jueves, 2 de julio de 2015

El género que me performa

El género que me performa[1]
Darío Emiliano Hurtado López

El género es una construcción social determinada por el sexo y no por el individuo. A pesar de que el género es independiente de la preferencia sexual de las personas, se suele asociar al género con ésta. Uno no nace con el género, la sociedad se lo impone y es nuestro deber performarlo al igual que la sexualidad. En vez de categorizar a las personas como género masculino y femenino (que inevitablemente se ha ligado como hombre y mujer), deberíamos ver a los individuos exclusivamente como personas. Al lograr esto se permitiría liberar a la sociedad de problemas relacionados con la discriminación a las personas que no siguen el canon del deber ser.

Muchas personas confunden la categoría de sexo y género. Mientras el sexo es una característica biológica que está determinada por nuestros órganos sexuales (aunque es refutable en el caso de las personas intersexo que poseen ambos genitales pero los doctores, en vez de fijarse en su carga hormonal, se fijan en el desarrollo de éstos para definir el sexo), el género es el cómo la sociedad le ha ligado características de comportamiento o deber ser a un sexo. Esto quiere decir que el género es una construcción social, pues desde que nacemos, la sociedad ha impuesto sobre nosotros las características ligadas a nuestro sexo y no a nuestro género.

La división de género masculino y femenino es una visión retrograda que invita a acentuar nuestras diferencias. La sociedad se ha valido de estas diferencias para remarcarlas en los discursos moralizantes y a provocado discriminación entre las minorías que no se ajustan al canon.
Mediante el género se ha “naturalizado” la heterosexualidad, excluyendo a la homosexualidad de una valoración simbólica equivalentemente aceptable. Aunque en nuestra cultura de facto  se acepte la homosexualidad, el deseo homosexual queda fuera de la lógica de género y tiene un estatuto (simbólico, moral y jurídico) diferente al de la heterosexualidad: están fuera de la ley. De ahí que exista un buen número de personas cuyas vidas están en conflicto abierto con la sociedad. (Lamas, 1997, p. 348)

El machismo, el feminismo, la homofobia, la xenofobia son solo ejemplos que han sido derivados por la diferencia del género. Eliminar los géneros y considerar a las personas únicamente como seres humanos sería la idea idílica, empero implica grandes problemas logísticos para el Estado al momento de registrar a los humanos al nacer. Esto se debe a que, generalmente, la persona se da cuenta de su verdadero género hasta después de alcanzar un mínimo de edad. Por eso propongo ampliar el género binario a uno que abarque un mayor espectro, en el cual, las minorías se vean incluidas en el paradigma social.

La mayoría de las culturas dominantes son patriarcales, en éstas el hombre domina. Dependiendo de en dónde le toque a uno vivir, los individuos deben comportarse de cierta manera pues se han ligado comportamientos y características a los géneros establecidos. Por ejemplo: cuando nace un bebé se deberá vestirlo de azul si es varón y rosa si es mujer, el hombre no debe llorar y las mujeres deben hacerlo, el hombre debe ser duro y la mujer sensible, etc. “Elegir un género es interpretar las normas de género recibidas de un modo tal que las reproduce y organiza de nuevo” (Butler, 1997, p. 309). Cuando una persona no va de acuerdo al género que le ha impuesto la sociedad, entonces vienen los problemas de discriminación. La desigualdad en los salarios entre hombres y mujeres, la homofobia, la creencia que los bisexuales son homosexuales o heterosexuales, los hombres que se visten de mujer son vistos como algo grotesco, etc.

¿Qué es lo que sucede cuando una persona tiene órganos de ambos sexos? Lo que en el pasado se denomino hermafrodita, ahora ha sido reclasificado como intersexo. La nueva acepción permite abarcar los más de veinte tipos de variaciones con respecto al desarrollo de los genitales de ambos sexos. Algunas personas piensan que esto es muy raro, no obstante todo depende de la fuente. Hay muchas cifras y en la mayoría muestran números impresionantes, doctores que aparecen en National Geographic afirman que existe la misma posibilidad de nacer pelirrojo que de nacer intersexo, otros la profesora Alice Dreger de la escuela de medicina de Chicago dice que 1 de 2,000 niños nace con genitales de ambas partes (más de tres millones de intersexuales en el mundo) (National Geographic, 2015), otros afirman que el 4% de la población mundial está compuesta de hermafroditas desde el punto de vista biológico (Lamas, 1997, p. 339).

