Jonatan Rodrigo Cabrera Berriel
A01363997
Innovaciones tecnológicas y la caducidad programada.
La caducidad programada es una acción empresarial que
ha generado controversia en la actualidad dada la problemática del calentamiento
global. En la actualidad, el consumo ecológico, la ética del consumidor y la
responsabilidad empresarial se han vuelto ejes principales en las empresas y la
sociedad, y han generado cumbres, acuerdos y tratados internacionales para intentar
disminuir el impacto que se tiene en el medio ambiente a raíz de la actividad
empresarial. Luyando (2015, p. 2) explica que “es necesario generar un cambio
de valores, creencias y actitudes de los consumidores en favor de un desarrollo
económico que esté en armonía con el social y ecológico”. Tomando en cuenta la
creciente problemática del calentamiento global, es preciso poner en tela de
juicio la caducidad programada y sus implicaciones éticas.
La caducidad programada hace referencia a una práctica
empresarial que implica la liberación de productos con un ciclo de vida más
corto al máximo que podría ofrecer el producto, con el fin de que las y los
clientes renueven los productos. Es imposible negar que a consecuencia del rápido
avance de la tecnología, los ciclos de vida de las tecnologías se acortan pero
las implicaciones de acortarlo por decisión de la empresa tienen implicaciones
éticas que se deben revisar.
Teniendo entonces los antecedentes a la problemática,
se revisará entonces los distintos dilemas éticos que rodean la caducidad
programada, como lo son las relaciones costo-beneficio que tiene acortar artificialmente
los ciclos de vida de los productos, el comportamiento que debe asumir un
consumidor tecnológico responsable y a su misma vez, las consideraciones que
deberían tener los y las empresarias para respetar y mantener a sus compradores
previos y atraer posibles nuevos clientes.
Keywords: Responsabilidad social, consumo
ecológico, avances tecnológicos, costo-beneficio, consumidor responsable.
El avance tecnológico ha sido previsto desde que
Gordon Moore, cofundador de Intel, expresó la ahora llamada ley de Moore que
afirma la tendencia que tiene la computación a aumentar radicalmente en
potencia y disminuir asimismo sus costos, de manera exponencial (Intel, 2019).
Esto ha sido cierto desde el primer procesador que tenía 2300 transistores
hasta el último procesador que tiene alrededor de 7.2 billones de transistores.
(Intel, 2019). Estos avances traen grandes brincos para las compañías de tecnología
puesto que les permite hacer mucho más por mucho menos costo, pero por ende
también conlleva un declive en la tendencia de vida útil de los productos
tecnológicos.
Una función clave de las compañías de tecnología es
considerar su relación costo-beneficio con actividades existentes de ecodiseño
y los distintos proyectos que pueden generarse en torno a tecnologías con menor
impacto ambiental y mayor ciclo de vida de sus productos. Un planteamiento crítico
que deben tener los y las empresarias es entonces cómo considerar el enfoque
utilitarista que, como lo plantea Cortina y Martínez (2002, p. 78-79), sostiene
como máxima moral el mayor número de placer para el mayor número de personas. Este
análisis entonces debe ser realizado antes y después de efectuar un cambio
sustancial en las políticas que rigen la empresa. Al momento de tomar en cuenta
la obsolescencia programada como una política empresarial, los y las
emprendedoras se alejan de la ética utilitarista al exigirle un costo
recurrente y significativo a la clientela y al medio ambiente con el único
beneficio siendo la maximización de ganancias.
Es también mandatorio tomar en cuenta la relación
empresa-mercado que se establece al momento de una transacción; el impacto que
se tiene sobre el/la cliente al adquirir un producto con vida útil recortada
por las políticas de la empresa así como el impacto que tiene en las empresas
las tendencias del mercado, el segmento del mercado en el cual se posicionan y
la demanda misma de los productos ofrecidos. Las personas que consumen
productos de aquella empresa definen en cierta parte las tendencias a las
cuáles se van a apegar los y las dueñas de empresa para un modelo ecológico
rentable y la continuación de implementación de estos modelos previamente
diseñados. Tanto la empresa presenta una responsabilidad social por la
inclusión de diseño ecológico y reducción de su impacto ambiental, como el
consumidor lo hace por su participación como consumidor responsable.
