miércoles, 27 de noviembre de 2019

La Automatización, ¿el riesgo del futuro?

Manuel Chávez Hernández
A01365652 

Key Word: Cuarta Revolución Industrial, Industria 4.0, automatización, costo-beneficio, utilitarismo, dignidad, felicidad.
La Automatización, ¿el riesgo del futuro?
Este ensayo se escribió con la intención de analizar los efectos de la Cuarta Revolución Industrial en torno al desplazamiento y reemplazo de los trabajadores por parte de máquinas automatizadas. Es decir, este ensayo se centrará en las consecuencias a corto y largo plazo de la automatización de procesos y el desarrollo de inteligencia artificial en el ámbito laboral, para posteriormente tomar una postura a favor o en contra del desarrollo e implementación de sistemas inteligentes y automatizados en el sector laboral. 
"Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes" (Perasso, 2016). El anterior comentario fue hecho por Klaus Schwab (fundador y director ejecutivo del Foro Económico Mundial) en el año 2016 cuando acuño el concepto de Cuarta Revolución Industrial. Pero ¿qué es la Cuarta Revolución Industrial? Según Schwab (2017), la Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0 es la fabricación inteligente, caracterizada por la interconexión de máquinas y de sistemas en la producción, y caracterizada por un fluido intercambio de información con el exterior. En palabras más sencillas, esta revolución sé caracteriza por contar con sistemas de producción automatizados y sistemas de inteligencia artificial, que hacen a la producción más ágil, rápida y eficiente, y desligado de la mano de obra humana.
Esto último, desligar la mano de obra humana de los sistemas de producción es lo que, a causado controversia e incertidumbre en los últimos años, pues la automatización de procesos causa la reducción de plazas de trabajo e incluso la total desaparición de ciertos empleos. La principal pregunta es, ¿hasta qué punto es prudente llegar en el desarrollo de tecnologías de automatización en el sector laboral? ¿Es justo sustituir trabajadores por máquinas para aumentar las ganancias y disminuir los gastos (costo-beneficio)? ¿Acaso los trabajadores son solo piezas del sector laboral de fácil reemplazo?
 
Estamos acostumbrados a ver en series y películas de ciencia ficción, escenarios futurísticos donde las máquinas, los robots y la inteligencia artificial han llegado a un grado de desarrollo muy avanzado que les permite realizar actividades humanas con facilidad y mayor destreza que un humano, interactuar con seres humanos y otras máquinas. Por el hecho de ver el desarrollo tecnológico de los robots y las máquinas en temas de ciencia ficción, las personas piensan que es un tema futurista y alejado de nuestra realidad, cuando los robots ya son parte de nuestra realidad y comienzan a tomar más fuerza en el sector laboral (principalmente industrial). Es cierto que los robots industriales, la inteligencia artificial y las máquinas automatizadas no tienen las características y habilidades que tiene un robot ficticio como “Terminator”, pero ¿sabías que las máquinas automatizadas y los robots, de mano de la Cuarta Revolución Industrial, desplazarán más de 140 millones de trabajadores para el 2025 (Forbes, 2017)?
Después del último dato, la automatización y los robots en el sector laboral ya no suenan como un problema exclusivo de ciencia ficción. De hecho, es un problema de actualidad, que concierne tanto a trabajadores, empleadores (empresas principalmente del ámbito industrial), así como a gobiernos y organismos internacionales especializados en la protección al trabajador (por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo). La migración de las industrias a la Industria 4.0 trae consigo mejoras a la calidad de los productos, incremento en la producción, reducción de costos y como consecuencia incremento en las ganancias, pero se pone en riesgo el factor humano laboral, el cual será reducido o totalmente reemplazado por máquinas. “Se estima que todas aquellas industrias que requerían de mano de obra intensiva y de bajo costo irán migrando relativamente rápido a sistemas automatizados basados en robótica cada vez más estructurada. Se prevé que la industria automotriz, electrónica, bienes de consumo, electrodomésticos y otras similares serán las primeras en migrar completamente a mayores y mejores ambientes automatizados” (Becerra, 2017, p.92).