Resulta un problema para los médicos decir si la persona es hombre o mujer, los padres o peor, los mismos médicos, deciden el sexo del recién nacido y por ende, le asignan un género. Esto conlleva a grandes problemas pues las personas no tienen un sentido de pertenencia con respecto a su género (clínicamente se denomina disforia de género). Muchas veces se le oculta a estas personas su verdadera condición. Si existieran varias categorías de género en los documentos oficiales del Estado, se podría mejorar la calidad de vida de estas personas que no pueden identificarse con un sexo.

Algunas personas afirman que el género se puede enseñar e imponer a los niños. John Money, un psicólogo australiano, creía que el género que se enseñaba en la infancia y lo trató de probar con unos gemelos idénticos. A este experimento se le conoció como el caso Reimer en éste, dos gemelos idénticos de nacimiento varones fueron separados como hombre y mujer debido a un accidente en la circuncisión de uno de ellos. David Reimer fue reidentificada como Brenda Reimer. Money afirmaba que ella había logrado desarrollarse como mujer sin ningún problema. Empero, Brenda sentía que no era mujer y lo mostraba en sus actitudes diarias: rechazaba los juguetes, ropa y actividades para mujeres, imitaba a su padre cuando se rasuraba que tendría que ser hombre. sus padres le explicaron su situación y a los catorce años regresó a ser David Reimer. Él se casó y tuvo una familia, lamentablemente se suicidó en el 2004 (Schillo, 2011).

Queda claro que, a pesar de los rasgos biológicos, el género lo eligen las personas. Pocas se atreven a confrontar los estigmas sociales que implican los géneros que no están de acuerdo con su sexo biológico,  mucho menos los que se identifican con una preferencia sexual distinta. Si bien hay muchas personas que tienen el coraje y valor de tomar estas decisiones, existen otras que no pueden desapegarse a su contexto social. Muchas otras ni siquiera pueden adecuarse a los géneros establecidos pues no se consideran hombres ni mujeres. Eliminar el género y establecerlo como seres humanos o personas sería más benéfico para la humanidad. Sin embargo, considerando el contexto social en el que vivimos, creo que lo único que se puede hacer en la actualidad, es crear más géneros para que la gente se pueda identificar con uno que vaya más acorde a su realidad.
La retirada del género binario, que ha dominado las formas culturales del el periodo moderno, es un proyecto ético. No es posible ignorar lo binario, pero es posible engendrar modelos para el empoderamiento sexual que reconstruye la normatividad[2]. (Tauchert, 2011, p. 190)

La propuesta de autoras como Tauchert nos invitan a revalorar los géneros que se han establecido y respetar la dignidad y calidad de vida de las personas que no se encuentran en estas categorías. El gran problema de las minorías es que no son considerados como interlocutores válidos. Si éstos pudieran expresar sus ideas a través del diálogo, se podrían instaurar más géneros. La paráfrasis de Cortina sobre la necesidad del diálogo creadas por Karl Otto Apel y Jürgen Habermas establece que “las personas no llegamos a la conclusión de que una norma es ley moral o es correcta individualmente, sino a través del diálogo con los demás” (1996, p. 8). Primeramente se necesita educar a la gente para que sepan que es algo más común de lo que se piensa, después se podría dialogar con estas personas para que se les permita expresar el cómo la limitación de géneros les impide llevar una vida feliz, que les arruina su proyecto de vida. Si “el prudente se propone siempre fines buenos”(Cortina, 1996, p. 2), entonces abolir el género, o al menos expandirlo a más opciones, sería prudente. Muchas personas no pueden alcanzar la felicidad debido a las limitaciones que le ha impuesto la sociedad y el género que performa. La virtud de la prudencia por parte del Estado y de la sociedad, permitiría que las personas puedan alcanzar su felicidad sin las limitaciones externas.

Todo esto va relacionado con la postura aristotélica que explica Adela Cortina “los seres humanos realizamos nuestras acciones y elecciones por un fin, ser felices.” (1996, p. 2). Desde esta postura, la abolición del género llevaría a la felicidad a las minorías (las personas que no pueden adquirir el género prefieren debido a las limitaciones de su sexo). Por ende, se respeta la dignidad del individuo y no los intereses heterosexuales.
Para entender el género, debemos de dejar de equiparar género con genitales[…] Tratar de erradicar el género sólo es una estrategia para eliminar las jerarquías inherentes en la construcción social actual del sexo y de los cuerpos, estamos imponiendo una dura censura, imponiendo un terrible silencio en una importante parte de la individualidad humana[3] (Green, 2011, p. 70).