Teniendo entonces esta relación entre mercado/cliente
preestablecida, se puede volver parte de la ética del cuidado. Se puede
plantear que cualquier consumidor tiene interacción directa o indirecta con la
empresa a la que le compra ya sea con el control de flujo de mercado o con
medios más directos como lo son las garantías o las encuestas de opinión. Por
las mismas relaciones de poder existentes entre la clientela y las empresas, se
preestablece que quien cuida es la empresa y quien es cuidado son los y las
compradoras de los productos que ofrece. Es entonces donde se debe incluir una
política de maximizar la vida útil de los productos que se ofrecen a las
personas que son cuidadas o al menos de facilitarles la opción de cambiar sus
productos por aquellos que no son obsoletos. Hay empresas que ya tienen estas
políticas y por ende están cumpliendo con cuidar a su clientela, lo cuál lo
vuelve entonces un acercamiento ético desde el punto de vista de la ética del
cuidado, a pesar de la caducidad obsoleta siendo parte de una política
empresarial.
Es necesario poner en perspectiva también que Rachels (2006,
p. 258) explica que la ética del cuidado puede existir solo si quien es cuidado
puede interactuar con quien cuida. Poniendo en tela de juicio esto, las
políticas empresariales que tenga la empresa con las y los individuos dejan de
ser puntos referentes a la ética del cuidado puesto que no existe ninguna
relación completamente directa entre el/la empresario(a) y cada uno de los y las
compradoras, pero ciertamente existe una relación directa entre la función de
la empresa en la sociedad y la sociedad misma. Samuelson (2005, p. 44) explica
que es el consumidor y sus preferencias las que determinan la demanda de
bienes, así como el precio de la empresa son lo que fundamenta los bienes
disponibles. Esto se le llama la teoría de la oferta y la demanda y establece
una relación clave entre cliente y empresa que no puede ser ignorada bajo
fundamentos de una relación individual inexistente.
Así como puede existir una relación de cuidado entre la
empresa y la sociedad, no se puede dejar de lado la responsabilidad que tiene
la sociedad con las políticas de una empresa socialmente responsable. Apaza
(2014, p. 2) afirma que “el mayor obstáculo para la no contaminación del medio
ambiente es la falta de información respecto al cuidado de este”. Apaza realizó
un estudio en Puno, Perú y notó que a pesar de los esfuerzos invertidos para el
cuidado del medio ambiente, el problema de la desinformación y falta de interés
en tomar consciencia acerca de los problemas ecológicos existentes sigue
existiendo. Es aquí donde toma la importancia el rol del consumidor responsable
y el deber que tiene un consumidor al momento de elegir un producto.
La ética kantiana analiza la parte del deber como que el/la
ser humano(a) posee imperativos categóricos, principios que se deben de seguir aun
cuando no nos acompañen las “ganas” de hacerlo. La ética kantiana también
menciona que no es necesariamente la inclinación natural sino la inclinación
racional la que dictamina aquellos lineamientos que debemos seguir (Cortina,
2002, p. 72). Los hombres y las mujeres estamos inclinados entonces a tomar del
medio ambiente lo que necesitamos, sin tomar mucho en cuenta la responsabilidad
ambiental que es inherente al consumo que tienen el/la humano(a).
Susana Rodríguez afirma que desde que la producción en
masa cobró fuerza y se normalizó, también se normalizó el consumo de mercancías
innecesarias para la supervivencia de las personas se volvió una actividad
central al punto de llegar a hablar de una sociedad consumista (2012, p. 34). Maximiliano
Hernández toma la ética kantiana respecto al medio ambiente como un límite respecto
a una relación que pudiese ser meramente instrumental tomando en cuenta con el
planeta y la establece como una relación de derecho con el uso racional de los
recursos del planeta y una relación virtuosa de los y las seres humanos(as) con
un comportamiento no destructivo ante los recursos ofrecidos.
Teniendo entonces este preámbulo sobre el enfoque kantiano
y la sociedad actual respecto al consumismo, se vuelve evidente que los y las consumidoras
deben adoptar comportamientos que sean sustentables y fomenten la
sustentabilidad aún con prácticas de una sociedad consumista. La responsabilidad
cae entonces también en las y los individuos de la sociedad de exigir políticas
ambientalmente responsables y de revocar mediante consumo o protestas las
políticas empresariales relacionadas a la caducidad programada. Es un deber
kantiano tomar la relación virtuosa y el uso de la razón respecto al consumo de
los bienes naturales que existen.
Es también necesario considerar que las empresas
deberían ver a las personas como fines y no como medios, desde el punto de
vista kantiano. Al momento en el que la caducidad programada se emplea como
medio de aumento del consumo y perjudica a la clientela, la empresa está alejándose
de la ética kantiana para tomar acciones que van en contra de esos principios
previamente descritos; la empresa entonces está viendo a sus clientes como un
medio de generar más ganancias en vez de observar su clientela como aquellos y
aquellas que van a adquirir sus productos sobre la competencia.
