viernes, 4 de julio de 2014

Mariana Corral
A00225832
ITESM Campus Guadalajara
Proyecto #EcoProvidencia
En este ensayo hablaré sobre la actividad que realizamos este verano en clase de ética. Titulada “Ecoprovidencia”, fue una intervención ciudadana dividida en varias etapas: La primera fue durante la caminata de “Camina Providencia”, en la que recorrimos las calles de la colonia para conocer el estado de las banquetas y además para detectar tocones en la zona. Esto con el fin de poder replantarlos en la segunda etapa, que tomó lugar el día viernes 4 de julio. A continuación expondré algunas observaciones que surgieron a partir de este proyecto con respecto a la tala de árboles y las malas condiciones en las que se encuentran las banquetas en la ciudad. 

#sustentabilidad, #deforestación, #urbanismo, #transporte, #igualdad, #ética

Después de recorrer las calles en el proyecto de “Camina Providencia” puedo decir que, en lo personal, la experiencia amplió mi visión de la realidad como ciudadana. Es muy difícil ver lo afortunados que somos al poder transportarnos fácilmente por la ciudad. Estamos tan acostumbrados a movernos en coche que lo damos por hecho y no nos damos cuenta del privilegio que representa. La realidad de muchos otros ciudadanos es totalmente distinta. Miles de personas no tienen otra opción más que caminar de un lugar a otro para poder trasladarse, y el único camino con el que cuentan son las banquetas y cruces peatonales. Fue muy triste ver las pésimas condiciones en las que se encuentran. No solo están deterioradas, sino que muchas fueron mal diseñadas en primer lugar. Estacionamientos donde debía haber banqueta, raíces que dejan grandes grietas, anuncios estorbando el paso y ni hablar de las rampas para discapacitados: todos estos son problemas que afectan la circulación del peatón. Por otra parte, la búsqueda de tocones no fue menos alarmante. Me sorprendió mucho la cantidad de árboles que han sido talados. No solo los cortan sin arrancar completamente la raíz, sino que no los reemplazan con otro árbol que puede ser una fuente de oxígeno.
La pregunta aquí sería, ¿deberíamos o no deberíamos intervenir? ¿por qué nos debería importar la viabilidad en las banquetas o la falta de árboles en la ciudad? Si no nos afecta directamente, ¿para qué molestarnos en tomar cartas en el asunto? La ética puede ayudarnos a responder estas preguntas.
Existen muchas teorías dentro de la ética, entre ellas está la ética cívica. Esta parte del hecho de que somos seres sociales, formamos parte de una comunidad, por lo tanto esto implica que deben existir ciertos mínimos de justicia que todos respetemos para tener una convivencia pacífica. Uno de ellos es buscar la igualdad de oportunidades respecto al resto, en cuanto a condiciones materiales, sociales y culturales que permitan tener una vida digna (Cortina, 2000). Aquí es donde entra la cuestión de las banquetas que facilitan la circulación de los peatones. Si ignoramos esta situación, estaríamos atentando contra la igualdad de oportunidades que debemos tener como miembros de una sociedad.
Un punto muy importante dentro de la moral, es que para actuar moralmente es necesario que se tome en cuenta el bienestar imparcial, es decir, que se valoren los intereses de todos por igual. Como menciona Rachels: “…el requisito de imparcialidad excluye cualquier esquema que trate a los miembros de grupos particulares como moralmente inferiores” (Rachels, 2006, p. 34). En el caso de la viabilidad de la ciudad, el gobierno está excluyendo a los los peatones, discapacitados y ciclistas. Al no haber ciclovías ni banquetas seguras, ellos son un grupo vulnerable que está siendo tratado como inferior, por lo tanto, cuando se trata de la construcción de una ciudad, es importante tomar en cuenta los intereses de todos, no únicamente de los automovilistas.
Con respecto a la tala de árboles, muchos apelarán al relativismo cultural que, según Rachels, es la teoría basada en que diferentes culturas tienen códigos morales diferentes (Rachels, 2006, p. 39). Dirán que como no tenemos una cultura ecologista en nuestra sociedad, entonces no tenemos porque hacer nada al respecto, ya que la tradición es irrefutable y nada la debe contradecir. Sin embargo, hay una gran diferencia entre lo que una sociedad cree como correcto y lo que realmente es correcto. Consultar únicamente los criterios de nuestra sociedad no nos dará una visión realista de lo que es o no es correcto, por lo tanto, el hecho de que no tengamos una cultura ecologista no significa que esta deba permanecer así o que debamos actuar conforme a ella.
