Arturo Iturriaga García
A01228655
5 de julio de 2014
Ética, persona y sociedad
Importancia de
intervenciones ciudadanas en la sociedad actual
El
día 7 de junio a las 10 de la mañana se realizó un recorrido a través de la
Colonia Providencia en donde se pudieron escuchar y analizar los problemas de
movilidad de la ciudad, así como denunciar aquellas irregularidades en
banquetas, postes, árboles y establecimientos que no cumplieran con la ley. A la par, estudiantes del Tecnológico de
Monterrey realizaron campañas de reforestación urbana e intervenciones
ciudadanas con mensajes a problemas específicos de la ciudad. En el siguiente
ensayo se demostrará que, a pesar de que este tipo de eventos e intervenciones
sociales parecen no tener ninguna repercusión en nuestra vida diaria, son de
vital importancia para el desarrollo saludable de cualquier sociedad; así como
también demostrar que éstas pueden tener repercusiones serias en nuestro futuro
(por más pequeñas que sean). En el transcurso del texto se hablará de los
valores que dichas actividades nos proporcionan, seguido por el análisis de dos
de los problemas más discutidos durante el evento: la tala ilícita de árboles y
la infraestructura en la ciudad; dichos temas serán examinados desde
perspectivas diferentes.
El
formar parte de intervenciones ciudadanas nos hace mejores personas. No solo
porque estamos contribuyendo a un bien común, sino también porque éstas nos
proporcionan enseñanzas valiosas para nuestras vidas. Actividades ciudadanas,
tales como las intervenciones sociales, promueven valores y capacidades que son
útiles en el desarrollo de nuestra existencia, puesto que “Las virtudes se
necesitan para guiar el bien de nuestras vidas” (Rachels, 2013, p. 287); he
aquí algunos ejemplos. Se fomenta el valor de luchar por intereses comunes que
no se fomentan, se protege la virtud (y el derecho) a la equidad entre los
miembros de la comunidad, se exige que se haga justicia en donde no se están
respetando los derechos, se desarrolla la paciencia de entre los
intervencionistas pues la organización y tramites son siempre muy laboriosos, y
existen muchas más virtudes que se ven beneficiadas a causa de las
intervenciones sociales. Todos estos valores y virtudes que nos enseñan, extienden y pulen las intervenciones
sociales nos desarrollan como mejores personas; pues abarcan aspectos muy
amplios de nuestra vida diaria. Esto deja como consecuencia secundaria una
mejor sociedad en general, conformada por una comunidad en donde predominan
individuos con valores.
Ahora,
si bien en los movimientos ciudadanos (tales como las intervenciones ciudadanas
y la actividad de Camina Providencia) se promovieron enseñanzas importantes
para mejorar nuestra calidad de vida, también se sacaron a la luz diversos problemas
de interés común. Dichos temas son muchas veces ignorados o despreciados por la
sociedad, ya sea a causa de la falta de educación al respecto como también de
la indiferencia de ellos hacía el
problema. A continuación se expondrán los defectos que fueron expuestos en la
actividad Camina Providencia, cómo estas cuestiones llegan a afectar a todos
los miembros de una comunidad así como la relación que directa que existe entre
los problemas y nosotros.
La
tala ilícita e ilegal de árboles puede dañar permanentemente la identidad vital
que posee la ciudad, aquello que la caracteriza; con esto también se afecta de
manera individual a cada miembro de dicha comunidad, pues el tipo de sociedad
en la que estamos manifiesta (de manera implícita) lo que somos. Muchas veces se ignora el hecho de que
El futuro sustentable sólo será posible en un mundo
en el que la naturaleza y la cultura continúen co-evolucionando […] colocando a
la vida por encima del interés económico-político o práctico-instrumental” en
donde lo más importante es el “ser
cultural de los pueblos, de sus formas de saber, del arraigo de sus saberes en
sus identidades y de la circulación de saberes en el tiempo. (Ambiente & Sociedad, 2002, p. 13-14)
La
sociedad en la que vivimos hoy en día (eso incluye la tanto infraestructura y
apariencia de ella, como la gente que habita aquí) será la que heredemos a las
futuras generaciones, así que los valores que promovamos o degrademos hoy en
día son aquellos que se promoverán o corromperán en el futuro. La mayoría de
estas acciones son generacionalmente acumulativas. Cada generación aporta algo
nuevo a la anterior (ya sea bueno o malo), de manera que si proporcionamos algo
bueno ahora, este acto trascenderá y servirá como ejemplo o base a la sociedad
futura; y si el aporte fue meramente negativo, éste trascenderá en un cimiento
inestable para una comunidad en crecimiento, provocando una perjudicial
reacción en cadena a los niveles siguientes de la población. Los actos que
realicemos hoy influirán en la conducta y mentalidad de nuestra sociedad
futura, de modo que de nosotros depende si heredamos una figura esperanzadora
de nuestra ella o si continuamos con la negativa reacción en cadena.
Las
autoridades corruptas y las personas que las sobornan están a favor de una
deforestación urbana. Tanto la persona
que soborna a la autoridad, como la que acepta dicho soborno no están
conscientes de lo que su acción da a entender al resto de la sociedad. Consideremos el siguiente principio: “Si no
estuvieras dispuesto a aceptar que toda la gente siguiera una regla, entonces
no deberías seguirla, y el acto moral sería impermisible” (Rachels, 2013, p.
