jueves, 24 de noviembre de 2011

Sin respeto, sin libertad: violencia intrafamiliar ; por Verónica Bugarin

El abuso físico, psicológico y/o sexual dentro del núcleo familiar, hacia la madre, el padre o hijos: violencia intrafamiliar. Muchos datos son arrojados a diario, como muestra del grave problema que existe en las sociedades, principalmente contra las mujeres y niños, “En uno de cada tres hogares del Área Metropolitana de la Ciudad de México, se registra algún tipo de violencia.” (INEGI, 2003) , cuyas principales causas varían desde la creencia de superioridad en el varón, la aceptación de la violencia como medio para resolver un problema, hasta la dependencia económica de la mujer hacia el hombre.

El problema de la violencia intrafamiliar, no es una situación que se haya establecido como negativa actualmente, sino que desde siglos pasados se han estudiado situaciones que con base en ellas, hoy podemos determinar los factores negativos de ésta.

Principalmente, se violan los derechos humanos de la persona, específicamente en el artículo 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se menciona que por ningún motivo, las personas podemos ser sometidas a maltratos de cualquier tipo (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 2011), faltando según Hobbes, al contrato social, el cual propone vivir de manera que obtengamos lo que buscamos respetando normas (Rachels, 2006, pág. 219). Además, se marca en el artículo 343 del Código Penal Federal, las sanciones correspondientes según el tipo de violencia intrafamiliar, que van desde 6 meses hasta 4 años de prisión (Código Penal Federal, 2011, pág.88).

La violación de los derechos humanos de la(s) persona(s), a cambio de la satisfacción de una sola persona al liberarse de sus problemas internos dañando a otra, termina faltando al principio básico del utilitarismo, en donde se promueve que lo más útil, o lo mejor, es lo que alcance una mayor felicidad para mayor número de personas (Rachels, 2006, pág. 176) de esta manera, las personas cuyos derechos humanos han sido violados, son mayoría en comparación con las personas cuya necesidad de liberar sus problemas internos ha sido satisfecha. Si se violan los derechos de las personas, para satisfacer las necesidades de una sola, se estaría utilizando a las personas como medio para lograr un fin propio del agresor, y según la teoría de Kant, le estarías quitando dignidad a la persona, así como faltando a una de las “obligaciones morales”, la cual se refiere a proteger el valor de la libertad (Rachels, 2006, pág. 204), una persona no puede ser libre cuando se le trata con violencia, pues se vuelve introvertida y con baja autoestima, por temor a la violencia que sus acciones puedan generar en la persona agresora.

Esta problemática tiene como una de sus principales raíces al sexismo, que es la discriminación de personas de determinado sexo por considerarlo inferior al otro, el escritor Jorge Barudy dice que el sexismo es una violencia ideológica, refiriéndose a que sólo los seres humanos, tomamos las experiencias para transformarlas en “realidades”, y para el mal de la sociedad, lo utilizamos como forma de abuso contra las demás personas (Labrin, 2001). De esta manera, la violencia y el sexismo van de la mano, pues las personas tendemos a abusar de aquéllos que creemos que son inferiores, hasta terminar siendo agresivos con ellos, es decir, generando violencia.
El sexismo implica que únicamente se tome en cuenta la felicidad de una persona, sin tomar en cuenta la de los demás, siendo que la felicidad de cada persona debe contar por igual, según el utilitarismo (Rachels, 2006, pág. 176) Este tipo de conductas, por lo menos en los hombres, suelen surgir, según Juan Vargas:

“… de la formación que la cultura patriarcal provee a sus miembros, en ella el proceso de crianza y desarrollo de sujetos masculinos en ambientes familiares de mayor adherencia a los patrones tradicionales de poder, autoridad y control por parte del padre, y obediencia y sumisión por parte de la madre, facilitan un mayor ejercicio de violencia masculina intrafamiliar en la vida adulta.” (Sánchez, 2010, pág. 53)

La teoría de Kohlberg establece etapas en el desarrollo moral de las personas, las cuales aseguran un nivel de crecimiento “como personas”, por así decirlo, sin embargo ésta situación estaría ubicada en tan sólo una primera etapa de desarrollo moral: “Primera etapa: Supervivencia individual y egocentrismo.” (González, 2006, pág. 28), ya que el agresor simplemente asegura su propio bienestar, de una manera extremadamente egoísta, obligando a la mujer a ser obediente y sumisa, sin quedarle opción alguna, lo que provoca situaciones extremas que vivimos a diario como el hecho de que “Más de medio millón de mujeres en el ámbito urbano fueron amenazadas por su pareja con matarlas, 14 muertes por día.” (El porvenir, 2008). Es fácil mencionar el problema, sin embargo, nos es difícil imaginar una posible solución al hecho de que sea una situación que se transmite de generación en generación, “El 100% de los padres provienen de familias de origen que emplearon el castigo físico como medida disciplinaria” (Eguiarta Barcelata, 2005, pág. 42) la misma autora presenta una solución bastante eficaz y sencilla, en la cual básicamente promueve el auto-control:

“…generar habilidades para el control del estrés y de la ira, con el planteamiento de alternativas de intervención con la familia y cada uno de sus miembros considerando su ciclo vital, conforme a lo cual el empleo de aproximaciones sistémicas y cognitivo-conductuales se aprecian favorables para dicho fin.” (Eguiarta Barcelata, 2005, pág. 44)

Las personas que sufren de violencia en el hogar, son personas que no logran desarrollar plenamente sus capacidades (Consecuencias de la violencia intrafamiliar, 2005), debido a la represión que se genera después o durante el maltrato familiar, principalmente si son niños, el problema se manifiesta en su proceso académico y social, al igual que se vuelven niños agresivos y con baja autoestima; por otro lado, las víctimas también suelen terminar el proceso con el suicidio, o en el “mejor” de los casos, terminar con problemas de salud mental.

