viernes, 5 de julio de 2013

Conflicto en Marfil

Conflicto en Marfil
Jorge Said Haro Cruz
Abstract
El siguiente ensayo habla sobre el levantamiento civil en Costa de Marfil, se revisa el actual estado del país, los diversos sucesos secundarios a los enfrentamientos y se analiza con respaldo en teorías y modelos éticos para determinar si las acciones son o no adecuadas y justas. Se discuten los atentados contra la dignidad y los derechos humanos y se expresa una opinión sobre la violencia en general y cómo afecta nuestro desarrollo como humanidad.

Desarrollo
El conflicto armado en Costa de Marfil comenzó el 19 de septiembre del 2002, gran parte del conflicto terminó en el 2004, dividiendo el país en dos, dejando el norte bajo el control de los rebeldes y el sur bajo el control del gobierno, sin embargo, esta separación sólo provocó que aumentara la hostilidad entre ambas partes. En 2010 se organizaron elecciones presidenciales después de haber sido retrasadas 6 veces, lamentablemente el resultado de las elecciones reavivó el conflicto el 24 de febrero de 2011. Las razones detrás del primer levantamiento fueron la xenofobia inculcada por dos de los candidatos presidenciales, principalmente Laurent Gbagbo, para excluir a un tercero y a su gran séquito de votantes con estatus de inmigrantes, así como la baja que se vivió en la economía debido a una reforma en los tratados que regulaban las relaciones económicas entre países de primer y tercer mundo.


Esta situación presenta un dilema ético debido a la deshumanización que caracteriza las guerras interfiere con el principio de que todos los humanos somos iguales, todos tenemos ilusiones, sueños y metas propios, es decir, somos seres autónomos cuya autonomía debe ser respetada; la gran discriminación interna de los habitantes del país hacia ciudadanos que venían de países vecinos, particularmente Burkina Faso, basándose esta discriminación en el origen étnico de los ancestros de las personas, sin utilizar argumentos que demuestren una diferencia entre discriminado y discriminador; la violencia, los abusos de autoridad y el hecho de que la insurgencia se financió en parte por la venta de los denominados “diamantes de sangre” o de “conflicto”, este último punto nos involucra a todos quienes hemos comprado o planeamos comprar un diamante, volviéndonos una parte importante del conflicto ya que no sólo lo toleramos e ignoramos, sino que también indirectamente lo financiamos. “La justicia es un principio de igualdad en la reciprocidad entre seres subjetivos.” (Gil, 1999, p. 154)

Al iniciar el conflicto sólo se conocía un grupo rebelde, el MPCM (Movimiento Patriótico de Costa de Marfil), pero desde entonces al menos dos grupos nuevos se han generado, el MPGE (Movimiento Popular del Gran Oeste) y el MPJ (Movimiento por Paz y Justicia). El MPCM mostraba una rara disciplina militar, pagando por provisiones en los pueblos que tomaba, pero relatos de refugiados que lograron escapar de pueblos bajo el control del MPGE y MPJ hablan sobre hurtos y abuso sexual. (El Economista, 2002) Se puede observar que no existe un verdadero estado de justicia debido a las fluctuaciones en el orden público. “El objeto de la justicia distributiva es repartir proporcionalmente los beneficios y las cargas de la sociedad entre sus miembros. La sociedad tiene que tratar con justicia a sus miembros repartiendo equitativamente los derechos y los deberes, los poderes y obligaciones, las prerrogativas y las garantías, los ingresos y los impuestos, los premios y sanciones.” (Gil, 1999: Valores Humanos y Desarrollo Personal)

La violencia: Característica de los levantamientos armados, desde el inicio de la primera guerra civil hace once años, el conflicto ha dejado miles de muertos, se estima que en la oleada inicial los números se acercaban a las dos mil pérdidas, incluyendo rebeldes, soldados de paz, el ejército y civiles; mientras que la segunda oleada ha registrado números mayores a las tres mil pérdidas. Éticamente hablando, la violencia no es la solución para un problema, “Siempre habrá alguien más grande y fuerte que tú”, ésta popular frase ejemplifica dicho argumento, la violencia sólo genera más violencia debido a que no se justifica a sí misma, se olvidan las razones y se deja que los sentimientos se involucren. Desde el punto de vista utilitarista, el sufrimiento de pocos está justificado si se busca la prosperidad de muchos, se crea un balance positivo de utilidad o de felicidad, sin embargo, Kant nos habla sobre como cada persona es un fin en sí mismo y por esto no utilizarse como medios para alcanzar una meta, aun cuando se crea que esta meta es para el bien común. (Rachels,  2011) Esto es especialmente cierto cuando se aplica un criterio subjetivista, pues lo que el grupo al poder piensa que es correcto puede no coincidir con los deseos del pueblo, y por esto no se les puede otorgar la facultad para ejercer el poder a como ellos vean necesario, debe haber un consenso general y democrático.

