miércoles, 30 de noviembre de 2011

"Adultos Mayores, un vínculo con el pasado"

Pedro Francisco Martell Hinojosa

Introducción

En México, los adultos mayores tienen grandes dificultades, día a día es un nuevo reto ante la falta de oportunidades, apoyo y comprensión.
Se han convertido en víctimas de la indiferencia, del olvido de una sociedad que no se da cuenta que ellos son piedra angular del vínculo que nos une a todos.
Este ensayo se encarga de reflexionar acerca de la problemática que engloba este fenómeno.

“Adultos Mayores, un vínculo con el pasado”

No es un secreto que en México los adultos mayores sufren de discriminación. Es triste ver que “la mayoría de las mujeres y de los hombres en México transcurren sus últimos días sumidos en la depresión, la desconexión con la realidad y la pérdida progresiva de facultades, ocasionada no tanto por la edad como por la inmovilidad, la incomunicación y el aislamiento” (Romero, José).
Este grupo vulnerable es víctima de un sistema en el que la modernidad va avanzando a pasos agigantados y que ellos al ser excluidos y tratados de forma indiferente, se les hace imposible adecuarse a los nuevos métodos y sistemas. Es por esto que se les considera improductivos, degradantes, llevan en la espalda un estigma que todos tenemos, una espina que con el agua del tiempo va creciendo, y lo que no logramos comprender es, que lo único diferente entre ellos y nosotros, es la cantidad de veces que el agua ha tocado sus raíces.
Según la primera encuesta nacional sobre discriminación en México, SEDESOL-CONAPREID, el rubro adultos mayores fue el que la gente consideró como el más desprotegido (40.5%) , seguido por los indígenas (15.5%) y las personas con discapacidad (14.5%) , es impresionante ver cómo es que los adultos mayores carecen de oportunidades y que se ha perdido un valor importantísimo para que las sociedades interactúen de manera correcta: el respeto.
Se nos ha olvidado que ellos son el vínculo más valioso que tenemos con nuestro pasado, y que el pasado es una ventana hacia el futuro. Todos vamos a envejecer y en necesario que tomemos conciencia de las desventajas que implica ser un adulto mayor en un sistema capitalista acelerado por el consumismo y que es hora de tomar medidas y dimensionarlo de manera adecuada.
De acuerdo con la investigación “La violencia en México”, se estima que alrededor del 35% de los adultos mayores han recibido algún tipo de maltrato y que en un lapso de 4 años se registraron 6100 homicidios de este grupo. Ellos son víctimas de abuso físico, por la incomprensión y la ingratitud de sus cuidadores, y algo muy serio también que es el abuso económico, los más jóvenes desangran a sus mayores y estos sin más remedio tienen que ceder lo que tanto esfuerzo les costó conseguir, ver como tantas horas de esfuerzo les son arrebatadas y derrochadas por parientes más jóvenes y que ante el miedo de quedarse solos se tragan sus reclamos con un sabor amarguísimo, y el abuso psicológico, con el cual las personas provocan un daño enorme en la autoestima y provocan fuertes depresiones que afectan su salud y su paz.
Esto muestra un desentendimiento del estado hacia este sector social, por considerarlo menos productivo, además que se mantiene un desinterés y una desvalorización por parte de la sociedad. Se han propuesto reformas para su protección, como la asistencia social y el seguro popular, sin embargo lo que verdaderamente necesitan es una posibilidad de incursión porque es la falta de oportunidades y de actividad lo que los va acabando, lo que provoca que no podamos aprovechar sus habilidades adquiridas por la experiencia.
Como lo cita la declaración universal de los derechos humanos, “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de perdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”. (ART. 25).
Cada vez es más difícil competir en el mundo actual, de acuerdo con Kant, todos los seres humanos ocupamos un lugar en la creación y tenemos un valor intrínseco que se llama dignidad y somos valiosos sobre cualquier precio. Quisiera ahondar un poco más en este término, considero a la dignidad como aquel valor que nos hace sentirnos importantes y necesarios en una sociedad. Podemos darle muchos significados y enfoques, pero creo que el más aceptado es que ser digno es señal de respeto y merecimiento, la dignidad nunca la perdemos porque es intrínseca, pero si la podemos fortalecer y ser personas que mantengamos un estándar de satisfacción con nosotros mismos y que transmitamos nuestras cualidades para mejorar las sociedades y de esta forma evitar la decadencia.
De acuerdo con la teoría hedonista, debemos de provocar nuestra felicidad sin dañar a otros y en este caso podemos ser felices acaparando los bienes de los desprotegidos, pero dañaremos su patrimonio y su salvavidas en un mar agitado que se llama capitalismo.
La mayoría de las personas mayores han perdido su autoestima, a veces por el ritmo acelerado de las cosas nos hemos olvidado que ellos nos necesitan, que los consejos que nos dan debemos de recibirlos de manera adecuada, porque es un grito de nostalgia de su vida pasada y que en nosotros ven reflejada la esperanza de un mundo mejor.
¿Que pasará si continuamos así? Tal vez en las generaciones futuras se perderá aún más el respeto y a nosotros nos va a tocar sufrir lo que ahora ellos viven. ¿Es necesario sufrir en carne propia? Considero que lo que se necesita es empezar a sembrar cambios, cambios que a la larga nuestros sucesores cosechen y que en nuestra vejez disfrutemos los frutos. Necesitamos también como sociedad dar más peso a los valores, lo esencial se está perdiendo víctima de un ritmo acelerado que enferma y fatiga, debemos de retomar el concepto de familia, reconocer que al sentirnos identificados con un grupo, nos sentimos más seguros, nos sentimos plenos y el grupo óptimo es la familia, dejar de tener una mentalidad individualista para empezar a tener responsabilidad civil y preocuparnos por el prójimo, por el desprotegido y al excluido brindarle la oportunidad de que se integre. Tener calidad moral, saber que debemos de ser compasivos y que algún día seremos nosotros los del otro lado del espejo.
Debemos de dar gracias a ellos de que estemos aquí, que con el ejemplo de bondad y responsabilidad sacaron adelante a sus hijos con esfuerzo, que se desvelaron y preocuparon por nosotros, que se sacrificaron porque querían lo mejor para los suyos.
De acuerdo con el utilitarismo, la acción correcta es aquella que provoca el mayor grado de felicidad, con esto podemos deducir que lo correcto es regalarles un poco de nuestro tiempo, brindarles un saludo, una mirada, que sepan que los notamos, que los necesitamos y que les reconocemos esas batallas que han librado en el campo más grande que es la vida. Que sabemos que el camino no ha sido fácil, que hay obstáculos que parecen insuperables, pero que con perseverancia y determinación todo es posible.
Ellos necesitan de nosotros, necesitan ayuda con esa carga pesadísima llamada vejez, que no solamente los limita físicamente, sino que con el estigma que la sociedad ha impuesto, son heridos psicológicamente al considerárseles como parásitos de la sociedad los cuales deben de ser removidos y depositados en asilos victimas del olvido y la soledad.
Las personas mayores son símbolo de sabiduría, de perseverancia, de lucha, amor y ternura, de ver cómo el tiempo se ha llevado sus huellas, ha cambiado el color de su cabello y su piel; de nostalgia al ver como sus pasos ya no son tan rápidos como antes pero con toda certeza de que a cada paso que dan ustedes, viejitos lindos, la tierra resuena al recordar sus vivencias.

