Esto saldra antes del leer mas
Paolo
Franco Vázquez Contreras
A01228832
Grupo
1
Lo
que constituye y debería constituir una familia
Abstract
El
propósito de este ensayo es argumentar a favor de la adopción por parejas del
mismo sexo. Tomando en cuenta que se está a favor del matrimonio homosexual,
expondré argumentos que se surgen usualmente para estar en contra de dicho
tema, explicaré sus detalles, sus razones como sus falacias y, finalmente,
contra argumentaré esas posiciones con evidencias, estudios, razones y
argumentos que abogan por permitir dejar que parejas del mismo sexo puedan
adoptar hijos tal como lo hacen los heterosexuales.
Palabras claves – Matrimonio homosexual, homosexualidad, adopción,
igualdad, libertad, derechos humanos, amor
-
Primero
y ante todo, cabe señalar que mi postura sobre el matrimonio homosexual es a
favor, como lo es cada vez más común en el mundo occidente. La razón de este
ensayo, no obstante, es discutir sobre el derecho de las parejas homosexuales
al poder adoptar a un niño o no. Como hacia el matrimonio, mi postura también
es a favor aunque entiendo por qué existe tanta gente, en nuestra ámbito
incluido, que está en contra, sea por los derechos de los niños y los juicios,
usualmente mal sustentados, que se tiene hacia los homosexuales, o por otras
razones, las cuales expondré. Debido a que es una tema tan controvertido,
pondré en el plano del ensayo argumentos a favor y en contra de la adopción entre
una pareja homosexual, con una inclinación hacia estar a favor de tal tema.
Los
argumentos que usaré, por lo menos los que son a favor de la adopción por
parejas homosexuales estarán basados en los derechos humanos de los
homosexuales como humanos, como también los derechos de los niños a los que se
contempla adoptar. Adicionalmente, sostendré mis argumentos con el apoyo de la
universalidad, imparcialidad y racionalidad. Primero, antes que exista la
opción de adoptar un niño e integrarlo a una pareja homosexual, la unión entre
los homosexuales debe estar establecida como una práctica aceptada
jurídicamente, por lo menos en nuestro país. Sobre los matrimonios del mismo
sexo, reitero, yo estoy a favor por la simple razón de que yo creo en el amor
como creo en un Dios existente en alguna forma u otra. Pese a que exista gente
que no crea ni en el amor ni en un Dios, yo sé que todo aquel que haya conocido
el amor puede afirmar la dicha e inmensa felicidad que esto le trae al ser
humano. Quizá el amor no puede ser cuantificable, quizá no puede ser medido, ni
pueda ser tocado físicamente, pero todo aquel creyente del amor entiende que la
forma de consumar dicho sentimiento es a través del matrimonio y negarle esto a
un ser humano es imparcial e irracional. Ahora, como existe el amor entre
parejas, también existe el amor que el padre y/o la madre le tiene al hijo,
como el hijo le tiene a la madre y/o al padre. Yo creo que tanto la pareja como
el posiblemente adoptado tienen el derecho de ser amados, queridos y cuidados
en un ambiente sano, siempre y cuando, a la hora de juzgar a una pareja
homosexual apta o no para adoptar, se haga con el mismo criterio imparcial que
se hace con parejas heterosexuales. Al final del día, todos los heterosexuales
(con la excepción de los estériles) tienen la habilidad y el derecho de
engendrar sin prohibición como se les dé la gana, incluso cuando la procreación
no es planeada o, peor aún, cuando los padres heterosexuales mal preparados o
mal educados terminan proporcionándole un daño emocional o psicológico al niño
que sería incomparable con el amor y apoyo que le brindarían a dicho niño, una
pareja responsable y estable, la cual no solo busca crear una familia, sino que
también busca librar a un ser inocente de tan tristes condiciones, como las que
se viven en un orfanato.
