Edgardo Gutiérrez Trujillo A01225652
Ética, persona y sociedad
Abstract:
A través de dos importantes
experiencias, Camina Providencia y Eco-Providencia, las cuales son
intervenciones sociales, me topé con diversos problemas éticos que desataron
una serie de reflexiones en mí sobre nuestra conducta como individuos y como
sociedad ante personas discapacitadas y el medio ambiente. Este ensayo es el
desarrollo de esas reflexiones, que a través de una argumentación basada en
teorías éticas, serán el pilar para justificar que nuestra intervención tiene
un peso positivo en el desarrollo moral de nuestra comunidad.
Palabras
clave: Eco-Providencia, Camina Providencia, igualdad,
sociedad, comunidad, empatía, justicia social, problemas éticos, ética de la
sustentabilidad, utilitarismo, teoría del contrato social, imperativo
categórico.
La moral y la ética siempre
han sido un tema de interés para mí. Me fascina el método de investigación que
se realiza para argumentar a favor o en contra de algún dilema ético y el
proceso de reflexión que se usa para encontrar las razones que apoyen tus
argumentos, y así, poder defender tu postura y quizá cambiar la opinión de
alguien. Pero mi contacto con estos dilemas éticos fue siempre meramente
teórico. Nunca me había visto involucrado directamente con uno.
Mi
primera experiencia fue con el evento público Camina Providencia. Donde el
objetivo era recorrer las banquetas de la zona desde los zapatos de alguien
ciego, de la tercera edad, en muletas, en silla de ruedas, o hasta aquellos que
llevan a pasear a sus bebés en carriolas. Fue grande mi sorpresa al encontrar
tanta deficiencia en el diseño de las banquetas. Estas estaban llenas de hoyos,
demasiado inclinadas o con escalones que bloqueaban el paso a personas en silla
de ruedas o para alguien de la tercera edad, algunas cocheras bloqueaban toda
la banqueta provocando que tuvieras que bajarte de esta para continuar tu
camino, y el colmo era la carencia de rampas para discapacitados en las esquinas.
Jamás me hubiera puesta a pensar que una banqueta tenía que tener un diseño
adecuado. ¡Jamás!
Esta
experiencia desato una serie de reflexiones tanto de mi forma de ser como
también de mi forma de ver el mundo. Me di cuenta que para el diseño de banquetas, espacios públicos y el transporte,
no toman en cuenta a las personas discapacitadas y de la tercera edad. Asumimos
que ellos deben adaptarse a nuestro estilo de vida cuando creo que si fuera al
revés sería más sencillo. No solo estamos hablando de banquetas, sino de
incontables centros comerciales, lugares turísticos y estacionamientos con muy
poca o ninguna consideración para estas personas. Tenemos la tendencia a
excluirlas pues ellas representan un sector pequeño de nuestra población.
Debido a esto la infraestructura de nuestra ciudad esta solo pensada para las
personas con piernas que pueden moverse libremente esquivando todas las
deficiencias de nuestras banquetas.
Ignorar
a este sector es violar su integridad y su derecho a ser tratados con igualdad.
Es una violación directa a sus derechos humanos. La teoría ética de Kant
defendería su dignidad como un valor intrínseco de toda persona y condenaría
nuestro comportamiento pues “La dignidad, la identidad y la autonomía de las
personas aparecen como derechos fundamentales del ser a existir y a ser
respetado” (Ambiente y Sociedad, 2002, p. 7).
Pero
ya que tocamos el tema de la discriminación, no solo hablemos del diseño de las
banquetas, sino también del diseño urbano de nuestra ciudad. Al reflexionar
sobre este problema también me puse a pensar en qué otro sector de nuestra
población estamos menospreciando. No fue difícil generalizar un simple problema
de banqueta con un problema cultural. El plano urbano de Guadalajara es en sí discriminador
pues está pensado para automovilistas, excluyendo a los sectores de la
población como los peatones y ciclistas.
Al
construir nuevas calles de la ciudad solo pensamos en como disminuiremos el
tráfico ampliándolas a tres carriles o construyendo más y más tramos de estas.
Lo hacemos sin pensar en la cantidad de gente que utiliza el espacio en la banqueta o
plantearnos mejores alternativas para solucionar el tráfico como una mejor
infraestructura para el transporte público y ciclo vías. Esto es una clara
discriminación a las minorías. La ética utilitarista dice que, al actuar
debemos considerar los intereses de todas las personas como iguales y tomar la
decisión que traiga el mayor beneficio para el mayor número de personas tomando
en cuenta estos intereses. En este caso, se ignora al mayor número de
personas, los transeúntes, para el
beneficio de unos cuantos (Rachels, 2006, p. 151-152).
La
justica debe ser igual para todos los sectores de la sociedad. Tenemos que
velar por los intereses de todos, puesto que somos parte de una misma comunidad
que garantiza los derechos de cada individuo. Es por eso que debemos pelear por
banquetas y espacios públicos que puedan ser aprovechados por cualquier tipo de
ciudadano, tanto discapacitados como personas de la tercera edad; tanto pobres,
como ricos. Son nuestros derechos como ciudadanos pues como diría Hobbes bajo la teoría del
contrato social, todos debemos aportar a la sociedad y salir beneficiados pues
es un convenio mutuo entre individuos para el bienestar general (Rachels, 2007,
p. 223-225).