La Cuarta Revolución Industrial no solo traerá consigo desempleo causado por el reemplazo de trabajadores por máquinas o incremento en la calidad y en la producción de las empresas, sino también traerá consigo la creación de nuevos empleos. Se estima que se crearán aproximadamente 2.1 millones de puestos de trabajo relacionados con nuevas capacidades y habilidades digitales, propias de carreras relacionadas con ingeniería e informática (Pérez, 2016, p.18). Retomando la pregunta planteada previamente, ¿es justo sustituir trabajadores por máquinas?
El utilitarismo clásico, la teoría de Bentham y Mill, propone que las acciones se juzgan como correctas o incorrectas solamente en virtud de sus consecuencias. El objetivo del utilitarismo no es más que buscar realizar las acciones correctas, que nos lleven a las mejores consecuencias. Esto implica que nuestras acciones serán consideradas correctas en virtud de la cantidad de felicidad que se crea (Rachels, 2006, 164). Por lo tanto, es pertinente analizar las consecuencias de nuestras acciones para poder determinar si estas fueron correctas o incorrectas, y una de las herramientas para catalogar a nuestras acciones es el análisis costo-beneficio.
A diferencia del análisis costo-beneficio utilizado por los expertos en negocios y finanzas, este análisis define a un beneficio como todo aquello que cause la mayor cantidad de felicidad, mientras que a un costo lo define como aquello que causa la infelicidad. Ahora, el termino de felicidad es algo ambiguo y subjetivo, cada persona dependiendo de su situación y necesidades, definirá a la felicidad de manera distinta. No sé puede definir una constante o parámetro para determinar que es motivo o no de felicidad, pero si podemos establecer que la felicidad de una persona cuenta por igual que la felicidad de otra (Rachels, 2006, 164).
Las empresas se rigen por un principio básico, maximizar las ganancias y disminuir los gastos. Trasladándolo al caso de la automatización en el sector laboral, las empresas buscan aumentar su capacidad de producción, la calidad de sus productos y reducir sus gastos operativos, algo que se obtiene al implementar máquinas automáticas en sus procesos de producción. Por consecuente, esos serían los beneficios que se obtendrían al migrar a nuevos sistemas de producción, y el costo de ello sería reducir el número de empleados en la nómina de las empresas.
Traduciendo a términos de felicidad, el que existan mayores ganancias derivadas del incremento de la producción haría más felices a los inversionistas, directivos y dueños de las empresas, pues el éxito empresarial y el incremento en sus ganancias son motivo de felicidad para este grupo de personas. Mientras que el incremento a la calidad de los productos y disminución de costos de venta haría más felices a los consumidores. Por último, los trabajadores que fueran reemplazados por máquinas evidentemente no serían felices, al contrario, infelices, pues al perder su empleo, también perderían su estabilidad económica y comprometerían la calidad de vida de sus familias.
Con los costos y beneficios en términos de felicidad ya establecidos, procedemos a determinar si la acción de automatizar es correcta, y para ello debemos determinar cuántas personas son felices y cuantas infelices. Recordemos que, según Mill, la felicidad de una persona cuenta por igual que la otra, así que la felicidad de un directivo cuenta igual que la felicidad de un empleado o cliente. Para hacer este caso más realista, tomaré como referencia una planta de embotellamiento de la empresa Coca Cola FEMSA S.A.B. de C.V., una empresa multinacional mexicana que participa en la industria de las bebidas (empresa encargada de embotellar y comercializar los productos de “The Coca Cola Company ®” en México).