Si el género es una construcción social y somos seres racionales, ¿por qué no ampliar el espectro del género? Varias culturas lo han hecho: los indios Lacota tienen una palabra para los transgénero[4] winyaketcha que significa “persona con dos almas”, kathoey  es un término tailandes que significa “ni hombre ni mujer” y que emplean para las personas homosexuales, transexuales y travestis, los hawaianos utilizan la palabra mahu para las personas transgénero, en México una región de Oaxaca llamada Juchitán se les denomina a las personas que transgrede la dicotomía hombre-mujeres sin importar el sexo de nacimiento como muxe, etc. (Haynes & McKenna, 2011).

Esto demuestra que no es una cuestión actual, sino que esto ha existido desde hace mucho tiempo y que muchas culturas adaptaron su sistema e incluyeron a las personas transgénero  en su contexto social. Incluso en algunas culturas, son admiradas y tienen papeles respetados y preponderantes en la región: las muxe de México, las hijras de la India, los chamanes en Ecuador, etc. Incluir nuevos géneros es la clave para que se pueda respetar la dignidad de estas personas y que se les permita llegar a la felicidad al incluirlas al sistema social y del Estado.

Algunos detractores dirán que esto genera múltiples costos, que la gente está acostumbrada a los binarios y que la dicotomía debe prevalecer a toda costa. Encaminadas al pensamiento del mandato divino[5] afirman las personas con creencias judeocristianas que Dios jamás creó otros géneros y que el Estado tampoco debería hacerlo.

Si dejamos de lado la cuestión religiosa (muchas religiones precolombinas y de la India tienen modelos de géneros diferentes a la dicotomía a la que aluden los judeocristianos), podríamos fijarnos de naciones que han adaptado su sistema legal a las necesidades de la sociedad. La mayoría de las naciones son entidades laicas y esto significa que la religión no puede estar por encima del Estado. Se pueden observar varias naciones que han dado un paso hacia el cambio.  En Nueva Zelanda, Australia y Nepal se puede elegir un tercer género en los pasaportes. Alemania, Nueva Zelanda, Australia para los recién nacidos existe la posibilidad de elegir el tercer género para los que no estén en la dicotomía de género (en Alemania se considera la posibilidad de cambiar las actas de nacimiento de las personas que son intersexo y fueron asignadas erróneamente un sexo al nacer). En Pakistán, India, Tailandia y Nepal se han expedido documentos legales específicos para personas del tercer sexo.

Todas estas prácticas hacen evidente que el permitirles tener un documento oficial que reafirme su identidad, que les permita ser quiénes son y no cómo quieren que sean es liberador para ellos. Nepal incluso tiene censos para personas del tercer género, forman parte activa de la comunidad y está prohibido discriminar a cualquier persona que esté en el tercer género.

Esto va en contra de los que tenían un pensamiento utilitarista, pues creen que los costos son mayores que los beneficios ya que se debe elegir la opción que beneficie a la mayoría y el tercer género sólo beneficia a la minoría. Estos países demuestran que, el costo no importa, que es mejor incluir a las personas que dejarlas ocultas. Hay países con economías importantes como Alemania y países que no ostentan un gran poder como Nepal que ya han incluido el tercer género. Los países que mencioné previamente demuestran que es viable económicamente hablando expedir documentos incluyentes e incluso cambiar los ya existentes en caso de estar en la norma de tercer género. Si “la felicidad consiste en organizar de tal modo toda nuestra vida que logremos el máximo placer y el mínimo dolor” (Cortina, 1997, p. 4) entonces reorganizar nuestra vida para darle el máximo placer y felicidad a las minorías, vale la pena. Si nos enfocamos en la perspectiva utilitaria cualitativa, sería un costo mínimo a comparación de los beneficios que se obtendrán al incluir a todas estas personas dentro de nuestra sociedad. Segregarlas y relegarlas por ser minoría es un error garrafal pues no se respeta a las personas, que son un fin en sí mismas. 

La manera de lograr el cambio de acuerdo con Traquam McKenna, es creando una “Política para el cambio positivo y reconocimiento de las personas intersexo, transgénero, gay y lesbianas en la educación”[6]. El documento creado por la autora pretende servir como modelo para las naciones que planeen incluir al tercer género en su sistema. La autora propone proveer educación social y emocional en instituciones, asegurar la igualdad de oportunidades, buscar un entorno seguro, proveer modelos andróginos, y uno de los más importantes, eliminar el silencio (McKenna, 2011, pp. 207-2011).

La importancia de esta política es que el cambio sea sencillo también para la sociedad. Muchas personas no conocen de que existen personas que son diferentes a la dicotomía del género, que deben performar un género que no es el suyo, pues la mayoría de estas personas permanecen en el anonimato debido a la presión social y la vergüenza que les hacen sentir sus padres y doctores. La creación de un tercer género no planea ser agresiva contra la comunidad heterosexual, estas personas simplemente quieren ser autenticas y ser reconocidas por quiénes son, por ser individuos, seres humanos, no por sus genitales ni por su preferencia sexual. No obstante, no pretenden mentirse a sí mismos al tener que elegir un género que no es el suyo.

