Abstract
Todos
tenemos derecho a la felicidad, a formar una familia, amarla y protegerla. En
este escrito hago una análisis acerca de la adopción homoparental, cuántos
pueden ser felices por esto y a cuántos perjudica. En México esta acción ya es
legal, hay personas a favor y personas en contra de este tipo de adopción, pero
no es sólo eso, se debe tener un conocimiento más amplio sobre el tema, los
beneficios y las consecuencias que esto traería a los niños adoptados y a la
sociedad en general. Estos puntos se desarrollan a continuación.
Desarrollo
Las personas no eligen sus orientaciones sexuales; tanto
homosexuales como heterosexuales descubren que son lo que son sin haber tenido
ninguna opción en ello. Así, decir que la gente no debería expresar su
homosexualidad es, la mayoría de las veces, condenarlas a una vida infeliz
(Rachels, 2006, p.80).
Todos buscamos la felicidad, es por
la meta que siempre estamos luchando. El tener una preferencia sexual distinta
a lo considerado normal como es el caso de los heterosexuales, no hace distinta
a la persona, es un ser digno de respeto y tiene los mismos derechos que
cualquier otro individuo. “Los homosexuales se topan con el conflicto de
asumirse como seres diferentes, sensación que se incrementa en ocasiones por el
rechazo y las actitudes de desprecio del entorno” (Díaz, 2004).
Tener una
preferencia sexual distinta a la que tiene la mayoría de las personas no es
señal de amenaza. “Si pudiera mostrarse que los gays y las lesbianas
representan algún tipo de amenaza al resto de la sociedad, eso sería un
argumento poderoso” (Rachels, 2006, p.80). Si viviéramos en un mundo donde la
mayoría de las personas fueran homosexuales desde los inicios de la vida,
entonces, ser heterosexual estaría fuera de lo considerado normal. Pero ¿porqué
calificamos la sexualidad como algo normal o anormal?. “De todas las prácticas
erótico-afectivas que ha desplegado la sexualidad humana desde la instalación
de cristianismo como religión oficial, el homoerotismo probablemente sea
aquella que ha sido objeto de las más duras condenas y desaprobación social generalizada”
(Cornejo, 2007).
“No hay
ninguna diferencia entre homosexuales y heterosexuales en sus caracteres
morales o en su contribución a la sociedad” (Rachels, 2006, p. 80). Entonces,
¿por qué nos comportarnos indiferentes ante su necesidad de felicidad y tener
una pareja?. Lo natural es lo que hace la mayoría, la mayoría de las personas
son heterosexuales, la minoría son homosexuales, por lo tanto ser homosexual
significa ir en contra de las leyes de la naturaleza. “La homosexualidad no
sería natural en este sentido, pero tampoco lo sería ser zurdo” (Rachels, 2006,
p.81).
Personalmente
estoy a favor de las relaciones gays, incluso de los matrimonios. ¿Por qué
habríamos de menospreciar las vidas de los homosexuales?. “La justicia es el valor de la aspiración
y el deseo más profundo de todo ser humano a un trato y a una vida cada día más
equitativa” (Gil, 1999, p.149). Los homosexuales son seres racionales,
igual que todo heterosexual, tienen el derecho a la felicidad, a la libertad de
expresión. Si bien es cierto que va en contra de lo que hace la mayoría, pero
supongamos una situación: todos actuamos bien, todos somos personas justas, todos
vivimos en un mundo feliz, etc. esta suposición nos llevaría a una vida
monótona. Algo que hace interesante a nuestro mundo es la diversidad de
culturas, creencias, personalidades y, la
esencia nos hace a cada uno ser diferente del otro.
El 29 de diciembre
de 2009 se publicaron en la Gaceta Oficial del Distrito Federal las
reformas efectuadas al Código Civil y al Código de Procedimientos Civiles, ambos
del Distrito Federal, aprobadas por la mayoría de los integrantes de la V
Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, con el objeto de
reconocer a dos personas del mismo sexo el derecho a contraer matrimonio,
conformar la relación de concubinato e incluso adoptar hijos (Tenorio, 2012).
En nuestro país, en el 2009 se
aprobó la ley que acepta los matrimonios gays en el Distrito Federal. Esta ley
además acepta la relación de concubinato y la adopción de hijos, este último es
un ¡pequeño gran error!. Como antes lo mencionaba, apruebo los matrimonios
gays, son seres humanos igual de valiosos y tienen el derecho de buscar su
felicidad, pero en lo que a adopción se refiere, no estoy de acuerdo. “La
innovación legislativa no sólo comprendió el matrimonio entre personas del
mismo sexo, que era la idea original, sino que fue mucho más allá, al autorizar
tácitamente la adopción de hijos en igualdad de circunstancias que las parejas
heterosexuales” (Tenorio, 2012).
Yo desapruebo la adopción de
infantes, ya que los niños se desarrollan en un ambiente distinto a lo que es
la tradición de la familia normal de nuestro país (mamá, papá), se altera su
personalidad al observar que sus padres tienen una inclinación sexual diferente
y que su familia no es como el modelo
ideal. Un niño se educa y cree en lo que ve, no en lo que escucha. Si veo
que mi papá miente y me dice que no lo haga, ¿por qué tengo que dejar de
hacerlo cuando él sí lo hace?.