Coca Cola FEMSA como cualquier empresa multinacional cuenta con un grupo de inversionistas y directivos, la mesa directiva está compuesta por 21 miembros elegidos por los inversionistas (FEMSA, 2019). En México, el 98.5% de los hogares consume productos de Coca Cola (Ochoa, 2019), lo cual según cifras del INEGI (2015) esto se traduciría a 116,475,859 personas. Por último, según un estudio un robot quita entre 1.8 y 3.4 trabajos (Vega, 2017). Suponiendo que el empleado afectado viva en un hogar promedio mexicano, su desempleo afectaría a 2.7 personas más (INEGI, 2015). Asumiendo el peor de los escenarios, cada robot afectaría a 9 personas. Para concluir, las más de 116 millones de personas que serían felices gracias a las consecuencias de la automatización superan enormemente a las menos de 10 personas que serían infelices, por lo tanto, la decisión de migrar a sistemas automáticos y reemplazar personas es completamente justificable desde un punto de vista utilitarista, y la decisión más acertada debido a que los beneficios son mayores que los costos.
Si la respuesta es afirmativa, las empresas están cometiendo un gran error al considerar a sus empleados como objetos reemplazables. La ética Kantiana defiende a toda costa la dignidad humana, y la define como un valor intrínseco de la persona moral, la cual no admite equivalentes. La dignidad no debe ser confundida con ninguna cosa, la persona con ninguna mercancía, dado que no se trata de nada útil ni intercambiable o provechoso. Lo que puede ser reemplazado y sustituido no posee dignidad, sino precio. Cuando a una persona se le asigna un “precio” se le trata como a una mercancía o como un objeto (Kant, 1989, 30). Lo anterior llevó a Kant a formular el concepto de “siempre tratar a una persona como un fin nunca como un medio”. Esto significa, que tenemos un estricto deber de beneficencia hacia otras personas: debemos esforzarnos por promover su bienestar; debemos respetar sus derechos, evitar dañarlos, y de modo general “esforzarnos, en lo que se pueda, por fomentar los fines ajenos” (Rachels, 2006, 207). Las empresas al considerar a sus empleados como elementos reemplazables están atentando contra la dignidad de sus empleados al tratarlos como objetos, verlos como un medio para un fin, y no como un fin en sí mismos, por lo tanto, el reemplazar trabajadores por máquinas, desde un punto de vista Kantiano, es una acción completamente incorrecta.
Retomando el tema de la felicidad, según utilitaristas la acción correcta será aquella que conlleve a la mayor cantidad de felicidad, pero que sucede si esta “cantidad de felicidad” se obtiene al pisotear la libertad y derechos de otras personas. Un ejemplo del autor James Rachels (2004, 172) dice que, si una persona toma fotografías de otra persona completamente desnuda, sin que esta se de cuenta, y sin publicarlas, solo con la intención de conservar las fotografías para sí mismo ya que esto le causa felicidad, al no dañar a nadie ¿esta es una acción correcta? La respuesta por sentido común es no, porque, aunque la persona que esta siendo fotografiada no lo sabe, se esta violando su privacidad, libertad y sus derechos. Por lo tanto, aunque una acción nos cause felicidad, no será correcta si esta viola los derechos de otra persona. Algo similar sucede en el caso de la automatización, a pesar de que automatizar probablemente produzca la mayor cantidad de felicidad, esta acción no puede considerarse correcta si se violan los derechos de los trabajadores que serán reemplazados por las nuevas máquinas. Es por eso, que al automatizar hay que tener siempre presente los derechos de los afectados, así como las leyes y tratados internacionales que los protegen (Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Ley Federal del Trabajo), si ninguna es violada al momento de realizar la acción entonces es correcto automatizar.
Hasta este punto hemos contestado dos de las tres preguntas que se plantearon al inicio, y al contestar estas preguntas se expusieron dos puntos de vista totalmente contrapuestos, por un lado, el que defiende la automatización argumentando que los beneficios son mayores al costo y por otro lado el que está en contra argumentando que no se piensa en las consecuencias de despedir a un empleado y que solo se le trata como una pieza reemplazable de la empresa. De igual forma se expuso un tercer punto de vista, que está a favor siempre y cuando se tengan en cuenta a las personas, y que no se violen sus derechos en el proceso. Yo comparto una visión similar al tercer punto de vista, pues estoy en pro de la automatización, pero sin olvidar a las personas afectadas, que se les respete en todo momento y además que se les trate de brindar algún tipo de ayuda o solución a aquellos empleados que corren riesgo de perder sus empleos.