Principalmente,
antes de abordar y exponer los argumentos y las razones por las que se debería
de aceptar y legalizar la adopción de niños por parejas del mismo sexo, primero
se deberían exponer los contraargumentos que se usan para estar en contra de
dicho tema y de esa forma, poder disuadirlos y esclarecer los mitos y falacias
que los rodean. Primero, es muy común que se usen los argumentos de mandato
divino y de la ley natural para estar en contra, no solo de la adopción entre
parejas del mismo sexo, sino que también para troncar el avance de los derechos
LGBT y de los matrimonios entre las parejas homosexuales. Refiriéndose al
mandato divino, es un hecho no argumentable que las principales religiones
occidentales (la cristiana, la judía y la musulmana) dictan a través de la
escritura “ordenada por Dios” que la homosexualidad y cualquier sub-tipo de
ella está prohibida. De hecho, en el libro de Levítico, se ordena que los actos
homosexuales, por lo menos entre los hombres, es prohibido y hasta castigable
con la muerte a los participantes (Epstein, 2006, p. 52). Siendo nuestro país,
desde su incepción, un país influido fuertemente por la iglesia católica y las
religiones en general teniendo una fuerte influencia en la sociedad desde hace
más de dos mil años, es entendible cómo la homosexualidad es vista de forma
negativa por la sociedad. Tal influencia sobre la sociedad por la religión
autoriza cualquier acto de intolerancia, discriminación e, incluso, abuso
físico hacia los homosexuales debido a que, según la Biblia, cualquier sangre
derramada está sobre los homosexuales ellos mismos. Debido a este
adoctrinamiento de tan enormes proporciones, la simple aceptación o, por lo
menos, la toleración, de la homosexualidad se dificulta, lo cual disminuye aún
más las posibilidades de contemplar el matrimonio entre parejas del mismo sexo
o la adopción por ellas mismas.
Segundo, se usa el argumento de que el matrimonio
homosexual y, por ende, la adopción entre parejas del mismo sexo, es innatural
y debería ser prohibidos debido a que parejas del mismo sexo no pueden
reproducir y procrear vida como cualquier otro ser viviente. Se enfatiza la
necesidad de que un niño crezca y desarrolle su vida acogido por el amor y el soporte de una figura paternal y
maternal y, debido a que en una pareja homosexual, haría falta una de estas
figuras, se argumenta que al niño no se le estarían satisfaciendo sus
necesidades básicas, como argumenta Salvador Abascal en su artículo “Los
matrimonios homosexuales y los derechos humanos:”
Al niño o a la niña
tampoco le parece natural tener dos papás o dos mamás. En estudios similares en
los Estados Unidos, se presenta cada vez más frecuente el caso de que niñas
adoptadas por lesbianas les piden a varones cercanos a su círculo que sean sus
papás (McCandish, Against all odds: Lesbian Mother Family Dinamics). Lo mismo
ocurre con niños varones que tienen dos “papás”, y que desean tener una mamá
como los demás. ¿Quién en su sano juicio no lo desearía?
Existen algunos con razonamiento extremista que aún
pueden llegar a argumentar que si el matrimonio homosexual, o lo homosexualidad
en general, es tolerada y aceptada, nuestra población podría llegar a perecer
debido a que no se estaría reproduciendo como se es común, como también
argumenta el mismo Abascal, “De haber sido “natural” desde la antigüedad el mal
llamado matrimonio homosexual, lo verdaderamente natural es que la raza humana
se hubiese ya extinguido sobre la faz de la tierra” (Abascal, n.d., p. 16). Por
último, otro gran argumento en contra de la adopción entre parejas del mismo
sexo es que al adoptar a un infante o a un niño, se lo podría perjudicar su
estado de vida y de salud debido al estilo de vida tan “anormal” que llevan las
parejas homosexuales. Por ejemplo, un razonamiento común es el siguiente: “Lo
que no se vale, digan lo que digan los defensores de la causa de las “bodas
gay”, es que se juegue con el futuro de los más inocentes de los inocentes, que
no pidieron ser “hijos” de parejas del mismo sexo” (Abascal, n.a., p.17). Aún
más allá, existen ciertos estudios que demuestran que la adopción entre parejas
del mismo sexo exponen al adoptado en ciertos riesgos psicológicos reales.
Según un estudio hecho examinando el bienestar de niños adoptados por parejas
del mismo sexo, se concluyó que, “los hijos de lesbianas tuvieron
una mayor
frecuencia de: algún tipo de atracción sexual por el mismo sexo, considerar
tener una relación sexual de tipo homosexual, tener de hecho relaciones
sexuales homosexuales y tener de hecho una orientación sexual de tipo
homosexual o bisexual” (Irana, 2006, p. 385) entre otras irregularidades. Pese
a que existen estudios creíbles en contra de la adopción entre parejas del
mismo sexo, en muchos casos son llevados en ambientes y porciones de tiempo
convenientemente controlados, mientras que también existen estudios igualmente
(o aún más) creíbles que alegan lo completamente opuesto.
