los intereses del grupo o sociedad, sino de la humanidad;
así sería razonable no talar árboles para beneficio del planeta, disminución de
la contaminación y por un aire más limpio (Patiño, 2006, pp. 79-81).
Al
observar y analizar la comunidad pudimos reflexionar que hacer una intervención
ciudadana no es una actividad cualquiera. Dentro de nuestro grupo de compañeros
optamos, además de nuestra acción de replantación, por realizar actos que
concienticen a esta sociedad a en verdad actuar con equidad hacia los demás,
exigiendo respeto para todos y unión para lograr un bien común. En especial
nuestro equipo blanco, que tiene como propósito sancionar con multas ciudadanas
a aquellas personas que hagan un mal uso de su vehículo, se encuentra en
especial “peligro” hacia reacciones de ciertas personas. Rachels (2007) afirma:
“Cualquiera que se enfrente al peligro necesita tener valor. […] El valor es lo
que al final todos necesitamos, y se necesita constantemente en el curso común
de la vida” (pp.278-280). El valor y la civilidad son dos virtudes de vital
importancia que se desarrollarán en esta intervención ya que no es fácil juzgar
actitudes de otras personas y más enfrentándolas, y a su vez exponiéndose a
recibir una mala opinión o una ofensa hacia el grupo. Pero para esto se van a
desarrollar estos valores, porque sin ellos o por miedo a las consecuencias, el
cambio nunca se dará y estaremos siempre por debajo de aquellas personas que
consideran que sus acciones son correctas.
Rachels
en su capítulo dedicado a Kant nos da una reflexión profunda sobre el giro
kantiano, el cual menciona que su idea básica es que debemos apelar a la razón
más que a la regla. Así, si una persona decide estacionarse en un lugar que no
le corresponde, por ejemplo en un sitio para discapacitados, no significa que
considere que todas las personas deberían de hacer esto; supongamos en una
situación hipotética que un hombre tiene que recoger sus boletos de avión en
una agencia, son las 6:59, el negocio cierra a las 7:00, no hay donde
estacionarse excepto el lugar para discapacitados y si pierde los boletos no
volverá a ver a su hermano ya que se encuentra en fase terminal; y así decide
estacionarse en un lugar para discapacitados. El punto no es que todos se
tengan que estacionar en ese lugar por cualquier razón, sino que todos
estuvieran dispuestos a aceptar esta razón dada a la acción si es que se les
llega a presentar la misma situación. A pesar de la buena justificación, la
persona debe ser sancionada por infringir la ley, ese espacio le pertenece a
otra persona y lo debemos respetar, aunque en esta ocasión el acto no sea
reprobable: no te estaciones ahí, pero si tienes buenas razones asume las
consecuencias; no todos los que se aprovechan de estos lugares tienen buenas y
comprensibles justificaciones para hacerlo. El problema no es la acción, sino
la intención (Rachels, 2007, p. 207).
Dentro
de esta gran movimiento que es la búsqueda de una mejor sociedad, entra la
pregunta acerca de qué nos depararía el futuro si siguiéramos con todas estas
malas acciones, hacia nosotros mismos y hacia la naturaleza. Gracias a la
situación en la que se encuentra el mundo actual, muchas virtudes y valores son
requeridos para poder lograr un avance y estabilidad; la solidaridad no es la
excepción. Sin la implementación de este gran valor, la sostenibilidad que
tanto necesita el mundo para las generaciones futuras y para el bienestar de
nuestra sociedad difícilmente se logrará. Esto debido a que como menciona la
Organización de las Naciones Unidas, “…la solidaridad es uno de los valores
esenciales para regir las relaciones internacionales del siglo XXI” y es
necesario tener primero este valor para acabar con todas aquellas desigualdades
y conflictos del mundo y así poder empezar a preocuparnos por las generaciones
venideras, también adoptando una actitud de solidaridad hacia ellas. Uno de los
valores que tiene que imperar en nuestra intervención es éste (Educadores
por la sostenibilidad, 2011).
Un
movimiento ciudadano a favor de la sustentabilidad, como #EcoProvidencia, claro
que ayuda y tiene buenos resultados, pero solamente a esta sociedad. Estamos viviendo
un tiempo, y especialmente en México, en el que el aire se encuentra gravemente
contaminado, con 15 mil decesos por año debido a esto y si le sumamos la
pérdida de árboles agravamos más la situación. Iniciar por nuestra sociedad es
más que un gran paso, pero si no logramos concientizar con esto, no llegaremos
a nada, porque como menciona Vilches (2012): “La
sostenibilidad exige planteamientos holísticos, globales; exige
tomar en consideración la totalidad de problemas interconectados a
los que la humanidad ha de hacer frente y que solo es posible a escala
planetaria, porque los problemas son planetarios: no tiene sentido aspirar
a una ciudad o un país sostenibles” (Ureste,2013) (Vilches,
A., et al., 2012). #EcoProvidencia necesita ser sólo el
principio de un cambio. Añadido a las alternativas previamente mencionadas, la
Bioética parece representar un papel importante en este movimiento y lo debe de
ser. Esta acción necesita actuar con este tipo de reflexión para poder utilizar
tanto el conocimiento ecológico como moral para el bien social. Si unimos estas
dos grandes ramas podemos crecer tanto en virtudes, racionalidad, justicia y
equidad para poder determinar qué acciones son correctas o qué acciones
necesita el mundo de mí para poder llegar a ser ese hogar que tanto necesitamos
en óptimas condiciones (Clark, 2002).
Conclusión
Después de reflexionar acerca de
tantos factores y puntos de vista que rondan esta gran acción, podemos y
debemos tomar lo mejor de ellos para formarnos esa conciencia moral que tanto
necesita el mundo por parte de nosotros en estos días; formarnos una cultura de
cuidado y anclarla a nuestra cultura social, hacer total uso del emotivismo y
los recursos cerca de él para concientizar nuestras comunidades, tomar todas
aquellas virtudes inherentes a nosotros y formar, junto con lo que nos propone
Kant, una acción que cualquier persona racional aceptaría y estaría dispuesto a
adoptar. Éstas son sólo un ejemplo de lo mucho que se puede lograr con una sola
pizca de reflexión; somos racionales para eso, para poder usar nuestra
conciencia y ser capaces de tomar las mejores decisiones en vista de justicia,
equidad y sostenibilidad. Los árboles nos necesitan y nosotros los necesitamos
a ellos, vivimos en un mundo en el que debemos ir de la mano para alcanzar el
bienestar y la estabilidad ambiental. Gracias a la situación actual, lo
razonable sería: “Nada sin ellos, todo sin nosotros”, cambiémosla, demostremos
que podemos vivir en armonía, demostremos que somos dignos de vivir en este
mundo.
Referencias
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sostenibles.
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Patiño, S. (2006).
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Rachels,
J. (2007). Introducción a la filosofía
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