El proceso que debería buscarse es la eliminación del género y categorizar a todos los individuos como seres humanos. Pensemos un momento, ¿cómo se denominaría a una persona que nació con órganos femeninos, se cambió el sexo a masculino y le gustan las mujeres? ¿y si en vez de las mujeres le gustan los hombres?, ¿y si le gustara una persona que nació con órganos masculinos y que se cambió a mujer? Queda claro que las clasificaciones de masculino, femenino, heterosexual y homosexual se quedan cortas. A esto aluden los pansexuales[7], buscan amar a la persona por quién es, por cómo piensa, no por su género o sexo. Suena muy extremista esto pero parece ser más lógico, uno no se enamora de alguien por ser hombre o mujer, sino por la persona, por buscar un proyecto de vida, porque genuinamente ambos buscan aprender y crecer como personas. Tal vez el cambio está muy lejos y faltan años para que una reclasificación tan radical suceda. Si la lucha para que las personas de color dejaran de ser esclavos, que se terminara la segregación y que ganaran derechos duró tanto tiempo, no hay razón para creer que esto podría suceder. Recientemente México consideró inconstitucional que las personas del mismo género no se pudieran casar y Estados Unidos legalizó el matrimonio entre personas del mismo género en todo el país. Si ellos ya están encaminados hacia el cumplimiento de sus garantías individuales, entonces es tiempo de apoyar a los que nadie ve, la verdadera minoría, los que no tienen voz, los que han sido segregados y ocultados por el temor al qué dirán. Si la primera parada fue la homosexualidad, la siguiente estación es el tercer género.

Referencias básicas
Lamas, M. (1997). Usos Dificultades y posibilidades de la categoría "género". In El Género: la construcción cultural de la diferencia sexual (pp. 327-364). Distrito Federal, México: Miguel Ángel Porrúa.
Butler, J. (1997). Variaciones sobre sexo y género: Beauvoir, Wittig y Foucault. In M. Lamas, El Género: la construcción cultural de la diferencia sexual (pp. 303-326). Distrito Federal, México: Miguel Ángel Porrúa .
Green, J. (2011). The Art and Nature of Gender. In F. Haynes, & T. McKenna, Unseen Genders (pp. 58-70). Nueva York, Estados Unidos de América: Peter Lang.
(2011). Glossary. In F. Haynes, & T. McKenna, Unseen Genders (pp. 215-222). Nueva York, Estados Unidos de América: Peter Lang.
McKenna, T. (2011). Conclusion. In F. Haynes, & T. McKenna, Unseen Genders (pp. 203-211). Nueva York, Estados Unidos de América: Peter Lang.
Rachels, J. (2007). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de Cultura Económica.
Schillo, K. K. (16 de Noviembre de 2011). Nature or Nurture: The Case of the Boy Who Became a Girl. National Center For Case Study Teaching In Science , 4.
Tauchert, A. (2011). Beyond the Binary: Fuzzy Gender and the Radical Center. In F. Haynes, & T. McKenna, Unseen Gender (pp. 181-191). Nueva York, Estados Unidos de América: Peter Lang.

Referencias complementarias

Colmer, V. (4 de Septiembre de 2010). GABRIEL J. MARTIN INTERSEXUAL «Me negaba a ponerme bikini». Recuperado el 12 de Junio de 2015, de http://cac.drac.com/?p=256
National Geographic. (13 de Mayo de 2015). La ciencia del género. Recuperado el 18 de Junio de 2015, de Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=vb8v70aFUlE
Theory.org.uk. (2008). What is Queer Theory? Recuperado el 11 de Junio de 2015, de Theory.org.uk: http://www.theory.org.uk/ctr-que1.htm
Yale University. (s.f.). Queer Theory and Gender Performativity. Recuperado el 9 de Junio de 2015, de Open Yale Courses: http://oyc.yale.edu/english/engl-300/lecture-23



[1] Viene de performance que puede ser traducido a actuar. No obstante, para no desviarse de su significado, se latiniza como performar.
[2] Traducción del autor
[3] Traducción del autor
[4] Transgénero es un término estadounidense para incluir a las personas transexuales, travesties, intersexo, cross-dressers y género disfórico (Haynes & McKenna, 2011, p.222)
[5] Mandato divino: todo lo que creo Dios tiene una razón de ser y no se puede alterar porque Dios es infinitamente bueno y sabio. (Rachels, 2007).
[6] Traducción del autor
[7] Viene del griego pan que significa “todos”

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