La caducidad programada es
un tema bastante controversial en los últimos años. Este tema ha existido desde
que explotó la producción en masa puesto que ayuda a asegurar que los productos
usados no compitan con los nuevos. (Aladeojebi, T., 2013, p. 3) Aunque es
necesario, hasta cierto punto, como motivación para que las empresas inviertan
en nuevos desarrollos tecnológicos y avances en esta área, las empresas actualmente
lo emplean como una manera de maximizar sus ganancias, más que los beneficios
ofrecidos. Sakiewicz (s.f.) concluyó que la caducidad planeada ha sido guía
para la manera en la que los y las ingenieras diseñan productos, sin una
preocupación por el medio ambiente o la sociedad. Dentro de la mentalidad de
un/una ingeniero/a, existe ese deber de evitar trabajos donde se atente contra
el medio ambiente y se sostenga el bienestar social sobre el bienestar
individual. Esto entonces nos pone en jaque puesto que la visión empresarial no
necesariamente se alinea con la visión individual y muchas empresas aún tienen
ciertos lineamientos de diseño que se deben cumplir para desempeñar un buen
trabajo en la empresa. De acuerdo a lo expresado previamente acerca de la ética
Kantiana, el código del ingeniero se debe mantener firme puesto que son máximas
que cumplen los tres imperativos. Viene como parte de la profesión el evitar atentar
contra el medio ambiente o las demás personas.
Es imperativo tener en
conjunción el trabajo empresarial y el trabajo social para lograr entonces que
se revoquen estas políticas o al menos se vuelvan sustentables. Es importante cuidar
la relación empresa-mercado, tomando en cuenta que existe ese rol dual de la
empresa de cuidar a su clientela pero asimismo del mercado de cuidar que la
empresa mantenga un diseño ecológico puesto que le genera las ganancias
suficientes.
La ética del cuidado
entra en conflicto con la ética kantiana en este punto puesto que Kant afirma
que es un deber el cuidar del medio ambiente por el uso de la razón del ser
humano, volviendo entonces un deber empresarial el mantener esas políticas
aunque el mercado no responda favorablemente a este cambio o de adaptar sus
políticas si ven que las ganancias generadas no son las esperadas, pero no de
revocarlas o de simplemente no contar con un modelo sustentable, en vez de
depender de técnicas como la caducidad programada de sus productos.
Es también mandatorio
que la empresa genere ese análisis de costo-beneficio tomando en cuenta la
dignidad intrínseca de sus compradores(as) y poner en la balanza hasta dónde se
puede ofrecer un beneficio de productos con vida útil longeva sin perder las
ganancias ofrecidas por los productos que estarían rediseñando o adaptando a
estas nuevas políticas.
Volviendo a una ética
kantiana, se vuelve entonces mandatorio otorgar el mayor beneficio al mayor
número de personas sin perder de vista que el cuidado del ambiente y de la
dignidad de los compradores mismos es una máxima a respetar, volviendo entonces
al deber de rediseñar los productos para cumplir con estos lineamientos
previamente descritos; es evitar ver a la persona como un simple medio de
obtener una ganancia mayor con sus productos por medio de productos defectuosos
o con utilidad reducida desde la fábrica.
El consumo responsable
no es solamente unidireccional. La economía capitalista se mueve por curvas de
oferta y demanda. Para que exista un negocio sostenible, debería haber entonces
un punto de equilibrio tal que la oferta sea suficiente para generar cierta
ganancia a las empresas pero la demanda sea la suficiente como para que las
empresas continúen incentivadas a producir ese bien. Es nuestro deber como
consumidores(as) el exigirle a las empresas un diseño ecológico donde se
consideren factores que pudiesen reducir la vida útil de los productos y donde
no se pueda evitar una cierta caducidad programada, se debería entonces proporcionar
alguna manera de terminar el ciclo de vida del producto de una manera
ecológicamente responsable, tomando en cuenta que no solamente se está
impactando a la generación actual sino también a generaciones futuras.
Es un deber como
ingenieros(as) entonces proveer un trabajo que respete el deber de un cuidado y
del uso de los recursos ambientales racionalmente sin dejar de lado la relación
que establecemos con el o la empleadora. Se debe cuidar que al momento de
emprender, tanto dentro de una empresa de tecnología como externamente a ésta, se
evite la práctica de la caducidad programada y de no ser posible evitarla, se
provean los medios para que la sociedad pueda tener ese enfoque sustentable
necesario para beneficiar a la generación actual y las siguientes.
Referencias:
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de: https://pdfs.semanticscholar.org/7b94/a236e2bbb9817a10e23428acaa821a724fd0.pdf
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McGrawHill Interamericana.
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