La manera más sencilla de solucionar el despido de empleados por causa de la automatización es capacitarlos para realizar algún otro tipo de actividad dentro de la misma empresa, por ejemplo, darle mantenimiento a la nueva maquinaria. Retomando un dato anteriormente mencionado, se estima que se crearán aproximadamente 2.1 millones de puestos nuevos de trabajo debido a la automatización de las industrias, y principalmente estos trabajos estarán relacionados con el desarrollo y mantenimiento de la nueva maquinaria. De esta manera, las empresas podrían automatizar para aumentar sus ganancias, y de igual manera respetar la dignidad y los derechos de sus empleados, ofreciéndoles nuevas oportunidades de trabajo.
Aunque es cierto que se crearán más de dos millones de empleos, no son suficientes contra los más de 140 millones de empleos que se perderán para el 2025 (Villafranco, 2017). Apoyándome de la teoría ética del contrato social, la cual tiene como esencia lograr vivir en sociedad mediante un acuerdo social (leyes y reglas) entre el Estado y las personas, en este caso en específico el Estado regularía la relación empleado-empleador, así como la migración a sistemas automatizados de las empresas (Cortina, 1996). Concretamente, mi sugerencia es que organismos internacionales y gobiernos trabajen en conjunto para desacelerar en cierta medida la automatización de las industrias, que obliguen a las empresas a contar con un mínimo de personal y que les restrinjan el número de empleados despedidos por año a causa de la migración a sistemas automáticos. Una de las maneras más sencillas para frenar la automatización es crear un impuesto a los robots, un impuesto similar a lo que pagan las empresas por tener a un empleado. El fundador de Microsoft, Bill Gates, en una entrevista explicó “si un robot viene a hacer lo mismo que un humano, se podría pensar en que pueda tributar a un nivel similar” (BBC News, 2019).
De igual forma, los gobiernos y organismos internacionales deberán buscar soluciones para aumentar las vacantes de trabajo y reducir el riesgo de posterior desempleo por desplazo por máquinas, una de las maneras es fomentando el emprendimiento, pero la más importante es la educación. Si se mejora la calidad educativa y se diversifica y actualizan los planes de estudios actuales, las nuevas generaciones contarán con herramientas y habilidades adecuadas para competir en el ámbito laboral futuro y no correr el riesgo de ser reemplazados por máquinas en algún punto.
La automatización es una de las características de la Cuarta Revolución Industrial, un fenómeno contemporáneo que irá desarrollándose y tomando fuerza a lo largo de los próximos años hasta llegar al ápice de su desarrollo a finales de la siguiente década (2029-2030). El proceso de desarrollo de la Industria 4.0 será un proceso vertiginoso caracterizado por la innovación tecnológica, enfocado a la automatización de los procesos humanos en diversos campos laborales de la actualidad. Este fenómeno es algo que la humanidad jamás ha enfrentado, el mismo Schwab (2017) en su libro menciona que la humanidad nunca había experimentado un cambio y crecimiento tan acelerado en su historia.
Gracias a la velocidad con la que nuestro mundo está cambiando, las políticas mundiales se están quedando rezagadas en comparación al dinámico desarrollo de esta revolución, dando lugar a leyes insuficientes, obsoletas e incluso vacíos legales que afectan el desarrollo de los países y de su población. Una consecuencia de ello será el fugaz incremento del desempleo a causa del desplazamiento de trabajadores por máquinas. Por lo tanto, es importante priorizar el tema en las agendas de los gobiernos, para poder controlar la situación y poder obtener los mejores beneficios de la Industria 4.0, y al mismo tiempo evitar el mayor número de riesgos, como el creciente desempleo a causa de la automatización o el agotamiento de recursos naturales por la alta producción y demanda.
