Hoy en día, la República
Democrática del Congo se encuentra en un estado permanente de hostilidad.
Viviendo el conflicto con más muertos después de la Segunda Guerra Mundial,
desde 1998 la RDC ha enfrentado distintas problemáticas que han impedido el
alcance de una solución mediática y efectiva para su población. Dentro de la
amplia gama de conflictos a los que se enfrenta el Congo actualmente, uno de
los más importantes puede identificarse en la industria minera. La República
Democrática del Congo cuenta con una inmensidad de recursos naturales, entre
los cuales se encuentran el cobalto, estaño, oro, diamantes, casiterita,
wolframita y el Coltán; es por la gran variedad de minerales, que esta
industria representa el modelo económico del país.
Sin embargo, la
preocupante situación que envuelve a la RDC gira en torno a la explotación en minas
de este último mineral, ya que el país posee el 80% de las reservas de Coltán
en el mundo. La importancia de este mineral para la comunidad congolesa es
diversa y el conflicto de intereses que protagoniza, es claro. Por una parte,
como se menciona anteriormente, la industria minera es considerada el modelo
económico del país. Aunado a esto, la extracción de este recurso es controlado
por líderes congoleños que crean grandes ganancias por medio de la negociación
de este mineral con industrias internacionales, incluidos servidores públicos.
Dentro de esta lista de intereses, uno de los más críticos está correlacionado
con las ganancias de este negocio, ya que financian la guerra que vive el país
y a los grupos armados que trabajan para el conflicto. Por otro lado, la
importancia para las industrias y compañías internacionales, es la gran
conductividad y resistencia al calor del material, lo que lo hace efectivo y
funcional para teléfonos celulares, computadoras, videoconsolas, satélites
y naves espaciales.
Es debido a esto que las
compañías (entre las cuales se encuentran Motorola, Samsung y Nokia, por
mencionar algunas) están dispuestas a pagar importantes cantidades de dinero
para adquirir este material, ignorando lo que su consumo provoca para la
población en el Congo. La extracción de este mineral se lleva a cabo reclutando
a miembros de la sociedad de todas las edades, sin proporcionarles ningún tipo
de vestimenta especial, llevándolos a las minas que no cuentan con medidas de
seguridad, estableciendo esclavizantes jornadas laborales que se remuneran
precariamente. Entre las problemáticas que este conflicto patrocina, se
encuentra la impunidad bajo la cual el negocio opera, ya que incluso existen
trabajadores del sector público que son dueños de minas y conocen ampliamente
la industria en el país y las situaciones que desembocan de este negocio. De
igual manera, los grupos armados realizan constantes actos de violencia sexual
a las mujeres de las comunidades de las que pertenecen los hombres que han
ido a trabajar a las minas, por lo que la situación actual del Congo enfrenta
inestabilidad desde los aspectos económicos, hasta los sociales, políticos y de
derechos humanos. La comunidad internacional ha decidido ignorar la crisis
humanitaria que vive la República democrática del Congo por muchos años, tanto
desde el espectro político hasta el social. Sin embargo, la situación actual
del país está correlacionada con la compra de tecnologías alrededor del mundo,
por lo que es un hecho que, voluntaria o involuntariamente, la sociedad a nivel
mundial aporta en cierto grado. Si bien el país se enfrenta día con día a
enormes problemáticas, en lo personal me gustaría hondar en la cuestión de los
derechos humanos.
En primera instancia,
considero importante plantear el contexto empresarial y como el mismo
potencializa el conflicto. Como se ha planteado con interioridad, las empresas
utilizan el Coltán para hacer de sus productos más prácticos y eficaces. Siendo
más específicos, la industria telefónica ofrece al publico cada vez más
opciones en cuanto a celulares, que varían desde sus capacidades, hasta sus
diseños y precios; sin embargo, hoy en día más de la mitad de la población
mundial cuenta con un celular y hace uso constante del mismo. Hoy en día, el
consumo de celulares aporta un 46% a la industria tecnológica (Lazcano, 2015),
por lo que las ganancias que, a nivel mundial, se proyectan, son un gran factor
económico. En definitiva, cambiar los procesos de las líneas de producción de
compañías como Nokia, Microsoft, Sony Erikson, Samsung, RIM (Blackberry), LG, o
de otros productos electrónicos como lo son Toshiba, Panasonic, Nintendo, Sharp,
Canon, ScanDisc, Acer, IBM, entre otras, sería una cuestión que costaría
millones de dólares a la industria. Es importante considerar la toma de
decisiones de estas industrias por sus niveles de influencia y por ende, de
responsabilidad social.