Ahora,
uno por uno, explicaré cómo estos argumentos están mal sustentados al tratar de
prohibir la adopción por parejas del mismo sexo. Primero y antes que nada, pese
a que la iglesia católica tenga una influencia muy poderosa, no solamente sobre
nuestro país sino sobre toda Latinoamérica, se debe entender que la
Constitución de los Estados Mexicanos Unidos separa al Estado de la iglesia y, por
ende, cualquier ley federal, estatal o local debe de ser legalizada y
implementada sin la coacción de la iglesia o cualquier otra religión. Esta
separación de iglesia y Estado como también la declaración del Estado mexicano
como un país laico empezó cuando se implementó la Constitución de 1857 bajo el
mandato de Benito Juárez y fue ratificada una vez más por la Constitución de
1917 bajo el artículo 130 después de la Revolución mexicana. Refiriéndose a los
tiempos contemporáneos, la Suprema Corte de Justicia de México ha declarado
inconstitucional y discriminatorio considerar al matrimonio exclusivamente
entre un hombre y una mujer al afirmar, “las parejas homosexuales se encuentran en una situación equivalente a las
parejas heterosexuales, de tal manera que es totalmente injustificada su
exclusión del matrimonio” (http://www.bbc.com/). Este fallo, como también el de
la Corte Suprema de los EEUU a fecha similar, toma precedente sobre el tema en
territorio nacional y se convierte en la decisión judicial predominante en la
región pese al empujo social conservador. Y, como dice Abascal, “según nuestras
leyes, no puede haber matrimonio [homosexual] sin derecho a la adopción. Sin ninguna
dificultad, cualquier juez podría conceder un amparo a los “unidos” bajo el
cobijo de esa ley de excepción” (Abascal, n.a., p. 15), lo que significaría que
el prohibir la adopción a parejas del mismo sexo sería, por sí mismo,
inconstitucional y discriminatorio hacia ellas.
Segundo, se argumenta contra la adopción por parejas del
mismo sexo debido a lo innatural y anormal que es la homosexualidad en la
naturaleza. Se basa en la creencia que el fin del sexo en la naturaleza es la
procreación y que cualquier desviación de esto es algo inaceptable e
intolerable. El problema con este argumento es que la naturaleza, a través de
millones de años, ha evolucionado, cambiado y está en constante adaptación para
sobrevivir, como también lo está el matrimonio, cuyo ritual ha sido tradición
desde alrededor de mil años, lo que simplemente es una milésima en comparación
con la vida de la Tierra. Como comenta Stephanie Coontz en su libro Marriage,
a History (2005), “no fue sino hasta 1215 que la iglesia católica convirtió
el matrimonio en un sacramento, y hasta 1563 que empezó a imponer reglas que
obligaban a que se realizaran ciertas ceremonias para que un matrimonio fuera
legítimo” (Coontz, 2005). El matrimonio en sí se volvió obligatorio a mediados
del milenio pasado y como fueron pasando los siglos, las leyes del matrimonio
han sido ajustadas e incluso cambiadas para promover un cierto punto de vista o
hacer del matrimonio algo más equitativo (Ortiz Millán, 2011, p. 4).
Adicionalmente, se puede decir que el matrimonio, más que ser medio para
procrear, también es proveedor de otros bienes como la consumación del amor, la
compañía, el placer, la protección, el abatimiento del miedo a la soledad, el
desarrollo y crecimiento personal a través de la comunicación que se requiere
en una matrimonio y la realización en conjunto de metas a largo plazo, entre
otros beneficios. Finalmente, puede sonar un poco absurdo llamar a los actos
homosexuales algo innatural debido a que, según los Centers For Disease
Control, el sexo anal es practicado por un porcentaje de heterosexuales mayor
al de los homosexuales. Según una encuesta realizada en los Estados Unidos por
la CDC en 2002, se concluye que entre 60 y 68 millones de heterosexuales
practican el sexo anal, mientras que sólo 1,474,875 homosexuales lo practican
(CDC 2005). Pese a que el sexo anal, visto como innatural por muchos, sí es
practicado por los homosexuales, un porcentaje mayor de parejas heterosexuales
lo practican. Esto aún tomando en cuenta que esta encuesta fue llevada acabo en
2002, hace más de 13 años, cuando el matrimonio homosexual aún se veía como un
tabú de la sociedad, mientras que ahora, el Presidente de los Estados Unidos y
la Corte Suprema del mismo país aprueban del matrimonio homosexual. Lo cual,
según mi opinión, significaría que si una encuesta similar fuera llevada acabo
en el presente, los resultados resultarían aún más favorables en soporte de
este argumento debido a la liberación de la homosexualidad en el mundo
occidental.