A pesar de que se espera que la Industria 4.0 traiga consigo la creación de nuevos puestos de trabajo, estos serán insuficientes para los más de 140 millones de empleos que se perderán. Es por ello por lo que se tienen que tomar cartas en el asunto lo antes posible. Una de las soluciones a este problema es mitigar en cierto grado el avance y desarrollo tecnológico para ampliar el tiempo de respuesta por parte de los gobiernos, para la creación de nuevas leyes, normas e impuestos que regulen la migración de las empresas a sistemas automáticos y así aumentar la protección de los trabajadores ante este nuevo fenómeno.
Por otra parte, una solución más inteligente es preparar a nuestros empleados y futuras generaciones para este nuevo reto. La educación, además de ser de calidad y versátil, debe poseer la capacidad de evolucionar al mismo ritmo que la Industria 4.0 para poder cumplir con las demandas y exigencias del mundo laboral actual. Por lo tanto, la educación será parte fundamental para que el factor humano en las industrias pueda competir ante los robots y los nuevos retos que trae consigo esta revolución.
Los gobiernos, organismos internacionales competentes (por ejemplo, la OIT o la ONU) e incluso el sector privado deben de unir esfuerzos para buscar el bienestar de la ciudadanía, y contrarrestar la creciente preocupación de la población a la llegada de la automatización de procesos y el reemplazo de la fuerza humana de trabajo por robots. El buen criterio del sector privado y público, respaldado de fuertes valores éticos, se convertirán en papel fundamental para equilibrar la balanza entre el bienestar, desarrollo tecnológico y beneficios económicos, y el reemplazo laboral.



Referencias:
Becerra, J. (2017). Innovación, estrategia digital y “cuarta revolución industrial”. Puntos finos. 90-93. Recuperado de: https://www.ccpm.org.mx/avisos/innovacion-estrategia-digital.pdf
Cortina, A. (1996). La vida moral y la reflexión ética. Madrid, España: Santillana.
Kant, I. (1989). La metafísica de las costumbres. Madrid, España: Tecnos. 
Pérez, M. (2016). La Cuarta Revolución Industrial. Nueva Revista, 157, 14-22.
Rachels, J. (2006). Introducción a la Filosofía Moral. Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica.
Schwab, K. (2017). La Cuarta Revolución Industrial. Madrid, España: Editorial Debate.
Referencias complementarias:
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González, P. (2016). Criterios de Evaluación de Proyectos: los límites del utilitarismo. Chile: XXI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública. Recuperado de: http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/A4C3D4CEBFABD641052580FF005D6CE9/$FILE/gonzapab.pdf [25 de noviembre de 2019].
INEGI. (2015). Características de los hogares. México: INEGI. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/temas/hogares/ [22 de octubre de 2019]. 
Ochoa, C. (28 de mayo de 2019). Coca Cola, la marca más comprada en los hogares mexicanos. Milenio. Recuperado de: https://www.milenio.com/negocios/coca-cola-la-marca-mas-comprada-en-los-hogares-mexicanos
Perasso, V. (12 de octubre 2016). Qué es la cuarta revolución industrial (y por qué debería preocuparnos) BBC News. Recuperado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-37631834
Vega, G. (13 de abril 2017). Automatización. Estos economistas calculan cuantos empleos quita cada robot. El País. Recuperado de: https://retina.elpais.com/retina/2017/04/11/tendencias/1491926694_103219.html
Villafranco, G. (2017). Éstos son los empleos que se perderán por la cuarta revolución industrial. [Artículo de revista]. Forbes México. Recuperado de: https://www.forbes.com.mx/estos-los-empleos-se-perderan-la-cuarta-revolucion-industrial/ [17 de septiembre de 2019].

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