Aunado al contexto empresarial
y económico, el factor de la globalización es de gran peso en este conflicto.
Respecto y de acuerdo a la globalización, un fenómeno que conecta e integra
sociedades alrededor del mundo, Hans Küng, autor del libro “Una ética mundial
para la economía y la política”, “la globalización se considera como nuevo gran
reto sobre todo en Europa y Estados Unidos, que, a causa de los nuevos
competidores, se sienten súbitamente obligados a defender sus posiciones de
mercado… también los países en vías de desarrollo y los relativamente
desarrollados desean de algún modo la globalización, para acceder también ellos
a un desarrollo semejante al de los países desarrollados” (Küng, pág. 222).
Basándome en la opinión de Küng acerca de la importancia de la competitividad
en el mercado, y el anhelo de algunos países de verse inmersos en este
dinamismo, relaciono la situación actual del Congo con las metas de la
industria. Si bien las empresas, como se menciona anteriormente, hacen de sus
niveles de competitividad y ganancias, una prioridad, es también una prioridad
para miembros de comunidades congolesas, crecer económicamente y alcanzar
mayores y mejores niveles de vida. Es por esto que comunidades tan grandes se
vean inmersas en la extracción de minerales. Tan solo en Bisie, una comunidad
en la que se encuentra una mina de Coltán, se crean ganancias a través de su
extracción de aproximadamente 70 millones de dólares al año. De acuerdo a este
dato, si en Bisie al año se gana esa cantidad de dólares, y el conflicto se ha
conocido por más de 10 años, estamos hablando de 700 millones de dólares que en
teoría, se han aportado a la económica de la RDC. Sin embargo, del dinero en
cuestión, el trabajador congoleño recibe 1 dólar por 8 horas de extenuante
labor. El resto del dinero se lo reparten las comunidades guerrilleras y grupos
armados en la región, los cuales continúan con este ciclo vicioso impidiendo
que las comunidades congolesas avancen y se desarrollen propiamente.
Desde la perspectiva ética utilitarista, se busca el mayor bien para el mayor
número de personas (Cortina, 1996). Aunado a este punto importante del
utilitarismo, el análisis de los niveles de placer y dolor, también son
importantes, ya que le dan al ser humano una perspectiva en la búsqueda de la
felicidad. Con base en esto, podemos realizar un análisis tanto cualitativo
como cuantitativo. Un punto claro de la perspectiva utilitarista cuantitativa
del conflicto, tiene que ver con el espectro económico, las ganancias y niveles
de competitividad de las empresas que utilizan el Coltán para sus productos. Para
enfatizar la importancia del Coltán para las empresas de hoy en día, el ejemplo
de la compañía Sony es muy claro. Sony tuvo que aplazar el lanzamiento de su
consola PlayStation 2 por falta de Coltán, lo cual tuvo grandes repercusiones
en sus ganancias. (Otero, 2008). De
manera similar, para las empresas publicar su lista de proveedores e inclusive
el funcionamiento de sus líneas de producción, no solo repercutiría en su
economía, sino también en los términos legales de su funcionamiento,
arriesgando su competitividad. Desde la perspectiva utilitarista cuantitativa,
lo correcto a llevarse a cabo tiene que ver con aquello que represente mayores
beneficios y menores costos para la sociedad.
La cuestión cuantitativa
de la falta de Coltán, puede ser resuelta fácilmente desde la perspectiva
Kantiana de que el ser humano vale por sí mismo y es digno de valor absoluto:
no se trata de prescindir del Coltán como recurso para la tecnología, sino de
cambiar los procesos empresariales que precisamente por realizarse de maneras
ilícitas, han permeado en la situación humanitaria que vive el país hoy en día.