Los niños dependen del cuidado de
los padres, y el tener dos padres del mismo sexo les podría causar vergüenza, exclusión,
marginación y confusión de su personalidad, incluso dañaría su dignidad, su
salud y sus derechos como niños (Tenorio, 2012).
“Frecuentemente
se olvida que son los adoptados y no los adoptantes quienes ostentan el derecho
de adopción. La adopción debe ir a favor del adoptado y siendo especialmente
cuidadosos con su bienestar, independientemente de las aspiraciones de los
adoptantes”(Universidad de Sonora). Existen matrimonios formados por un hombre
y una mujer que carecen de la posibilidad de procrear una vida, es a ellos a
quien se les tiene que dar la oportunidad de criar un niño. Creo que los
matrimonios homosexuales también quieren adoptar para sentirse una familia y
tener una vida como la de cualquier persona heterosexual pero no piensan que, de
sus decisiones pueden afectar a terceros, en este caso los niños. Hace poco me
tocó escuchar a una pareja homosexual, ellos se quejaban de las opiniones de
sus familias cuando les hicieron saber que querían adoptar un niño. Aseguraban
poder criar al niño con buenos modales, darle una vida buena y proporcionarle
mucho afecto. Yo en lo personal no dudo de su capacidad para criar un hijo,
incluso puedo decir que los homosexuales son personas muy entregadas en cuanto
a amor se refiere, pero cuando ese niño crezca, vea que su familia es distinta
y se empiece a cuestionar sobre ¿por qué tengo una familia así? ¿por qué yo no
tengo mamá y tengo dos papás? ¿por qué yo no tengo papá y tengo dos mamás? los
padres homosexuales verán que cayeron en un error.
Tengo primos
pequeños y he observado que los niños en edad preescolar no piensan lo que
dicen y no saben que con un comentario pueden dañar a una persona, a otro niño
igual que ellos. Los comentarios que reciban los hijos de padres homosexuales
por parte de los hijos de padres heterosexual irán causando un daño psicológico
en los primeros.
Un niño
adoptado no tiene la oportunidad de elegir a su familia, su familia lo escoge a
él, pero yo no podría llamar familia a un matrimonio homosexual con hijos
adoptados, porque los niños crecerían con un daño psicológico que la misma
sociedad les estaría causando al hacerles ver que su familia es distinta a las
demás. “Escribo esto hoy porque no estoy de acuerdo en que las parejas
homosexuales puedan adoptar, en mi país, niños que no tienen poder para elegir
sobre su futuro” (Irala y López, 2006).
Nuestros niños y jóvenes corren un
gravísimo riesgo al ver como normales este tipo de uniones, y pueden entender
equívocamente que las diferencias sexuales son un simple tipo de personalidad,
dejando así de apreciar la dualidad de la sexualidad humana, que es condición
de la procreación y, por tanto, de la conservación y desarrollo de la humanidad
(Rivera, 2009, en Maier y Meneses, 2011).
Conclusión
El desarrollo psicológico del niño
es la principal consecuencia a la que me opongo con la adopción homoparental,
además de que una familia heteroparental es símbolo de la procreación,
continuidad de la vida humana y el desarrollo de la sociedad tanto en los niños como en adultos. Nuestros
niños, los niños del siglo XXI no pueden acostumbrarse, ni ver como normal el
hecho de tener dos papás o dos mamás, ya que se vería afectada la dignidad de
estos niños y pasaríamos sobre sus deseos de tener una familia heteroparental.
Se harían felices a los padres gays acosta de la infelicidad de los niños
adoptados.
Referencias
Cornejo,
J. (2007). La homosexualidad como una construcción ideológica. Universidad de
Tarapacá. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83601605
Díaz,
M. (2004). Homosexualidad y género. Escuela Nacional de Antropología e
Historia.
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35103111
Gil,
F. (1999). Valores humanos y desarrollo personal. Escuela española: España.
Irala
y López. (2006). Los estudios de adopción en parejas homosexuales, mitos y
falacias.
Universidad panamericana. Recuperado de http://www.up.edu.mx/document.aspx?doc=24570
Maier
y Meneses. (2011). Sexo y cultura: disputando el significado del matrimonio y
la
familia. La ventana, revista de estudios
de genero. Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1405-94362011000100006&script=sci_arttext
Rachels,
J. (2006). Introducción a la filosofía moral. México: Fondo de cultura
económica.
Tenorio,
L. (2012). Matrimonio entre homosexuales y adopción de hijos, paradigmas por
resolver. Instituto de investigaciones
jurídicas. Recuperado de http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derpriv/cont/23/dtr/dtr12.pdf
Universidad
de Sonora. (s.f). Análisis de la familia homoparental. Tesis Universidad de
Sonora. Recuperado de http://tesis.uson.mx/digital/tesis/docs/21897/Capitulo3.pdf
Hola, quisiera saber quién es el autor del ensayo...
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