Finalmente, otros muchos se agobian por el estado mental
y emocional de los adoptados por parejas del mismo sexo debido a que se cree
que los hijos de padres o madres homosexuales sufrirían el riesgo de presentar
problemas psicológicos o sociales, cuando no de volverse homosexuales ellos
mismos, y que sufrirían discriminación. En argumento contra la primera razón,
según un estudio realizado por la Asociación de Psicológica Americana en el
2005 bajo el titulo Lesbian and Gay
Parenting, en el se analizan
cientos de casos de familias homosexuales a través de Europa y América del
Norte, se concluyó que hijos e hijas adoptados/as por parejas homosexuales no
muestran problemas sociales o psicológicas que se pudieran atribuir a la
orientación sexual de los adoptadores. Se mostró que hijos de parejas
homosexuales desarrollaron patrones de conducta similares a los de parejas
heterosexuales y que la orientación sexual de los adoptados no depende de sus
padres, sean heterosexuales u homosexuales (APA 2005). En general, el estudio
llevada por la APA concluyó que hijos adoptados por parejas homosexuales tienen
tantas posibilidades de tener problemas psicológicos o sociales, o incluso, ser
homosexual, como las tienen los hijos de parejas homosexuales. Ahora, en cuanto
al cuidado que se tiene a la posible discriminación que sufrirían los adoptados
por parejas del mismo sexo, yo opino que esto no debería de ser motivo de
detraerse de la adopción por una pareja homosexual. Todos, en algún punto de
nuestras vidas, hemos sufrido discriminación por alguna razón u otra y, tomando
en cuenta que vivimos en un país donde se discrimina hacia todo aquel que sea
diferente o femenino y que tenemos de vecino a otro país infame de discriminar
contra aquellos de raza, religión y etnicidad diferente, yo creo que el dejar que
parejas homosexuales se casen y pueden formar una familia solo podría aliviar,
ayudar y contribuir hacia la pelea contra todo tipo de discriminación. Decir
que no se debería dejar que una pareja del mismo sexo adopte debido a la
discriminación que el adoptado sufriría sería equivalente a tratar de esconder
un problema más grave y enfermizo que tiene la sociedad debajo del tapete, como
se suele decir en EEUU; lo cual no llevaría a una solución y remedio al
problema, sino que solo lo agravaría. Finalmente, de privarles a las parejas
homosexuales la oportunidad de adoptar sería lo equivalente a privarles a los
adoptados la posibilidad de tener acceso a la seguridad, el cariño y la
educación que una pareja del mismo sexo les podría ofrecer tan sencilla y naturalmente
como una pareja heterosexual. Desafortunadamente, según datos del Consejo
Nacional de Población, del instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática
y de Desarrollo integral de la Familia de 2007, solo 6.8% de los 28 mil niños y
niñas en posibilidad de adopción fueron adoptados (DIF 2007). Sin duda, si las
parejas homosexuales tuvieran la oportunidad de adoptar, el porcentaje de
adoptados por año aumentaría, mientras que cada vez serían menos los niños y
niñas que vivirían en su fría y triste realidad en orfanatos o casas hogar.
En conclusión, nunca faltan argumentos para estar en
contra del matrimonio homosexual y la posibilidad que estos tienen de adoptar.
Sea por razones bíblicas, por la ley de la naturaleza, por el relativismo
cultural de nuestro país o por la supuesta defensa de los derechos humanos de
los niños, es aparente que existen argumentos creíbles, aunque lejos de
infalibles, para estar en contra. Pese a esto, como expuse, estos argumentos
son antiguos, están débilmente y convenientemente sostenidos, no tienen voz en
un Estado regido por leyes constitucionales, pensamiento racional e ilustrado o
simplemente existen razones y estudios que se sobreponen y sobrepasan a los que
previamente se tenían sostenidos. Al final del día, aceptar el matrimonio
homosexual y el adoptar por parejas homosexuales es algo necesario en una
sociedad que aspira a crecer social y culturalmente debido a que estaría
cumpliendo uno de los derechos humanos más importantes y fundamentales de
nuestra vida: el de poder elegir con quién casarse y compartir nuestras vidas.
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