Por otro lado, la violencia intrafamiliar no sólo se manifiesta en mujeres y niños, sino que también en adultos mayores, los cuales sufren de abandono por parte de sus familiares, teniendo como consecuencia enfermedades como depresión o trastornos mentales (Ruiz, 2001, pág. 148), al analizar las principales causas del abandono a los ancianos, se encuentra que en su mayoría, son casos en los que el adulto presenta enfermedades serias, lo cual provoca el cansancio o desgaste en sus familiares (Ruiz, 2001, pág. 148), ya que se vive en un ambiente de estrés y de actividades llenas de responsabilidades que limitan el tiempo libre de los familiares para dedicárseles a sus ancianos, o en su defecto, problemas económicos por lo que la familia esté atravesando, sin embargo, ninguna de estas razones resulta lo suficientemente convincente para alejarse de tal manera de los seres queridos que están en la etapa final de la vida, después de todo, algún día les tocará invertir papeles y ser ellos los necesitados.

La ignorancia, el peor de los castigos: los mexicanos estamos acostumbrados a dejar pasar por desapercibidos los problemas que no nos afectan directamente, y muchas veces, aún después de ver actos de violencia, no nos atrevemos a denunciarlos, de nada sirven los derechos humanos si no son promovidos y dados a conocer, pues aunque parezca irreal, existen personas que no tienen ni la mínima idea de cuáles son sus derechos por el simple hecho de ser ciudadano/a, aunque específicamente en nuestro país, optamos por quedarnos callados tras las experiencias con las autoridades ,en las que finalmente, no siempre se respetan las leyes ni se cumplen con las sanciones previamente establecidas. Con respecto a la ignorancia y el abuso en los adultos mayores, muchas veces se está cometiendo violencia aún sin darse cuenta, como lo explica Lourdez Docampo:

“En los adultos mayores el abuso emocional toma grandes dimensiones, lo cual contribuye a que los mismos se aíslen aún más y se depriman con notable frecuencia. Si a esto se le suma el hecho de que entra en una nueva etapa de su vida, disminuyen sus capacidades psíquicas y físicas, además de que también sean objeto de burlas, incomprensiones, desatención y la sobrecarga de los quehaceres domésticos. Se puede ver cómo los propios familiares sin darse cuenta pueden maltratar a las personas más viejas de la casa y hasta incluso crearse un círculo vicioso que puede afectarlos, sin que puedan expresar muchas veces.” (Docampo, 2009)

De esta manera, es fácil crear violencia intrafamiliar incluso sin que la misma persona se dé cuenta.

La violencia intrafamiliar, es un delito y una violación de derechos que conlleva a situaciones extremadamente negativas y que a la larga, las víctimas llegan a ser afectadas de por vida, el sexismo es solamente el principio de ésta. Evidentemente no fuimos los primeros en darnos cuenta de ello, sino que filósofos de muchos años atrás ya pensaban en resolver problemáticas sociales como ésta. El problema es que aún sabiendo de su existencia, sigamos de brazos cruzados, no basta con proponer soluciones, nos corresponde a las nuevas generaciones actuar, empezando por uno mismo, crear el primer eslabón de la cadena de generaciones futuras, en el que la violencia intrafamiliar, ya no sea un estilo de vida, pues si permitimos este tipo de prácticas entre nosotros mismos, va a llegar el día en el que no quede ninguno de nosotros, como dijo Mahatma Gandhi: “Ojo por ojo y todo mundo acabará ciego.”


Bibliografía

(2011). Código Penal Federal. México.

Consecuencias de la violencia intrafamiliar. (2005). Recuperado el 5 de septiembre de 2011, de stop violencia: http://stopviolencia.wordpress.com/2008/04/04/consecuencias-de-la-violencia-intrafamiliar/

Declaración Universal de los Derechos Humanos. (2011). Recuperado el 14 de Noviembre de 2011, de http://www.un.org/es/documents/udhr/

Docampo, L. S. (2009). Comportamiento de la violencia intrafamiliar en el adulto mayor. Camagüey, Cuba.

Eguiarta Barcelata, B. E. (2005). Patrones de interacción familiar de madres y padres generadores de violencia y maltrato infantil. Acta colombiana de psicología , 35-45.

El porvenir. (25 de noviembre de 2008). Recuperado el 11 de noviembre de 2011, de http://elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=267466

González, S. P. (2006). Desarrollo Moral. México: Thomson.

INEGI. (25 de noviembre de 2003). Estadísticas a propósito del día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres. México, DF, México.

Labrin, J. B. (2001). El sexismo como violencia ideológica:sus efectos en las personas, las familias y los grupos.

Rachels, J. (2006). Introducción a la filosofía moral. México: FCE.

Ruiz, F. (2001). El abandono del adulto mayor como manifestación de violencia intrafamiliar. Archivos en medicina familiar , 147-149.

Sánchez, J. V. (2010). Psicología del hombre que ejerce violencia contra la pareja y la familia*. El Cotidiano, 25(164), 53-53-60. Recuperado de http://search.proquest.com/docview/859040405?accountid=11643

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