Como empresas, es su responsabilidad asegurarse de que los recursos que
integraran sus productos vienen de lugares apropiados y certificados
legalmente, por lo que cumplir con estos lineamientos no sólo es una cuestión
legal a cumplirse, también les quitaría la responsabilidad de la crisis
humanitaria que vive el Congo, beneficiando a la población del país, que en su
totalidad, datan de 67, 51 millones.
Por otra parte, la
cuestión referente al valor de la persona y su dignidad es bastante amplia. Se
ha comprobado por parte de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), que en la
República Democrática del Congo se realizan violaciones a los derechos humanos
diariamente. En la RDC existen horarios de trabajo esclavizantes, en las que no
se existen medidas de seguridad en lo absoluto. Aunado a esto, quienes son aún
más demandados para el trabajo en las minas son los niños, violentando sus
derechos de igual manera. También el hecho de que existan grupos armados y
guerrilleros y que no exista un gobierno que esclarezca su actividad, al tiempo
que tampoco provee la seguridad necesaria para un optimo desarrollo, propician
asesinatos y torturas todos los días y a niveles alarmantes. Se ha comprobado
por organizaciones como “Raise Hope for Congo”, que día con día se violan
mujeres con el propósito de ofender a sus culturas, humillar a sus hombres y
fragmentar su estructura social aún más. Este conglomerado de situaciones
prosaicas de desarrollo, han hecho del conflicto en el Congo, el conflicto con
más muertes después de la guerra mundial. Con base en este contexto, es claro
que en la RDC y aún más en las minas de Coltán, no existe una noción del valor
de la persona y su dignidad como individuo.
Rachels en su libro
“Introducción a la filosofía moral”, cita a Kant cuando habla de que para él,
los seres humanos tienen un valor “intrínseco, esto es, dignidad… que los hace
valiosos sobre cualquier precio” (Rachaels, pág. 222). Con base a esta afirmación,
podemos realizar un análisis partiendo de la situación mencionada previamente
en la RDC y percatarnos de que no existe respeto por tal dignidad humana en ese
ambiente, sino todo lo contrario. Tanto para grupos guerrilleros como para
empresas consumidoras de Coltán, las personas en el Congo no significan más que
un medio para realizar un fin, argumento que Kant también rechazaba.
Profundizando en esta cuestión, la relevancia de los Derechos Humanos
violentados día con día, también son de gran importancia. Con tal solo evaluar
los primeros seis artículos de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, nos damos cuenta de que la comunidad congolesa vive en un estado
permanente de atropello y violación de sus derechos. Estos artículos establecen
que todo ser humano nace libre e igual en dignidad y derecho, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros. También, que toda persona tiene todos los derechos y libertades
proclamados en la declaración sin importar ninguna cuestión y que tienen
derecho a la vida, libertad y seguridad de su persona. Aunado a esto, el
artículo 4 menciona que nadie estará
sometido a esclavitud ni a servidumbre, y se liga inmediatamente con el quinto
que establece que nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes. Con base en éste análisis, nos percatamos de la
degradante situación y constante atropello de los derechos humanos que la
situación patrocinada por la industria tecnológica potencializa.
En conclusión, considero que es responsabilidad de la comunidad
internacional comenzar a crear consciencia e informar lo que sucede en
comunidades marginadas, como la de la República Democrática del Congo. Si bien,
como comunidad global hemos tomado acción en cuanto a hechos como las crisis democráticas
en Medio Oriente, el cuidado del medio ambiente, entre otros importantes fenómenos,
considero que ignorar la crisis de derechos humanos y la violación de la
integridad de los seres humanos en la RDC, sería una decisión retrograda, algo
que en definitiva, como actores internacionales, describiría la insensibilidad
con la que algunos organismos, instituciones y gobiernos actúan. Sin lugar a
dudas, es una situación que no puede pasar a niveles más altos, a índices
mayores de muertes o violaciones, por lo que tomar acción es necesario e inclusive, urgente.
Por Diana Carolina Meléndez Luna
diana_ml21@hotmail.com
Por Diana Carolina Meléndez Luna
diana_ml21@hotmail.com
REFERENCIAS
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