            Posiblemente habrá quienes se nieguen a reemplazar los árboles talados porque defienden el derecho natural, el cual especifica que todo en la naturaleza tiene un propósito (Rachels, 2006, p. 94). Esta teoría fue incorporada por Aristóteles, quien afirmaba que el bienestar del hombre era el único fin y propósito de la naturaleza. Tomando esto como verdadero, la tala de árboles representaría más un atentado contra nuestro bienestar que un beneficio, porque es nuestra fuente de oxígeno la que se está viendo afectada. ¿Un mundo sin oxígeno de qué manera podría proporcionarnos bienestar? Ni siquiera podríamos sobrevivir en él, en primera instancia. Si estamos muertos no podemos tener bienestar alguno, por lo que reemplazar árboles talados es una acción a favor del derecho natural que tienen las plantas, en caso de que este fuese verdadero.
Ahora miremos el asunto desde la perspectiva de Kant. Él señalaba que debíamos actuar solamente conforme a imperativos categóricos, en otras palabras, “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne una ley universal” (Rachels, 2006, p. 210). Significa que no podemos realizar una acción si no queremos que el resto del mundo la haga también. Los árboles que se encuentran en espacio público son fuente de oxígeno para todos. Talarlos solo por algún interés personal no puede ser una ley universal porque entonces todos lo harían a su conveniencia y al final eso nos dejaría sin árboles. 
Cuando tomamos decisiones que involucran el medio ambiente, hay muchísimos factores que debemos tomar en cuenta. Entre ellos están las generaciones futuras. ¿Podemos hacer lo que nos plazca con los recursos sin pensar en el futuro de la humanidad? Como menciona la OEI, es necesario “…modificar los métodos insostenibles de producción y consumo en interés de nuestro bienestar futuro y en el de nuestros descendientes” (OEI, 2011). Muchos dirán que es más importante el aquí y el ahora, y que las necesidades de las vidas actuales merecen tener más valor. Sin embargo, si la vida humana es una prioridad, entonces, por deducción, la existencia (y trascendencia) de toda la humanidad también debería de serlo. No tiene sentido valorar una vida si las acciones de esta ponen en peligro la vida de toda una especie. El acabarnos los recursos naturales atenta contra esa existencia por lo tanto es necesario tener una visión sustentable en nuestras actividades de producción y consumo.
Antes de este proyecto nunca me había puesto a pensar en la importancia de darle prioridad al ciclista y al peatón. Yo vengo de una ciudad chica, donde no hay mucho tráfico ni avenidas muy grandes por donde los carros viajan a 100km por hora. En mi ciudad no hay mucho problema para los peatones porque como casi no pasan carros, para un peatón es cuestión de esperar unos segundos para poder cruzar la calle de manera segura. Pero ahora que vivo aquí y recorro las calles todos los días en mi carro, me doy cuenta que a los automovilistas no parece importarles otra cosa que no sea llegar a su destino. Nunca había considerado trasladarme en bicicleta debido a la inseguridad de las calles, pero el ver que en otros países es una realidad hasta me da coraje porque significa que es posible y que nos estamos quedando atrás. Si tan solo se invirtiera más en ciclovías, las personas saldrían con mayor confianza y podríamos trasladarnos viéndonos a la cara, frente a frente, no a través de un cristal blindado y polarizado. Desde mi punto de vista personal, pienso que tanto la tala de árboles como el diseño de nuestras calles es algo en lo que todos deberíamos involucrarnos. Es nuestro aire y nuestro medio para llegar de un lugar a otro. Con esta intervención me di cuenta de que es posible mejorar las cosas si juntos ponemos manos a la obra.









Referencias
Cortina. (2000). Valores mínimos de una ética cívica. Madrid: Editorial 
Santillana. 

Leff, E. (2002). Ética, vida y sustentabilidad. PNUMA, recuperado de:http://www.ambiente.gov.ar/infotecaea/descargas/leff04.pdf


Rachels, J. (2006). Introducción ala filosofía moral. México: Fondo de cultura económica.


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