Los hurtos: Como parte del contrato social, no tomamos lo que no nos pertenece para poder conservar lo que sí, al no respetar este acuerdo una persona que fue hurtada se siente irrespetada y por lo tanto puede llegar a hurtar puesto que ya le sucedió a él, provocando un círculo vicioso y resquebrajando las fibras de la  de-por-sí frágil sociedad. Se violenta la solidaridad que existe, atentando contra los derechos humanos que todos poseemos, en este caso, de tercera generación, pues se atenta contra el estado de paz y el derecho al desarrollo de cada persona, estancándolos debido a la pérdida de su propiedad. (Fernández, 1997)

El abuso sexual: La dignidad de cada persona es intrínseca, nace con nosotros y merece sumo respeto. (Aristóteles, IV A.C.) El abuso sexual es éticamente incorrecto debido a que violenta tanto la dignidad como la autonomía de las personas, todos somos capaces de tomar nuestras propias decisiones y esas decisiones deben respetarse, incluyendo el criterio sobre como desarrollamos nuestra sexualidad, este tipo de abuso deja cicatrices emocionales y psicológicas que requieren años de tratamiento para superarse.

La discriminación: El considerar una raza o etnia mejor o peor que otra carece de argumentos y cae en la arbitrariedad, este punto debe expandirse, pues si bien una raza puede ser “superior” en algún aspecto que otras, esto no la hace “mejor”, sino más adaptada para realizar cierta actividad y debido a que en sí todas las culturas tienen un detalle característico o una actividad en la cual podrían considerarse más aptos que el resto de la población mundial, esto no los vuelve superiores en todos los sentidos, simplemente más hábiles en el contexto indicado, de los cuales vale la pena indicar, hay muchos y si bien una persona puede ser más indicada en una situación, otra persona puede tener un mejor desempeño en un escenario distinto, es esta diversidad una de las cualidades que deberían ser apreciadas de los seres humanos, un punto de unión entre todos a nivel global, no uno de separación o discriminación; un ligero detalle no debería ser expandido al punto de que se torne en un motivo de desunión entre personas. Las personas se definen por sus acciones, no su origen. Una postura emotivista podría incitar a pensar que los rasgos de una persona importan, pero dicho argumento sería solo la postura del enunciador y podría convencernos de estar sustentado, pero se considera solamente como una opinión, no un hecho moral (Rachels, 2011). El subjetivismo también entra en este tema de esta manera, un grupo de personas que creen que otro es inferior, por ejemplo los nazis, crean un código moral propio en el que está bien discriminar a los demás, pero esto no lo hace correcto universalmente, ya que otras culturas no tienen la misma percepción, aquí es donde se debe de apelar a leyes éticas de carácter universal para dictar cómo deben de interaccionar y tratarse los seres humanos unos a otros. El tema en este caso evolucionaría al tema de los derechos humanos, y hablaríamos sobre como los derechos de segunda generación se enfocan a la igualdad de las personas, percibida de manera universal, dándonos a todos los mismos beneficios, derechos, obligaciones y estatus como humanos, probando en este caso que el punto de vista subjetivista nazi es incorrecto y discriminatorio. (Fernández, 1997)

La apatía: Las noticias de hoy no llegan a ser recuerdos del ayer; si bien al escuchar de un conflicto que subyace en una nación que se encuentra en otro continente podemos mostrarnos interesados e incluso sentimentalistas, esta empatía evocada por las cándidas imágenes, tristes escenarios y desgarradores relatos no dura mucho; apagamos el televisor, la radio, doblamos el periódico o cambiamos de página web, y después, nada, olvidamos lo ocurrido y seguimos con nuestras vidas. Una sociedad altamente informada, en la que las noticias viajan a la velocidad de un click, recibe tanta información que se vuelve destinada a ignorarla. Nos hemos vuelto inconscientemente apáticos, dejamos de lado a nuestros compañeros humanos y alienizamos las situaciones, África y Siria se vuelven planetas lejanos ajenos a nuestras vidas y en los cuales no tenemos papel alguno, preferimos dejar que los eventos sigan su curso y escuchar el desenlace durante el noticiero de la mañana siguiente. Buscamos la felicidad naturalmente, la encontramos al hacernos de la vista gorda y al decidir no escuchar, el mayor beneficio para el mayor número de personas se convierte en ignorar un problema que no nos afecta. La ética del cuidado nos habla sobre el estado de desarrollo que debe haber entre cada persona y el resto del mundo, sobre cómo todos debemos preocuparnos por el bienestar de todos para alcanzar una verdadera madurez moral y hacerlo de tal manera que la razón provenga de nuestras bases éticas y no prejuicios, sugerencias o posibles castigos. (Patiño, 2006)

