martes, 29 de noviembre de 2011

De la Agresión a la Educación, por María Paloma Franco

María Paloma Franco Uruñuela

A01222187

Ética, Persona y Sociedad

29/NOVIEMBRE/2011

DE LA AGRESIÓN A LA EDUCACIÓN

Actualmente se ha dado a conocer mucho sobre el tema de bullying, pero desgraciadamente no se le ha dado la importancia que se merece debido a que muchos argumentan que es algo “pasajero” de los niños y ya que crezcan se “arreglaran”. Pero esto se ha demostrado que no es cierto, ya que hoy en día el bullying no sólo se manifiesta en las escuelas, sino que también en el ambiente laboral. Para poder analizar a profundidad este problema debemos conocer exactamente qué es y el impacto social que tiene, además de reflexionar por qué está acción es éticamente incorrecta. También es importante saber qué es lo que se puede hacer para atacar este problema para lo cual se necesita considerar cuáles son las causas del mismo. Todas estas incógnitas las examinaremos a lo largo de este ensayo en donde se pretende hacer una reflexión sobre el problema que hoy en día se vive en todas las escuelas, ya sean públicas o privadas, en cualquier parte del mundo, y de esta manera poder realizar acciones y emitir propuestas que combatan este problema.

Según Virginia Rioseco, la palabra bullying es un anglicismo que se utiliza para referirse al hostigamiento o acoso sostenido hacia un alumno por parte de un par, o por parte del grupo de sus pares en la escuela (2007, p.28), Aunque también algunos autores consideran que también entran en esta definición la agresión profesor-alumno (Fimbres, 2007, p.115). Sin embargo para mí el bullying no sólo se encuentra dentro de las escuelas, sino que también en el campo laboral y social, en donde los compañeros de trabajo o los “amigos” agreden a sus próximos con la intención de molestar y poderse sentir un poco mejor con ellos mismos. Esta acción puede manifestarse de diferentes maneras como son físicas, verbales o emocionales, todas ellas dañan psicológicamente tanto a la víctima como al mismo agresor.

Según especialistas del Instituto Jalisciense de Salud Mental de la Secretaría de Salud, se calcula que en Jalisco aproximadamente el 5.7% de los estudiantes de secundaria sufren de bullying, en su mayoría son varones entre los 12 y 14 años. Lo peor de esta situación es que el 50.6% de los padres ignoran que sus hijos son bulleados. También determinaron que por cada mujer que sufre de este fenómeno, hay ocho varones (Rello, 2009). Por otra parte la Fundación en Movimiento establece que en México el 65% de los niños en edad escolar han declarado haber sufrido de bullying (ONU citada por Fundación en Movimiento, 2007). Estas cifras hacen que podamos visualizar mejor esta situación en nuestro estado, que es por donde tenemos que comenzar a hacer algún cambio, como los que se expondrán más adelante en este ensayo.

El problema comienza en la familia, por lo general los niños bully son niños con baja autoestima que provienen de ambientes en donde las agresiones son algo que vive regularmente (Mujer Actual, 2011). Lo anterior ocasiona que los niños intenten invertir los papeles y ahora ellos actúan como agresores con aquellos que ven o consideran más vulnerables, en resumidas cuentas los hace sentir mejor el atacar a alguien más debido a lo que viven en sus casas. Según estudios de Tremblay (2003) se determinó que la conducta agresiva se produce por lo general durante los dos primeros años de vida, después de eso es responsabilidad de los padres que eduquen e impongan los límites, los cuales les permitan tanto defenderse, como interactuar con la sociedad (del Barrio, 2009, p.102). Lo anterior nos confirma que esta situación nace en el núcleo de la sociedad, que es la familia, y esto curre cada vez con más frecuencia porque los padres actualmente intentan sustituir la educación y el afecto con objetos materiales, provocando que sus hijos sean cada vez más caprichosos y en consecuencia más agresivos.

El problema ha evolucionado junto con la tecnología y ha dado lugar al ciberbullying. El ciberbullying es el uso de los medios telemáticos para ejercer el acoso psicológico entre iguales, según la página de internet con el mismo nombre. El agravante de este tipo de agresión, es que los victimarios se esconden tras el anonimato, y de esta manera suben fotos, difunden rumores, crean perfiles falsos, hacen comentarios hirientes, amenazan, entre muchas otras acciones que van dirigidas contra las víctimas. Esta nueva forma de agresión la han sufrido entre el 15 y el 30% de los jóvenes (Cyber Safety Solutions) y es preocupante, dado a que cada vez hay más víctimas que sufren de este tipo de acoso.

Las personas que han sido víctimas de bullying sufren consecuencias de salud, tanto físicas como psicológicas. Estas consecuencias por lo general incluyen a la ansiedad y la depresión que en los casos más drásticos culminan con el suicidio, además de que los buleados sufren de baja autoestima, dificultad para hacer amigos y todos estos factores provocan que las personas sean más vulnerables a sufrir de obesidad y a caer en el abuso de alcohol y drogas (Hodgins, 2008, p.14).