Conclusión
Los adultos mayores en México carecen de oportunidades que les brinden una oportunidad de vida mejor. Es necesario implementar programas más eficientes de apoyo y protección hacia ese sector que les den esperanza y motivación hacia el futuro, debemos de ser conscientes que este sector necesita de nosotros, una simple sonrisa puede hacer la diferencia.
Es impresionante todo lo que estos seres humanos nos pueden compartir, toda la paz que transmiten y consejos sabios que nos aclaran en los momentos de mayor obscuridad. Ellos son personas que merecen todo mi respeto por el simple hecho de haber aguantado todos los embates de la vida y que han tenido la fortuna de haber visto tantas cosas y que guardan en su corazón un baúl de recuerdos.
Debemos de tomar en cuenta que todos vamos para allá y que es necesario que tratemos a los adultos mayores con respeto y comprensión. Estos valores tan sencillos se han perdido en la sociedad contemporánea, por considerar estas cosas poco importantes por haber caído en un desequilibrio entre la moralidad y el factor económico. Ahora resulta que no importan los medios sino el fin, siempre y cuando estemos bien económicamente no importa a la gente que pisoteemos, ni lo que hagamos tal vez todos somos víctimas de un sistema en el que la necesidad de estar bien y de ser aceptados es preponderante. Es necesario que aceptemos y que nos demos cuenta que la cordialidad y el respeto deben de ser pilares en nuestra sociedad y que debemos de trabajar en ellos para que crezcamos todos juntos y vivir en la armonía que tanto anhelamos todos los mexicanos.




Bibliografía

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