Diamantes de conflicto: Tierras como África presentan una ironía humana, existe una pobreza tan inmensa que cientos mueren de hambre a diario, sin embargo sus tierras son tan fértiles para materiales preciosos que quienes se han percatado de ello están dispuestos a iniciar guerras con tal de obtenerlos. Los llamados “diamantes de sangre” han financiado conflictos armados, levantamientos y golpes de estado desde hace décadas. Un diamante de sangre o de conflicto es tomado de una zona en guerra, usualmente extraído por gente trabajando en condiciones de esclavitud bajo el brutal mando de los grupos civiles armados. Estos diamantes son después trasladados fuera del país para ser vendidos por grandes compañías como si se obtuvieran de zonas libres de conflicto y terminar en un anillo de compromiso altamente sobrevaluado. El dinero que se obtiene de los diamantes es usado para postergar el conflicto y comprar armas (cuyo origen, curiosamente, permanece siendo un misterio). A raíz de estos eventos se creó el proceso de certificación Kimberley, el cual busca que se certifique el origen de todos los diamantes exportados para asegurar que provienen de zonas pacíficas. El consumismo de las personas impulsa los levantamientos, los cuales pierden consistencia y se ven corrompidos por ideales económicos. Un anillo hace feliz a dos personas, pero si alguien murió por ese diamante, la balanza se inclina desfavorablemente.

Pobreza y sustentabilidad: Finalmente podemos observar que el gasto irresponsable de los recursos financieros del país para lo que algunos ven es un gasto necesario, puede llevar a sus habitantes a la ruina, arrastrando a todo el país a un estado de pobreza extrema y demostrando que un sistema en el que las decisiones no se toman de manera conjunta y orientadas hacia el bienestar general de la población no es sustentable y está, por tanto, destinado a colapsarse.

“Resulta inaceptable una concepción de la sociedad o la economía que eleva el mercado y su funcionamiento sin cortapisas ni restricciones a criterio último de la actividad económica, justificando, desde él, el estado de posición de millones de seres humanos, minimizando los sufrimientos de los excluidos, funcionalizando la muerte de tantos inocentes en aras de un progreso global supuestamente benefactor a largo plazo o sometiendo el valor inalienable de la vida digna para todos a la lógica del capital indiferente a lo que no sea su propia autorreproducción.”

(José A. Zamora, 1997: Neoliberalismo y Teodicea)

Conclusiones

En lo personal, siento que desde un punto humanista, no sólo este, sino cualquier conflicto armado está mal, existen excepciones en las que alterar el orden público es correcto debido a la ruptura del contrato social. Abrazar la violencia es volver a un estado de naturaleza y eso sería un proceso retrógrado, es importante que busquemos métodos dialógicos para resolver las diferencias, procesos democráticos en los que se respete la autonomía de todas las partes involucradas, la violencia rara vez obedece o presenta razones, por lo cual no puede ser considerada ética o moral. Y si bien, algunas culturas (incluida la nuestra) lo ven como algo normal, es inmoral e injustificable el tratar a otro ser humano de esta manera, puesto que una ética universal nos hace recapacitar y considerarlo nuestro igual, hablando tanto del conflicto como de la situación de violencia que experimenta el mundo entero, por lo que debemos dejar de lado la apatía, la costumbre de experimentar hechos de tan horripilante magnitud nos ha dejado marcados peor que cualquier herida, nos ha vuelto tolerantes a los mismos. Debemos apelar a principios universales que nos indiquen cómo tratar a las personas en general, somos una misma especie y nuestro físico o posición geográfica no debería influir en el trato que damos y recibimos, todos nos merecemos respeto y afección, sólo en este estado de unidad y aceptación podremos realmente progresar como seres humanos.


Bibliografia
Gil , R. (1999). Valores humanos y desarrollo personal. (1 ed., Vol. 1, pp. 146-160). Madrid, España: Escuela Española.
Ballesteros, J. (1992). Derechos humanos: Concepto, fundamentos, sujetos. (1 ed., Vol. 1, pp. 86-137). Madrid, España: Tecnos.
Patiño, S. (2006). Ética actual y profesional. (1 ed., Vol. 1, pp. 76-97). Ciudad de México, México: Thomson.
Fernández, M. (1997). Anuario de filosofía del derecho xiv. (1 ed., Vol. 1, pp. 679-701). Valencia, España: Universitat de València.
Velázquez, M. (2006). Ética en los negocios. (6 ed., Vol. 1, pp. 84-89). Ciudad de México, México: Pearson Educación.

Bibliografía Complementaria
Amnesty International. (2006). Conflict Diamonds. Recuperado de http://www.amnestyusa.org/our-work/issues/business-and-human-rights/oil-gas-and-mining-industries/conflict-diamonds

Blackwell, R. (2013, Marzo 27). Ivory Coast Chronology. New York Times. Recuperado de http://topics.nytimes.com/top/news/international/countriesandterritories/ivorycoast/index.html

BBC. (2012, Junio 18). Ivory coast profile. Recuperado de http://www.bbc.co.uk/news/world-africa-13287216

Emmott, B. (2002, Diciembre 19). Côte d'ivoire's civil war: Sliding bloodily into chaos. The Economist. Retrieved from http://www.economist.com/node/1507587

Lawler, N. (2012). Côte d’ivoire: Political unrest. Recuperado de http://global.britannica.com/EBchecked/topic/139651/Cote-dIvoire/278555/Political-unrest







No hay comentarios:

Publicar un comentario