Por todo lo anterior, es un hecho que el bullying resulta ser un problema ético y a continuación se explicará el por qué relacionándolo con diferentes teorías. Según la teoría kantiana los seres humanos tenemos un valor intrínseco, que es la dignidad, es por esto que las personas deben ser tratadas sólo como fines y nunca como medios (Kant citado por Rachels, 2009, p.209-217); tomando este principio podemos determinar que el acoso es una manera de restarle dignidad a las personas, en este caso a los niños que sufren de bullying, ya que son utilizados como mero medio para que los victimarios se sientan mejor destruyendo el autoestima de sus semejantes. También con la teoría del contrato social, podemos relacionar que las acciones de agresión, atentan directamente contra la convivencia social, por lo que el bullying es una manera de romper el contrato social al dañar tanto física como psicológicamente a las demás personas (Hobbes citado por Rachels, 2009, p.225-230). Asimismo esta acción infringe a la ética de la virtud, debido a que la agresión está considerada como un vicio, dado a que no es un rasgo de carácter habitual que sea bueno que una persona tenga, si no que al contrario, es malo que una persona sea agresiva ya que afecta a los demás (Rachels, 2009, p.273-283). Con la información anterior es fácil comprender por qué es un dilema ético, y por qué es tan importante hacer algo para solucionar este problema.

Es fundamental que se tomen cartas en el asunto acerca de este tema para que se pueda vivir mejor como sociedad, debido a que los niños que actualmente forman parte de esta situación, serán los futuros líderes de nuestro mundo. Como se mencionó previamente en este documento el problema comienza en la educación dentro de la familia, por lo que es primordial atacar el problema desde la raíz educando a los padres cómo educar a sus hijos. Lo ideal es empezar el proceso de educación e inhibición de la agresión en los primeros años de vida, sin embargo se puede educar a los hijos a cualquier edad. Una manera de empezar con este cambio en la educación es no atender las peticiones de un niño que está haciendo un berrinche por obtener algo, de esta manera se le hace entender al niño que existen maneras adecuadas de pedir las cosas y el hacer berrinche para exigir algo no es una opción. Ante este tipo de situaciones, los padres deben conservar la calma y reaccionar de una manera amable y colaboradora, tarea que no resulta ser fácil. El objetivo principal de estas acciones es evitar por completo la hostilidad en el ambiente familiar para que los niños aprendan a controlar sus emociones negativas. También debemos considerar que la comunicación y el afecto son factores altamente importantes; esto se puede comenzar a hacer promoviendo la convivencia y las actividades colaborativas dentro del ambiente familiar. Asimismo es substancial que durante estas actividades los padres muestren interés por los amigos, las aficiones y las preocupaciones de sus hijos, al igual de reconocer sus cualidades y hacérselas saber, además de elogiar las buenas conductas que estos hagan, para que de esta manera puedan diferenciar qué es lo correcto y puedan sentirse mejor consigo mismos (del Barrio, 2099, p.106-107).

Otra posible forma de atacar y prevenir esta circunstancia, que puede ir de la mano con la educación, es la promoción de la salud. El promover que los niños hagan ejercicio, produce que sus posibles sentimientos de ira o agresión los proyecten al realizar algún tipo de actividad física, y al hacer esto se reduce significativamente la agresión contra los demás. Por otra parte, al fomentar una alimentación balanceada, en donde los niños obtengan la cantidad de calorías que en realidad necesitan, hace que se sientan mejor física y emocionalmente y de esta manera se aminoran las posibilidades de que estos puedan atacar a los demás niños. Estas dos acciones además de atacar el problema fundamental del que estamos hablando en este documento, el bullying, ayuda directamente con el problema de obesidad que actualmente sufre la población infantil (Hodgins, 2008 , p.16-17).

También es importante atender a los niños que son buleados, ya que por lo general son niños con baja autoestima que se encuentran solos y sin amigos. Estos factores en su gran mayoría son producidos en el seno familiar, en donde la falta de comunicación y la hostilidad hacen que los niños generen una percepción negativa de su entorno dentro del hogar y de su ambiente escolar (Caya, 2010, p. 157-158). Estos niños al igual que los niños bullying requieren que sus padres les dediquen más atención en donde la comunicación y el afecto sean partes fundamentales de su ambiente familiar, para que de esta manera los niños tengan una mejor imagen de su entorno y puedan transferirlo a su medio escolar.

Es un hecho que el problema de bullying, es un problema real que está afectando a nuestra sociedad día a día y que sin duda, cada vez crece más debido a que muchos padres creen que es mejor proveer a sus hijos con objetos materiales que con atención y afecto. Lo preocupante de este asunto es que puede marcar a los niños de por vida con inseguridades y una autoestima muy baja e incluso ha llevado a muchos niños y jóvenes al suicidio. Es por esto que no debemos hacer caso omiso a esta situación, y los padres deben de comprometerse por completo a la educación de sus hijos, para que de esta manera se prevenga la agresividad en los niños, y en el caso de que ya sean agresivos, se corrija esta actitud lo más pronto posible. Es de suma importancia que se arregle este problema de inmediato, para que los niños puedan crecer sanamente y así en un futuro puedan ser ciudadanos de provecho.


REFERENCIAS

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