19). Bajo éste razonamiento, el ejemplo que promueve su acción es que cualquier
persona puede evadir a la autoridad con un poco de dinero; dando a entender
(implícitamente) que las reglas no aplican para todos. Ellos (sobornadores y
políticos corruptos) están promoviendo con el ejemplo un acto ilícito, que
puede llevarnos a una pendiente resbaladiza de pensar que todos podemos imitar
esta actividad sin ninguna represalia. Así por ende, si seguimos éste principio
que fomentan, todos se sentirían con la libertad de talar todos los árboles que
quieran sin ninguna limitación o castigo aparente.
Ahora,
en enfocándose en el sector de infraestructura vial, es claro que el plan de
movilidad de la ciudad de Guadalajara (y en general de todo el país) es
totalmente injusto e imparcial, pues está inclinado a favorecer a una pequeña
parte de la población. En México hay solo 278 automóviles por cada 1000
habitantes, eso representa a que casi un tercio de la población en México posee
un caro. (Indicadores del desarrollo mundial, 2013); si nos enfocamos a
Guadalajara en particular observamos que “La zona metropolitana tiene cuatro
millones 600 mil habitantes. El 31% tiene auto” (INFORMADOR, 2014, párr. 20). A
pesar de que la gran mayoría de la población no tiene carro, los planes de
movilidad se enfocan a sectores minoritarios de la población, los que poseen
automóvil. Este acto de parte del gobierno puede considerarse (en cierto
sentido) de manera discriminatoria hacia el resto de la población que no se ve
beneficiada; o al menos como una prueba de que en realidad no se busca el
bienestar total de la comunidad. Los proyectos de movilidad de transporte
público y de ciclovías son puestos en
segundo plano a pesar de que la mayoría de la población sería favorecida por ellos.
Aunque
existan problemas en la movilidad de la ciudad en general, se pueden también
encontrar complicaciones en los ámbitos más individuales; el ejemplo más claro
es la integración de las personas con alguna discapacidad física en la
sociedad. Si bien las personas en silla de ruedas son las que se deberían de
quejar y manifestar en contra del inaccesible diseño de las banquetas, las
personas que no dependen de esta infraestructura también deben poner de su
parte para que el problema sea solucionado del todo. Es totalmente correcto
pensar que “El único deber que uno tiene es el de promover los intereses
propios” (Rachels, 2013, p. 131). Las personas que caminan no utilizan o
necesitan las rampas, no son realmente conscientes del problema, y por lo tanto
no pueden proponer una solución acorde él; además de que las personas con algún tipo de discapacidad
física son las únicas afectadas por la inaccesibilidad de la
infraestructura. El inconveniente que
tiene este razonamiento es que ignora por completo al sector de la población
que, aunque no requiera de esta infraestructura especial, no respeta la poca
que ya existe. De nada nos sirve tener todas las banquetas, centros comerciales
y espacios públicos adaptados a personas con discapacidad si de todas maneras
no van a ser respetados por el resto de la comunidad. Por ende, al ser nosotros
partes del problema, somos también parte de la solución; están también
obligadas las personas sin discapacidad a ayudar en cambiar y educar al sector
poblacional correspondiente para que se respete este tipo de infraestructura.
El
sentido de las intervenciones sociales actuales no es tanto para cambiar al
presente, sino para provocar un cambio mayor en el futuro. La intervención
social de sembrar arbolitos “nos convoca a pensar sobre el futuro de la vida, a
cuestionar el modelo de desarrollo
prevaleciente y el concepto mismo de desarrollo, para enfrentar los
límites de la relación de la humanidad con el planeta” (Ambiente &
Sociedad, 2002, p. 7). Al realizar la intervención no solo estamos pensando en
cambiar algo de nuestro presente (como el tener más árboles en la zona de
providencia), sino que también le estamos enseñando a la gente que puede
participar activamente en su entorno. Así que, a pesar de que nuestro
movimiento no tenga una repercusión grande en nuestro presente, cambiará la
mentalidad de muchos y motivará a más intervenciones en el futuro. El
movimiento provocará un cambio en el mañana utilizando una idea similar a la
pendiente resbaladiza. Nosotros hacemos
un pequeño movimiento que provoca un cambio de mentalidad en las personas,
haciendo que se den cuenta de que si pueden realizar una transformación en su sociedad. Estos entonces
harán acciones por su cuenta y concientizaran a aun más gente; provocando una
actividad mucho mayor en el futuro, una que pueda realizar un cambio que
abarque a un sector mayor de la comunidad en la que vivimos.
Referencias
Ambiente & Sociedad. (2002).
Manifiesto por la vida. Recuperado de
http://www.scielo.br/pdf/asoc/n10/16893.pdf
Banco Mundial. (2013). Automóviles por cada 1.000 personas. Recuperado
de http://datos.bancomundial.org/indicador/IS.VEH.NVEH.P3
Informador. (2014). Más autos que
árboles en la ciudad. El Informador. Recuperado
de
http://www.informador.com.mx/jalisco/2009/139551/6/mas-autos-que-arboles-en-la-ciudad.htm
Rachels, J. (2007). Introducción a la filosofía moral. México: Colec. Brevarios
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