La
segunda experiencia fue nuestra intervención ética. Esta, consiste en detectar
tocones de árboles y reportarlos al ayuntamiento con el objetivo de que este
saque los tocones y en su lugar se ponga un árbol. También fue un verdadero
golpe para mí ver la poca importancia que le damos a la tala de árboles y la
gran cantidad de tocones que había en una zona bastante forestal. Esto me
sirvió para preguntarme: Si hay tantos tocones en esta zona, ¿Cuántos tocones habrá
en zonas menos verdes, o en toda la ciudad, o cerca de mi casa?
No
estamos conscientes del daño que le causamos al ecosistema, además ¿Lo haremos
por las razones correctas? Nuestra población está creciendo y se necesita
espacio para construir casas y tiendas de comida para subsistir, pero muchos de
los tocones eran de árboles que fueron cortados porque bloqueaban un anuncio, o
la vista de la fachada de alguna casa o establecimiento.
Cortar
un árbol para mejorar la vista de tu establecimiento, de tu casa, y cortar árboles para construir calles sin un
correcto plan de reforestación es imperdonable. Algunas personas creen que la naturaleza
esta para servirnos. Bajo la teoría del derecho natural esto sería una idea
aceptable puesto que esta teoría dice que la naturaleza ha sido creada para que
el hombre la utilice como medio para sus fines (Rachels, 2007, p. 94). Pero por el contrario nosotros somos
dependientes de la naturaleza, ya que no podríamos sobrevivir sin ella.
La
tala de árboles para el beneficio de un determinado sector de la población es
un acto desastroso. Debemos regir nuestra conducta bajo una nueva ética que
fomente el cuidado no solo de nosotros sino de nuestro ecosistema. Tenemos que
aprender a vivir “junto” con él y no “de” él. “La ética para la sustentabilidad
demanda un nuevo pacto social. Este debe fundarse en un marco de acuerdos
básicos para la construcción de sociedades sustentables que incluya nuevas
relaciones sociales, modos de producción y patrones de consumo” (Ambiente y Sociedad,
2002, p. 7).
La
naturaleza es imprescindible para nuestra supervivencia pero no la tratamos con
el respeto que se merece. Esto puede ocasionar severos problemas que quizá en
un futuro sean irreparables. Kant diría que obremos con una máxima tal que
queramos que se convierta en una ley universal y creo que el respeto y cuidado
de nuestros recursos naturales, que a la larga será beneficioso para los seres
humanos, podría ser tratada como una norma universal (Rachels, 2007, p. 210).
¿Pero
cuál será realmente el problema de este asunto? Yo propongo que no solo es un
problema cultural sino también un problema económico-social. Nuestro modelo
económico propone a los recursos naturales como bienes que deben ser explotados
hasta el final sin importarle las consecuencias que podrían ocasionar en el
futuro, y esto genera una idea de consumismo y poco cuidado para la naturaleza.
La sociedad no es solo el
factor determinante para cuidar del medio ambiente. ¿Cómo podemos exigirle a
una sociedad que se comporte de manera respetuosa hacia el ecosistema cuando
nuestro mismo sistema económico propicia el consumo y explotación del mismo?
Muchos ven a la naturaleza como recursos que deben ser explotados y es por ello
que no les importa su cuidado. Debemos modificar la política del consumo para
crear una conciencia que vea hacía el futuro de nuestro planeta. La ética de la
sustentabilidad promueve esta consciencia para crear un gran legado para las
siguientes generaciones y nos informa que
“Es
necesario actuar con prudencia en la gestión y ordenación de todas las especies
vivas y todos los recursos naturales, conforme a los preceptos del desarrollo
sostenible. Sólo así podremos conservar y transmitir a nuestros descendientes
las inconmensurables riquezas que nos brinda la naturaleza.” La prudencia sería
una de las virtudes que defiende platón para un comportamiento ético adecuado (Educadores
por sostenibilidad, 2011, par. 2).
Después
de esta ardua reflexión sobre Camina Providencia y la intervención
Eco-Providencia, puedo concluir, basándome en diversas teorías éticas, que las
causas por las que estamos peleando son las correctas. La intervención social
puede resultar ser una manera efectiva de lograr un cambio mostrando no solo la
unidad y solidaridad de las personas que comparten tu punto de vista sobre el
problema sino también el deseo de cambio y la mejora de la ciudad, y con ello
nuestra sociedad.
La
igualdad entre las personas y el cuidado de nuestro ecosistema son temas
importantes que residen en los problemas sociales, económicos y culturales en
nuestra sociedad, y considero que una intervención social tiene el peso
suficiente para sembrar la semilla del cambio y poco a poco ir cambiando
nuestra mentalidad para acercarnos así a un mejor futuro. Pues a veces falta
gritar para que te escuchen. Espero que un futuro más personas se animen a
llevar a cabo este tipo de intervenciones. El cambio es fácil de lograr, solo
nos falta dar el primer paso.
Referencias
Educadores
por sostenibilidad. (2011). La
Solidaridad como requisito de sociedades sostenibles. Recuperado de
http://www.oei.es/decada/boletin068.php
Rachels, J. & Millán, G. (2007). Introducción a la filosofía moral. México, D.F: Fondo de Cultura
Económica.
Ambiente
& Sociedad. (2002). Manifiesto por la
vida. Recuperado de http://www.scielo.br/pdf/asoc/n10/16893.pdf
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